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La noche es la gran duda

del mundo y de tu amor.

Necesito que el día

cada día me diga

que es el día, que es él,

que es la luz: y allí tú.

Ese enorme hundimiento

de mármoles y cañas,

ese gran despintarse

del ala y de la flor:

la noche la amenaza

ya de una abolición

del color y de ti,

me hace temblar: ¿la nada?

¿Me quisiste una vez?

Y mientras tú te callas

y es de noche, no sé

si luz, amor existen.

Necesito el milagro

insólito: otro día

y tu voz, confirmándome

el prodigio de siempre.

Y aunque te calles tú,

en la enorme distancia,

la aurora, por lo menos,

la aurora, sí. La luz

que ella me traiga hoy

será el gran sí del mundo

al amor que te tengo.