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LA LLAMA

(A LA MARIPOSA)

¿No me sientes, que te aviso?

No, no te quiero matar.

Pero mi sino es de arder

y ardiendo se cumplirá.

Con ese ingrávido cuerpo,

caricia, no peso, harás

a la rosa en que te poses,

al jazmín, al tulipán,

a los ojos que te sigan

los caprichos del volar.

Dolor no aguantan tus alas,

a nadie lo llevarán.

Te quiero y tú no lo sabes;

loca vienes, loca vas,

te acercas a mí, a tu muerte,

huyes. ¿Te has librado ya?

Este temblor que me ves,

es la que te hago, señal,

para que de mí te salves,

que no te puedo salvar.

Tú no lo entiendes, y al verlo,

aun te arriesgas más y más;

si quiero que vivas tú,

yo me tendré que apagar.

Esta lucha por salvarte,

de un ardor que te es mortal,

esta noche tuya y mía,

¿sabes cómo acabará?