TANU

La historia de la Tierra se halla escrita en sus piedras.

Aunque quedan todavía preguntas sin responder, la historia de nuestro planeta en general, desde la era paleozoica hasta hoy, se halla registrada en los restos fósiles. Esta fue la era de la vida antigua, hace 605 millones de años, cuando las únicas criaturas en los cálidos y someros mares eran gusanos, medusas y otros animales carentes de huesos. Los continentes se hallaban por aquel entonces aún unidos entre sí en una sola y gran masa e tierra que ha sido denominada Pangea.

Incluso entonces, algunas de las criaturas marinas utilizaban lodo para construirse cascarones para protección y apoyo. El desarrollo de los esqueletos internos vino más tarde, con los primeros peces. Más tarde los peces dispusieron de pulmones y aletas como lóbulos que podían ser utilizados para apoyarse en ellos cuando emergieron del mar y se aventuraron en tierra firme. A partir de ellos se desarrollaron hará 290 millones de años los anfibios, los antepasados de los primeros reptiles.

Los primeros dinosaurios aparecieron sobre la Tierra hará un poco más de 205 millones de años. Cuando aparecieron las primeras grietas cubiertas por el agua del mar en Pangea, hará 200 millones de años, los dinosaurios se habían extendido por todo el mundo, en toda la extensión del primer continente gigante que más tarde se separaría en los continentes más pequeños que conocemos hoy. Este fue su mundo, donde llenaron todos los nichos ecológicos, y su dominio fue absoluto durante 135 millones de años.

Se necesitó un desastre de escala mundial para trastornar su dominio. Un meteoro de diez kilómetros de ancho que golpeó contra el océano y arrojó millones de toneladas de polvo y agua a las capas altas de la atmósfera. Los dinosaurios murieron. El setenta por ciento de todas las especies que vivían por aquel entonces murieron. Quedó abierto el camino para que los pequeños mamíferos parecidos a musarañas —los antepasados de toda la vida mamífera de hoy— se desarrollaran y poblaran el globo.

Fue un azar galáctico, el juego de dados de la eternidad, el que aquel enorme trozo de roca golpeara el planeta en aquella época, de aquella manera, y ocasionara el trastorno global que ocasionó.

¿Pero y si hubiera fallado? ¿Y si las leyes del azar hubieran actuado de otro modo y aquella bomba procedente del espacio no hubiera golpeado la Tierra? ¿Cómo sería el mundo hoy en día?

La primera y más obvia diferencia consistiría en la ausencia de Islandia, porque esas islas volcánicas señalan el lugar donde el meteoro golpeó y penetró en el manto de abajo.

La segunda mayor diferencia residiría en la historia del clima global, aún no completamente comprendida. Sabemos que se produjeron diferentes eras glaciales…, pero no sabemos por qué. Sabemos que la polaridad de la Tierra ha cambiado en el pasado, con el polo magnético norte allá donde está ahora el sur…, pero no sabemos por qué. Parece seguro que si el meteoro no hubiera golpeado el planeta y no se hubiera producido el increíble cambio atmosférico, la misma progresión de eras glaciales y la sucesiva modelación de los continentes no hubieran ocurrido exactamente del mismo modo.

Contemplemos nuestro mundo tal como pudo haber sido.

El dominio de los dinosaurios no ha terminado. El mundo sigue siendo suyo y dominan todos los continentes…, y los yilanè se alzan por encima de todos ellos.

Excepto en el hemisferio occidental. Aunque Sudamérica está dominada por los reptiles, esto no es completamente cierto con respecto al norte. El puente de tierra de América Central, que conecta las Américas del Norte y del Sur, se ha hundido bajo el océano en diferentes épocas geológicas. En un momento crucial la interrupción coincidió con la extensión del enorme mar que cubría la mayor parte de Norteamérica. La capa de hielo de los glaciares que pronto avanzarían hacia el sur se extendía casi hasta el borde de aquel mar interior, de modo que durante millones de años el clima fue septentrional, con temperaturas bajas incluso en pleno verano. Las especies de sangre fría murieron, y las especies de sangre caliente dominaron. Se expandieron y se desarrollaron, y se convirtieron en las formas de vida dominantes de aquella masa de tierra.

A su debido tiempo, mientras la capa de hielo se retiraba, los mamíferos se extendieron hacia el norte. En la época en que el puente de tierra de América Central surgió de nuevo del mar, las criaturas de sangre caliente dominaron el continente entre los océanos. Sin embargo no pudieron resistir al lento regreso de los reptiles. No había más defensa que la retirada ante animales acorazados que pesan 80 toneladas o más.

Sólo en el norte, al pie de las colinas y de las montañas, pudieron los mamíferos sobrevivir. Entre ellos estaban los primates del Nuevo Mundo, de los que descendieron los tanu.

No hay aquí mamíferos en el Viejo Mundo, porque el Viejo Mundo es sauriano. No hay plantígrados ni cánidos. Pero los cérvidos abundan en el Nuevo Mundo, desde las especies pequeñas hasta las inmensas, tan grandes como un alce. Los mastodontes están ahí, del mismo modo que están muchos marsupiales, incluido el tigre dientes de sable. Los mamíferos, en su rica diversidad, viven en la fértil franja al sur de los hielos y al norte de los saurios de sangre fría.

La mayor parte de los tanus, aprisionados por un duro entorno, nunca se han desarrollado más allá del estadio de cazadores-recolectores. Pero su éxito en ello es inmenso. Hay algunas excepciones, como los sasku, que se han trasladado a una existencia estable de granjeros neolíticos. Han desarrollado las habilidades del tejido y de la cerámica, así como una sociedad mucho más compleja y estratificada. Pero eso no significa que sean superiores en ningún aspecto a los tanu cazadores que poseen un rico lenguaje, sencillas formas de arte, muchas habilidades de supervivencia y unas relaciones de grupo básicamente familiares.

Lo mismo puede decirse de los paramutanos, que ocupan un peligroso nicho ecológico en el subártico. Sus habilidades son múltiples, su cultura pequeña y comunal.

Dependen completamente de la caza y de un único animal marino, el ularuaq, para su existencia material.

El lenguaje marbak

El marbak es el lenguaje hablado por los sammads.

Como los demás lenguajes hablados por los tanu, es un moderno dialecto del perdido lenguaje padre que ha sido denominado Costero Oriental. En marbak, «hombre» es hannas, el plural hannasan. Las variaciones son hennas en wedaman, hnas en levrewasan, heses en lebnaroi, etc.

Todos los nombres de estos pequeños grupos tribales son descriptivos; por ejemplo, wedaman significa «los de la isla», levrewasan «los de las tiendas negras». Del mismo modo que hannas, hombre, linga, mujer, plural lingai está similarmente extendido. Una persona, sin especificar el sexo, es ter, mientras que el plural tanu es generalmente aceptado para referirse a toda la demás gente.

La declinación más habitual del nombre masculino es:

Nominativo Acusativo Genitivo Dativo Locativo Instrumental

Singular — hannas hannas hannasa hannasi hannasi hannasom

Plural — hannasan hannasan hannasanna hannasanni hannasanni hannasom

PARAMUTANOS

Como los tanu, los paramutanos son descendientes de los primates del Nuevo Mundo. Aunque carecemos de evidencias fósiles, el análisis genético revela que tanu y paramutanos se hallan genealógicamente muy próximos, y que sólo su gran separación física ha impedido el mestizaje entre ellos hasta hoy. Aunque sus semejanzas superficiales no parecen apoyarlo; por ejemplo, aunque los paramutanos están por completo recubiertos de pelaje y los tanu carecen relativamente de vello corporal, debe señalarse que ambos grupos poseen más o menos el mismo número de folículos pilosos. Muchos tanu nacen con rudimentarias colas, una simple proyección externa del coxis, que contiene exactamente el mismo numero de huesos que la cola paramutana.

En consecuencia, las obvias diferencias físicas entre ambos grupos son de poca importancia; lo relevante son los factores sociales y culturales. Los paramutanos emigraron más al norte que cualquiera de los demás primates. Podemos postular las presiones desde atrás de la población o la tecnología relevante como las que convirtieron la existencia subártica primero en una posibilidad, luego en una necesidad. Su dependencia de una única fuente importante de alimento y materias primas para su misma existencia (el ularuaq) no permite ninguna otra posibilidad. Su uso de materiales del templado norte (madera para sus botes, el curtido con corteza de roble para las pieles) es también importante…, pero el ularuaq es irreemplazable para su existencia, tal como está constituida ahora su cultura.

Debe señalarse que paramutanos es un nombre inapropiado, puesto que se trata de una palabra marbak que significa «comedores de carne cruda». El término correcto en su propio lenguaje es angurpiaq, que significa «la auténtica gente», porque así es como ellos se ven a sí mismos. En su solitaria existencia en los páramos del norte, tienen la sensación, no sin cierta razón, de que ellos son la gente auténtica, la única gente. Es por eso que llaman a los tanu erqigdlit, la gente de fantasía. Los extranjeros que vienen de un mundo irreal tienen que ser por ello mismo irreales.

Entorno

Los paramutanos viven en el subártico debido a la abundante comida que puede hallarse en el océano. Hay muchos más animales vivos en el mar que en tierra firme…, y de muchas más clases. La vida empezó en el mar, y todos los grupos animales más importantes tienen muchos representantes que viven aún en él. La base de toda la productividad del océano abierto son las algas unicelulares flotantes. Esas plantas microscópicas viven sólo en los pocos metros superiores del agua, donde pueden obtener energía del sol. Hay unas 600 clases comunes de algas que forman la base de la cadena alimentaria. Son primero devoradas por los pequeños animales planctónicos, el más común de los cuales es el crustáceo copépodo del género calanus (el animal más común de la Tierra… Tanto por número como por peso).

Esos son devorados a su vez por crustáceos más grandes, del tipo camarón, así como por otros animales, incluidos la medusa, peces pequeños muchas larvas de moluscos y calamares así como incluso crustáceos bénticos como cangrejos y langostas. El producto de toda esta actividad es una lenta lluvia de cadáveres y excreciones que se hunde lentamente hasta las bacterias del lecho oceánico. Los nutrientes esenciales, en particular nitrógeno y potasio, producidos por las bacterias, son arrastrados por las corrientes marinas profundas. Esta es la fuente primaria de la abundante vida en los océanos polares.

Pese a la baja temperatura y falta de luz, su productividad es alta y virtualmente continua. Porque el frío es de hecho la fuente de los ingredientes que alimentan la vida.

La temperatura de la superficie del agua es de unos helados cuatro grados centígrados…, mientras que las corrientes cálidas del sur se sitúan entre los cinco y los ocho grados. Las aguas más cálidas ascienden por entre las más frías y densas para alimentar la abundante vida en la superficie. Un rasgo inusual de la capa de hielo es el qunguleq, que llena un nicho ecológico que se halla vacío en el mundo tal como nosotros lo conocemos. El frío ecosistema del qunguleq es distinto a cualquier otro en el océano. Arraigado en el hielo, los grandes faldones de sus verdes zarcillos se extienden por todo el mar, tomando sus alimentos del agua y su energía del sol. Estas praderas septentrionales son pastadas por el ularuaq, el mayor animal vivo del mundo. El ularuaq arranca el qunguleq con sus gruesos labios musculares, tomando de él alimento y vida. Depende totalmente de esta única fuente de alimento. Con el movimiento hacia el sur del casquete ártico, las corrientes del océano han cambiado y emergen más hacia el oeste. El ularuaq sigue al qunguleq, y los paramutanos, a su vez, deben seguir al ularuaq. Cada eslabón de la cadena de la vida depende del eslabón que tiene delante.

Lenguaje

Cualquier estudioso del lenguaje erquigdlit descubrirá rápidamente cuán pocos sonidos terminales posee. Debido a ello puede parecer superficialmente simple al principio, pero un estudio más atento revela su riqueza y complejidades.

La dificultad para los que hablan marbak es que el sonido k debe ser distinguido del sonido q. Este último es producido con la lengua mucho más atrás que el k. La más cercana aproximación que puede conseguir el no nativo es el sonido -rk.

Hay también dos formas distintas de l, una sonora, la otra muda. La muda es transcrita aquí como -dl o -tl para señalar su importante diferencia.

Las dificultades lingüísticas no son una calle de un solo sentido. Los angurpiaq tienen problemas con algunos sonidos del marbak, que hallan virtualmente impronunciables. Por ejemplo, Armun emerge como «Arramun» y Harl es «Harral», etc…

Una de las cosas más interesantes acerca de la estructura de este lenguaje es que consiste solamente en nombres y verbos. Uno de esos últimos empieza cada palabra.

Sin embargo, sus términos raíz están abiertos a docenas de afijos que a su vez pueden combinar con más afijos.

Así se construyen palabras con la longitud de toda una frase. Por ejemplo:

qingik una casa

qingirssuak una gran casa

qingiliorpoq él construye una casa

qingirssualiorpoq él construye una gran casa

quingirssualiorfilik un hombre puede construir gran casa, y así sucesivamente, al parecer sin fin.

Es muy importante notar la naturaleza de raíz a la derecha. Todos estamos acostumbrados a las construcciones con raíz a la izquierda, como:

Casa

una casa

una gran casa

Una vez un sistema es utilizado por un conversador nativo, se convierte en algo «natural» hablar de esta forma y organizar el lenguaje de este modo, haciendo que el aprendizaje de un nuevo orden resulte particularmente difícil.

Además de los afijos los nombres y verbos poseen también sufijos. Estos són utilizados para señalar caso persona o tiempo. Los verbos pueden hallarse en tiempo indicativo, o interrogativo, subjuntivo, optativo, conjuntivo, infinitivo. Como ejemplo de cómo funciona esto tomemos «gustar», que en infinitivo es alutora.

alutorq él gusta

alutorut ella gusta

alutorauk ¿él gusta?

alutorassuk ¿ellos gustan?

alutorliuk él puede gustar (optativo)

alutorlissuk ellos pueden gustar

alutorpagit puede que él guste (subjuntivo)

alutorpatigik puede que ellos gusten

Aunque el marbak y el angurpiaq no se hallan lingüísticamente relacionados sí lo están estructuralmente, aunque sea de un modo reflejado. Si Armun, por ejemplo, usara alutora como «gustar» luego se señalara a sí misma y luego a algún objeto que le gustara, sería comprendida. Los angurpiaq tal vez la consideraran estúpida por equivocarse en la terminación, pero comprenderían lo que intentaba decir. Esto resulta opuesto al yilanè, donde nada que no haya sido expresado dentro de unos límites angostos, específicos y exactos, es comprendido en absoluto.

Una cosa muy imprecisa en el angurpiaq es el sentido del tiempo, puesto que en el mejor de los casos son unos indiferentes mantenedores del tiempo. Hay una forma vaga de futuro verbal, pero raras veces es utilizada. El término más a menudo oído es tamnagok, que puede significar de tanto en tanto, o también puede significar entonces o ahora…, o incluso dentro de un momento. El único otro término relacionado con el tiempo es eetchuk, que significa hace mucho mucho tiempo. Es un término tan poco específico que puede significar cuarenta o incluso dos mil años.

También es de esperar que su lenguaje refleje su existencia física. Señalan muchas distinciones que no existen en marbak, pero ignoran completamente otras. Por obvias razones, hay un cierto número de términos para designar la nieve. Se refieren a la nieve compacta, nieve en polvo, nieve helada, nieve mojada, nieve que se puede cortar en bloques e incluso nieve que resbala bajo los pies. Por otra parte, sin embargo, verde y azul no son designados como colores distintos. Y aunque el rojo puede ser expresado de manera distinta al amarillo, no hay designación separada para el anaranjado. Puesto que los términos para esos colores son sólo afijos, nunca utilizados como palabras propias, no existe realmente un sentido claro de su significado exacto.

Se ha teorizado que su predilección por los afijos e innumerables conexiones e interconexiones pueden tener alguna relación con la destreza y habilidad de los angurpiaq por ver cómo encajan entre sí las distintas partes de un mecanismo. Aunque es realmente cierto que los armazones ensamblados y atados de sus botes, o sus mapas de navegación, reflejan esto, hay que tener en cuenta que se trata sólo de una teoría.