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AFÁN

No, no me basta, no.

Ni ese azul en delirio

celeste sobre mí,

cúspide de lo azul.

Ni esa reiteración

cantante de la ola,

espumas afirmando,

síes, síes sin fin.

Ni tantos irisados

primores de las nubes

—ópalo, blanco y rosa—,

tan cansadas del cielo

que duermen en las conchas.

No, no me bastan, no.

Colmo, tensión extrema,

suma de la belleza

el mundo, ya no es más.

Y yo más.

Más azul que el azul

alto. Más afirmar

amor, querer, que el sí

y el sí y el sí.

La tarde, ya en el límite

de dar, de ser,

agota sus reservas:

gozos, colores, triunfos;

me descubre los fondos

de mares y de glorias,

se estira, vibra, tiembla,

no puede más.

Lo sé, se va a romper

si yo le grito esto

que ya le estoy gritando

irremisiblemente

a golpes:

«Tú, ya no más; yo, más.»