XVI

Siempre fugitiva y siempre

cerca de mí, en negro manto

mal cubierto el desdeñoso

gesto de tu rostro pálido.

No sé adónde vas, ni dónde

tu virgen belleza tálamo

busca en la noche. No sé

qué sueños cierran tus párpados,

ni de quién haya entreabierto

tu lecho inhospitalario.

*

Detén el paso, belleza

esquiva, detén el paso.

Besar quisiera la amarga,

amarga flor de tus labios.