LXXXVI

Eran ayer mis dolores

como gusanos de seda

que iban labrando capullos;

hoy son mariposas negras.

¡De cuántas flores amargas

ha sacado blanca cera!

¡Oh tiempo en que mis pesares

trabajaban como abejas!

Hoy son como avenas locas,

o cizaña en sementera,

como tizón en espiga,

como carcoma en madera.

¡Oh tiempo en que mis dolores

tenían lágrimas buenas,

y eran como agua de noria

que va regando una huerta!

Hoy son agua de torrente

que arranca el limo a la tierra.

Dolores que ayer hicieron

de mi corazón colmena,

hoy tratan mi corazón

como a una muralla vieja:

quieren derribarlo, y pronto,

al golpe de la piqueta.