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No te veo, bien sé

que estás aquí, detrás

de una frágil pared

de ladrillos y cal, bien al alcance

de mi voz, si llamara.

Pero no llamaré.

Te llamaré mañana,

cuando al no verte ya,

me imagine que sigues

aquí cerca, a mi lado,

y que basta hoy la voz

que ayer no quise dar.

Mañana…, cuando estés

allá detrás de una

frágil pared de vientos,

de cielos y de años.