V. El enigma de Gwion

Cuando con esta complicada trama mitológica que se formaba lentamente en mi mente volví al Hanes Taliesin («El Cuento de Taliesin»), el poema enigmático con el que Taliesin se dirige al principio al rey Maelgwyn en el romance, ya sospechaba que Gwion utilizaba al Perro, al Avefría y al Corzo para que le ayudaran a ocultar en su enigma el nuevo secreto gwydioniano de los Árboles que de algún modo había conseguido descubrir y que le había investido con la facultad poética. Leyendo el poema con atención no tardé en darme cuenta de que también en este caso, como en la Câd Goddeu, Gwion no era un rapsoda irresponsable, sino un poeta auténtico; y de que en tanto que Heinin y los bardos colegas suyos, como se dice en el romance, conocían solamente los clásicos «latinos, franceses, galeses e ingleses», él estaba también muy bien versado en los clásicos irlandeses, y en la literatura griega y hebrea, como alega él mismo:

Tracthator fyngofeg
Yn Efrai, yn Efroeg,
Yn Efroeg, yn Efrai.

Me di cuenta también de que ocultaba un antiguo misterio religioso —impío desde el punto de vista de la Iglesia— bajo la apariencia de bufonada, pero no había hecho imposible que otro poeta culto barruntase ese secreto.

Aquí empleo el nombre «Gwion» por «Taliesin» para dejar bien en claro que no confundo al milagroso niño Taliesin del Romance de Taliesin con el Taliesin histórico de fines del siglo VI, varios de cuyos poemas auténticos están contenidos en el Libro Rojo de Hergest, y que es mencionado por Nennio en una cita de una genealogía del siglo VII de los reyes sajones, como «famoso en la poesía británica». El primer Taliesin pasó mucho tiempo durante el último tercio del siglo VI como huésped de varios jefes y príncipes para quienes escribió poemas lisonjeros (Urien ap Cynvarch, Owein ap Urien Gwallag ap Laenaug, Cynan Garwyn, ap Brochfael Ysgythrog, rey de Powys, y el rey supremo Rhun ap Maelgwn, hasta que lo mataron en una pelea de borrachos). Acompañó a Rhun en la primera campaña contra los hombres del norte, motivada por el asesinato de Elidir (Heliodoro) Mwynfawr y la incursión vengativa de Clydno Eiddin, Rhydderch Hael (o Hen) y otros, contra los que Rhun tomó represalias con una invasión en gran escala. Este Taliesin llama a los ingleses «eingl» o «deifyr» (deiranos) tan frecuentemente como los llama «sajones», y a los galeses «britanos» y no cimbros. «Gwion» escribió unos seis siglos después, al final del Período de los Príncipes.

En sus Lectures on Early Welsh Poetry, el Dr. Ifor Williams, la máxima autoridad viviente respecto al texto de los poemas de Taliesin, postula, basándose en la evidencia literaria interna, que algunas partes del romance existían en un original del siglo XI. Yo no discuto ni eso, ni su conclusión de que el autor era un clérigo paganizante relacionado con Irlanda, pero debo; discutir su negativa de que haya «algún misticismo, semimisticismo o mediosemimisticismo en los poemas» y que todo el galimatías pueda ser explicado fácilmente como sigue:

Taliesin no hace más que alardear; como el Canguro del cuento de Kipling, ¡tenía que hacerlo! Ése era el papel que debía desempeñar.

Como erudito, el Dr. Williams se siente naturalmente más cómodo con el Taliesin anterior, que era un honrado bardo cortesano semejante a los escaldos. Pero el quid del romance para mí no es que un seudo-Taliesin se jactase humorísticamente de ser omnisciente, sino que alguien que se llamaba a sí mismo Pequeño Gwion, hijo de Gwreang de Llanfair en Cereinion, una persona sin importancia, descubriese accidentalmente ciertos misterios antiguos e, iniciándose en ellos, comenzara a despreciar a los bardos profesionales de su época porque no comprendían los rudimentos de su ciencia poética tradicional. Al proclamarse maestro en poesía, Gwion adoptó el nombre de Taliesin del mismo modo que un poeta griego helenista ambicioso habría podido adoptar el nombre de Romero. «Gwion hijo de Gwreang» es probablemente un seudónimo y no el nombre de bautismo del autor del romance. Gwion es el equivalente (gw por f) de Fionn, o Finn, el protagonista irlandés de un cuento análogo. A Fionn hijo de Mairne, hija de un caudillo druida, le ordenó un druida de su mismo nombre que le cocinara un salmón pescado en un profundo estanque del río Boyne y le prohibió que lo probara, pero cuando Fionn daba vueltas al pescado en la cacerola, se quemó el dedo pulgar, que se llevó a la boca y así recibió el don de la inspiración. Pues el salmón era un salmón del conocimiento, alimentado con avellanas caídas de los nueve avellanos del arte poético. El equivalente de Gwreang es Freann, variante admitida de Fearn, el aliso. Por consiguiente, Gwion pretende poseer facultades oraculares como hijo espiritual del dios del aliso, Bran. Su adopción de un seudónimo está justificada por la tradición. El héroe Cuchulain («sabueso de Culain») se llamaba al principio Setanta y era una reencarnación del dios Lugh; y el mismo Fionn («bello») se llamaba al principio Deimne. Bran era un padre muy adecuado para Gwion, pues en ese tiempo se le conocía como el gigante Ogyr Vran, padre de Guinevere —su nombre, que significa «Bran el Maligno» (ocur vran)[13], ha dado al parecer a los ingleses la palabra «ogre» (ogro) por medio de los Cuentos de Hadas de Perrault— y los bardos le atribuían la invención de su arte y la propiedad de la Caldera de Cerridwen, de la que, según decían, había nacido la Triple Musa. Y la madre de Gwion era la misma Cerridwen.

Es lástima que no se pueda estar seguro de que merezca confianza la atribución del romance que se hace en un manuscrito Iolo impreso por la Welsh MSS. Society a un tal «Thomas ap Einion Offeiriad, descendiente de Gruffyd Gwyr». Este manuscrito, llamado «Anthony Powel of Llwydarth’s MS.», parece bastante auténtico, a diferencia de otras informaciones acerca de Taliesin que publica Lady Guest, basándose en la autoridad del Iolo Morganwg, en sus notas del Romance de Taliesin:

Taliesin, jefe de los bardos, hijo de Saint Henwg de Caerlleon sobre el Usk, fue invitado a la Corte de Urien Rheged, en Aberllychwr. Él y Elffin, el hijo de Urien, se hallaban en una ocasión pescando en el mar en una barquilla de cuero, cuando un barco pirata irlandés se apoderó de él y de su barquilla y lo llevó hacia Irlanda, pero cuando los piratas se hallaban completamente borrachos Taliesin empujó su barquilla hacia el mar, entró en ella llevando en la mano un escudo que encontró en el barco y con el cual remó la barquilla hasta alejarse de la tierra; pero las olas se rompían formando una espuma turbulenta, lo que le obligó a soltar el escudo, de modo que no le quedó otra alternativa que dejarse llevar a merced del mar, situación en que continuó durante breve tiempo, hasta que la barquilla se clavó en la punta de una estaca en la presa de Gwyddno, señor de Ceredigion, en Aberdyvi; y en esa situación lo encontraron, al menguar la marea, unos pescadores de Gwyddno, quien le interrogó, y cuando se averiguó que era un bardo, y el tutor de Elffin, el hijo de Urien Rheged, el hijo de Cynvarch: «Yo también tengo un hijo que se llama Elffin —dijo Gwyddno—. Sé también un bardo y un maestro para él y te daré tres tierras en tenencia exenta de impuestos». Las condiciones fueron aceptadas y durante varios años sucesivos pasó el tiempo entre las Cortes de Urien Rheged y Gwyddno, llamado Gwyddno Garanhir, señor de la tierra baja de Cantred; pero cuando el territorio de Gwyddno fue sumergido por el mar, Taliesin fue invitado por el emperador Arturo a ir a su Corte en Caerlleon sobre el Usk, donde se hizo muy célebre por su genio poético y sus ciencias útiles y meritorias. Después de la muerte de Arturo se retiró a la hacienda que le había dado Gwyddno, llevándose a Elffin, el hijo de ese príncipe, bajo su protección. Fue con este relato con el que Thomas, el hijo de Einion Offeiriad, descendiente de Gruffyd Gwyr, formó su romance de Taliesin, el hijo de Cariadwen —Elffin, el hijo de Goddnou—, Rhun, el hijo de Maelgwn Gwynedd, y las operaciones de la Caldera de Ceridwen.

Si éste es un documento medieval auténtico y no una falsificación del siglo XVIII, se refiere a una tradición confusa acerca del poeta Taliesin del siglo VI y explica por qué se halló al Niño Divino en la presa cercana a Aberdovey y no en otra parte. Pero probablemente «Gwion» era más de una persona, pues el poema Yr Awdyl Vraith, que se transcribe completo en el capítulo IX, es atribuido en el Peniardd MS. a Jonas Athraw, el «Doctor» de Menevia (de St. David), que vivió en el siglo XIII. Una referencia cortés a la Sede de St. David oculta en el Hanes Taliesin confirma esta atribución. (Menevia es la forma latina del nombre original del lugar, Hen Meneu, «el viejo arbusto»; lo que indica el culto de una diosa del Espino Blanco.)

El Dr. Williams explica la confusión de los textos de los poemas contenidos en el romance sugiriendo que son la obra sobreviviente de los awenyddion del siglo XII, descritos por Giraldus Cambrensis:

Hay en Cambria ciertas personas, que no encontraréis en ninguna otra parte, llamadas Awenyddion, o personas inspiradas; cuando se les consulta sobre algún acontecimiento dudoso, rugen violentamente, se ponen fuera de sí y, por decirlo así, son poseídas por un espíritu. No responden a lo que se les pregunta de una manera coherente, pero la persona que las observa diestramente encontrará, después de muchos preámbulos y muchas peroratas ineficaces e incoherentes aunque ornamentadas, la explicación deseada comunicada en algún giro o palabra; luego despiertan de su éxtasis, como de un sueño profundo, y son, por decirlo así, obligados violentamente a recobrar sus sentidos. Después de haber respondido a la pregunta no se reponen hasta que los sacuden violentamente otras personas; ni pueden recordar las respuestas que han dado. Si se les consulta por segunda o tercera vez sobre el mismo asunto, emplearán expresiones totalmente diferentes; tal vez hablan por medio de espíritus fanáticos e ignorantes. Estos dones les son conferidos habitualmente en los sueños; algunos creen que les ponen en los labios leche dulce y miel; otros se imaginan que les aplican a la boca un papel escrito, y cuando despiertan declaran públicamente que han recibido ese don… Invocan, durante sus profecías, al verdadero Dios vivo, y a la Santísima Trinidad, y ruegan para que sus pecados no les impidan descubrir la verdad. Estos profetas sólo se encuentran entre los britones descendientes de los troyanos.

Los awenyddion, o sea los cantores populares, pueden, ciertamente, haber ocultado sus secretos con el pretexto de que eran poseídos por espíritus, como consta que hacían los poetas irlandeses por medio de la bufonería, y pueden haber provocado esos éxtasis comiendo setas; pero Câd Goddeu, Anger Cyvyndawd y todos los otros extraños poemas del Libro de Taliesin parecen una jerigonza solamente porque los textos han sido confundidos deliberadamente, sin duda como precaución para que no los denunciara como heréticos algún funcionario eclesiástico. Esta explicación aclararía también el motivo de que en la mezcolanza aparezcan piezas religiosas sencillas e insulsas, aceptables garantías de ortodoxia. Por desgracia gran parte del material original parece haberse perdido, lo que hace difícil una restauración del resto que merezca confianza. Cuando se publique una versión autorizada del texto y una traducción inglesa también autorizada —hasta ahora no se dispone de ellas, pues de otro modo las habría utilizado— el problema será más sencillo. Pero que los awenyddion descendían de los troyanos es una importante afirmación de Gerald; quiere decir que heredaron sus tradiciones, no de los cimbros, sino de los anteriores habitantes de Gales a los que desalojaron los cimbros.

El contexto de la versión del romance correspondiente al siglo XIII puede ser reconstruido con lo que Gwynn Jones ha escrito de Phylip Brydydd de Llanbadarn Fawr y el poema en que menciona su disputa con los beirdd yspyddeid, versificadores vulgares, acerca de quién sería el primero en presentar una canción al príncipe Rhys Ieuanc el día de Navidad.

«La prueba de este poema es extremadamente valiosa, pues nos muestra concluyentemente que, en esa época en todo caso, la clase inferior de los bardos había conseguido el privilegio de presentarse en una Corte galesa, y de que se le permitiera competir con los miembros de la corporación más cerrada. Es muy difícil comprender con seguridad el significado del poema, pero el bardo parece lamentar la relajación o el abandono de la antigua costumbre de la Corte de la casa de Tewdwr (posteriormente la casa inglesa de Tudor), donde anteriormente, después de una batalla, nadie quedaba sin recompensa, y donde con frecuencia él mismo había recibido regalos. Si el elogio era el premio de la valentía, lo que merecía debía haber sido recibir licor más bien que convertirse en un “ermid”. El bardo menciona también a cierto Bleiddriw que no le había dado lo que merecía y parece dar a entender que esa persona era culpable de versificar la mentira, así como de aplicarle a él el epíteto twyll i gwndid (o sea pervertidor del sistema poético). Lo que sugiere este poema, por consiguiente, es que la persona a que se refiere era autora de una canción imperfecta o irregular. Phylip nos dice, además, que la cátedra de Maelgwn Hir estaba destinada a los bardos, y no a los malos versificadores, y que para merecer esa cátedra en su época había que disputarla con el consentimiento de los santos y de acuerdo con la verdad y el privilegio. Un penkerdd (bardo privilegiado) no podía ser hecho con un hombre que carecía de arte. En un segundo poema, al patrón del poeta, probablemente también de la casa de Tewdwr, se le pide qué preste atención a la disputa de los bardos y los versificadores, y hay una referencia a la comparecencia de Elffin en las disputas de Maelgwn. El bardo dice que desde entonces la mera locuacidad había causado mucho desagrado, y que la manera de hablar de los extranjeros, los defectos de las mujeres y muchos relatos disparatados se habían introducido en Gwynedd (Norte de Gales) por medio de las canciones de los falsos bardos, cuya gramática era mala y carecían de honor. Phylip afirma solemnemente que no es propio de un hombre destruir el privilegio de poseer el don de Dios. Lamenta la decadencia de la profesión de los bardos, y describe su propia canción como “la antigua canción de Taliesin”, la que, dice —y eso es significativo— “era nueva para nueve veces siete años”. “Y —añade finalmente— aunque me pusiesen en una sucia tumba en la tierra, antes del violento levantamiento del Día del Juicio, la musa no dejaría de merecer agradecimiento mientras el sol y la luna sigan describiendo sus círculos; y a menos que la mentira venza a la verdad, o que el don de Dios cese al final, son ellos los que quedarán deshonrados en la disputa: “Él quitará a los bardos vulgares su vano deleite”.

»Se observará que estos poemas aportan una información muy interesante acerca de los puntos de disputa. Vemos que la canción de Taliesin y las disputas de Maelgwn Hir son erigidas en normas; que se creía que esas normas habían sido establecidas de acuerdo con la voluntad de los santos y con la verdad y el privilegio; que en las disputas no podían intervenir los bardos de la clase inferior; y que un hombre carente de arte no podía llegar a ser Penkerdd. Se alega que la manera de hablar de los extranjeros, los defectos de las mujeres y muchos relatos disparatados se habían introducido en Gwynedd —inclusive en Gwynedd, donde se realizaban las disputas de Maelgwn— por medio de las canciones de los falsos bardos cuya gramática era mala. Vemos que la canción de los bardos oficiales o tradicionales era considerada como un don de Dios; que su esencia era la verdad en comparación con la mentira de la canción más nueva; y que Phylip-Brydydd estaba dispuesto, por decirlo así, a morir en la última trinchera, combatiendo por el privilegio del verdadero don poético. Observamos que, a pesar de todo esto, a los versificadores se les permitía ofrecer una canción el día de Navidad en la Corte de Rhys leuanc.

»Se habrá observado que el primer poema de Phylip Brydydd menciona a un Bleiddriw que se negó a reconocerle y cuya canción, según interpreto la muy condensada sintaxis del poema, Phylip describe como imperfecta e irregular. No es improbable que esto sea una referencia al muy discutido Bledri de Giraldus Cambrensis, “el famoso comerciante en fábulas que vivió un poco antes de nuestro tiempo”. Lo probable es que en este Bledri tengamos a uno de los hombres que recitaban leyendas galesas en francés, y así contribuían a que pasaran a otros idiomas. Gastón Paris, ya en 1879, lo identificó con el Breri, su deuda con el cual reconoce Thomas, el autor del poema francés de Tristán, y dice de él que conocía les histoires et les contes de tous les rois et comtes qui avaient vécu en Bretagne. Se dice que Phylip Brydydd floreció entre 1200 y 1250.Como Rhys leuanc, su patrón, murió hacia 1220, probablemente Phylip nació con anterioridad a 1200. Giraldus mismo murió en 1220. Esto los acerca lo suficiente para que exista la posibilidad de que ambos se refieran al mismo Bledri. De todos modos, éste es el único caso que conozco en galés de una referencia contemporánea a un Bledri que corresponda a la persona mencionada por Giraldus. Pero no fundaré mi razonamiento en esta posible identidad. Si el Bleiddri del poema de Phylip era otro Bleiddri, sigue siendo cierto que se lo consideraba perteneciente a la clase inferior de los bardos, y que Phylip, el bardo tradicional, acusaba a su clase, de todos modos, de degradar la dicción poética de los bardos y de hacer de la mentira el tema de la poesía.

»¿Cuál podía ser, pues, el significado de la mentira como tema de la canción? Considerando la palabra a la luz de los códigos y del contenido de los poemas de los bardos cortesanos mismos, opino que significa sencillamente cuentos de imaginación. A los bardos oficiales se les prohibía escribir narraciones imaginativas y material para la representación; se les ordenaba que celebraran la alabanza de Dios y de los hombres valientes y buenos. Lo hacían, como hemos visto, en verso epitético, el estilo del cual es notable e intencionalmente arcaico.»

La queja de Phylip de que su adversario Bleiddri carecía de «hunuf» significa que no pertenecía a la clase privilegiada de los ciudadanos cimbros entre los que eran elegidos los bardos cortesanos. En el Romance de Taliesin encontramos la historia desde el punto de vista del cantor ambulante, pero de un cantor ambulante extraordinariamente bien dotado que había estudiado fuera del país entre hombres más cultos que los que se podía encontrar en cualquier parte de Gales y que insistía en que los bardos cortesanos habían olvidado el significado de la poesía que practicaban. En todos los poemas se hace hincapié en el mismo tema desdeñoso:

¿No soy un candidato a la fama, a que se me oiga cuando canto?

¡Fuera, bardos jactanciosos!

Este cantor no privilegiado se jacta de que la cátedra le corresponde en justicia; él, y no poeta alguno que sólo posea el talento académico de Phylip Brydydd, es el verdadero heredero de Taliesin. Sin embargo, por cortesía, la leyenda de Gwion y Cerreidwen se narra en función de la historia del siglo VI y no del siglo XIII. «La manera de hablar de los extranjeros», de la que se quejó Phylip porque ha corrompido a Gwynedd, es probable que fuera el idioma irlandés, pues el príncipe Gruffudd ap Kynan, un príncipe talentoso y progresista educado en Irlanda, había introducido bardos y cantores ambulantes irlandeses en su principado a comienzos del siglo XII. De esta colonia literaria irlandesa, y no de Irlanda misma, puede haber obtenido Gwion sus conocimientos superiores. Gruffudd tenía también escandinavos en su séquito. Sus minuciosos reglamentos para el gobierno de los bardos y músicos fueron restablecidos en la Caerwys Eisteddfod en 1523.

He aquí, finalmente, el enigma de Hanes Taliesin según la traducción inglesa de Lady Charlotte Guest. Y éstas son las respuestas del Pequeño Gwion a las preguntas del rey Maelgwyn respecto a quién era y de dónde venía:

Yo soy el bardo principal de Elphin,
y mi país original es la región de las estrellas estivales;
Idno y Heinin me llamaban Merddin,
al fin todos los reyes me llamarán Taliesin.
5 Yo estaba con mi Señor en la esfera más alta,
cuando la caída de Lucifer en la profundidad del Infierno
yo llevaba una bandera delante de Alejandro;
conozco los nombres de las estrellas desde el norte hasta el sur;
he estado en la Galaxia en el trono del Distribuidor;
10 Yo estaba en Canaán cuando mataron a Absalón;
yo conduje a Awen (el Espíritu Divino) a la llanura del valle de Hebrón;
yo estaba en la Corte de Dôn antes del nacimiento de Gwydion.
Yo era instructor de Elías y Enoch;
he sido alado por el genio del báculo brillante;
15 He sido locuaz antes que me dotaran con el habla;
estaba en el lugar de la crucifixión del misericordioso hijo de Dios;
he estado tres veces en la prisión de Arianrhod;
he sido el director principal de la construcción de la torre de Nimrod.
Soy un prodigio cuyo origen es desconocido.
20 He estado en Asia con Noé en el Arca,
he presenciado la destrucción de Sodoma y Gomorra;
he estado en la India cuando fue fundada Roma;
ahora he venido a los restos de Troya.
He estado con mi Señor en el pesebre del asno.
25 Yo conforté a Moisés con el agua del Jordán;
yo he estado en el firmamento con María Magdalena;
he obtenido la musa de la Caldera de Caridwen;
he sido bardo del arpa en Lleon de Lochlin.
He estado en la Colina Blanca, en la Corte de Cynvelyn.
30 Durante un día y un año con cepos y grilletes
he sufrido hambre por el Hijo de la Virgen,
he sido criado en el país de la Divinidad,
he sido maestro de todas las inteligencias,
puedo instruir al universo entero.
35 Estaré hasta el Día del juicio en la faz de la tierra;
y no se sabe si mi cuerpo es carne o pescado.
Luego estuve durante nueve meses
en el seno de la bruja Caridwen;
yo era originalmente el pequeño Gwion,
40 y al final soy Taliesin.

¡El grito engañoso del Avefría! Gwion no ignoraba la historia sagrada tanto como pretendía: tenía que saber perfectamente bien que Moisés nunca cruzó el Jordán, que María Magdalena nunca estuvo en el firmamento, que la caída de Lucifer fue registrada por el profeta Isaías siglos antes de la época de Alejandro Magno. Negándome a que me desviaran del secreto sus declaraciones aparentemente disparatadas, comencé a descifrar el enigma respondiendo a las siguientes preguntas:

v. 11. ¿Quién condujo el Espíritu Divino a Hebrón?
v. 13. ¿Quién instruyó a Enoch?
v. 16. ¿Quién presenció la Crucifixión?
v. 25. ¿Quién pasó a través de las aguas del Jordán cuando a Moisés le estaba prohibido hacerlo?

Confiaba en que no tardaría en ver un claro en la espesura enmarañada donde se refugiaba el Corzo.

Ahora bien, según el Pentateuco, Moisés murió en Pisgah, al otro lado del Jordán y «nadie hasta hoy conoce su sepulcro»; y de todos los hijos de Israel que habían ido con él al desierto para librarse del cautiverio, solamente dos, Caleb y Josué, pasaron a la Tierra Prometida. Como espías habían tenido ya la audacia suficiente para cruzar y volver a cruzar el río. Fue Caleb quien se apoderó de Hebrón despojando de él a Anakim en nombre del Dios de Israel, y Josué se lo concedió como su herencia. Así me di cuenta de que el Perro había hecho trizas todo el poema con sus dientes y que la ingeniosa Avefría había revuelto los pedazos engañosamente, como hizo con los fragmentos del pasaje de los frutos en la Câd Goddeu. La declaración original era: «Yo conduje al Espíritu Divino a través de las aguas del Jordán a la llanura del valle de Hebrón». Y el «yo» tenía que ser Caleb.

Si se había utilizado la misma treta en cada verso del Hanes Taliesin yo podría avanzar un poco más en la espesura. Podría considerar el poema como una especie de acróstico compuesto de veinte o treinta enigmas, cada uno de los cuales requería una solución por separado; que significaban las respuestas combinadas prometía ser un secreto que valía la pena desentrañar. Pero primero tenía que ordenar y volver a juntar los enigmas individuales.

Después de quitar el engañoso «con el agua del Jordán» del verso 25, nos queda «yo conforté a Moisés». Pues bien, ¿quién confortó a Moisés? ¿Y dónde se hizo eso? Recordé que a Moisés le confortaron, cuando terminó su batalla con los amelecitas, sosteniéndole las manos en alto dos compañeros. ¿Dónde se libró esa batalla y quiénes le confortaron? El lugar fue Jehovah-Nissi, cerca del Monte de Dios, y los que le confortaron fueron Aarón y Hur. En consecuencia, podía recomponer el enigma así: «Yo conforté a Moisés en el país de la Divinidad», y la solución era: «Aarón y Hur». Si sé necesitaba solamente un nombre era probablemente Hur, pues ésta es la única acción que se registra de él en el Pentateuco.

Igualmente, en el verso 25, «He estado con María Magdalena» hay que separar del engañoso «en el firmamento» y buscar la otra parte del enigma en otro verso. Yo lo había encontrado ya examinando la lista de personas presentes en la Crucifixión: San Simón Cirenaico; el apóstol San Juan; Santa Verónica; Dimas, el buen ladrón; Gestas, el mal ladrón; el centurión; la Virgen María; María Cleophas; María Magdalena… Pero no había pasado por alto a la mujer que (según el Proto-evangelíum de Santiago) fue la primera persona que adoró al niño Jesús, la primera testigo de su partenogénesis y su más fiel seguidora. Se la menciona en Marcos, XV, donde aparece junto a María Magdalena: «Entre las cuales estaba María Magdalena, y María la madre de Santiago el Menor y de José y Salomé». La solución era: «Salomé».

¿Quién instruyó a Enoch? (Elías no pertenece, al parecer, a este enigma.) Convengo con Charles, Burkitt, Oesterley, Box y otros especialistas en la Biblia en que no puede tener la esperanza de comprender los dichos de Jesús nadie que no haya leído el Libro de Enoch, omitido en el canon de los Apócrifos pero atentamente estudiado por los cristianos primitivos. Daba la casualidad de que yo había leído ese libro y sabía que la solución era «Uriel» y que Uriel instruyó a Enoch «sobre la caída de Lucifer en las profundidades del Infierno». Un curioso detalle histórico es que el verso acerca de la instrucción de Enoch por parte de Uriel no está incluido en los fragmentos del Libro de Enoch griego citado por el historiador bizantino del siglo IX Syncellus, ni en el manuscrito vaticano (1809), ni en las citas del Libro de Enoch que se hacen en la Epístola de San Judas. Sólo aparece en el texto desenterrado en Akhmim, Egipto, en 1886, y en la traducción etiópica de un texto griego anterior, que es la única versión que, por lo que sabemos, existía en el siglo XIII. ¿Dónde encontró Gwion el relato? ¿Era el conocimiento de la lengua etiópica uno de sus méritos? ¿O encontró un manuscrito griego completo en la biblioteca de algún monasterio irlandés que había escapado a la furia de los vikingos contra los libros? El pasaje del Primer libro de Enoch, XVIII, 11, y XIX, 1, 2, 3, dice así:

Y vi un profundo abismo y columnas de fuego celestial, y entre ellas vi columnas de fuego que caían, las cuales se extendían desmesuradamente lo mismo hacia arriba que hacia abajo… Y Uriel me dijo: «Aquí estarán los ángeles que se han acostado con mujeres y cuyos espíritus, asumiendo muchas formas diferentes, corrompen a los seres humanos y los extravían hacia la demonolatría y a sacrificar a los demonios: aquí permanecerán hasta el Día del Juicio… Y las mujeres a las que seducen se convertirán en sirenas». Yo, Enoch, fui el único que vi esta visión del final de todas las cosas; ningún otro verá tan lejos como yo.

Este descubrimiento me llevó un paso más adelante, al verso 7: «Yo llevaba una bandera delante de Alejandro». Entre los poemas atribuidos a Taliesin en el Libro Rojo de Hergest hay un fragmento titulado Y Gofeisws Byd («Un bosquejo del mundo») que contiene un breve panegírico del Alejandro histórico, y otro titulado Anrhyfeddonau Alexander («Los prodigios que no hizo Alejandro») —que es una burla a expensas del romance español del siglo XIII que atribuía a Alejandro aventuras que pertenecían propiamente al mito de Merlín—, en el que dice burlonamente que se sumergió en el mar y encontró «criaturas de un linaje distinguido entre los peces…» Pero ninguno de estos poemas me dio un indicio que me permitiera resolver el enigma. Si hubiera tenido que interpretarlo tal vez habría barruntado que la solución era «Neoptolemo», que formaba parte de la comitiva de Alejandro y fue el primero que escaló las murallas de Gaza en el asalto. Pero más probablemente la referencia era a Alejandro como reencarnación de Moisés.

Según Josefo, cuando Alejandro llegó a Jerusalén al comienzo de sus conquistas en Oriente, se abstuvo de saquear el Templo, y en cambio se inclinó y adoró el Tetragrámaton ataviado con la venda dorada que llevaba en la frente el Sumo Sacerdote. Su compañero Parmenio, asombrado, le preguntó por qué razón se había comportado de una manera tan poco digna de un rey. Alejandro le contestó: «No he adorado al Sumo Sacerdote mismo, sino al Dios que lo ha honrado con ese cargo. El caso es este: yo vi a esta misma persona en un sueño, vestida exactamente como ahora, cuando me hallaba en Dios en Macedonia. En mi sueño discutía conmigo mismo cómo podía conquistar el Asia, y ese hombre me exhortó a no demorarme. Yo debía pasar audazmente con mi ejército a través del estrecho mar, pues su Dios marcharía delante de mí y me ayudaría a vencer a los persas. Por eso estoy ahora convencido de que Jehová está conmigo y conducirá mis ejércitos a la victoria». El Sumo Sacerdote estimuló todavía más a Alejandro mostrándole la profecía contenida en el Libro de Daniel, la que le prometía el dominio del Oriente; y él subió al Templo, hizo un sacrificio a Jehová y concluyó un generoso tratado de paz con la nación judía. La profecía se refería a Alejandro como «el rey bicorne» y en adelante se hizo representar en sus monedas con dos cuernos. Aparece en el Corán como Dhul Karnain, el «de dos cuernos». Moisés era también «bicorne» y en la leyenda árabe «El Hidr, el profeta siempre joven», un héroe solar anterior del Sinaí, protegía a Moisés y Alejandro «en el lugar de reunión de dos mares». Para el docto Gwion, por consiguiente, una bandera llevada ante Alejandro equivalía a una bandera llevada ante Moisés; y San Jerónimo, o sus mentores judíos, habían hecho ya una identificación poética de los cuernos de Alejandro con los de Moisés.

La bandera de Moisés era «Nehushtan», la Serpiente de Bronce que construyó para que impidiera la peste en el desierto. Al hacer eso se convirtió en un «Alejandro», es decir uno «que-desviaba-el-mal-del-hombre». Por consiguiente, la solución de este enigma es «Nehushtan», o, en la versión griega de los Setenta, en la que me imagino que Gwion había leído el relato, «Ne-Esthan». Se recordará que en el Evangelio según San Juan, III, 14 y en la apócrifa Epístola de Barnabas, XII, 7 esta serpiente es un símbolo de Jesucristo. Barnabas recalca que la serpiente «colgaba de un madero», es decir de la Cruz, y poseía el poder de dar la vida. En Números, XXI, 9 se la describe como un «serafín», nombre que dio Isaías a las serpientes voladoras que aparecieron en su visión como servidoras del Dios Vivo y volaron hacia él desde el altar con un ascua.

El siguiente enigma que tenía que resolver, una combinación de los versos 9 y 26, era: «Yo he estado en el firmamento, en la Galaxia». Se dice que la Galaxia, o Vía Láctea, se formó cuando la leche de la Gran Diosa Rea de Creta brotó en abundancia hasta el cielo después del nacimiento del infante Zeus. Pero como el nombre de la Gran Diosa varía de mitógrafo en mitógrafo —Higinio, por ejemplo, vacila entre llamarla Juno u Ops (Opulencia)— Gwion nos ha dado consideradamente otra clave: «Cuando fue fundada Roma». Identifica correctamente a una diosa cretense con una romana y, lo que es más sorprendente, reconoce a Rómulo como un dios latino del mismo sistema religioso que el Zeus de Creta. La madre de Rómulo se llamaba también Rea, y si tuvo dificultades con su leche cuando se vio obligada a destetar a sus gemelos para ocultar su nacimiento, lo mismo le sucedió a la Rea cretense en circunstancias análogas. La diferencia principal consistía en que Rómulo y Remo tuvieron una loba como madre adoptiva, en tanto que a Zeus (y algunos dicen que también a su hermano adoptivo el chivo Pan) le amamantó la cabra Amaltea, cuya piel llevaba luego como vestido; o, según dicen otros, una cerda blanca. Tanto Rómulo como Zeus fueron criados por pastores. Por tanto: «He estado en el firmamento, en la Galaxia, cuando fue fundada Roma» es la frase, y la solución es Rea, aunque no era Rea misma, sino el chorro de su leche, rhea en griego, lo que estaba en la Galaxia. A Gwion se le anticipó Nennio en dar a la Rea madre de Rómulo más importancia que la que le daban los mitólogos clásicos; Nennio la llamó «la reina muy sagrada».

El enigma tiene el propósito de engañar. La única leyenda acerca de la Vía Láctea que Heinin y los otros bardos de la Corte de Maelgwyn podían conocer se refiere a Blodeuwedd, a la que pide Gwydion que sea la novia de Llew Llaw Gyffes. Llew se llamaba también Huan y Blodeuwedd se transformó en lechuza y se llamó Twyll Huan («la engañadora de Huan») por haber causado la muerte de Huan: en galés la lechuza se llama tylluan. La leyenda de Blodeuwedd y la Galaxia se encuentra en los Peniardd MSS.:

La esposa de Huan ap Dôn había tomado parte en la muerte de su marido y dijo que él había salido de casa para cazar. Su padre Gwydion, el rey de Gwynedd, atravesó todos los países en su busca y al final hizo la Caer Gwydion, es decir la Vía Láctea, como una pista por la que podía buscar su alma en los cielos, donde la encontró. Como desquite por el mal que ella había hecho convirtió a la joven esposa en ave, y ella huyó de su suegro y se la llama hasta ahora Twyll Huan. Así, antiguamente los britones trataban sus leyendas y fábulas a la manera de los griegos, para conservarlas en la memoria.

Habría que añadir que la forma «Caer Gwydion» en vez de «Caer Wydion» prueba que el mito es reciente. Blodeuwedd (como se demostró en el capítulo II) era Olwen («la de la senda blanca»), por lo que Gwydion hacía bien en buscarla en la Galaxia: Rea, con su sendero blanco de estrellas, era la equivalente celestial de Olwen-Blodeuwedd con su sendero blanco de tréboles.

¿Quién, en el verso 21, presenció la destrucción de Sodoma y Gomorra? Lot, o tal vez la no nombrada «esposa de Lot».

¿Quién, en el verso 18, era «el director principal de la construcción de la torre de Nimrod»? Vi que el Avefría volvía a sus tretas. La verdadera pregunta era: «¿De la construcción de qué torre fue Nimrod el director principal?» La respuesta era: «Babel».

Los versos de Gomer sobre la molestia que causó a Nimrod y sus albañiles la confusión de lenguas han resonado en mi cabeza durante años:

Uno pedía piedras y le llevaban tejas
y Nimrod, el gran paladín,
rugía como un joven león.

¿Quién, en el verso 24, estaba «con mi Señor en el pesebre del asno»? ¿La respuesta era «los pañales»? Alguien llamó mi atención sobre el texto de Lucas, 11, 16: «Fueron con presteza y encontraron a María, a José y al Niño en un pesebre». Gwion hacía una travesura: literalmente, la frase dice que María, José y el Niño se hallaban juntos en el pesebre. La respuesta era evidentemente «José», pues ése era su momento más glorioso.

¿Quién decía, en el verso 23: «Ahora he venido a los restos de Troya»? Según Nennio, Sigebertus Gemblasensis, Geoffrey de Monmouth y otros, Bruto, el nieto de Eneas, desembarcó con los troyanos que quedaban en Totnes, Devon, en el año 1074 a. de C., 109 años después de la fecha aceptada de la toma de Troya. Un pueblo que llegó por el Mor Tawch (el Mar del Norte) unos siete siglos después para unirse a ellos fue el de los cimbros. Abrigaban la idea de que descendían de Gomer, hijo de Jafet, y habían viajado desde Taprobana (Ceilán; véase Tríada 54) por el Asia Menor antes de establecerse finalmente en Llydaw, en la Britania septentrional. Por consiguiente, la declaración es: «He estado en la India y en Asia (verso 20) y ahora vengo a los restos de Troya». La solución era «Gomer».

«Conozco los nombres de las estrellas desde el norte hasta el sur» en el verso 8 sugería uno de los Tres Astrónomos Felices de Britania mencionados en las Tríadas, y juzgué por la frase «mi país de origen es la región de las estrellas estivales» (es decir el Occidente) que parecía pertenecer a este enigma que no se refería a ningún astrónomo griego, egipcio, árabe o babilonio. Como Idris era el primero que se nombraba de los tres astrónomos, la solución era probablemente «Idris».

«He estado en la Colina Blanca, en la corte de Cynvelyn (Cimbelino)» en el verso 29, evidentemente se relacionaba con «yo estaba en la corte de Don antes del nacimiento de Gwydion», en el verso 12. La solución era «Vron» o «Bran», cuya cabeza, después de su muerte, según el Romance de Branwen, fue enterrada en la Colina Blanca (Tower Hill) en Londres como una protección contra la invasión, como la cabeza del rey Euristeo de Micenas fue enterrada en un paso que dominaba el acceso a Atenas, y la supuesta cabeza de Adán fue enterrada en el acceso septentrional de Jerusalén, hasta que el rey Arturo la desenterró. Pues Bran era un hijo de Dôn (Danu) mucho tiempo antes de la llegada del Gwydion belga[14].

La solución de «yo estaba en Canaán cuando mataron a Absalón» (verso 10) era claramente «David». El rey David había cruzado el Jordán hasta la ciudad-refugio cananea de Mahanaim, mientras Joab libraba la batalla del Bosque de Efraim. En la puerta de esa ciudad recibió la noticia de la muerte de Absalón. En obsequio de la sede de San David, Gwion combinó esta declaración con «he sido alado por el genio del báculo brillante». («Y San David», como nosotros, los Reales Fusileros Galeses, agregábamos lealmente a todos nuestros brindis el 1.º de marzo.) Uno de los principales propósitos del príncipe Llewelyn y los otros patriotas galeses de la época de Gwion era liberar a su Iglesia del dominio inglés. Giraldus Cambrensis había pasado la mayor parte de su pendenciera vida eclesiástica (1145-1213) en campañas para hacer a la Sede de San David independiente de Canterbury y cubrirla con un arzobispo galés. Pero el rey Enrique II y sus dos hijos procuraban que sólo eclesiásticos franco-normandos políticamente dignos de confianza fuesen designados para las sedes galesas, y las solicitaciones de los galeses al Papa eran desatendidas, porque el poder de los reyes angevinos pesaba en el Vaticano más que la posible satisfacción de un principado pobre, dividido y lejano.

¿Quién, en el verso 20, una vez eliminado el engañoso «en Asia», estaba «con Noé en el Arca»? Sospeché que era «Hu Gadarn», quien, según las Tríadas, condujo a los cimbros desde el Oriente. Con los bueyes de su arado sacó también del lago mágico al monstruo avanc, que hizo que se desbordara produciendo una inundación universal. Había sido «criado entre las rodillas de Dylan en el Diluvio». Pero luego descubrí que el Avefría confundía deliberadamente a Dylan con Noé; Noé pertenece realmente al enigma de Enoch en el verso 13. Este enigma debe decir así: «He sido criado en el Arca». Pero se podría ampliar con la declaración del verso 33: «He sido maestro de todas las inteligencias», pues Hu Gadarn, «Hu el Poderoso», que ha sido identificado con el antiguo dios Hou de la Isla del Canal, era el Menes o Palamedes de los cimbros, a quienes enseñó a arar («en la región donde está ahora Constantinopla») y la música y la canción.

¿Quién, en el verso 27, «obtuvo la musa de la caldera de Caridwen»? Gwion mismo. Sin embargo, la caldera de Caridwen no era una mera caldera de brujas. No sería irrazonable identificarla con la caldera representada en los vasos griegos, pues el nombre escrito sobre Caridwen es «Medea», la diosa corintia que mató a sus hijos, como hizo también la diosa Tetis. En esa caldera hirvió al viejo Esón y lo rejuveneció; era la caldera del renacimiento y la reiluminación. Sin embargo, cuando la otra Medea, la esposa de Jasón, le hizo su famosa treta (registrada por Diodoro Sículo) al viejo Pelias de Yolcos, persuadiendo a sus hijas de que si lo descuartizaban y lo cocían se rejuvenecería y luego las acusó de parricidas, ocultó su nacionalidad corintia y alegó que era una diosa hiperbórea. Evidentemente Pelias había oído hablar de la caldera hiperbórea y tenía más fe en ella que en la corintia.

«No se sabe si mi cuerpo es carne o pescado.» No era difícil resolver este enigma del verso 36. Yo recordaba la larga discusión en la Iglesia medieval acerca de si era o no lícito comer barnacla (en inglés barnaclegoose) los viernes y otros días de ayuno. La barnacla no anida en las Islas Británicas. (Yo manejé la primera nidada de sus huevos que llevaron allí; los habían encontrado en Spitzbergen, en el Ártico.) Se creía generalmente que del cascarón de la barnacla salía —para citar el Oxford English Dictionary— «una concha marina del género peduncular de los cirrópodos». La larga cirri plumosa que sobresalía de las valvas recordaba el plumaje. Giraldus Cambrensis vio en una ocasión más de un millar de embriones de barnacla colgando de un trozo de madera flotante arrojado a la costa. Campion escribió en su isabelina Historia de Irlanda: «Percebes, a millares, se ven a lo largo de las costas colgando de los picos alrededor de los bordes de maderas podridas… que cuando reciben vivamente el calor del sol se convierten en aves acuáticas». En consecuencia, algunos sostenían que la barnacla era pez y no ave, y los monjes lo podían comer legítimamente los viernes. El mismo diccionario indica que la palabra inglesa barnacle (percebe) proviene de la galesa brenig, o la irlandesa bairneach y significa lapa o cascarón de percebe. Además, el otro nombre la barnacla, el brent o brant, se deriva al parecer de la misma palabra. Caius, el naturalista isabelino, lo llamó Anser Brendinus y dijo de él: «“Bernded” seu “Brended” id animal dicitur». Esto indica una relación entre bren, bairn, brent, brant, bern y Bran, quien, como la Câd Goddeu original dice claramente, era un dios del Infierno, pues la migración de los gansos silvestres hacia el norte se relaciona en la leyenda británica con la conducción al helado Infierno del Norte de las almas de los condenados o los niños no bautizados. En Gales se supone que el ruido que hacen los gansos al pasar a gran altura por la noche sin que se les vea lo hacen los Cwm Annwm («Sabuesos del Infierno» con cuerpos blancos y orejas rojas), y en Inglaterra que lo hacen los Yell Hounds, Yeth Hounds, Wish Hounds, Gabriel Hounds o Gabriel Ratchets (variedades de sabuesos imaginarios). Al Cazador se le llama variadamente Gwyn («el blanco») —había un culto de Gwyn en la Glastonbury precristiana—, Herne el Cazador, y Gabriel. En Escocia es Arturo. Aquí «Arturr» puede estar en lugar de Arddu («el oscuro»), que es como se llama a Satán en la Biblia galesa. Pero su nombre original en Britania parece haber sido Bran, que en galés es Vron. Por consiguiente, el enigma del pescado o la carne debe relacionarse con los otros dos enigmas de Vron ya resueltos.

El texto alternativo del Hanes Taliesin publicado en la Myvyrian Archaiology es, en la traducción de D. W. Nash, el siguiente:

1 Un jefe de bardos imparcial
soy para Elphin.
Mi país habitual
es la tierra del Querubín.
2 Johannes el Adivino
me llamaba Merddin,
al final todos los reyes
me llamarán Taliesin.
3 Estuve casi nueve meses
en el vientre de la bruja Caridwen;
era al principio el pequeño Gwion,
al final soy Taliesin.
4 Yo estaba con mi Señor
en la esfera más alta
cuando Lucifer cayó
en las profundidades del Infierno.
5 Yo llevé la bandera
delante de Alejandro.
Conozco los nombres de las estrellas
desde el norte hasta el sur.
6 Yo era en Caer Bedion
tetragrámaton;
conduje a Heon (el Espíritu Divino),
hasta el valle de Ebrón.
7 Yo estaba en Canaán
cuando mataron a Absalón;
yo estaba en la Corte de Dôn
antes que naciera Gwydion.
8 Yo estaba en la grupa del caballo
de Elías y Enoch;
yo estaba en la alta cruz
del misericordioso Hijo de Dios.
9 Yo era el inspector principal
en la construcción de la torre de Nimrod;
he residido tres veces
en el castillo de Arianrhod.
10 Yo estaba en el Arca
con Noé y Alfa;
vi la destrucción
de Sodoma y Gomorra.
11 Yo estaba en África (¿Asia?)
antes de la fundación de Roma;
ahora vengo aquí
a los restos de Troya.
12 Yo estaba con mi Rey
en el pesebre del asno;
Sostuve a Moisés
a través de las aguas del Jordán.
13 Yo estaba en el firmamento
con María Magdalena;
obtuve mi inspiración
de la Caldera de Caridwen.
14 Yo era bardo del arpa
de Deon de Llychlyn;
he padecido hambre
con el Hijo de la Virgen.
15 Yo estuve en la Colina Blanca
en la Corte de Cynvelyn,
con cepos y grilletes
durante un año y medio.
16 He estado en la despensa
en el país de la Trinidad,
no se sabe cuál es la naturaleza
de su carne y su pescado.
17 He sido instruido
en todo el sistema del universo;
estaré hasta el Día del Juicio
en la faz de la tierra.
18 He estado en una silla incómoda
sobre Caer Sidin,
y en la esfera que gira sin movimiento
entre tres elementos.
19 ¿No es el enigma del mundo
que no puede ser descubierto?

La ilación es diferente y el Avefría ha estado tan activa como siempre. Pero aprendí mucho de las variantes. En lugar de «la región de las estrellas estivales» se menciona «el país del Querubín». Ambos significan lo mismo. El Salmo 18 (verso 10) aclara que los querubines son ángeles de las nubes tempestuosas, y por consiguiente, para los galeses, residen en el Occidente, lado del que soplan nueve de cada diez tormentas. Las estrellas del verano son las de la parte occidental del firmamento.

Los dos primeros versos de la estrofa 18, «He estado en una silla incómoda sobre Caer Sidin», me ayudaron. Hay un asiento de piedra en la cima de Cader Idris, «la Silla de Idris», donde, según la leyenda local, al que pasa en él la noche se le encuentra a la mañana siguiente muerto, loco o convertido en poeta. La primera parte de estos versos corresponde evidentemente al enigma de Idris, aunque Gwion, en su Kerdd am Veib Llyr menciona una «silla perfecta» en Caer Sidin («el castillo giratorio»), la fortaleza elísea donde estaba la Caldera de Caridwen.

El texto de la estrofa 2, «Johannes el Adivino me llamaba Merddin», parece estar adulterado a propósito, pues en la versión del Mabinogion el sentido es: «Idno y Heinin me llamaban Merddin». Yo creía al principio que el original decía: «Me llamaban Johannes, y Merddin el Adivino», y estaba en lo cierto hasta entonces. Merddin, al que en los romances medievales se le llama Merlín, era el profeta antiguo más famoso en la tradición británica. El sentido manifiesto de la estrofa es que a Gwion le llamaba Merddin, «habitante del mar», Heinin, el jefe de los bardos de Maelgwyn, porque, como el Merddin original, su nacimiento era misterioso y, aunque era un niño, había desconcertado al colegio bárdico de Dyganwy, exactamente como Merddin (según Nennio y Geoffrey de Monmouth) había desconcertado a los sabios de Vortigern; que también se le llamaba «Juan el Bautista» («Pero tú, niño, serás llamado el profeta del Altísimo»); y que con el tiempo todos le llamaron Taliesin («frente radiante»), el principal de los poetas. El Dr. MacCulloch sugiere que hubo un Taliesin anterior al bardo del siglo VI, y que era un Apolo celta, lo que explicaría lo de la «frente radiante» y su presencia entre otros dioses y héroes descoloridos en la corte del rey Arturo en el Romance de Kilhwch y O1wen. (Apolo mismo había sido en otro tiempo un habitante del mar —el delfín le estaba consagrado— y, lo que es extraño, Juan Bautista parece haber sido identificado por los primeros sincretistas cristianos de Egipto con el dios caldeo Oannes, quien, según Beroso, solía aparecer a largos intervalos en el Golfo Pérsico bajo la forma del tritón Odacon y repetía su revelación original a los fieles. Complica más el caso el mito de Huan, víctima de Blodeuwedd, diosa de las flores, que era en realidad el dios Llew Llaw, otro «habitante del mar».)

Me llevó mucho tiempo darme cuenta de que el sentido oculto de la estrofa 2, que hacía necesaria la adulteración textual, era una paráfrasis herética del siguiente pasaje de los tres Evangelios sinópticos (Mateo, XVI, 14, Marcos, VI, 15, Lucas, 7, 8):

Viniendo Jesús a los términos de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías u otro de los profetas. Y Él les dijo: Y vosotros ¿quién decís que soy? Tomando la palabra Simón Pedro, dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.

Las palabras que completan «y Elías» aparecen en la estrofa 8. El Niño Divino habla como Jesucristo y creo que lo hace también en la estrofa 14: «He padecido hambre con el hijo de la Virgen». Entonces Jesús sólo estaba con el Diablo y las «fieras». Pero el Diablo no tenía hambre y las «fieras» en el contexto de la Tentación, según los críticos más agudos de las Sagradas Escrituras —por ejemplo, el profesor A. A. Bevan y el Dr. T. K. Cheyne—, estaban también del lado del Diablo. La versión del Mabinogion, verso 31, es: «He sufrido hambre por el Hijo de la Virgen», lo que viene a ser lo mismo: Jesús, sufrió hambre por su propia cuenta. La solución de este enigma era sencillamente «Jesús», como «Taliesin» era la solución de «Me llamaban Joannes, y Merddin el Adivino, y Elías».

«Yo estaba en el Arca con Noé y Alfa», en la estrofa 10, y «Yo era en Caer Bedion tetragrámaton», en la estrofa 6, deben referirse juntos al «Santo e Inefable nombre de Dios». «Alfa y Omega» era una perífrasis divina que se podía expresar públicamente; y el tetragrámaton «era la manera criptográmica hebrea, de deletrear el Nombre secreto con cuatro letras como JHWH». Al principio creía que «Yo era en Caer Bedion» correspondía al enigma de Lot, porque Lot es el nombre franco-normando de Lludd, el rey que fundó Londres, y Caer Bedion es Caer Badus, o Bath, que según Geoffrey de Monmouth, fue fundada por Bladud, el padre de Lludd. Pero para Gwion el galés Lludd no era «Lot», ni existe constancia alguna de que Lludd hubiera vivido en Bath.

Durante un tiempo dejé a un lado el enigma de «Caer Bedion» y también el de «Yo era Alfa Tetragrámaton» —si esta conjunción componía el enigma— la solución del cual era evidentemente un nombre divino de cuatro letras que comenzaba con A. Entretanto, ¿quién era «el bardo del arpa de Deon, o Lleon, o Lochlin, o Llychlyn»? (verso 28 y estrofa 14). «Deon, rey de Lochlin y Dublin» es un personaje extrañamente compuesto. Deon es Una variante de Dôn, quien, como ya se ha indicado, era realmente Danu, la diosa de los Tuathas dé Danaan, los invasores de Irlanda, que tenían como patriarca a un rey de Lochlin, o Lochlann, y Dublin. Lochlann era la mítica residencia submarina de los posteriores invasores fomorianos de Irlanda contra los que los Thuatas dé Danaan libraron una guerra sangrienta. Lo gobernaba el dios Tethra. Parece que las leyendas acerca de la guerra entre estas dos naciones fueron tratadas por poetas posteriores en forma de ciclos de baladas que celebraban las guerras del siglo IX entre los irlandeses y los piratas daneses y escandinavos. Así, a los escandinavos se les llegó a llamar «los lochlannach» y al rey danés de Dublin se le llamó también «Rey de Lochlin». Cuando el culto del dios escandinavo Odin, el mago y autor de runas, fue llevado a Irlanda, se le identificó con su equivalente Gwydion, quien en el siglo IV a. de C. había llevado a Britania un nuevo sistema de letras y a quien se consideraba hijo de Danu o Dôn. Además, según la leyenda los danaenos habían ido a Britania desde Grecia pasando por Dinamarca, a la que habían dado el nombre de su diosa, y en la Irlanda medieval se confundieron danaenos y daneses, atribuyéndose a los daneses del siglo IX a. de C. los monumentos de la Edad del Bronce. En consecuencia, «Deon de Louchlin» tiene que significar «los daneses de Dublin». Estos piratas, con su bandera en la que figuraba el cormorán, eran el terror de los galeses, y el trovador de los daneses de Dublin era probablemente el cormorán, consagrado a Odin, que graznaba sobre sus víctimas. Si es así, la solución del enigma era «Morvran» (cormorán), que era hijo de Caridwen y, según el Romance de Kilhwch y Olwen, el hombre más feo del mundo. En las Tríadas se dice que salió vivo de la Batalla de Camlan —otra de las «tres batallas frívolas de Britania»— porque todos se apartaban de él. Debe identificársele con Afagddu, hijo de Caridwen, a quien se atribuye la misma fealdad suma en el Romance de Taliesin y a quien su madre decidió hacer tan inteligente como feo.

Me preguntaba si «Lleon de Lochlin», en la versión del Myvyrian, era una interpretación posible. Arturo tenía su corte en Caerlleon sobre el Usk, y se considera generalmente que la palabra Caerlleon significa «El campamento de la Legión»; y ciertamente las dos Caerlleon mencionadas en el Catálogo de Ciudades galés del siglo VII, Caerlleon sobre el Usk y Caerlleon sobre el Dee son explicadas como Castra Legionis. Si Gwion aceptó esta derivación de la palabra el enigma diría: «Yo era bardo del arpa de las legiones de Lochlin», y la solución sería la misma. El nombre «León» aparece en Kadeir Teyrnon («La silla real») de Gwion: «La forma lacerada del León armado con corselete». Pero el contexto está adulterado y «León» puede ser un título descriptivo de algún príncipe valeroso y no un nombre propio.

Luego había que considerar el enigma de la estrofa 8: «Yo estaba en la grupa del caballo de Elías y Enoch», una alternativa del enigma engañoso del Libro de Enoch en la versión del Mabinogion:

Yo era instructor de Elías y Enoch

la solución del cual es «Uriel». En ambos textos Elías es en realidad parte del enigma herético de Juan Bautista, para distraer la atención del cual el Avefría ha hecho todo lo posible. Pues a estos dos profetas se les aparea en varios evangelios apócrifos: la Historia de José el carpintero, Los hechos de Pilatos, el Apocalipsis de Pedro y el Apocalipsis de Pablo. En los Hechos de Pilatos, por ejemplo, que eran muy leídos en Gales en la traducción latina, se dice:

Yo soy Enoch, trasladado aquí por la palabra del Señor, y conmigo está Elías el tisbita, arrebatado en un carro de fuego.

Pero el verdadero enigma de la versión del Mabinogion es: «Yo era instructor de Enoch y Noé». En esta otra versión, «Yo estaba en la grupa del caballo de Elías y Enoch», la mención de Elías es inútil, pues Enoch, como Elías, fue llevado vivo al Cielo en un carro tirado por caballos ígneos. En consecuencia, la solución es también Uriel, pues «Uriel» significa «Llama de Dios». Ahora bien, quizá podía responder también «Uriel» al enigma «Yo estaba en Caer Bedion», pues, según Geoffrey de Monmouth, en un templo de Caer Bedion, o Bath, ardía constantemente un fuego como el que ardía en la Casa de Dios en Jerusalén.

Hay una variación entre los textos: «un día y un año con cepos y grilletes» (verso 30) y «un año y medio con cepos y grilletes» (estrofa 15). «Un año y medio» no tiene un sentido obvio, pero «un día y un año» puede igualarse con las Trece Cerraduras de la Prisión que guardaban a Elphin, si cada cerradura era un mes de 28 días y lo dejaron en libertad el día sobrante de los 365. El antiguo mes de derecho consuetudinario en Britania, según los Commentaries (2, IX, 142) de Blackstone era de 28 días, a menos que se declarase otra cosa, y al mes lunar se lo sigue contando así popularmente, aunque el verdadero mes lunar, o lunación, desde una luna nueva hasta la siguiente, tiene aproximadamente 29 días y medio, y aunque se supone que trece es un número infausto. El calendario precristiano de trece meses de cuatro semanas, con un día sobrante, fue reemplazado por el calendario juliano (que no tenía semanas) basado finalmente en el año egipcio de doce meses de treinta días con cinco días más. El autor del Libro de Enoch, en su tratado sobre la astronomía y el calendario, calculaba también que un año tenía 364 días, aunque maldecía a todos los que no calculaban que un mes tenía 30 días. Los autores de calendarios de la Antigüedad parecen haber interpuesto el día que no tenía mes, y por tanto no se le contaba como parte del año, entre el primero y el último de sus meses artificiales de 28 días, por lo que el año del agricultor duraba, desde el punto de vista del autor del calendario, literalmente un año y un día.

En los romances galeses aparece constantemente el número trece: «Trece cosas preciosas», «Trece prodigios de Britania», «Trece joyas regias». Las «trece cerraduras de la prisión» eran, por consiguiente, trece meses y un día más, el Día de la Liberación, el Día del Niño Divino en que Elphin fue puesto en libertad. Ese día caía inmediatamente después del solsticio de invierno, dos días antes de la Navidad, cuando los romanos celebraban su festival de mitad del invierno. Me di cuenta de que si la verdadera lectura era «en cepos y grillos un año y un día», esto se debía agregar a «soy el bardo principal de Elphin» del verso 1, pues era Elphin quien estaba encadenado.

Ahora bien, Gwynn Jones disiente de la opinión habitual de que la palabra Mabinogion significa «romances juveniles»; opina, por analogía con el título irlandés Mac-ind-oic, aplicado a Angus del Brugh, que significa «cuentos del hijo de una madre virgen», y señala que se aplicaba originalmente sólo a los cuatro romances en los que aparece Pryderi, hijo de Rhiannon. Este «hijo de una madre virgen» nace siempre en el solsticio de invierno, lo que apoya la leyenda de la contienda de Phylip Brydydd con los cantores ambulantes por el privilegio de ser el primero en presentar al príncipe Rhys Ieuanc una canción sobre el día de Navidad, y también su mención de Maelgwyn y Elphin en ese contexto.

El enigma de la estrofa 16, «He estado en la despensa», tiene que referirse a Kai, quien estaba a cargo de la despensa del rey Arturo. El verso, astutamente mezclado con el enigma de la barnacla, debe ser agregado probablemente a «Yo estaba con mi Señor en la esfera más alta» (verso 5 y estrofa 4), pues Kai aparece en las Tríadas como «uno de los tres jefes de batalla que llevaban diadema», y poseía poderes mágicos. En el Romance de Olwen y Kilhwch se le describe así:

Podía contener la respiración bajo el agua durante nueve días y noches, y dormir durante un periodo equivalente. Ningún médico podía curar una herida hecha por su espada. Podía hacerse a sí mismo, a voluntad, tan alto como el árbol más alto del bosque. Su calor natural era tan grande que cuando llovía torrencialmente cualquier cosa que llevara en la mano quedaba seca en un palmo por encima y por debajo. En el día más frío era como un combustible ardiente para sus compañeros.

Esto se parece al relato que se hace del héroe solar Cuchulain y de su ardor en el combate. Pero en las leyendas posteriores acerca de Arturo, Kai había degenerado en un bufón y jefe de los cocineros.

El recuerdo del año de trece meses se mantuvo vivo en los distritos rurales de la Inglaterra pagana por lo menos hasta el siglo XIV. The Ballad of Robin Hood and the Curtal Friar comienza así:

Pero ¿cuántos meses felices hay en el año?
Hay trece, digo;
el mes de la mitad del verano es el más feliz de todos,
después del feliz mes de mayo.

Esto ha sido modificado en una balada evidentemente posterior:

Hay doce meses en todo el año
oigo decir a muchos hombres.
Pero el mes más feliz de todo el año
es el feliz mes de mayo.