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A ti sólo se llega

por ti. Te espero.

Yo sí que sé dónde estoy,

mi ciudad, la calle, el nombre

por el que todos me llaman.

Pero no sé dónde estuve

contigo.

Allí me llevaste tú.

¿Cómo

iba a aprender el camino

si yo no miraba a nada

más que a ti,

si el camino era tu andar,

y el final

fue cuando tú te paraste?

¿Qué más podía haber ya

que tú ofrecida, mirándome?

Pero ahora,

¡qué desterrado, qué ausente

es estar donde uno está!

Espero, pasan los trenes,

los azares, las miradas.

Me llevarían adonde

nunca he estado. Pero yo

no quiero los cielos nuevos.

Yo quiero estar donde estuve.

Contigo, volver.

¡Qué novedad tan inmensa

eso, volver otra vez,

repetir lo nunca igual

de aquel asombro infinito!

Y mientras no vengas tú

yo me quedaré en la orilla

de los vuelos, de los sueños.

de las estelas, inmóvil.

Porque sé que donde estuve

ni alas, ni ruedas, ni velas

llevan.

Todas van extraviadas.

Porque sé que donde estuve

sólo

se va contigo, por ti.