AGRADECIMIENTOS

Quisiera dar con una manera satisfactoria de expresar mi agradecimiento a todas las personas que he entrevistado, por su hospitalidad y su espíritu de servicio. Sin excepción, fui bien recibido en sus hogares, siempre me ofrecieron algo de comer o de beber y a menudo me invitaron a pasar la noche con ellos. Al tener que realizar dos docenas de entrevistas en Inglaterra, llegué a ver gran parte del país, lo cual fue muy divertido y me proporcionó la oportunidad de conocer muchas cosas del pueblo británico, lo que constituyó una experiencia realmente fascinante. Estuve con jubilados de avanzada edad, con exitosos hombres de negocios, con abogados, en distinguidas fincas de campo, en apartamentos del East End, y en modernas casas del West End. Llegué a darme cuenta de que la Compañía D estaba formada por una heterogénea representación de la sociedad británica, y cada sector hizo su propia contribución para la organización total.

Nunca olvidaré lo simpáticos que fueron conmigo, un yanqui desconocido entrometiéndose en su pasado. Ha sido un gran privilegio y un gran placer tener la oportunidad de conocer a estos hombres y mujeres y escuchar sus historias.

Adam Sisman, mi editor, aportó entusiasmo, energía y una eficiencia excepcional, cosas todas que fueron aprovechadas y recibidas con agradecimiento.

También quisiera agradecer a la Universidad de Nueva Orleans y a la Junta Directiva de Supervisores del Sistema LSU. En el otoño de 1983, la Junta Directiva me concedió un permiso sabático, lo que nos permitió a mi esposa y a mí vivir en Londres y viajar por la Europa continental y por Canadá haciendo las entrevistas. De no haber sido por ese período sabático, el libro no existiría. Quiero expresar mi profunda y constante gratitud a la Universidad de Nueva Orleans y a su junta directiva.

Mi esposa, Moira Buckley Ambrose, cargó con su parte con el aplomo acostumbrado. Como siempre, trabajó muy duro conmigo y para mí; como siempre, sin ella no hubiera sido posible.