XLVII

(EL CADALSO)

La aurora asomaba

lejana y siniestra.

El lienzo de Oriente

sangraba tragedias,

pintarrajeadas

con nubes grotescas.

*

En la vieja plaza

de una vieja aldea,

erguía su horrible

pavura esquelética

el tosco patíbulo

de fresca madera…

La aurora asomaba

lejana y siniestra.