Capítulo 13

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SEIS días han pasado desde que comencé a escribir. Durante cuatro de esos días la gravedad fue normal, como solía serlo antes. Pero ayer llegó a ser tan pesada que apenas pude salir de la cama, de mi nido de trapos en el vestíbulo del Empire State. Cuando me dirigí al hueco del ascensor que usamos como lavabo, abriéndome paso por entre mi apiñada colección de palmatorias, tuve que hacerlo a gatas.

Hi ho.

Bueno, la gravedad fue muy ligera en el primer día y lo es otra vez hoy. Vuelvo a tener una erección y lo mismo le ocurre a Isadore, el amante de mi nieta Melody. También la tienen todos los hombres de la isla.

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Así es, y Melody e Isadore han preparado una cesta para un picnic y se han ido caminando a grandes saltos, a la intersección de las calles Broadway y la 42, donde, en los días de gravedad baja, están construyendo una pirámide rústica.

No dan ninguna forma a los bloques y cantos rodados que utilizan, tampoco se limitan al material de albañilería. Arrojan travesaños, tambores de aceite, neumáticos, piezas de coches, mobiliario de oficina, asientos de teatro y todo tipo de trastos. Pero he visto los resultados y lo que construyen no será un amorfo montón de porquería, sino claramente una pirámide.

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Y si los arqueólogos del futuro encuentran este libro mío, se ahorrarán la infructuosa labor de abrir un túnel para penetrar en ella y descubrir su secreto. Allí no habrá tesoros ocultos ni bóvedas de ninguna especie.

Su significado, que en todo caso es mínimo, yace bajo la tapadera de cloaca sobre la que se construyó la pirámide. Es el cuerpo de un niño nacido muerto.

La criatura está encerrada en una adornada caja que fue una vez un humectador para cigarros finos. Hace cuatro años, Melody, que fue su madre a los doce años, y yo, que fui su bisabuelo, y nuestra vecina más próxima y querida amiga Vera Ardilla-5 Zappa, colocamos esa caja en el fondo de la cloaca entre los cables y cañerías que hay allí debajo.

La pirámide misma fue totalmente idea de Melody e Isadore, quien más tarde se convirtió en su amante. Es un monumento a una vida nunca vivida, a una persona que nunca recibió un nombre.

Hi ho.

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No es necesario cavar un túnel en la pirámide para alcanzar la caja. Se puede llegar a ella a través de otras cloacas.

Tengan cuidado con las ratas.

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Dado que esa criatura era mi heredero, la pirámide podría llamarse así: La Tumba del Príncipe de las Palmatorias.

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Se desconoce el nombre del padre del Príncipe de las Palmatorias. Sometió a Melody a sus atenciones en las afueras de Schenectady, cuando ella se dirigía desde Detroit, en el reino de Michigan, hacia la Isla de la Muerte, donde esperaba encontrar a su abuelo, el legendario doctor Wilbur Narciso-11 Swain.

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Melody está embarazada nuevamente, esta vez de Isadore.

Es pequeña, tiene las piernas arqueadas, aspecto raquítico y un exceso de dientes, pero es alegre. Estuvo muy mal alimentada durante su infancia de huérfana en el harén del rey de Michigan.

Para mí, Melody tiene a veces el aire de una confiada anciana china, de sólo dieciséis años. Una chica embarazada con ese aspecto es un espectáculo lamentable para un pediatra.

Pero el amor que el sonrosado y robusto Isadore le profesa es algo que da mucha alegría ver. Como casi todos los miembros de su familia, los Melocotones, tiene prácticamente toda la dentadura y permanece erguido incluso cuando la gravedad es más pesada. En días así lleva a Melody en brazos, y se ha ofrecido para llevarme.

Los Melocotones son principalmente recolectores de alimentos, y viven en la Bolsa de Nueva York y sus alrededores. Pescan desde los muelles. Cavan en busca de alimentos enlatados. Cogen las frutas que encuentran. Cultivan sus propios tomates, patatas y rábanos, y alguna cosa más.

Cogen ratas, murciélagos, perros, gatos y pájaros, y se los comen. Un Melocotón es capaz de comerse cualquier cosa.

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