1

LA ORILLA

Basta, no hay que pedir más,

luz, amor, treinta de abril.

Hay que fingir que ya tienes

bastante, que estás saciado,

que te sobra lo que queda

de abril

después del treinta de abril.

Dejarlo,

como si pudiera darte

más y tú no lo quisieras.

Porque así te irás creído

que no se acababa nunca

lo que se estaba muriendo.

Te irás

sin sospechar que estuviste

allí al borde de lo último.

Porque aquello, fecha, beso

—cuando tú te despediste

te parecía lo eterno—,

era lo último.

Detrás,

el fin sin remedio, el fondo

duro y seco de la nada.

Lo que hubieses visto tú,

si llegas a pedir más

abril al treinta de abril.