«¿Estás seguro de que sabes lo que haces?», preguntó Chalkhill, nervioso. Había llegado a la mansión que Hairstreak poseía en el bosque después de un viaje aún más desquiciante que el último que había realizado. Cyril lo había guiado a través de un tortuoso y mal señalado camino que olía a sliths y fueron a dar a una espesa zona de rosales, al borde del magnífico césped.
Chalkhill contempló la vasta extensión verde, consciente de que mientras la atravesaba estaría al descubierto a lo largo de todo el trayecto hasta la casa. Buscó haniels entre los árboles circundantes, aunque su verdadera preocupación eran los guardias de Hairstreak, que tenían una bien merecida reputación de disparar primero y preguntar después, de modo que podía convertirse en un acerico de flechas antes de dar tres pasos.
«Pues claro que sé lo que hago —dijo el wyrm con irritación—. Cossus Cossus te espera».
«Sí, ya me lo has dicho. Pero ¿qué ocurrirá si Hairstreak me ve?».
El wangaramas emitió el equivalente mental a un gruñido de impaciencia.
«¿Qué crees que pasará si lord Hairstreak te ve? No sabe lo que planeamos, ¿verdad? Para él sigues siendo un servidor leal. Si te tropiezas con él, cosa que no ocurrirá, puedes decirle simplemente que has vuelto para recibir nuevas órdenes».
La respuesta era admisible, pero Chalkhill le tenía un miedo atroz a lord Hairstreak. Desesperado, recurrió a un argumento que ya había dejado de utilizar en varias ocasiones:
«¿Por qué no vamos a otro sitio? Lo único que tengo que hacer es esperar hasta la coronación de Comma».
«Eso no es lo único que tienes que hacer —contestó Cyril, y emitió mentalmente una especie de suspiro de cansancio—. Ya te lo he dicho diez mil veces: has de hacerte pasar por lord Hairstreak. No eras lo que se dice un alumno aplicado cuando te mandó al fisónomo, ¿verdad?».
«Sólo se debió a la forma de andar —repuso Chalkhill, irritado—. Pero ahora te tengo a ti para que me ayudes. Por eso nos presentaron».
«Yo únicamente puedo enseñarte a caminar como él —explicó Cyril—. Pero hay muchas otras cosas: tienes que conocer a la gente que él trata y saludarlos por su nombre. Ya no es como antes. Hairstreak habría asistido a la coronación de Pyrgus mostrándose introvertido y malhumorado porque el príncipe no le gusta y la gente esperaba ese comportamiento. Pero ahora esperan que se exhiba como un pavo real porque todo el mundo sabe que Comma es tan sólo una figura decorativa. Y no olvides que tendrás que seguir haciendo de Hairstreak después de la ceremonia. No se trata de unas horitas con el fisónomo, sino que necesitarás de cada minuto que dispongamos para preparar el papel. El propio Cossus te entrenará. Debes practicar: dar órdenes a los sirvientes y todo eso».
«Sé dar órdenes a los sirvientes», repuso Chalkhill con acritud.
«Y tendrás que tratar con demonios de gran categoría —siguió el wyrm sin hacerle caso—. Sé que los portales están cerrados en estos momentos, pero Hairstreak tiene su propia cantera de demonios, así que deberás acostumbrarte a esas estúpidas criaturas antes de que los portales se reabran. Además, está la cuestión de…».
Chalkhill se sentía agotado, como siempre que llegaba a ese punto de conversación mental.
—De acuerdo —dijo en voz alta—. Tú ganas.
Si un haniel lo devoraba mientras atravesaba el césped, sería un bendito alivio.