SALVACIÓN
Si ya te acaban ahora,
es que te salvas de nuevo,
es otra vez que te escapas,
intención, ansia, proyecto.
No eras de nada, de puro
querer, de querer sin más.
Transparente,
pasaban por ti los sueños,
sin ver que te traspasaban.
Pero te estaban llamando
geometrías a gritos
doncellas —¡qué brazos tiernos!—
piedras, cuerpos;
te estaban llamando a ser,
a una realidad, cualquiera,
anhelo de boca fresca,
alas, mármol, templo.
Te hicieron. Hiciste tú
que te dejabas hacer.
Ahora, intención, ya estás hecha.
Aquí a los pies de lo hecho,
tan solemne y tan seguro,
ya no sirves; olvidada estás,
salvada,
virgen ímpetu primero
de todo y nunca de nada.
Inútil héroe blanco,
con venas sin estrenar.
Se les doblarán las gracias
a los templos, a los besos.
Tú arriba, ingrávido, leve,
salvado ya de ser vida
tú mismo, para vivir,
en el cielo monosílabo
del puro arranque, de la
chispa que en nada se prende,
vivirás,
¡qué lejos de lo acabado!,
tan sólo de estar queriendo
vivir,
diciendo siempre que no
a las formas y a los tiempos.