VIII. Hércules en el loto

Resumamos el argumento histórico:

«Gwion», un clérigo del norte de Gales de fines del siglo XIII, cuyo verdadero nombre no se conoce pero que defendió a los cantores populares contra los bardos de la corte, escribió (o volvió a redactar) un romance acerca de un Niño maravilloso que poseía una doctrina secreta que nadie podía adivinar; esta doctrina está incluida en una serie de poemas místicos que pertenecen al romance. Éste se basa en un original más primitivo, del siglo IX, en el que Creirwy y Afagddu, los hijos de Tegid Voel y Caridwen, probablemente desempeñaban un papel más importante que el que desempeñan en la versión de Gwion. (Este original se ha perdido, aunque, cosa extraña, las mismas dramatis personae aparecen en La tempestad de Shakespeare: Próspero, quien, como Tegid Voel, vivía en una isla mágica; la bruja negra y chillona Sycorax, madre de Calibán, el hombre más feo de los vivientes; Miranda, la hija de Próspero, la más bella de las mujeres y a la que Calibán trata de violar; y Ariel, el niño milagroso a quien Sycorax aprisiona. Tal vez Shakespeare oyó la leyenda a su maestro de escuela galés en Stratford, el original de Sir Hug Evans en Las alegres comadres de Windsor.)

El niño milagroso plantea un enigma, basado en el conocimiento, no sólo de la mitología británica e irlandesa, sino también del Nuevo Testamento y la versión de los Setenta griegos, las Escrituras y los Apócrifos hebreos y la mitología latina y griega. La solución del enigma es una lista de nombres qué corresponde estrechamente a una lista que Roderick O’Flaherty, el confidente del docto anticuario irlandés Duald Mac Firbis, en el siglo XVII, pretendía que eran los nombres de las letras originales del alfabeto Ogham, el cual se encuentra en numerosas inscripciones de Irlanda, Escocia, Gales, Inglaterra y la isla de Man, algunas de ellas precristianas. Su invención es atribuida por la tradición irlandesa al dios goidélico Ogma Cara de Sol, quien, según la información de Luciano de Samosata, que escribió en el siglo II, era representado en el arte céltico como una mezcla de los dioses Cronos, Hércules y Apolo. Se ha probado la existencia de una relación entre el Ogham que se encuentra en las inscripciones y un alfabeto griego del siglo V a de C. proveniente de Etruria, el Formello-Cervetri; sin embargo, hay pruebas de que una forma de Ogham anterior, con un orden de letras ligeramente diferente, era corriente en Irlanda antes que los druidas de Galia se pusieran en contacto con el alfabeto Formello-Cervetri. También puede haber sido común en Britania, adonde, según julio César, los druidas de Galia iban para su preparación universitaria en la doctrina secreta.

Sospeché por primera vez que la adivinanza de Gwion contenía un alfabeto cuando comencé a restaurar el texto deliberadamente revuelto de su Batalla de los Árboles, que se refiere a una tradición británica primitiva sobre la toma de un santuario oracular mediante la adivinación del nombre de un dios. Esa captura parece haberse realizado a comienzos del siglo IV a. de C., cuando los britanos belgas adoradores del dios del Fresno Gwydion, con la ayuda de una tribu de agricultores ya establecida en Britania, se apoderaron del santuario nacional, tal vez Avebury, quitándoselo al sacerdocio reinante, dos de cuyos dioses eran Arawn y Bran. Bran es el nombre celta del antiguo dios Cuervo, llamado asimismo Apolo, Saturno, Cronos y Esculapio, que era también un dios de la curación y cuyo culto se combinaba con el del dios del Trueno, representado como un morueco o un toro conocido también como Zeus, Tántalo, Júpiter, Telamón y Hércules. Los nombres de las letras del alfabeto de Gwion ocultan al parecer el Nombre del dios superior, al que César llama Dis, adorado en Britania y Galia. Puede deducirse que el alfabeto anterior, que contenía un secreto religioso prebelga, tenía una serie de nombres de letras diferente de la contenida en la adivinanza de Gwion, que el orden alfabético comenzaba con B.L.N. y no B.L.F., y que después de la toma del santuario fue alterado el nombre divino.

Ahora quedan por descubrir:

1) Qué significan los nombres de las letras del alfabeto de Gwion, el Boibel-Loth.

2) Qué nombre divino se ocultaba en ellas.

3) Cuáles eran los nombres originales de las letras en el alfabeto de árboles, el Beth-Luis-Nion.

4) Qué significaban.

5) Qué nombre divino se ocultaba en ellos.

Gwion nos da el primer indicio en nuestra renovada cacería del Corzo al introducir en su Romance una Elegía sobre Hércules, que citaré pronto; pero «Hércules» es una palabra de muchos significados. Cicerón distingue seis figuras legendarias diferentes llamadas Hércules; Varrón, cuarenta y cuatro. Su nombre, en griego Heracles, significa «Gloria de Hera»; y Hera es el nombre griego primitivo de la diosa de la Muerte que se hacía cargo de las almas de los reyes sagrados y hacía de ellos héroes oraculares. Es, en realidad, un dios compuesto de muchos héroes oraculares de diferentes naciones en diferentes etapas de la evolución religiosa, algunos de los cuales se convirtieron en verdaderos dioses, en tanto que otros siguieron siendo héroes. Esto hace de él el personaje más confuso de la mitología clásica; pues al príncipe pelópida semihistórico de la generación anterior a la guerra de Troya se le ha confundido con varios héroes y dioses llamados Hércules, y a éstos, los unos con los otros Hércules aparece por primera vez en la leyenda como un rey sagrado pastoral, y tal vez porque los pastores reciben con regocijo el nacimiento de corderos mellizos, él también es mellizo. Sus características y su historia pueden deducirse de una gran cantidad de leyendas, costumbres populares y monumentos megalíticos. Es el hacedor de la lluvia de su tribu y una especie de tronada humana. Las leyendas lo relacionan con Libia y los montes Atlas; muy bien puede haber tenido su origen en esos lugares en los tiempos paleiglíticos. Los sacerdotes de la Tebas egipcia, que le llamaban «Shu», databan su origen en «17.000 años antes del reinado del rey Amasis». Lleva una clava de roble, porque el roble proporciona bellotas a sus animales y su gente y porque atrae el rayo más que cualquier otro árbol. Sus símbolos son la bellota, la paloma silvestre que anida en los robles y en las grietas de las rocas, el muérdago o loranthus y la serpiente. Todos éstos son símbolos sexuales. La paloma estaba consagrada a la diosa del Amor de Grecia y Siria; la serpiente era el más antiguo de los animales totémicos fálicos; la bellota acopada representaba al glans penis en griego y en latín; el muérdago era una panacea y sus nombres viscus (latino) e ixias (griego) se relacionan con vis e ischus (fuerza) probablemente a causa de la viscosidad espermática de sus bayas, y el esperma es el vehículo de la vida. Por consiguiente, Hércules es el director de todos los ritos orgiásticos y tiene doce compañeros arqueros, incluyendo su mellizo armado con lanza, que es su tanista o delegado. Realiza anualmente un casamiento selvático con una reina de los bosques, una especie de Doncella Mariana. Es un cazador vigoroso y hace llover, cuando es necesario, matraqueando estrepitosamente un garrote de roble en un roble hueco y agitando un estanque con una rama de roble alternativamente sacudiendo guijarros dentro de una calabaza coloquíntida sagrada o, más tarde, haciendo rodar negras piedras meteóricas dentro de una caja de madera provocando así las tronadas por medio de la magia simpática.

La manera como murió se puede reconstruir tomándola de una variedad de leyendas, costumbres populares y otras supervivencias religiosas. En la mitad del verano, al final de un reinado de medio año, se emborracha a Hércules con hidromiel y se le lleva al centro de un círculo de doce piedras dispuestas alrededor de un roble y enfrente de las cuales hay un altar de piedra; al roble se le corta hasta que adquiere la forma de T. Lo atan a él con mimbres formando «el lazo quíntuple», que sujeta las muñecas, el cuello y los tobillos, lo golpean sus compañeros hasta que se desmaya y luego lo desuellan, ciegan, castran, empalan con una estaca de muérdago y finalmente lo despedazan en la piedra que sirve de altar[22]. Recogen su sangre en una vasija y la utilizan para rociar a todos los miembros de la tribu, y hacerlos vigorosos y fecundos. Los pedazos son asados; en fogatas gemelas de desmochos de roble, encendidas con el fuego sagrado que se conserva de un roble herido por un rayo, o que se hace girando un taladro de madera de aliso o de cornejo en el tronco de un roble. Luego desarraigan el tronco y lo cortan en haces que; arrojan a las llamas. Los doce que intervienen en la fiesta bailan en figura de ocho alrededor de las fogatas, cantando extáticamente y arrancando la carne con los dientes. Los restos ensangrentados son quemados en la fogata, con excepción de los órganos genitales y la cabeza. Colocan éstos en una embarcación de madera de aliso, y los llevan flotando por un río hasta un islote, aunque a veces curan la cabeza con humo y la conservan para usos oraculares. El tanista le sucede y reina durante resto del año, y al final de éste lo mata sacrificialmente un nuevo Hércules.

De este tipo de Hércules son diversos personajes como el Hércules del Eta, Orión el Cazador de Creta, el cíclope Polifemo, el danita Sansón, Cuchulain de Muirthemne, el héroe solar irlandés; el lapita Ixión, al que siempre se le representa atado con un «lazo quíntuple» alrededor de una rueda del Sol; el amalecita Agag, el romano Rómulo, Zeus, Jano, Anquises, el Dagda y Hermes. Este Hércules es el caudillo de su pueblo en la guerra y la cacería y sus doce jefes están comprometidos a respetar su autoridad, pero su nombre conmemora su subordinación a la Diosa, la Reina de los Bosques, cuya sacerdotisa es la legisladora de la tribu y la que dispone de todas las amenidades de la vida. La salud del pueblo está ligada a la de él y recaen sobre él muchos tabúes regios.

En el mito clásico que autoriza su soberanía es un niño milagroso nacido de una lluvia de oro; estrangula a una serpiente en su cuna, que es también una embarcación, y se le atribuye (como a Zeus) el haber causado el chorro de leche que formó la Vía Láctea; en su juventud es el matador de monstruos nunca vencido de su época; mata y desmiembra a un jabalí monstruoso, engendra numerosos hijos pero no hijas —en realidad, el título se transmite todavía matrilinealmente—; carga voluntariamente con el peso del mundo en lugar del gigante Atlas; realiza hazañas maravillosas con su clava de roble y sus flechas; domina al caballo cimarrón Arión y saca al perro Cerbero del Averno; es traicionado por su bella desposada; se desuella a sí mismo arrancándose las camisa envenenada; sube agonizante a la cima del Eta; derriba y corta un roble para hacer su pira, que lo consume; asciende al cielo en el humo de la pira en la forma de un águila, y la diosa de la Sabiduría lo introduce en la compañía de los Inmortales.

Los nombres divinos de Bran, Saturno y Cronos deben de referirse también a este sistema religioso primitivo. Se aplican al ánima de Hércules, que flota en la embarcación de madera de aliso después de su sacrificio en el solsticio estival. Su tanista, u otro yo, que aparece en la leyenda griega como Poeas, que encendió la pira de Hércules y heredó sus flechas, le sucede durante la segunda mitad del año, habiendo adquirido la virtud regia con su casamiento con la reina, la representante de la Diosa Blanca, y por comer una parte regia del cuerpo del difunto: el corazón, o la carne del hombro o el muslo. A él le sucede a su vez el Hércules del Año Nuevo, una reencarnación del hombre asesinado, que le decapita y, aparentemente, come su cabeza. Este sacrificio eucarístico alternado hacía continua la majestad real y cada rey era por turno el dios Sol amado por la diosa Luna reinante.

Pero cuando estos ritos caníbales fueron abandonados y el sistema se fue modificando gradualmente hasta que reinó un solo rey durante un término de años, Saturno-Cronos-Bran se convirtió en un mero espíritu del Año Viejo destronado permanentemente por Júpiter-Zeus-Belin, aunque se le evocaba anualmente para aplacarlo en las Saturnales o fiestas de la Pascua de Navidad. Por fin en esto podemos barruntar el motivo político que hizo que Amathaon revelara el nombre de su primo Bran en la Batalla de los Árboles en beneficio de su amigo Gwydion: los amathaonianos de la Edad de Bronce, que adoraban al inmortal Belin en su templo de Stonehenge, ¿descubrieron que tenían menos en común con sus señores adoradores de la Diosa Blanca que con las tribus belgas invasoras de la Edad del Hierro cuyo dios Odin (Gwydion) se había emancipado de la tutela de la Diosa Blanca Freya? Una vez que el sacerdocio de Bran fue desterrado de la llanura de Salisbury y obligado a ir al norte, podían instituir una monarquía permanente en toda la Britania meridional bajo el patronazgo de Belin; y esto es exactamente lo que parecen haber hecho tras un acuerdo amistoso con el sacerdocio de Odin, al que dieron la dirección del oráculo nacional como recompensa por su ayuda en la batalla.

El otro tipo de Hércules es un rey agrícola y pastoral y se especializa en el cultivo de la cebada, de modo que a veces se le confunde con el Triptolemo eleusino, el Tammuz sirio o el Maneros egipcio. Sus representaciones primitivas, con piel de león, clava y cereal brotando de sus hombros, se han encontrado en ciudades mesopotámicas del tercer milenio a. de C. En el Mediterráneo Oriental reina alternativamente con su mellizo; como en los reinos dobles de Argos, Lacedemonia, Corinto, Alba Longa y Roma. Correyes de este tipo son Ificlo, mellizo del tirreno Hércules; Pólux, mellizo de Cástor; Linceo, mellizo de Idas; Calais, mellizo de Zetes; Remo, mellizo de Rómulo; Demofoón, mellizo de Triptolemo; el edomita Peres, mellizo de Zarah; Abel, mellizo de Caín; y otros muchos. Hércules es ahora amante de cincuenta sacerdotisas del agua de la diosa de la montaña en honor de la cual lleva una piel de león. El reinado conjunto de los mellizos dura ocho años, al parecer porque cada cien meses lunares se produce una aproximación de los tiempos lunar y solar. Llew Llaw Gyffes («el león de la mano firme») se ajusta al tipo cuando en el Romance de Math el hijo de Mathonwy lleva a Gwydion como su mellizo a visitar a su madre Arianrhod. Por cada año que se prolonga el reinado de este Hércules agrícola ofrece en su lugar la víctima de un niño, lo que explica las leyendas griegas que presentan a Hércules matando niños por accidente o en un ataque de locura, y la muerte en la hoguera, tras una temporal investidura como rey, de varios príncipes jóvenes infortunados, entre ellos Gwern, sobrino de Bran; Faetón, hijo de Helios; Icaro, hijo de Dédalo, quien en su vuelo se acercó demasiado al Sol; Demofoón, hijo de Celeo de Eleusis, a quien Demeter trató de inmortalizar; y Dioniso, hijo del cretense Zeus. También explica los sacrificios de niños en Fenicia, incluyendo los que se ofrecían a Jehová Melkarth en el valle de Hinnom (o Gehenna), la residencia de la serpiente imperecedera, donde nunca se apagaba el fuego de los sacrificios.

La costumbre de quemar a un niño como sustituto anual del rey sagrado tiene un buen ejemplo en el mito de Tetis, Peleo y Aquiles. Peleo era un fratricida aqueo desterrado de Egina y que llegó a ser rey de Yolcos con un correy llamado Acasto, en sucesión de los correyes Pellas y Neleo. Tetis, una diosa del mar tesalia, es descrita por los mitógrafos como hija del centauro Quirón o como una de las cincuenta nereidas, de entre las cuales fue elegida para ser una esposa de Zeus. Zeus cambió de propósito obedeciendo a un oráculo y la dio en matrimonio a Peleo, a quien ella dio siete hijos, a seis de los cuales mató en la hoguera. El séptimo, Aquiles, fue salvado por Peleo en el momento perentorio, como el infante Esculapio. A los seis primeros les dio la inmortalidad el acto de la cremación; pero como en el caso de Aquiles ese acto no había terminado, su talón seguía siendo vulnerable. Tetis huyó y Peleo dejó a Aquiles a cargo de Quirón, que le instruyó; posteriormente Aquiles fue rey de los mirmidones de la Ftiótide y condujo un contingente de ellos a combatir en Troya. Cuando se le ofreció la elección entre una vida breve pero gloriosa y una larga y vulgar, eligió la breve.

El mito se ha conservado bastante bien en sus trazos principales a pesar de que los redactores posteriores no han comprendido el sistema de la sucesión matrilineal. Había un santuario de la diosa Luna Artemisa, alias Nereis, o Tetis, en Yolcos, el puerto principal de la Tesalia meridional, con un colegio adjunto de cincuenta sacerdotisas. Esta Artemisa era patrona de los pescadores y marineros. Una de las sacerdotisas era elegida cada quincuagésimo año como representante de la diosa; tal vez era la que ganaba una carrera. Tomaba un consorte anual que se convertía en el rey del Roble, o Zeus, de la región y se le sacrificaba al término de su período. Para cuando los aqueos se establecieron en la región olímpica de Tesalia (consta que todos los dioses y diosas asistieron al casamiento de Peleo con Tetis) el período se había extendido a ocho o quizá siete años, y en cada solsticio de invierno se sacrificaba a un niño hasta que terminaba el período. (Siete años en vez del Gran Año de ocho parece ser un error de los mitógrafos, pero de la balada de brujas escocesa titulada True Thomas se deduce que siete años era el término normal para que reinara el consorte de la Reina de Elphame, y el culto escocés de las brujas tiene grandes afinidades con la primitiva religión tesalia.)

Aquiles, el afortunado séptimo (o tal vez octavo) hijo que se salvó porque tenía que morir Peleo mismo, era, al parecer, uno de los centauros del cercano Pelión con los que las nereidas de Yolcos tenían antiguas vinculaciones exogámicas y entre los cuales Peleo elegía naturalmente sus víctimas infantiles, que no serían los hijos que le había dado Tetis. Cuando Aquiles creció llegó a ser rey de los mirmidones de la Ftiótide, probablemente por su casamiento con la representante tribal de la diosa. Difícilmente podía haber heredado el título de Peleo. (Mirmidón significa «hormiga», por lo que es probable que el torcecuello, que se alimenta con hormigas y anida en los sauces, consagrados a la diosa, fuese el pájaro totémico local; Filira, la madre de Quirón, va asociada tradicionalmente con el torcecuello.) Se ha comprobado que existía un culto de Aquiles en Grecia con anterioridad a la guerra de Troya, por lo que la vida breve pero gloriosa era probablemente la de un rey que se quedaba en casa con un talón sagrado y que consiguió la inmortalidad a su muerte convirtiéndose en un héroe oracular. A Tetis se le atribuía el poder de cambiar de aspecto; en realidad le servían varios colegios de sacerdotisas, cada uno de los cuales tenía un ave o un animal totémico diferente: yegua, osa, grulla, pez, torcecuello, etcétera.

El mismo mito ha sido entretejido de una variedad de maneras. En algunas versiones se destaca el casamiento ficticio, que era una parte integrante de la coronación. El mito argivo de las cincuenta danaides que se casaron con los cincuenta hijos de Aegiptos y mataron a todos menos uno en su noche de bodas común, y el mito persa-egipcio-griego de Tobías y la hija de Raguel, a cuyos siete maridos anteriores había matado el demonio Asmodeo —en persa, Aeshma Daéva— en su noche de bodas, son originalmente idénticos.

Las diversas versiones contradictorias del mito de las danaides nos ayudan a comprender el ritual que lo originó. Píndaro, en su Cuarta Oda Pítica, dice que las novias eran perdonadas, purificadas por Hermes y Atenea y ofrecidas como premios a los vencedores en los juegos públicos. Autores posteriores, como Ovidio y Horacio, dicen que no se las perdonaba, sino que se las condenaba a verter eternamente agua en una vasija llena de agujeros. Herodoto dice que llevaron los misterios de Deméter a Argos y los enseñaron a las mujeres pelasgas. Otros dicen que cuatro de ellas eran adoradas en Argos porque abastecían de agua a la ciudad. La verdadera historia parece ser que las danaides eran un colegio argivo de cincuenta sacerdotisas de la diosa de la Cebada, Danae, que se encargaba de proporcionar la lluvia para las mieses y era adorada con cuatro títulos divinos diferentes; verter agua con una vasija agujereada de modo que pareciese lluvia era el habitual encantamiento que practicaban esas sacerdotisas para atraer la lluvia. Cada cuatro años, en el quincuagésimo mes lunar, se realizaba un certamen que decidía quién sería el Hércules, o Zeus, de los siguientes cuatro años y el amante de las cincuenta sacerdotisas. Este período fue prolongado más tarde a ocho años, con el habitual sacrificio anual de un niño. La Argos danaena fue tomada por los hijos de Aegiptos que invadieron el Peloponeso desde Siria, y muchos de los danaenos que ofrecieron resistencia fueron echados de Grecia, hacia el norte, como ya se ha dicho.

En el Libro de Tobías el octavo afortunado, el nuevo novio Zeus, quien elude su destino cuando el Zeus reinante tiene que morir al final de su período. Asmodeo es el equivalente persa de Set, el asesino anual de Osiris, pero es encantado con el pez de la inmortalidad y huye a sus desiertos meridionales. El perro de Tobías es un indicio útil; acompañaba siempre a Hércules Melkarth, o a su equivalente persa Sraosha, o al griego Esculapio, adondequiera que iba.

Una serie típica de tabúes que ataban a este Hércules es citada por Sir James Frazer en La Rama Dorada: se aplicaban al Flamen Dial, el sucesor del rey sagrado de Roma cuya dirección de la guerra pasó a los cónsules mellizos cuando se fundó la República.

El Flamen Dial no podía montar en un caballo, ni siquiera tocarlo, ni ver un ejército en armas, ni llevar un anillo que no estuviera roto, ni tener un nudo en parte alguna de su vestimenta; ningún fuego, como no fuera sagrado, podía sacarse de su casa; no podía tocar harina de trigo o pan con levadura; no podía tocar ni siquiera nombrar a una cabra, un perro, carne cruda, frijoles y hiedra; no podía andar bajo una parra; las patas de su cama tenían que estar embadurnadas con barro; sólo podía cortarle el cabello un hombre libre y con un cuchillo de bronce; cuando le cortaban el cabello y las uñas había que enterrarlos bajo un árbol favorable; no podía tocar un cadáver ni entrar en un lugar donde estaba uno enterrado; no podía ver el trabajo que se hacía en los días de fiesta; no podía estar al aire libre con la cabeza descubierta; si introducían en su casa a un hombre atado, había que desatar al cautivo y arrojar las cuerdas por un agujero abierto en el techo para que cayeran en la calle.

Frazer debía haber agregado que el Flamen debía su puesto a un casamiento sagrado con la Flamínica: Plutarco dice en sus Cuestiones romanas (50) que no podía divorciarse de ella y tenía que renunciar a su cargo si ella moría.

En Irlanda este Hércules se llamaba Cenn Cruaich, «el Señor del Túmulo», pero después de su reemplazo por un rey sagrado más benigno se cambió el nombre del rey sagrado por el de Cromm Cruaich («el Reverenciado del Túmulo»). En un poema cristiano incluido en el Libro de Leinster del siglo XI se le describe así:

Aquí residió en un tiempo
un poderoso ídolo de muchas batallas,
se llamaba el Cromm Cruaich
y privaba de la paz a todas las tribus.
Sin deleitarse en su honor
sacrificaban a sus desdichados niños
con mucha lamentación y peligro,
derramando su sangre alrededor de Cromm Cruaich.
Leche y grano
deseaban con urgencia que él les diera
a cambio de una tercera parte de su prole sana.
El horror qué les causaba era grande.
Los nobles goideles
se prosternaban ante él;
por los sacrificios sangrientos que le ofrecían
la llanura es llamada «La Llanura de la Adoración»
Actuaban perversamente,
se golpeaban las palmas, se aporreaban los cuerpos,
lamentando al monstruo que los esclavizaba,
sus lágrimas caían en abundancia.
En una fila estaban
doce ídolos de piedra;
para encantar cruelmente a la gente
la imagen del Cromm era de oro.
Desde el reinado de Heremón,
el noble y agraciado,
esa adoración de piedras existió
hasta la llegada del buen Patricio de Macha.

Es bastante probable que este culto fuese introducido en Irlanda durante el reinado de Heremón, el decimonono rey de Toda Irlanda, la fecha de cuyo ascenso al trono se da tradicionalmente como el año 1267 a. de C., aunque el Dr. Joyce, autoridad moderna digna de confianza, la da como 1015 a. de C. Heremón, uno de los invasores milesios provenientes de España, llegó a ser el único monarca de Irlanda gracias a su victoria sobre los ejércitos del norte, y sometió a sus enemigos a un pesado tributo.

(Los milesios de la leyenda irlandesa habitaban, según se dice, en Grecia a comienzos del segundo milenio a. de C. y tardaron muchas generaciones en llegar a Irlanda después de vagar por los alrededores del Mediterráneo. Los milesios de la leyenda griega pretendían descender de Mileto, un hijo de Apolo, que emigró de Creta a Caria en tiempos muy primitivos y fundó la ciudad de Mileto; había otra ciudad del mismo nombre en Creta. Los milesios irlandeses, igualmente, pretendían haber visitado Creta y haber ido desde allí a Siria, y desde allí, por Carenia en el Asia Menor, a Getulia en el norte de África, Baelduno o Baelo, puerto en las cercanías de Cádiz, y Breagdun o Brígantium [ahora Compostela] en el noroeste de España. Entre sus antepasados se hallaban Gadel, tal vez un dios del río Gadylum en la costa meridional del Mar Negro, cerca de Trebisonda; «Niulus o Neolo de Argos»; Cécrope de Atenas y «Scota, hija del rey de Egipto».)

Si este relato tiene algún sentido se refiere a una migración hacia el oeste desde el Egeo hasta España a fines del siglo XIII a. de C., cuando, como hemos visto, una oleada de indoeuropeos del norte, entre ellos los griegos dorios, fue desalojando lentamente a los «Pueblos del Mar» micénicos de Grecia, las islas del Egeo y el Asia Menor.

Neleo (si éste es el «Niulus o Neolo» de la leyenda irlandesa) era un miniano, un griego eolio, que reinó en Pilos, reino peloponeso que comerciaba extensamente con el Mediterráneo occidental. Los aqueos le vencieron en una batalla en la que sólo se salvó su hijo Néstor (anciano locuaz de la época de la guerra de Troya): Se reconocía a Neleo como hijo de la diosa Tiro, la que era también madre del miniano Esón, quien fue rejuvenecido en la Caldera, y Amythaon. ¿Otra vez Amathaon? Tiro era probablemente la diosa de los tirrenos expulsados del Asia Menor uno o dos siglos más tarde y que se trasladaron a Italia. Estos tirrenos, llamados habitualmente etruscos, fechaban su existencia nacional desde el año 967 a. de C. Cécrope aparece en la leyenda griega como el primer rey griego del Ática y el que supuestamente inició las ofrendas de tortas de cebada a Zeus. Scota, a la que se ha confundido en la leyenda irlandesa con la antepasada de los cotianos, es al parecer Scotia («La Oscura»), título griego muy conocido de la diosa del Mar de Chipre. Como es natural, los milesios llevarían con ellos a Irlanda el culto de la diosa del Mar y de su hijo Hércules y encontrarían ya erigidos los altares de piedra necesarios.

En el Peloponeso los juegos Olímpicos eran la ocasión para la muerte de este Hércules agrícola y la elección de su sucesor. Según la leyenda, fueron fundados para celebrar la castración de Cronos por Zeus; como la tumba de Pélope, el primitivo rey del Roble aqueo, estaba en Olimpia, eso quiere decir que el culto del roble se sobreponía al culto de la cebada pelasgo. El acontecimiento más antiguo de los juegos fue una carrera de cincuenta jóvenes sacerdotisas de la diosa Hera por el privilegio de llegar a ser la nueva Suma Sacerdotisa. Hércules era despedazado y comido eucarísticamente como antes, tal vez hasta que los aqueos posteriores pusieron fin a la práctica, y durante siglos conservó algunas de sus características como roble; se le llamaba el «Zeus verde». El sacrificio del Hércules agrícola, o de la víctima ofrecida en su lugar, siguió realizándose dentro de un círculo de piedras dedicado a la Madre Cebada. En Hermión, cerca de Corinto, el círculo de piedras era utilizado ritualmente hasta la época cristiana.

Hércules de Canope, o Hércules Celestial, es una fusión de los dos primeros tipos de Hércules con Asclepio, o Esculapio, el Dios de la Curación, él mismo una fusión del dios de la Cebada con el dios del Fuego. Los mitógrafos describen a Esculapio como hijo de Apolo, en parte porque en los tiempos clásicos se identificaba a Apolo con el dios Sol, Helios, y en parte porque el sacerdocio del culto de Esculapio, derivado del de Thoth, el dios egipcio de la curación e inventor de las letras, había sido expulsado de Fenicia (¿alrededor del año 1400 a. de C.?) y se refugió en las islas de Cos, Tasos y Delos, donde Apolo era entonces el dios gobernante. Cuando en el siglo V a. de C. trató Herodoto de obtener información acerca del Hércules Canópico de los sacerdotes egipcios, ellos mencionaron a Fenicia como el país de su origen. Sabemos que el Hércules fenicio Melkarth («Rey de la Ciudad») moría anualmente y que la codorniz era su ave de la resurrección, lo que significa que cuando la codorniz migratoria llega a Fenicia a comienzos de marzo desde el sur, el roble comienza a echar hojas y el nuevo rey celebra su casamiento real. Melkarth revivió cuando Esmun («El que invocamos»), el Esculapio local, le aplicó una codorniz a la nariz. La codorniz es notoria por su pugnacidad y su lascivia. Pero en Canope, en el delta del Nilo, los cultos de Melkarth y Esmun, o de Hércules y Esculapio, parecen haber sido fusionados por los filósofos egipcios. A Hércules se le rendía culto como curador y como curado. Se creía que Apolo mismo había nacido en Ortygia («Isla de las Codornices»), la isleta situada cerca de Delos, por lo que el Hércules Canópico es también Apolo hasta cierto punto: es Apolo, Esculapio (alias Cronos, Saturno o Bran), Thoth, Hermes (a quien los griegos identificaban con Thoth), Dioniso (que en las leyendas primitivas es un alias de Hermes), y Melkarth, de quien el rey Salomón, como yerno del rey Hiram, era sacerdote, y que se inmoló en una pira, como el Hércules del Eta. Al Hércules Melkarth se le rendía culto también en Corinto con el nombre de Melicertes, el hijo de la Diosa Blanca pelasga Ino de Pelión.

Hércules sé hace más glorioso todavía como Hércules Celestial. Los mitógrafos hacen constar que tomó prestada la copa de oro del Sol, que tenía la forma del loto, para el viaje de vuelta a su patria después de uno de sus Trabajos. Ésta era la copa en que el Sol, después de ponerse en el Occidente, por la noche volvía flotando al Oriente a lo largo de la corriente oceánica que rodea al mundo. El loto, que brota cuando crece el Nilo, simbolizaba la fertilidad y por consiguiente se vinculaba con el culto del Sol egipcio. En la Grecia clásica Hércules era en realidad otro nombre del Sol. El Hércules Celestial era adorado como el Sol imperecedero y como el Espíritu del Año que moría y se renovaba continuamente, es decir como un dios y como un semidiós. Éste es el tipo de Hércules al que los druidas adoraban como Ogma Cara de Sol, el inventor de las Letras[23] con piel de león, el dios de la elocuencia, de la curación, de la fertilidad y de la profecía, al que los griegas adoraban como «asignante de títulos», gobernante del Zodíaco, presidente de los festivales, fundador de ciudades, curador de los enfermos y patrono de los arqueros y atletas.

A Hércules se le representa en el arte griego como un paladín de cuello de toro, y para todos los propósitos prácticos se le puede identificar con el semidiós Dioniso de Delfos, cuyo tótem era un toro blanco. Plutarco de Delfos, un sacerdote de Apolo, en su ensayo Sobre Isis y Osiris compara los ritos de Osiris con los de Dioniso, y dice:

El asunto de los Titanes y de la Noche de la Consumación corresponde a los llamados «Despedazamientos», «Resurrecciones» y «Regeneraciones» de los ritos de Osiris. Lo mismo se aplica a los ritos funerarios. Hay ataúdes de Osiris en muchas ciudades egipcias; igualmente pretendemos en Delfos que los restos de Dioniso están enterrados cerca del lugar del Oráculo. Y nuestros sacerdotes consagrados realizan un sacrificio secreto en el santuario de Apolo en el momento en que las Thyiades despiertan al Niño Divino.

Por consiguiente, se considera que «Hércules» es otro nombre de Osiris, cuya muerte anual se sigue conmemorando en Egipto inclusive después de trece siglos de mahometismo. Ahora se utiliza la goma elástica como símbolo tradicional de la fertilidad; prodigiosamente inflada, sigue provocando los mismos gritos de risa y de dolor que en la época de José el Patriarca y José el Carpintero.

Plutarco distingue cuidadosamente a Apolo (Hércules como dios) de Dioniso (Hércules como semidiós). Este Apolo nunca muere, nunca cambia de forma; es eternamente joven, fuerte y bello. Dioniso cambia perpetuamente, como el dios pelasgo Proteo, o el miniano Periclimeno, hijo de Neleo, o el antiguo Uath Mac Immomuin («Horror hijo del Terror») irlandés, en una infinidad de formas. Por eso Penteo, en Las bacantes de Eurípides, le pide que aparezca «como un toro salvaje, como una serpiente de muchas cabezas, o como un león que respira fuego», como le plazca, casi exactamente con las palabras del bardo galés Cynddelw, contemporáneo de Gruffudd ap Kynan: Yn rith llew rac llyw goradein, yn rith dreic rac dragon prydein.

Así, pues, en Britania, Amathaon era Hércules como Dioniso; su padre Beli era Hércules como Apolo.

Plutarco dice en su ensayo Sobre los Ei en Delfos, revelando toda la doctrina secreta órfica que se atreve a revelar:

Al describir las múltiples transformaciones de Dioniso en vientos, agua, tierra, estrellas, plantas que crecen y animales emplean las expresiones enigmáticas «hacer pedazos» y «desgarrar un miembro de otro». Y llaman al dios «Dioniso» o «Zagreo» («el desgarrado») o «El Sol Nocturno» o «El Dador Imparcial», y recuerdan varias Destrucciones, Desapariciones, Resurrecciones y Renacimientos, que son su explicación mitográfica de cómo se producen esos cambios.

Que Gwion sabía que Hércules era otro nombre de Ogma Cara de Sol, el inventor del alfabeto Ogham, se pone completamente de manifiesto en su Elegía sobre «Ercwlf», donde el alfabeto figura como los cuatro pilares, cada uno de cinco letras, en que se apoya todo el edificio de la literatura:

MARWNAD ERCWLF

La tierra gira,
por eso la noche sigue al día.
¿Cuándo vivía el famoso
Ercwlf, jefe de bautismo?
Ercwlf dijo
que no tenía en cuenta a la muerte.
El escudo de Mordei
fue roto por él.
Ercwlf colocó en orden,
impetuoso, frenético,
cuatro columnas de igual altura,
oro rojo sobre ellas,
una obra no fácilmente creíble
no será creída fácilmente.
El calor del sol no le molestaba;
nadie se aterró al cielo
más que él
Ercwlf, destructor de murallas,
ahora estás bajo la arena;
quiera la Trinidad darte
un día de juicio misericordioso.

«El escudo de Mordei» es una referencia a la famosa batalla de Catterick Bridge a fines del siglo VI d. de C.:

Ym Mordei ystyngeo dyledawr.
«En Mordei derribó a los poderosos».

Se trata de un héroe británico llamado Erthgi, presumiblemente una reencarnación de Ercwlf, quien «fue a Catterick al amanecer con el aspecto de un príncipe defendido por el escudo en el campo de batalla». La referencia a Hércules como «jefe de bautismo» lo Robert Graves identifica con San Juan Bautista, en honor de quien se encendían en el solsticio de verano las fogatas de Hércules en la época de Gwion. Como indica Sir James Frazer, el Día de San Juan (24 de junio) era siempre una fiesta del agua tanto como del fuego. «Quiera la Trinidad darte un día de juicio misericordioso» es la visión que tiene Gwion de Hércules como residente «in limbo patrum», en la morada de los justos que habían muerto antes del advenimiento de Jesucristo. Por supuesto, el bautismo no fue inventado por los cristianos. Éstos lo tomaron de San Juan, quien a su vez lo tomó de los hemerobaptistas, una misteriosa secta hebrea a la que habitualmente se considera como una rama de los esenios pitagóricos que adoraban a Jehová en su aspecto de dios Sol. Debe observarse que los devotos de la diosa tracia Cotis, la madre de los cotitos, empleaban mistagogos llamados «bautistas» —se discute si era porque bautizaban al devoto antes de las orgías o porque tenían a su cargo la ritual sumersión (o coloración) de las ropas o el cabello— y que tanto los antiguos irlandeses como los antiguos británicos empleaban el bautismo antes que llegaran los cristianos. Esto consta en los cuentos irlandeses de Conall Derg y Conall Kernach, y en el cuento galés de Gwri of the Golden Hair.

El nombre de Taliesin significa en galés «rostro radiante», una característica de Apolo, pero la sílaba «Tal» se da con frecuencia en los nombres primitivos de Hércules. En Creta era Talos, el hombre de bronce al que mató Medea. En Pelasgia era el torturado Tántalo, de cuyo nombre se deriva el verbo tantalize o atormentar. Los juegos Tailiteanos irlandeses se llaman así probablemente por el nombre de un Hércules agrícola, la primera sílaba de cuyo nombre era Tal. En Siria se llamaba Telmen. En Grecia era Atlas Telamón, y «Atlas», como «Telamón», se derivaba de la raíz Tla o Tal, que contiene los significados de «tomar a su cargo», «atreverse» y «soportar». El Dr. MacCulloch sugiere que «Taliesin» es también un nombre divino y que el hecho de que la gallina negra trague un grano de maíz en el Romance de Taliesin prueba que Taliesin había sido un dios de la Cebada.

Ha llegado el momento de cercar la espesura donde se sabe que se ha refugiado el Corzo. Y he aquí una canción de caza del poema de Gwion titulado Angar Cyvyndawd.

Bum Twrch ym Mynydd
Bum cyf mewn rhaw
Bum bwallyn llaw.
Yo he sido un corzo en la montaña,
Yo he sido un tocón en una pala.
Yo he sido un hacha en la mano.

Pero debemos transponer los versos de la copla, porque lógicamente el hacha es lo primero, luego se derriba el árbol y no se puede poner el tocón de roble en la pala si no se le ha reducido a cenizas, las que después se utilizan para abonar los campos. Por consiguiente:

Yo he sido un corzo en la montaña,
yo he sido un hacha en la mano,
yo he sido un tocón en una pala.

Si se vuelven a examinar atentamente los nombres de las quince consonantes del Boibel-Loth, o el Babel-Lot, se observan claras correspondencias con la leyenda griega. No sólo de «Taliesin» con «Talos» y de «Teilmon» con «Telamón», sino también de «Moiria» con las «Moiras», las tres Parcas; y de «Cailep» con «Calipso», la hija de Atlas, cuya isla de Ogygia —situada por Plutarco en aguas irlandesas— estaba protegida por el mismo hechizo que la Avalon de Morgan le Faye, Caer Sidi de Cerridwen o el «País de la Juventud» de Niamh de la Cabellera de Oro. Póngase toda la serie de nombres de letras en las palabras griegas más parecidas que tienen algún sentido, utilizando los caracteres latinos y teniendo en cuenta la diferencia entre las vocales griegas e irlandesas (la I auxiliar es empleada en irlandés como un signo de vocal larga) y la transposición de letras. Consérvese el digamma (F o V) en las palabras en las que se daba originalmente, como ACHAIVA y DAVIZO, y utilícese la A eólica como E larga en FORĒMENOS, NE-ĒGATOS, GĒTHEO.

Las consonantes relatan la conocida historia de Hércules en tres capítulos de cinco palabras cada uno:

BOIBEL B BALION Yo, el cervatillo (o ternero de antílope)
LOTH L LŌTO— En el Loto
FORANN F FORĀMENON Embarcado
SALIA S SALOŌMAI Tambalear de un lado a otro
NEIAGADON N NE-ĀGATON Recién nacido
UIRIA H ŪRIOS Yo, el Guardián de las Fronteras (o el Benéfico)
DAIBHAITH D DAVIZŌ Partir madera
TEILMON T TELAMŌN O TLĀMŌN Yo, el sufriente
CAOI C CAIOMAI Soy, consumido por el fuego
CAILEP CC CALIPTOMAI Desaparecer
MOIRIA M MOIRAŌ Yo distribuyo
GATH G GĀTHEŌ Yo me regocijo
NGOIMAR NG GNŌRIMOS Yo, el famoso
IDRA Y IDRYOMAI Establecer
RHEA R RHEŌ Yo me deslizo[24]

Las vocales no relatan una fábula, sino que caracterizan el progreso de Hércules a lo largo de las cinco estaciones del año, simbolizadas por los cinco pétalos de la cúpula del loto: Nacimiento, Iniciación, Casamiento, Descanso de los Trabajos y Muerte:

ACHAIVA: La Hilandera, un título de Deméter, la Diosa Blanca. (Compárese también Acca en el mito romano de Hércules, y Acco, el coco griego que devoraba a los niños recién nacidos.)
OSSA: Fama. (También el nombre de una montaña sagrada de Magnesia y de una colina sagrada en Olimpia.)
URANIA: La Reina del Cielo. La palabra se deriva tal vez de ouros, montaña, y ana, reina. Pero Ura (oura) significa la cola de un león (consagrado a Anatha, la diosa de la Montaña, Reina del Cielo), y como el león expresa la ira con la cola, la palabra puede significar «La Reina con Cola de León»; ciertamente, el nombre griego de la corona de áspid de Egipto que llevaban los Faraones por derecho materno era «Uraeus», que significa «de Cola de León», y el Áspid estaba consagrado a la misma diosa.
(H) ESUCHIA: Reposo. La palabra ha sido abreviada probablemente en honor del dios celta Esus, que aparece en un bajorrelieve galés recogiendo ramas festivas, con la mano izquierda donde debía estar la derecha
IACHEMA: Gritando o silbando.

El boibalis o boibalus (también boubalis o boubalus) es el feroz antílope-buey blanco libio o leucoiyx, con el que, según Herodoto, los fenicios hacían los lados curvos de sus liras, con las que celebraban a Hércules Melkarth.

La versión que da Gwion del alfabeto, con Rhea por Riuben, es más antigua que la de O’Flaherty si el «Riuben» de O’Flaherty está en lugar de Rymbonao, «vuelvo a dar una vuelta», palabra empleada por primera vez en el siglo I d. de C.; la diferencia entre «Salomé» de Gwion y «Salla» de O’Flaherty indica también que Gwion contaba con una versión más antigua. Que haya cambiado «Telamón» por «Taliesin» indica que ofrece Talasinoös, «el que se atreve a sufrir», como alternativo de «Telamón», que tiene el mismo significado. Neesthan, la transliteración de «Nehushtan» en la versión griega de los Setenta (2 Reyes, XVIII, 4) como equivalente de ne-āgaton causa perplejidad. Pero como Nehushtan era un nombre despreciativo que significa «pedazo de latón» y que, según se dice, dio el rey Ezequías a la Serpiente o el Serafín terapéutico que idolatraban sus súbditos, es posible que Gwion interpretara el santo nombre original como el griego Neosthenios, o Neo-sthenaros, «con nueva fuerza», del que «Nehushtan» era una parodia hebrea. Esto significaría que un judío de la época helénica, y no Ezequías, inventó el nombre paródico, lo que es históricamente más aceptable que el relato bíblico. Pues es increíble que Ezequías se opusiese a la idolatría; los judíos trataron de renunciar a los ídolos solamente después del destierro.

Pero aunque hemos conocido la historia secreta del Espíritu del Año, sigue oculto el Nombre del Dios trascendente. El lugar obvio para buscarlo está entre las vocales, separadas por la historia de Hércules relatada por las consonantes; pero el Perro, el Avefría y el Corzo deben de haber adquirido prudencia después de la Batalla de los Árboles y han ocultado su secreto más herméticamente que antes.

Gwion conocía evidentemente el nombre, y este conocimiento era lo que le daba autoridad en la corte de Maelgwn. En el Cyst Wy’r Beirdd («Reprobación de los Bardos») dice:

¡A menos que conozcas el Nombre poderoso
guarda silencio, Heinin!
En cuanto al Nombre excelso
y el Nombre poderoso…

El mejor modo de adivinarlo consiste en averiguar cuál era el nombre que Gwion consiguió descubrir con la ayuda de Amathaon, y luego a qué refinamiento sometió su descubrimiento.