A cuatro personas sin las cuales…
A Bren Abercrombie, que se fatigó los ojos leyéndola.
A Nick Abercrombie, que se fatigó los oídos oyendo hablar de ella.
A Rob Abercrombie, que se fatigó los dedos pasando sus páginas.
A Lou Abercrombie, que se fatigó los brazos sosteniéndome.
Y también…
A John Weir, por hacer correr la palabra.
A Simon Spanton, por no ensañarse conmigo.
Y como olvidar a…
A Gillian Redfearn, que no sólo lo hizo posible, sino que hizo que fuera mejor.