Capítulo 34

* * * * *

CUANDO me eligieron, la escasez de combustible era tan aguda que el primer problema grave que tuve que afrontar después de mi toma de posesión del cargo fue conseguir electricidad suficiente para hacer funcionar las computadoras que promulgarían los nuevos apellidos.

Di órdenes para que carros, caballos y soldados del maltrecho ejército que había heredado de mi predecesor, transportaran toneladas de papel de los Archivos Nacionales a la central eléctrica. Todos los papeles pertenecían a la administración de Richard M. Nixon, el único presidente que fue obligado a renunciar.

* * *

Yo mismo fui a los Archivos a vigilar el traslado. Dirigí unas palabras a los soldados y a los pocos transeúntes desde las gradas. Dije que el señor Nixon y sus cómplices se habían trastornado a causa de una soledad de tipo especialmente virulento.

—Prometió unirnos, pero lo que hizo fue separarnos —manifesté—. Pero ahora, ¡abracadabra!, conseguirá después de todo reunirnos.

Posé para los fotógrafos bajo la inscripción de la fachada de los Archivos, la cual dice: EL PASADO ES EL PRÓLOGO.

—Básicamente no eran criminales —continué—. Pero ansiaban formar parte del espíritu fraterno que veían en el crimen organizado.

«En este lugar se ocultan tantos crímenes cometidos por funcionarios del Gobierno aquejados de soledad —dije— que la inscripción muy bien podía decir: Más vale tener una familia de criminales que estar solo en el mundo.

»Creo que en este momento estamos señalando el fin de la era de tales trágicos sucesos. Ha terminado el prólogo, amigos, vecinos y parientes. Dejen que comience ahora la parte más importante de mi noble tarea.

»Gracias —concluí.

* * *

No hubo grandes periódicos ni revistas que publicaran mis palabras. Las enormes plantas impresoras habían cerrado por falta de combustible. Tampoco había micrófonos. Sólo la gente que estaba allí.

Hi ho.

* * *

Entregué a los soldados una condecoración especial para conmemorar la ocasión. Consistía en una cinta de color azul pálido de la que colgaba un botón de plástico.

Les expliqué, bromeando sólo a medias, que la cinta representaba «El pájaro azul de la felicidad». Y en el botón estaban escritas las siguientes palabras, por supuesto:

img3.jpg

* * *