OC —The Collected Works of C.G. Jung [Obras completas de C. G. Jung, OC], trad, de R.F.C. Hull., cd. H. Read, M. Fordham, G. Adler, W. McGuire, Bollingen Series XX (Princeton: Princeton University Press, 1953-1979).
[1] Véase Joseph Campbell, The Mythic Image, Bollingen Series C (Princeton: Princeton University Press, 1974), p. 217, fig. 199a.<<
[2]The Portable Nietzsche, trad. Walter Kaufman (Nueva York: Viking, 1968), p. 483.<<
[3] Carolyn Heilbrun, «What She Was Silent About», New York Times Book Review, 10 de febrero de 1985.<<
[4] Idem.<<
[5] Mary Hamilton y Barbara Fidler eran las directoras musicales y de improvisación corporal.<<
[1] T. S. Eliot, Poesías reunidas 1909-1962, trad, dejóse María Valverde (Madrid: Alianza Editorial, 1978), «El viaje de los Magos», líneas 29 a 43.<<
[2] William Shakespeare, Obras Completas, trad, de Luis Astrana Marín (Madrid: Aguilar, 1961), Hamlet, acto I, escena 2, p. 1338 («¡Qué fastidiosas, rancias, vanas e inútiles me parecen las prácticas todas de esté mundo!»).<<
[3] William Blake, El matrimonio del cielo y del infierno, ilustración 7, línea 18.<<
[4] Edmond Rostand, Cyrano de Bergerac, trad, de Brian Hooker (Nueva York: Bantom Classic, 1981), p. 32.<<
[5] Arnold van Gennep, The Rites of Passage (Chicago: University of Chicago Press, 1960), p. 3.<<
[6] Bruce Lincoln, Emerging from the Chrysalis: Studies in Rituals of Women’s Initiation (Nueva York: Harvard University Press, 1981), pp. 103 y 104.<<
[7] Idem, p. 104.<<
[8] Jung, «On the Nature of the Psyche», OC 8, párr. 388.<<
[9] Salmos 118:22.<<
[10] Véase, por ejemplo, «The Tavistock Lectures», The Symbolic Life, OC 18, párr. 389: «La neurosis es en realidad un intento de autocuración, así como toda enfermedad física es en parte un intento de autocuración. … Es un intento del sistema psíquico autorregulador por restablecer el equilibrio».<<
[11] Marie-Louise von Franz, Alchemy: An Introduction to the Symbolism and the Psychology (Toronto: Inner City Books, 1980), p. 137.<<
[12] Jung, «The Psychology of the Transference», The Practice of Psychotherapy, OC 16, párr. 489.<<
[13] W. Skakespeare, Obras completas, Rey Lear, acto 5, escena 3, página 1680.<<
[14] Job 10:2, 42:5.<<
[15] Mateo 26:39 a 42.<<
[16] R. M. Rilke, Cartas a un joven poeta, trad, de José María Valverde (Madrid: Alianza Editorial, 1987), p. 47.<<
[17] Monica Furlong, Merton, A Biography (San Francisco: Harper and Row, 1980), p. 330.<<
[18] Idem, p. 328.<<
[19] Idem, p. 322.<<
[1] John Keats, carta a George y Georgiana Keats (21 de abril de 1819), citada en David Perkins, ed., English Romantic Writers (Nueva York: Harcourt Brace Jovanovich, 1967), p. 1225.<<
[2] Emily Dickinson, Poemas, ed. y trad, por Margarita Ardanaz (Madrid: Cátedra, 1987), número 508, p. 173.<<
[3] El término pueraeternus (del latín, «joven eterno»), define al tipo de hombre que tiene una prolongada adolescencia psíquica, lo que generalmente se relaciona con una íntima unión inconsciente con la madre (real o simbólica). Su complemento femenino es la puellaaeterna, la joven eterna que está unida de manera similar al mundo paterno.<<
[4] Jung, «On the Nature of the Psyche», en The Structure and Dynamics of the Psyche, OC 8, párrs. 367 y 417. Véase Marion Woodman, The Owl Was a Baker’s Daughter: Obesity, Anorexia Nervosa and the Repressed Feminine (Toronto: Inner City Books, 1980), pp. 66-67.<<
[5] Percy Bysshe Shelley, «Adonais», línea 463.<<
[6] Cuando estaba escribiendo estas líneas (marzo de 1985), la popular articulista Ann Landers dio a conocer la respuesta de un gran número de lectoras a la pregunta que les había planteado: «¿Qué prefieren: ser abrazadas con ternura o jugar un papel activo en el acto sexual?». Recibió más de 90.000 respuestas: el 72% de las mujeres que respondieron prefería que las abrazaran… y el 70% de ellas tenía menos de 40 años.<<
[7] Emily Dickinson, The Complete Poems of Emily Dickinson, ed. Thomas H. Johnson (Boston: Little, Brown and Company, 1960), número 315, p. 148.<<
[8] Emily Dickinson, Poemas, trad, de Silvina Ocampo (Barcelona: Tusquets, 1985), número 443.<<
[9] Sylvia Plath, Ariel, trad, de Ramón Buenaventura, Poesía Hiperión, 1989.<<
[10] Shakespeare, Obras completas, Antonio y Cleopatra, acto 5, escena 2, p. 1835.<<
[11] Emily Dickinson, Poemas, trad, de Silvina Ocampo, número 777.<<
[12] Agradezco a la doctora Anne Maguire, analista junguiana que trabaja en Londres (Inglaterra), por esta frase que resume tan claramente la actitud psicológica de este tipo de mujer.<<
[13] William Wordsworth, «Michael», línea 202.<<
[14] Jung, «The Transcendent Function», The Structure and Dynamics of the Psyche, OC 8.<<
[15] Véase M. Esther Harding, The Way of All Women (Nueva York: Harper Colophon, 1975), sobre todo el capítulo I («All Things to All Men»).<<
[16] Véase Gary Zukav, The Dancing Wu Li Masters: An Overview of the New Physics (Nueva York: Bantam Books, 1980), pp. 92 y ss.<<
[17] Adrienne Rich, Diving into the Wreck: Poems 1971-1972 (Nueva York: W. W. Norton and Company, 1973), p. 6.<<
[1] James Hillman, «On the Neccesity of Abnormal Psychology», Facing the Gods, ed. James Hillman (Dallas: Spring Publications, 1980), P-17.<<
[2] William Blake, El matrimonio del cielo y del infierno, ilustración 4.<<
[3] Shakespeare, Obras completas, Hamlet, acto 3, escena 1, p. 1359.<<
[4] Marion Woodman analiza en detalle esta analogía en Addiction to Perfection: The Still Unravished Bride (Toronto: Inner City Books, 1982).<<
[5] «The Lady of Shallot», The Works of Alfred Lord Tennyson, parte III (Londres: Macmillan & Co., 1896), p. 29.<<
[6] Marión Woodman también analiza la influencia del complejo materno y el complejo paterno en los trastornos relacionados con la comida en The Owl Was a Baker’s Daughter y Addiction to Perfection.<<
[7] M. Esther Harding, Psychie Energy: Its Source and Goal, Bollingen Series X (Washington: Pantheon Books, 1947), pp. 210 y 211.<<
[8] Véase el análisis que hace Marie-Louise von Franz en On Divination and Synchronicity: The Psychology of Meaningful Chance (Toronto: Inner City Books, 1980), p. 87.<<
[9] Jung, «On the Nature of the Psyche», The Structure and Dynamics of the Psyche, OC 8, párr. 440.<<
[10] Idem, párr. 418.<<
[11] En los últimos años, se han estado ofreciendo en Toronto tres series de reuniones de trabajo práctico, de una sesión por semana, a hombres y mujeres que cumplan con el requisito de tener un mínimo de 50 horas de análisis junguiano. En el otoño, trabajo con Mary Hamilton en desarrollo de imágenes e imaginación activa con el cuerpo. En el invierno, trabajo con Beverly Stokes en estructuras primitivas de movimiento (por ejemplo, gateo). En la primavera, dirijo en conjunto con Ann Skinner un grupo que hace trabajo vocal. Esta secuencia es importante, porque el trabajo que se realiza en una serie de reuniones permite a los participantes pasar a la siguiente.
Como las emociones reprimidas pueden irrumpir con una fuerza volcánica, hacemos hincapié en que los participantes se estén psicoanalizando al mismo tiempo.
También es útil que ya hayan hecho algún tipo de trabajo con el cuerpo (por ejemplo, yoga, Tai Chi, trabajo con el método Felden-krais). Estas reuniones no se organizan como trabajo de grupo que suponga interacción colectiva, sino como trabajo con un grupo de individuos que se concentran en su propio material; la energía del grupo ejerce una indudable influencia en los individuos, pero respetamos el carácter transpersonal de la energía y, en la medida de lo posible, no interferimos en sus manifestaciones. Siempre se respeta el «tenemos» personal.
Gran parte del material presentado en este capítulo se basa en las observaciones que he hecho en esas reuniones de trabajo y en la sesión posterior de análisis individual.<<
[12] Véase Jung, «The Spirit Mercurius», Alchemical Studies, OC 13, párr. 262: «El “alma” representa un concepto superior al del “espíritu”, en el sentido de aire o de gas. Como “cuerpo sutil” o “alma hálito”, representa algo inmaterial y más sutil que el mero aire. Su característica esencial es ser vivificante y animada; por lo tanto, representa el principio vital». Véase también «The Phenomenology of the Spirit in Fairytales», The Archetypes and the Collective Unconscious, OC 9,1, parr. 392, donde Jung hace una analogía entre «la noción de cuerpo sutil y el alma—kuei en China» y afirma que el espíritu y la materia bien podrían ser manifestaciones del mismo ser trascendental.
Jung analizó más a fondo el concepto de cuerpo sutil en la serie de seminarios publicados bajo el título «Psychological Analysis of Nietzsche’s Zarathustra» (Zurich, 1934-1939). En las bibliotecas de algunos Institutos Jung hay copias mimeografiadas de las charlas que dictó en esos seminarios, pero su reproducción está prohibida.<<
[13] Idem, párr. 282.<<
[14] Fritjof Capra, The Tao of Physics (Nueva York, Bantam Books, 1984), p. 310.<<
[15] Jung, «The Practical Use of Dream Analysis», The Practice of Psychotherapy, OC 16, párr. 340.<<
[16] Caricatura característica de la publicidad de las masas preparadas marca Pillsbury, que se parece al personaje regordete de la propaganda de Michelin (una imagen que también aparece con frecuencia en los sueños de mujeres que tienen trastornos relacionados con la comida).<<
[17] Edward Albee, The American Dream (Nueva York: New American Library, 1961), p. 115.<<
[1] T. S. Eliot, Cuatro cuartetos, «Little Gidding», línea 52.<<
[2] En el artículo de Erich Neumann «The Psychological Meaning of Ritual», publicado en Quadrant, vol. 9, n° 2 (invierno de 1976), pp. 5-34, el autor presenta un análisis más amplio del recorrido ritual del hombre primitivo que lo lleva hasta la caverna sagrada (comparada con el inconsciente colectivo, del que puede surgir una imagen numinosa).<<
[3] Idem, p. 16.<<
[4] Revista Time, 4 de marzo de 1985.<<
[5] M. Esther Harding, Woman’s Mysteries, Ancient and Modern (Nueva York: Rider & Company, 1955), p. 125.<<
[6] We Are the World, CBS Records, 1985, letra de Lionel Ritchie y Michael Jackson.<<
[7] Jung, Símbolos de transformación (Barcelona, Buenos Aires: Ediciones Paidós, 1982), OC 5, p. 432.<<
[8] John Layard, The Virgin Archetype (Nueva York: Spring Publications, 1972), pp. 290 y 291 (las cursivas no figuran en el texto original).<<
[9] Evangelios Apócrifos, I, trad. Edmundo González-Blanco (Buenos Aires: Hyspamérica Ediciones, 1985), p. 13.<<
[10] M. Zimmer Bradley, The Mists of Avalon (Nueva York: Ballantine Books, 1982), p. 810.<<
[11] Jung, «On Psychic Energy», The Structure and Dynamics of the Psyche, OC 8.<<
[12] Victor M. Turner, The Ritual Process (Chicago: Aldine Publishing Co., 1969), p. 95.<<
[13] Véase van Gennep, Rights of Passage.<<
[14] Bruce Lincoln, Emerging from the Chrysalis, p. 101.<<
[15] Solon T. Kimbali, «Introduction to van Gennep», Rights of Passage, p. ix.<<
[16] No hay que confundir este proceso con el motivo de «la Bella y la Bestia», en el que la mujer debe aceptar el aspecto natural pero «feo» de su masculinidad para poder transformarlo.<<
[17] Véase M. Esther Harding, Woman’s Mysteries, pp. 134 a 136.<<
[18] Jung, Two Essays on Analytical Psychology, OC 7, párr. 258.<<
[1] Jung, Two Essays, OC 7, párr. 78.<<
[2] Este tipo de «formación», en el que no se reconocen las necesidades del niño en proceso de maduración, es muy diferente de la «formación» literal de las iniciadas de las tribus de navajos que participan en la ceremonia conocida como «kinaalda de las nuevas mujeres». En esa ceremonia, varias mujeres mayores conocidas por su buen carácter dan masajes a la joven, con la convicción de que «durante la iniciación, su cuerpo vuelve a adquirir la ductilidad que tenía en el momento del nacimiento» y de que, por lo tanto, es posible darle una nueva vida. (Bruce Lincoln, Emerging from the Chrysalis, p. 20).<<
[3] Véase Arthur Avalon, The Serpent Power (Nueva York: Dover Publications, 1974).<<
[4] C. S. Lewis, Till We Have Faces (Grand Rapids: William B. Eerdman’s Publishing Co., 1978), p. 282.<<
[5] Idem.<<
[6] Idem, pp. 292 y 294.<<
[7] Idem, p. 250.<<
[8] Idem, p. 295.<<
[9] Jung, «On the Nature of the Psyche», The Structure and Dynamics of the Psyche, OC 8, párr. 425.<<
[10] La tarea del hombre consiste en encontrar el lugar que le corresponde en el mundo paterno, separado de las mujeres pero sin oponerse a ellas.<<
[11] La actitud psicológica de «orfandad» (la sensación de estar solo en el mundo) es el motivo arquetípico del niño abandonado. Véase Jung, «The Psychology of the Child Archetype», The Archetypes and the Collective Unconscious, OC 9, I, párrs. 285 a 288; y Daryl Sharp, «Alienation and the Abandoned Child», The Secret Raven: Conflict and Transformation (Toronto: Inner City Books, 1980), pp. 95 a 99.<<
[12] Shakespeare, Obras completas, Macbeth, acto I, escena 5, p. 1585.<<
[13] El uso de antibióticos, píldoras anticonceptivas, medicamentos que debilitan el sistema inmunológico e incluso el consumo excesivo y prolongado de carbohidratos pueden hacer que el organismo deje de controlar debidamente la producción de fermentos. Véase C. Orian Truss, «The Role of Candida Albicans in Human Illness», Orthomolecular Psychiatry, vol. 10, n° 4 (1981), pp. 228 a 238. Véase también William G. Crook, The Yeast Connection (Jackson, Tennessee: Professional Books, 1984).<<
[14] «The Thunder, Perfect Mind», The Nag Hammadi Library, ed. James M. Robinson (San Francisco: Harper & Row, 1981), pp. 271 y 272.<<
[15] Marina Warner, Alone of All Her Sex (Londres: Quartet Books, 1978), p. 274.<<
[16] Idem, p. 145.<<
[17] Evangelios Apócrifos, I, pp. 19 y 20.<<
[18] Idem, p. 20.<<
[19] Idem, pp. 22 y 23. En el Koran, Maryem, 19:24, aparece una descripción muy diferente del dolor de María: «¡Oh y que yo muriese antes de esto! Y fuera olvidada con olvido».<<
[20] En la genealogía de Jesús hay cuatro mujeres que tienen esas características: Tamar (Génesis, 38:24), Rajab (Josué, 2:1), Rut (3:1-18) y la mujer de Urías (Samuel II, 11).<<
[21] Evangelios Apócrifos, I, p. 18.<<
[22] Jung, «The Psychology of the Transference», The Practice of Psychotherapy, OC 16, párr. 469: «Es antinatural no dejarse llevar por un ardiente deseo».<<
[23] Samuel Taylor Coleridge, «Kubla Khan».<<
[24] Véase Jung, Psychology and Alchemy, OC 12, párrs. 519 a 524.<<
[25] William Wordsworth, «Insinuaciones de inmortalidad por recuerdos de la temprana niñez».<<
[26] Actualmente se reconoce el «simplemente estar», que contrasta con el «hacer» que se ocupa de lograr resultados, como un elemento valioso en el tratamiento de la ansiedad, el estrés y la tensión derivadas de la «enfermedad de la prisa»: «… estos nuevos métodos… invitan al paciente a salirse de su modo habitual de sentir el tiempo como un transcurrir inexorable, para participar en otras formas alternativas de percibirlo. Se les pide que “paren” el tiempo. Se les invita a entrar en los dominios del espacio-tiempo…». (Larry Dossey, Tiempo, espacio y medicina, Barcelona: Editorial Kairós, 1986, página 256).<<
[27] Robert Graves, La Diosa Blanca, I, (Madrid: Alianza Editorial, 1986).<<
[28] Véase Marie-Louise von Franz, Shadow and Evil in Fairytales (Zurich: Spring Publications, 1974), pp. 31 y 32, y On Divination and Synchronicity, pp. 105 a 108.<<
[29] Walter F. Otto, Dionysos (Dallas: Spring Publications, 1981), p. 151.<<
[30] Idem, pp. 136 y 137.<<
[31] Idem.<<
[32] An Interrupted Life: The Diaries of Etty Hillesum, 1941-1943, trad, al inglés por Arno Pomerans (Toronto: Lester & Orpen Dennys, 1983), pp. 186 y 187.<<
[1] Emily Dickinson (Madrid: Cátedra, 1987), n° 1333.<<
[2] T. S. Eliot, Cuatro cuartetos, «Burnt Norton», líneas 63 a 76.<<
[3] Jung, Aion, OC 9, II, párr. 126.<<
[4] Von Franz, «The Process of Individuation», Man and His Symbols, ed. C. G. Jung (Londres: Aldus Books, 1964), pp. 185 y 186.<<
[5] Shakespeare, Obras completas, Otelo, acto 5, escena 2, p. 1517.<<
[6] Idem, acto 4, escena 2, p. 1508.<<
[7] Idem, escena 3, p. 1512.<<
[8] Idem, acto 5, escena 2, p. 1517.<<
[9] Idem.<<
[10] Idem, p. 1518.<<
[11] Jung, Letters, vol. 2 (1951-1961), ed. G. Adler, Bollingen Series XCV (Princeton: Princeton University Press, 1975), p. 581.<<
[12] Rilke, Los sonetos a Orfeo, trad, de Eustaquio Barjau (Madrid: Cátedra, 1987), págs. 172 y 173.<<
[13] Jung, The Visions Seminars, 1930-1934 (Zurich: Spring Publications, 1976), p. 504.<<
[14] Idem.<<
[15] Robert Browning, «Two in the Campagna», líneas 59 y 60.<<
[16] Emily Dickinson (Madrid: Cátedra, 1987), n° 47.<<
[17] Jung, «Psychological Aspects of the Mother Archetype», The Archetypes and the Collective Unconscious, OC 9,1, párr. 164.<<
[18] Jung, The Visions Seminars, p. 504.<<
[19] Números, 22:23-27.<<
[20] Idem, 28, 30.<<
[21] El instinto femenino no definido del hombre suele aparecer en sueños y cuentos de hadas como un perro; véase Marie-Louise von Franz, An Introduction to the Psychology of Fairytales (Zurich: Spring Publications, 1973), p. 54.<<
[22] Emily Dickinson, n° 627.<<
[23] Es posible acceder a sensaciones de este tipo a través del tantra yoga; véase, por ejemplo, Ajit Mookerjee y Madhu Khanna, The Tantric Way: Art, Science, Ritual (Londres: Thames and Hudson, 1977).<<
[24] Robert Frost, «Reluctance», líneas 17 y 18.<<
[25] T. S. Eliot, Cuatro cuartetos, «Little Gidding», líneas 150 a 159.<<
[26] Mateo, 5:23-24.<<
[27] Dante, «Convivio», La Divina Comedia, IV, 27, 4.<<
[28] Véase Esther Harding, Woman’s Mysteries, pp. 170 y ss.<<
[29] John Donne, Selected Poems, ed. Matthias A. Shaaber (Nueva York: Appleton-Century Crofts, 1958), soneto 14, p. 105.<<
[30] Percy Bysshe Shelley, «Adonais», línea 462.<<
[31] T. S. Elliot, Cuatro cuartetos, «East Coker», líneas 123 a 128.<<
[1] Victor Turner, «Body, Brain and Culture», en Zygon (Journal of Science and Religion,) septiembre de 1983.<<
[2] T. S. Eliot, Cuatro cuartetos, «Little Gidding», líneas 241 a 254.<<
[3] Marie-Louise von Franz, On Divination and Synchronicity, p. 109.<<
[4] Idem.<<
[5] Eliot, «Little Gidding», líneas 257 a 259.<<