LXVII

Si yo fuera un poeta

galante cantaría

a vuestros ojos un cantar tan puro

como en el mármol blanco el agua limpia.

Y en una estrofa de agua

todo el cantar sería:

«Ya sé que no responden a mis ojos,

que ven y no preguntan cuando miran,

los vuestros claros, vuestros ojos tienen

la buena luz tranquila,

la buena luz del mundo en flor, que he visto

desde los brazos de mi madre un día».