Spinoza es el filósofo de los filósofos. Construyó un sistema metafísico de una brillantez y una belleza asombrosas, tanto más sorprendentes por no haber sido deducido de la realidad de la experiencia. Fue un hombre profundamente religioso aunque, al parecer, no practicó ninguna fe en particular. Su filosofía está imbuida de la idea de Dios y vivió una vida de santo. Consecuentemente, fue abominado por todas las religiones mientras vivió y, después de su muerte, su obra fue denigrada, perseguida tenazmente y quemada.
En estos días, una época en que no se exige a los filósofos que crean en Dios, viven vidas tan escandalosas como los demás, y se espera que presten alguna atención a la realidad, Spinoza es tenido por ejemplo de filósofo. Llegará quizás, si es que es canonizado, a convertirse en el santo patrón de los hipócritas.
El núcleo de la filosofía de Spinoza es su sistema omnicomprensivo, que abarca desde el mundo jerarquizado de las certidumbres medievales hasta la creencia, emergente en su época, en el poder de la razón para alcanzar por sí sola la verdad. Su sistema generado matemáticamente engloba a Deus sive natura (Dios o a la Naturaleza). Parte de hipótesis básicas y, a través de una serie de pruebas similares a las de la geometría, construye un universo que es también Dios. Es el ejemplo clásico de panteísmo, esto es, la creencia de que Dios y el universo son una y la misma cosa. Esto encuentra, curiosamente, eco en la moderna hipótesis Gaia (o Gea), según la cual nuestro planeta es considerado como un único y vasto organismo, o como una célula que se regula a sí misma. El sistema de Spinoza profundiza también en una ética holística similar a la preconizada por los ecologistas modernos. Si haces daño al universo, haces daño a Dios; si lastimas a otros, te lastimas a ti mismo.
La teoría política de Spinoza se adelantaba igualmente a su época. Creía que el propósito del Estado es únicamente el de proteger al individuo para que éste pueda desarrollarse libremente, a la vez que perfeccionar sus ideas, mediante el uso de la razón ilustrada.
La visión sistemática y teísta de Spinoza hace de su filosofía una antigualla. Irónicamente, las conclusiones que sacó de un sistema anacrónico están en profundo acuerdo con el pensamiento moderno, desde la ciencia hasta la política. Tanto su sistema como las conclusiones que sacó de él tienen una ineluctable belleza sin igual en la historia de la filosofía. Si la belleza fuera verdad y la verdad belleza, como defendió Keats, la filosofía de Spinoza sería todo lo que sabríamos y todo lo que necesitaríamos saber.