LVIII

(GLOSA)

Nuestros vidas son los ríos,

que van a dar a la mar,

que es el morir. ¡Gran cantar!

Entre los poetas míos

tiene Manrique un altar.

Dulce goce de vivir:

mala ciencia del pasar,

ciego huir a la mar.

Tras el pavor del morir

está el placer de llegar.

¡Gran placer!

Mas ¿y el horror de volver?

¡Gran pesar!