15

—¿Lloverá otra vez mañana?

—¿Alma, tú me lo preguntas?

Yo no lo sé.

Brillando están las estrellas

como niñas bien bañadas

en el gran río del día;

ahora,

limpias y gozosas saltan

por el campo azul del cielo.

El árbol tiene un verdor

sin usar y es un chiquillo

que lloraba por tener

vestido nuevo y la madre

primavera se lo dio.

La brisa es más fresca; el alma

siente que pasa por ella

algo nuevo, que es un cauce

que estuvo seco y que vuelve

a conducir su caudal.

Y un gozo nunca sentido,

un verdor, unas estrellas

y un río que vuelve a andar

son un augurio bien claro.

Alma, tú me lo preguntas;

—¿Lloverá otra vez mañana?

—Yo no sé más.