18

Cuando yo alcé los ojos a mirarte

(por tu bien o tu mal)

para mirarme alzabas tú los ojos

(por mi bien o mi mal).

Esa palabra que iba yo a decir

(¿de bendición o maldición sería?)

se te asomó a los labios sin decirla.

(De bendición o maldición sería.)

Nunca fuiste primera ni yo último.

(¿En qué final o para qué comienzo?)

Nunca el primero yo ni tú la última.

(¿En qué final o para qué comienzo?)

Los dos exactamente a un tiempo mismo.

Y así todos los actos se abolieron

(ir yo hacia ti, venir tú a mí)

en la inutilidad de todo acto

(ir yo hacia ti, venir tú a mí)

previsto ya al nacer por otro idéntico.

Y así la identidad que nos unía

(tú y yo perdidos o tú y yo salvados)

separó nuestras vidas para siempre.

(Tú y yo salvados o tú y yo perdidos.)