29

Cuando cierras los ojos

tus párpados son aire.

Me arrebatan:

me doy contigo, adentro.

No se ve nada, no

se oye nada. Me sobran

los ojos y los labios,

en este mundo tuyo.

Para sentirte a ti

no sirven

los sentidos de siempre,

usados con los otros.

Hay que esperar los nuevos.

Se anda a tu lado

sordamente, en lo oscuro,

tropezando en acasos,

en vísperas; hundiéndose

hacia arriba

con un gran peso de alas.

Cuando vuelves a abrir

los ojos yo me vuelvo

afuera, ciego ya,

tropezando también,

sin ver, tampoco, aquí.

Sin saber más vivir

ni en el otro, en el tuyo,

ni en este

mundo descolorido

en donde yo vivía.

Inútil, desvalido

entre los dos.

Yendo, viniendo

de uno a otro

cuando tú quieres,

cuando abres, cuando cierras

los párpados, los ojos.