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[LA CABEZA ESTÁ INCLINADA]

La cabeza está inclinada,

pensando.

Su señor, ¿ilusión, sueño?

Quieta.

Pero el viento

es el amo del cabello.

Juega.

Se apodera de los rizos,

traza

efímeros arabescos

en el espacio blanquísimo,

y él mismo lo borra luego.

Con la cabellera negra

el viento

escribe lo que desea:

juega que juega.

Ella, dolida, pensante,

no sabe

que otra fuerza,

más que la suya, allí fuera,

está jugando con ella.

La pensativa y el viento,

la atormentada y su pelo,

el amor, y el aire, nada.