Salen Teodoro y Claridán


Teodoro:

¿Y cómo ha tomado el conde

hallarnos juntos allí?

Claridán:

No sé qué siente de ti.

930Suspéndese y no responde.

Teodoro:

No debe de imaginar

que Luciana favorece

mi amor.

Claridán:

Antes me parece

que ha recibido pesar.

Teodoro:

935Pues en caso que lo entienda,

¿qué remedio?

Claridán:

Algún engaño

con que cuando entienda el daño

en ningún modo te ofenda.

Teodoro:

Sí, pero puede ofender

940eso a la fidelidad,

correspondencia y verdad

que al dueño se ha de tener.

Claridán:

No, Teodoro, pues primero

fuiste que el conde en querella

945y es tu amor para con ella

legítimo y verdadero;

que en fin será tu mujer

y él su deshonra pretende,

y así tu amor la defiende

950de quien la quiere ofender.

Teodoro:

Luego no será traición

que se defienda Luciana.

Claridán:

Antes virtud, pues es vana

y loca su pretensión.

Teodoro:

955Jurado tiene a sus ojos

que ha de aborrecer su talle,

y en la ventana y la calle

recibir, viéndole, enojos,

y compararla con él

960cuando haya una cosa fea.

Claridán:

Pues como ella firme sea

hará mil lances en él.

Teodoro:

Las mujeres, Claridán,

quieren más a sus iguales,

965que de prendas desiguales

menos seguras están.

Amor no se corresponde

bien de menor a mayor,

que vuelve atrás el amor…

Claridán:

Habla bajo.

Teodoro:

¿Cómo?

Claridán:

970El conde.

(Entra el conde)

Conde:

Ponte luego de camino,

Teodoro, así Dios te guarde,

que has de partirte esta tarde

porque el marqués, mi sobrino,

975me ha dicho que está indispuesto;

a quien has de visitar

con esta, y dile el pesar

y cuidado en que me ha puesto,

y que si adelante pasa

iré en persona.

Teodoro:

980La mía

no está muy buena, y podría

un gentilhombre de casa

ir mejor este camino

sin faltar a tus papeles.

Conde:

985Discúlpaste como sueles.

Las cosas de mi sobrino

sólo las fío de ti,

a quien él sabe que tengo

inclinación.

Teodoro:

Ya prevengo

partirme.

Conde:

990Oblígame así,

y mira que ha de ser luego.

Teodoro:

Luego que me den recado.

Conde:

(Piensan que me han engañado

y llevo entendido el juego;

995¡vive Dios, que ha de salir

hoy de la corte Teodoro!)

(Vase el conde)

Teodoro:

Bien los engaños mejoró

que pensaba prevenir.

¿Qué te parece?

Claridán:

No sé.

1000Mas no se puede excusar.

Teodoro:

Si de aquí me quiere echar,

poderosa industria fue

y aprovecharse, en efeto,

de ser dueño.

Claridán:

¿En quince días

1005piensan sus locas porfías,

con engañado conceto,

que han de rendir a Luciana?

Ríete de esa invención.

Teodoro:

Claridán, mujeres son:

1010lo que no es hoy es mañana.

Por dicha en los quince días,

viendo al conde y no a Teodoro,

podrá él asistir y el oro

dar premio a injustas porfías.

1015Dejónos la antigüedad

gran ejemplo en Atalanta[57],

cuya codicia fue tanta

que venció su honestidad;

pues si tres manzanas de oro

1020para los que huyendo van,

con quien no corre, ¿qué harán

tantas libras de tesoro?

Claridán:

Siempre es el miedo villano.

Teodoro:

¿Puedo amar sin tener celos?

Claridán:

1025Deja esos locos desvelos

que el temor te ofrece en vano

y fía de la virtud

de Luciana.

Teodoro:

Verla quiero

antes de partirme.

Claridán:

Espero

1030con mucho gusto y salud

verte volver a sus brazos.

Teodoro:

Luego verás cómo intento

mi casamiento.

Claridán:

Esos siento

que son los mejores lazos.

1035Y hasta ese punto, silencio.

Teodoro:

Luciana es rica. Si el conde

me falta, amor me responde

que tengo dueño en Florencio.

(Entren Luciana e Inés, su criada)

Luciana:

Por el conde no me atrevo

1040a salir al campo ya.

Inés:

Si tan abrasado está,

será de sus ansias cebo,

y así tengo por mejor

que no tomes el acero.

Luciana:

1045Perder esos ratos quiero

por no despertar su amor.

Juréle a Teodoro, Inés,

no tomar papel del conde

y lo contrario responde

1050a nuestro propio interés;

porque si yo trato mal

al conde, ha de ver que ha sido

causa Teodoro y, ofendido,

tomará venganza igual,

1055que los hombres no reparan,

con celosos accidentes,

en muchos inconvenientes.

Inés:

Todos esos celos paran

en que no tomes papeles.

1060¿Y con secreto podrás?

Luciana:

¿Y el juramento?

Inés:

Eso más.

Mas oye y no te desveles:

¿señalástele la mano

con que habías de tomar

el papel?

Luciana:

No.

Inés:

1065Pues lugar

te queda seguro y llano,

y aun por si no se te acuerda

el juramento que hiciste,

si la derecha dijiste

1070le tomaras con la izquierda.

Ríome yo que en ausencia

traten verdad los amantes,

que firmezas semejantes

son finas impertinencias.

1075Cuando dice una mujer:

«no comeré de pesar»,

diez veces ha de almorzar,

porque almorzar no es comer.

Si dice que no ha dormido,

1080vestida se ha de entender,

que claro está que ha de ser

quitado todo el vestido.

Y cuando dice: «sin veros,

todas las cosas me ofenden»,

1085se entiende que no se entienden

galas, hombres y dineros.

Si dice, jura y porfía:

«toda mi vida he de ser

vuestra esclava», es de entender

1090que es toda la vida un día.

Hay religión que no puede

—mira qué ejemplo te doy—

hacer que el sustento de hoy

para mañana se quede.

1095Y en la del amor tirana,

era yo de parecer

que no dejase mujer

hombre de hoy para mañana.

Luciana:

Bien pienso, Inés, que te burlas

1100y que no hablas de veras.

Inés:

Todas estas son quimeras

y hablar contigo de burlas,

que bien sé que habiendo honor

se ha de profesar verdad,

1105firmeza y honestidad

hasta que pare el amor

en el matrimonio santo.

Luciana:

¡Es Teodoro!

Inés:

El mismo es.

Luciana:

Pues, ¿cómo se ha entrado, Inés?

Inés:

1110Porque celos pueden tanto.

(Teodoro, triste)

Teodoro:

Habiéndome de partir

adonde el conde celoso

me envía, ha sido forzoso

el despedir y el morir.

1115Con esto me ha dado amor

licencia y atrevimiento.

Luciana:

Teodoro, el dolor que siento

bien disculpa tu dolor.

¿Adónde el conde te envía?

Teodoro:

1120Yo no sé si es invención

o le obliga la ocasión,

pues en este mismo día

voy a ver a su sobrino

con esta carta.

Luciana:

¿Hasla abierto?

Teodoro:

¿Yo abierto?

Luciana:

1125De celos, cierto.

¿Te parece desatino?

No lleva cubierta.

Teodoro:

Sí.

Luciana:

Pues echarle otra cubierta.

Teodoro:

Esa es traición descubierta

1130y poca lealtad en mí.

Luciana:

Amando, hay breve[58] de amor

para toda deslealtad.

¿No ves que la voluntad

jamás permite señor

1135y que todos los desprecia?

Que sólo hay un duque en ella

y es elegido por ella

como Génova o Venecia[59].

¡Rompe la cubierta!

Teodoro:

Ya.

1140De la cáscara salió.

Luciana:

Lee, o leeréla yo.

Teodoro:

Así dice…

Luciana:

Sí, dirá:

(Lea)

«Sobrino:

A mí me importa la vida que con los mayores engaños que sean posibles me entretengáis a Teodoro, mi secretario, seis o siete meses en vuestra casa, que en cierta pretensión mía me da disgusto, y por no matarle me ha parecido este el más seguro remedio. Cosas son estas que sólo de vuestro ingenio y sangre las fiara.

Dios os guarde».[60]

Luciana:

¿Qué te parece?

Teodoro:

¡Estoy loco!

Luciana:

¿Parécete que mujeres

somos algo?

Teodoro:

1145¡Única eres!

Luciana:

Pues cuanto he pensado es poco

si no remedio este daño.

Teodoro:

Pues, ¿aquí hay remedio?

Luciana:

Sí.

Teodoro:

¿Remedio…?

Luciana:

Espérame aquí,

1150verás un notable engaño.

(Éntrase)

Teodoro:

Platón supo muy bien filosofía;

económica supo Jenofonte[61];

historia Livio[62]; amor Anacreonte[63];

Plutarco[64] la moral sabiduría;

1155bien supo Tolomeo[65] geografía,

y Colón el antártico horizonte;

Ovidio[66] la amistad; Virgilio[67] el monte,

y Horacio[68] supo lírica poesía;

Homero supo bien la competencia;

1160Arnaldo[69] cómo el oro se acrisola

y le produce química experiencia;

pintura supo Zeuxis[70] y enseñóla.

Pero si el arte de engañar es ciencia,

el arte de engañar, Luciana sola.

(Lope entre)

Lope:

1165¡Qué bien pareces en casa,

Teodoro, qué bien pareces!

Teodoro:

Templanza con verte ofreces,

Lope, al fuego que me abrasa,

y así quiero que te acuerdes

1170que te tengo de servir.

Lope:

Para ser Guadalquivir

te faltan los ramos verdes.

¡Qué bien pareces!

Teodoro:

Sospecho

que si las galeras blancas[71]

1175adornan sus ondas francas

también las traigo en mi pecho.

Lope:

Pues, ¿cómo en casa y forzado?

Teodoro:

Aquí por mi gusto estoy;

forzado a un camino voy.

(Entra Luciana)

Luciana:

Lope…

Lope:

Señora…

Luciana:

1180Cuidado

en dar aqueste papel.

Teodoro:

¿A quién escribes?

Luciana:

Al conde.

Teodoro:

¿Tú al conde?

Luciana:

En lo que responde

sabrás qué trato con él.

Teodoro:

1185Puesto me has en más cuidado…

Luciana:

Camina, Lope.

Lope:

Yo voy.

(Vase Lope)

Teodoro:

Suspenso señora estoy.

Luciana:

Tu partida he remediado.

Teodoro:

Tú me has de echar a perder…

Luciana:

1190Calla, Teodoro, no estés triste.

Tú has de fingir que partiste

y en casa te has de esconder.

Teodoro:

¿En tu casa? ¿De qué modo?

Luciana:

Mi padre mismo ha de ser,

1195Teodoro, quien te ha de esconder.

Teodoro:

¡Tú quieres perderlo todo!

Luciana:

Tú verás una invención

que admire tu entendimiento.

Teodoro:

En ella vamos con tiento,

1200porque peligrosas son.

Cuéntame aquí lo que intentas.

(Salen Claridán y Violante)

Violante:

Sólo el estar de por medio

el conde impide el remedio.

Claridán:

En mostrándoos descontentas

1205verás que amaina el amor

del conde todas las velas;

que al amor sirve de espuelas

la esperanza del favor.

Bien es verdad que en la ausencia

1210de Teodoro ha de intentar

rendirla.

Violante:

No ha de bastar

del conde la diligencia

porque aquí no pasa el oro;

que somos gente de bien.

Claridán:

1215Grandes milagros se ven…

(Se aparece)

Teodoro:

¡Bien, por vida de Teodoro!

Luciana:

¿No es lindo enredo?

Teodoro:

¡Extremado!

Luciana:

Pues ven conmigo.

Teodoro:

¿Y seguro?

Luciana:

De nuevo, Teodoro, juro

1220lo mismo que te he jurado.

(Vanse los dos)

Claridán:

¿Quién estaba aquí?

Violante:

Mi hermana,

y pienso que con Teodoro.

Claridán:

Habrá habido eterno lloro

al despedir de Luciana.

1225De vergüenza se entrarían.

Violante:

¡Ay, Claridán, nadie quiera

que se ausente!

Claridán:

Antes quisiera

la muerte.

Violante:

¿Qué se dirían

de concetos mal formados?

Claridán:

1230¡Cómo! ¿Eso enseña el amor?

Violante:

Mi padre y todo el rigor

de ciertos novios cansados.

Claridán:

Aquí me escondo.

Violante:

Y es bien.

En los amorosos daños,

1235ausencias hacen engaños

y celos causan desdén.

(Entran Florencio, Emiliano y don Pedro)

Florencio:

Aquí Violante está, y así quisiera,

para poderla hablar más libremente,

que los dos esperárades afuera.

Emiliano:

1240Don Pedro esperará más obediente,

que yo tengo quehacer.

Florencio:

Guárdeos el cielo.

Don Pedro:

Aquí estaré, señor, secretamente.

Florencio:

Hija, ya vuestra edad me da recelo.

Ayer traté con vos, aunque no claro,

1245lo que en vuestro remedio me desvelo.

No siempre en mí tendréis seguro amparo.

El hombre que os propuse es getilhombre

y rico, aunque yo en esto no reparo.

Emiliano es de su padre el nombre;

1250él se llama don Pedro y a mi gusto

no se pudiera hacer de cera un hombre

que a vuestra calidad viniera al justo

como este que os propongo.

Violante:

Señor mío,

humilde estoy de vuestro justo gusto,

1255y así en él vuestro pongo mi albedrío;

sólo os suplico que a ese caballero

le hable yo a solas.

Florencio:

De tu ingenio fío

que examinarle intentarás primero.

Violante:

Si compran un caballo y le pasean

1260para ver si es pesado o si es ligero,

si los pies, si las manos le rodean,

si los dientes le miran, ¿no es más justo

que las mujeres lo que compran vean?

Florencio:

Y es gran razón de que le veas a gusto.

¡Señor don Pedro!

(Sale don Pedro)

Violante

1265(¿Aquí tan cerca estaba?)

Don Pedro:

(En mi vida he tenido tal disgusto.

Escondíme entretanto que la hablaba,

y otro novio también hallé escondido

que la mano en la daga me miraba.

1270Yo, en la misma, también descolorido,

no menos le he mirado y de esta suerte

dos hombres de reloj habemos sido.

Quiera el amor que en la campana acierte.)

Florencio:

Señor don Pedro, hablad con mi Violante,

1275que su contento y elección me advierte.

Don Pedro:

Grande merced.

Florencio:

No quiero estar delante.

¿Tendrá vuesamerced a atrevimiento

querer hablarle en tiempo semejante?

Don Pedro:

Alabo vuestro raro entendimiento,

1280porque requiere examen riguroso

el que llega a oficial de casamiento.

Violante

Vuesamerced, según el talle airoso,

sano debe de estar.

Don Pedro:

Cuando eso importe

veráme algún albéitar[72] cuidadoso.

Violante

1285No es poco para mozo de la corte.

¿Es hombre de esto de ángulos de esgrima?

Trae daga a lo pendiente y sólo un corte…

Don Pedro:

Si se ofrece, la cólera me anima.

Violante

¿Acostumbra ser lámpara del pecho

1290con una cadenita y otra encima?

Don Pedro:

Vestir suelo galán.

Violante

¿Nunca le han hecho

para con la sotana lo que llaman

manteo de color? ¿Cálzase estrecho?

¿Va muchas veces donde no le llaman?

1295¿Suele hablar con vocablos exquisitos

o con aquellos que los niños maman?

¿Pone «salud y vida» en sobreescritos

y suele hablar adonde callan todos,

y en los corrillos públicos a gritos?

1300¿Desciende de los griegos o los godos?

Don Pedro:

(¡Por Dios que para novia no muy santa,

que me examina por extraños modos!)

Pero escuche también, pues se adelanta,

y dígame si acaso de difuntos

1305como de vivos su merced se espanta;

si calza pocos o si muchos puntos,

y si suele detrás de los tapices

tener en ocasión dos novios juntos,

cual suelen presentarse las perdices.

1310Si se viste silicios[73] y pañazos

de pitos azulados y matices;

si descubre juanetes en los brazos

por llamar como a niñas con muñecas

a los hombres que dan en tales lazos;

1315si tiene blandas o respuestas secas;

si es amiga de coches o de toros

más que de las almohadas y las ruecas.

Violante

¿Tiene más que decir, caballo de oros?

Don Pedro:

Sí dijera, a no estar enamorado,

1320que vierto vivas llamas por los poros.

Violante

¡Por los poros, vocablo licenciado!

Ahora bien, ¿cómo queda este concierto?

Don Pedro:

Que quedo despedido y agraviado.

Pero por estas burlas, que es lo cierto

1325me habéis de hacer merced en cierta cosa.

Violante

Que os serviré creed si en ello acierto.

Don Pedro:

Yo os amo por discreta y por hermosa,

y desenamorarme de repente

me parece lección dificultosa

1330por Dios de procurarlo diligente,

pero entretanto me daréis licencia

que en una silla aquí tal vez me siente.

Violante

Vuestro estilo cortés, vuestra paciencia,

me obligan a tenerla de serviros,

1335mas nunca amor se cura con presencia.

Don Pedro:

Yo haré mi diligencia con oíros.

Violante

Y yo os diré por desenamoraros

lo que pueda bastar a persuadiros.

Don Pedro:

Pues ya con esto será bien dejaros,

1340porque en estos tapices hay figura

que se puede enfadar de verme hablaros.

Violante

¡Un santo os haga Dios!

Don Pedro:

¡Bendición pura!

De novio de este tiempo el cielo os guarde.

(Vase don Pedro y sale Claridán)

Claridán:

Necia has estado.

Violante

Sí, pero segura.

Claridán:

1345¿De qué ha servido ahora hacer alarde

de tantos desatinos?

Violante

Pretendía

hacer que este mancebo se acobarde,

que los que riñen mal el primer día

para toda la vida se acobardan.

Claridán:

1350Licencia de volver no fue osadía.

Violante

Cuando firmeza las mujeres guardan

no temas desiguales competencias.

Claridán:

Amo y temo.

Violante

Luciana y Teodoro tardan.

Vamos, consolaremos sus ausencias.

Claridán:

1355Milagro fue que no matase este hombre.

Violante

Claridán, ya no es tiempo de pendencias.

Quien tiene más prudencia, ese es más hombre.

(Salen el conde, Riselo y criados y Lope con la carta)

Lope:

Buscaba a vueseñoría

con buena nueva y bien cierta

1360en su casa, y a la puerta

le vengo a[74] hallar de la mía.

Este papel de Luciana

buenas albricias[75] merece.

Conde:

Por quien le da y quien le ofrece

1365id Lope a casa mañana,

donde os darán un vestido

y cien escudos con él.

Lope:

¡Libranza ha sido el papel,

buen correspondiente ha sido!

1370¿A letra vista aceptaste?

Conde:

Aún no ha sido a letra vista.

Lope:

Lee pues…

Conde:

Hoy mi conquista,

dulce amor, aseguraste.

(Lee)

«Y yo he dado traza cómo vueseñoría pueda visitarme en mi casa siempre que tuviere gusto, y el modo es este: un hermano de una amiga mía, que se llama don Pedro, ha dado unas heridas a un competidor suyo; vueseñoría ha de hablar a mi padre y, diciendo que es su deudo, rogarle que le tenga en su casa escondido hasta ver si el hombre muere, con cuya ocasión podrá entrar a visitarle y a verme. Dios os guarde».

¿Hay más gallarda invención?

1375¿Hay cosa más bien trazada?

¡Mi dicha está declarada,

cierta es ya la posesión!

¡Oh, qué bien hice en echar

a Teodoro de Madrid!

1380¡Hola! Preguntad, decid

si a Florencio puedo hablar.

Lope:

Yo le iré a llamar, Señor,

como que me has avisado.

Conde:

Ya con venir sea excusado,

1385hoy me favorece amor.

(Entra Florencio)

Lope:

Señor, a hablarte viene el conde Próspero.

Florencio:

Pues, ¿qué me manda a mí Su Señoría,

en esta casa gran Señor? ¿Qué honra,

qué merced es aquesta?

Conde:

La noticia

1390que de vuestro valor y entendimiento

me ha dado la opinión que justamente

tenéis, Florencio, a hablaros me ha traído.

Conmigo os retirad.

Florencio:

Si de provecho

fuere para serviros, desde ahora

casa y hacienda ofrezco.

Conde:

1395Confiado

en lo que he dicho y siéndome forzoso

valerme de un hidalgo en cierto caso,

Florencio, a todos quise preferiros.

Florencio:

De nuevo me obligáis para serviros.

Conde:

1400Don Pedro, un caballero de mi casa,

no menos que mi primo, anoche tuvo

en una calle ciertas cuchilladas,

que entre mozos no huelgan las espadas.

Queríale esconder de la justicia

1405en tanto que descansa la malicia

de sus competidores, y he pensado

que estará en vuestra casa bien guardado,

que es grande, con jardín y algo apartada.

¿Podeisme hacer esta merced?

Florencio:

Quisiera

1410que esta casilla alguna alcázar fuera,

para que fuera digno el aposento

de un hombre de su igual merecimiento.

Venga mil veces en buena hora, y crea

que con la voluntad servido sea

1415cuando las fuerzas falten al deseo.

Conde

Muy obligado voy. Y porque es justo

remitir a las obras lo que os debo

ellas darán, Florencio, el testimonio.

Florencio:

Enviadle luego.

Conde:

Haré que venga al punto.

Guárdeos el cielo.

Florencio:

1420El mismo, conde ilustre,

prospere vuestra vida largos años;

a ventura he tenido que me mande

el conde alguna cosa.

Lope:

Es un gran príncipe.

Florencio:

Entra, Lope, a llamar a mis dos hijas,

1425que quiero darles cuenta del suceso,

por que en casa se viva con recato.

Lope:

Yo sé muy bien que guardarán silencio;

mas ellas vienen, diles lo que pasa.

(Luciana, Violante e Inés)

Florencio:

Ahora se partió de nuestra casa,

hijas, el conde Próspero.

Violante

1430¿Tenemos

por dicha casamiento de criado?

Florencio:

Lejos de la verdad, Violante, has dado.

Un hombre quiere que le tenga en casa,

hombre que ni pretende ni se casa;

1435que es un don Pedro, un primo hermano suyo

que se esconde por ciertas cuchilladas.

Luciana:

¿Y hombres que tratan de teñir espadas

metes en casa tú?

Florencio:

Luciana, advierte

que se ganan amigos de esta suerte,

1440y que el conde es un príncipe discreto

de quien tiene la corte gran conceto.

¿Fuera bien que esconderse le negara

a un hombre de sus prendas cara a cara?

¿Qué importa que le tenga aquí seis días?

1445Escondeos vosotras si esto os cansa.

Luciana:

Señor, nadie replica a lo que es justo,

que basta para serlo ser tu gusto.

(Entra Teodoro)

Teodoro:

No sé si me atreva a entrar.

Lope:

Un hombre ha entrado.

Luciana:

¿Quién es?

Teodoro:

1450Dadme, Señor, esos pies.

Florencio:

Los brazos os quiero dar,

que en el mirar y el recato

conozco que sois el primo

del conde.

Teodoro:

En veros me animo

1455con tal nobleza y buen trato.

Don Pedro soy aquí, quien manda

venir el conde a serviros.

No tengo más que deciros

de que tras mis pasos anda

1460el rigor de mis contrarios.

Ya mi vida en vos estriba.

Florencio:

Yo pondré para que viva

los remedios necesarios.

Teodoro:

Señoras, dadme perdón,

1465que a los hombres retraídos

trae siempre divertidos

el temor de la prisión.

Mal huésped os vengo a ser,

mas no me puedo excusar,

1470que habiéndome de fiar

lo mejor supe escoger.

Y aunque el delito acobarda,

que me aseguro, os confieso,

de que no puedo ser preso

1475con dos ángeles de guarda.

Luciana:

Estad seguro, señor,

de que aquí seréis servido,

no como habrá merecido

tan generoso valor,

1480mas como posible sea.

Florencio:

Prevenid el aposento.

Lope:

Creed que daros contento

toda la casa desea.

Florencio:

Si os agradare el jardín

1485en él os entretendréis;

si libros también queréis,

que son amigos en fin,

ahí tengo las novelas

del Cintio.[76] ¡Alegraos, que todo

1490se acaba en bueno o mal modo!

Por dinero o por cautelas

cerraremos bajo y alto

y a todo rigor también;

hay tapias que pueden bien

1495dar paso a cualquier asalto.

No estéis triste.

Teodoro:

No estuviera

si este villano de amor

celos del competidor

escondido no me diera;

1500que quiero en efeto bien

a quien me hace andar así.

Florencio:

Como eso pasó por mí

en mi mocedad también,

si quisiéredes salir

1505y ver de noche quién pasa,

yo tengo gente en mi casa

de quien os podéis servir;

y aun yo, si vuelvo a tomar

la espada me iré con vos.

Teodoro:

1510Guárdeos muchos años Dios,

que así sabéis animar

a los hombres afligidos.

Yo no he de salir, señor,

que es fuerte el competidor

1515y llegara a sus oídos.

Mas mientras dura esta fama

con vos tomaré consejo

para engañar cierto viejo

que es padre de aquesta dama;

1520que con esto podré vella

y ha de venir a ser mía.

Florencio:

Quien ama con osadía

no tema contraria estrella.

Yo os diré cosas notables

1525con que a ese padre engañéis,

porque cierto que tenéis,

don Pedro, partes amables.

Aquí pasaréis muy bien

esta fortuna que os corre.

Teodoro:

1530Si la vuestra me socorre

ya me doy el parabién.

Florencio:

Entraos al jardín en tanto

que se os hace el aposento.

Teodoro:

Yo voy con mucho contento.

(Vase Teodoro)

Florencio:

1535Hijas, nunca yo me espanto

de aquello por que pasé.

Mozo fui, peligro tuve,

acuchillé, preso estuve;

llegó el tiempo y sosegué.

1540Este ilustre caballero

habemos de regalar

si me queréis obligar.

Luciana:

Servirle, si gustas, quiero.

Lope:

¿Qué tropel de gente es esta?

Inés:

1545Dos turcos están aquí

y un paje.

Florencio:

¿Turcos a mí?

Inés:

¿Qué les daré por respuesta?

Florencio:

Que entren. Turcos o quien sea

no nos han de cautivar.

Luciana:

1550Qué bien lo supe engañar.

Violante

Él mismo tu bien desea.

(Entran Riselo, dos turcos con platos y una cantimplora de plata)

Riselo:

El conde, mi Señor, con gran secreto

me mandó que trujese esta comida,

mas no me dijo para quién.

Florencio:

No era,

1555señor, esta comida necesaria,

gracias a Dios, que en casa se le diera.

Tomad, Lope, Inés, los platos presto,

pues que su señoría gusta de esto.

Turco:

A la noche volvemos por el «plata».

Guardar «el» cantimplora.

Lope:

1560¿No trujera

un turco de vosotros siempre el vino?

Turco:

En «Espania»[77] bebemos con tocino[78].

(Vanse)

Florencio:

Pésame de que el conde no se fie

de nuestra casa en regalar su primo.

1565Querrá cumplir su obligación en esto,

y poco importa, pues se ha de ir tan presto.

(Entra Claridán)

Claridán:

Con vuestra licencia entré

porque el conde me ha mandado

que dé a don Pedro un recado.

Florencio:

1570Ahora al jardín se fue

y le llevan la comida.

Claridán:

Camarero soy del conde,

ningún secreto me esconde.

Florencio:

Ni aquí habrá quien os lo impida

1575pero voyle a hablar primero.

(Vase)

Claridán:

Id en buenhora. ¡Qué cosa

has hecho tan ingeniosa!

¡De risa, por Dios, me muero!

Mas si el conde quiere ver

1580este don Pedro, ¿qué haremos?

Luciana:

Algún achaque pondremos

que le pueda entretener

mientras los dos nos casamos.

Violante

Quien hizo el primer enredo

hará otros mil…

Luciana:

1585Cierta quedo

de que seguros estamos,

pero, ¿no ves cómo el conde

piensa que va caminando

Teodoro a quien regalando

1590él propio en mi casa esconde?

Claridán:

Ya lo estoy viendo, Luciana,

y que, de puro discreto,

ha dado tan loco efeto

a su confianza vana.

1595Lope viene alborotado.

(Entra Lope)

Lope:

Teodoro y Señor están

a la mesa, Claridán,

que el viejo se ha convidado.

Bien parecen suegro y yerno,

1600pero advierte que está aquí

don Pedro.

Violante

¿Él? ¿Mi «novio»?

Lope:

¡Sí!

Violante

Y está mi cansancio eterno…

Luciana:

Violante, hablémosle bien,

que en este don Pedro fundo

mi bien.

Violante

1605Pues enfade al mundo

cómo te importe tan bien.

Vete adentro, Claridán,

que ya es del conde esta casa.

Claridán:

Voy a ver cómo lo pasa

Teodoro.

Lope:

1610Comiendo están

él y el viejo con mil cuentos,

que el alma que dentro mora

de la fría cantimplora

le ha dado lindos alientos.

(Entra don Pedro)

Don Pedro:

1615Si te parece, Violante,

que tomo aprisa licencia,

aborrece con paciencia,

que yo soy con ella amante;

que aunque te juré, arrogante,

1620desenamorarme presto,

no se junta para esto

consejo de aborrecer

tan presto como a querer,

que se halla todo dispuesto.

1625Presto un hombre se enamora

hasta que se vuelve loco,

pero después, poco a poco

se aparta y desenamora.

Para amar he visto ahora

1630que, hasta rendir los despojos,

entra un hombre sin enojos

y halla el camino trillado.

Mas para volver mojado,

quizá, en llanto de los ojos,

1635termino: vengo a pedirte

de otros tres días siquiera

para olvidarte, que fuera

imposible persuadirte

que tengo, por sólo oírte,

1640Violante, de aborrecerte.

Y apenas sé conocerte,

pues caminando a otra parte

pienso que voy a olvidarte

y debo de ir a quererte.

1645Otras cosas he mirado,

y aunque me parecen bien,

no tienen aquel desdén

con que de ti voy picado.

Pon, señora, más cuidado

1650en aborrecerme más;

pero no, que me darás

más ocasión de quererte,

porque para aborrecerte

me has de amar, y no querrás.

Violante

1655Con qué pensada oración,

don Pedro, me persuades…

Don Pedro:

Pensarse pueden verdades,

y cuantas digo lo son.

Violante

En fin, ¿me pides tres días

1660para acabar con tu amor?

Don Pedro:

Tienen de perder temor

tus ojos las ansias mías,

que bien sé que no han de ser

tres ni tres mil poderosos.

Violante

1665Tantos sujetos hermosos

¿no te esfuerzan a querer?

Don Pedro:

Como al hombre que ha comido,

aunque de un príncipe sea,

la mesa no le recrea

1670ni le despierta el sentido,

así a mí, muerto el deseo,

me dan notables enojos

cómo te llevo en los ojos,

cuántas hermosuras veo.

Violante

1675Pues don Pedro a mí me importa

que me aborrezcas.

Don Pedro:

Y a mí,

quererte.

Lope:

¡El conde está aquí!

Luciana:

Pues la plática reporta

y en esta silla te asienta,

1680por que en medio de las dos

disimules.

(Entra el conde)

Conde:

Guárdeos Dios.

Luciana:

De que venga estoy contenta

el conde a tal ocasión.

Conde:

Solas pensé que os hallara…

Luciana:

1685Aquí está el señor don Pedro,

por quien escribí la carta.

Conde:

Téngame vuesamerced

por muy suyo.

Don Pedro:

Mi tardanza

estuvo en no conoceros.

Conde:

1690A Florencio esta mañana

hablé para que os tuviese

como a hijo en esta casa

y así me lo prometió,

y bien se ha visto que os guarda

1695con cuidado, pues la cierra

y apenas del patio pasa

quien sospechoso parezca.

Luciana:

¿Lo ves que el conde le habla

en razón de mi papel?

Don Pedro:

1700La nobleza que acompaña

aquel antiguo valor

que publican vuestras armas,

las banderas enemigas,

la coronada celada,

1705los anales, las historias

que reverencia la fama

y en los archivos del tiempo

para memoria se guardan,

¿qué podrían prometer

1710sino que esa mano franca

mi protección tomaría,

y que a Florencio en mi casa

daríades mil consejos

dignos de sangre tan alta?

1715Porque tengo más amor

que méritos ni esperanzas;

aunque Violante, cruel,

siempre me responde ingrata

Conde:

¿Eso más? Luego queréis

1720a Violante y a esta casa;

por esta ocasión venís,

que no es la pendencia tanta

como su hermana me ha dicho.

Don Pedro:

Favor me ha dado su hermana

1725y Florencio favorece

mis partes, pero no bastan.

Conde:

Yo pensé que sólo aquí,

don Pedro, os trajo la causa

de las heridas.

Don Pedro:

Heridas

1730tengo que el alma me pasan,

y la mayor, conde ilustre,

aborrecerme sin causa.

Conde:

Luego por ella las diste…

Don Pedro:

Por ella y por agradalla

1735haré hazañas espantosas.

Conde:

Si supiera que os trataba

Violante de esa manera

tratara yo de ablandarla,

pues poneros a peligro

1740entre tantas cuchilladas

os paga de esa manera.

Don Pedro:

De esa manera me paga,

que me acuchilla el amor

por tantas partes el alma.

Conde:

1745Lindamente os ha venido

la pendencia, pues es causa

de que, retraído aquí,

solicitéis vuestra dama.

Don Pedro:

Pendencias tengo con ella

1750harto sangrientas y extrañas,

que quiere que la aborrezca

y me ha mandado olvidarla.

Conde:

No os hallará la justicia

por más que os busque.

Don Pedro:

No guarda

1755justicia porque la[79] pido

piedad.

Conde:

Perdonad, Luciana,

que hablar al señor don Pedro,

que conocer deseaba,

disculpa mi dilación.

Luciana:

1760Pues ya sabéis lo que pasa;

que le deis favor os ruego.

Conde:

El ser vuestro gusto basta.

¿Cómo no me preguntáis

de Teodoro?

Luciana:

Porque cansa

1765mucho esta casa Teodoro

después que otro dueño aguarda.

Conde:

Ya está fuera de Madrid.

Luciana:

¡Válgame Dios!

Conde:

Él os valga.

¡Y con qué fuerza os salió

1770esa admiración del alma!

Luciana:

Malicias no han de faltar.

Conde:

Esta noche a las diez dadas

os quiero hablar sin testigos.

Luciana:

Si no es que don Pedro anda

1775por la casa, yo saldré.

Conde:

Ya sé todas sus desgracias,

y le he de fiar las mías

antes que de casa salga.

Luciana:

En fin, Teodoro se fue.

Conde:

1780Bravamente os toca alarma

esta ausencia de Teodoro.

Luciana:

¿Fue muy lejos la jornada?

Conde:

A ver un sobrino mío.

Luciana:

¿Volverá presto?

Conde:

Si tarda

1785para vos, volverá presto;

si no, será ausencia larga

que pasara de seis meses.

Luciana:

La salud no le haga falta

y nunca vuelva de allá.

Conde:

1790Por esa sola palabra

una cadena os prometo

que cien diamantes engasta.

Y voyme porque no quiero

dar sospechas, que quien ama

1795por pesado se descubre,

Violante. Adiós.

Violante

Ya mi hermana

confiesa, Próspero ilustre,

que os está muy obligada.

Conde:

Una palabra, don Pedro.

Don Pedro:

1800Vueseñoría, ¿qué manda

a un esclavo que aquí tiene?

Conde:

Que pues le truje a esta casa

y con Violante procuro

que conquistemos su gracia,

1805me pague en el mismo oficio

con la divina Luciana.

Don Pedro:

Serviré a Vueseñoría

por obligaciones tantas.

Conde:

Si salieren enemigos

1810lleve a su lado mi espada,

porque son las más seguras

cuando señores las sacan.

Don Pedro:

Bésoos mil veces los pies.

Conde:

Pues, ¿para qué me acompaña?

Don Pedro:

1815Iré con vos a la puerta.

Conde:

¡Eso ha de hacer! ¡Ni aun mirarla!

¿No ve que lo puede ver

por la puerta o la ventana

quien lo diga a la justicia?

Don Pedro:

1820Pues eso no importa nada,

que no es casarse delito.

Conde:

En tanto que se levanta

el herido es lo mejor

que no sepan lo que pasa.

Adiós señoras.

Luciana:

1825Adiós.

Violante

¡Grande nobleza!

Don Pedro:

¡Extremada!

Y los señores así

cierto que roban las almas.

Lope:

¡Al salir me dio este anillo!

Inés:

1830A mí esta bolsa dorada.

Lope:

¿Hay tal príncipe?

Inés:

¡Del dar,

un soberano monarca!

Don Pedro:

¡Gran llaneza de señor!

Lope:

En no lo mostrar se engañan

1835algunos notablemente,

que de cortesías llanas

a ningún mortal sombrero

el tafetán se le gasta.

Don Pedro:

Aficionado le quedo,

1840pero no mucho me agrada

su entendimiento.

Luciana:

¿Por qué?

Don Pedro:

Porque en metáforas habla.

No sé qué dice de heridas,

presos, justicias, espadas,

1845esconderse, retraídos

y otras cosas a esta traza.

Luciana:

Son usos nuevos de corte.

Don Pedro:

Yo os tengo mal ocupadas.

Guárdeos Dios.

Violante

El mismo os guarde.

Don Pedro:

1850De vuestra injusta venganza.

(Vase)

Luciana:

¿Qué te parece?

Violante

Que ha sido

la cosa más bien trazada

que he visto en toda mi vida,

pues piensa el conde que habla

1855con don Pedro retraído

por fingidas cuchilladas,

y habla con éste de suerte

que el uno al otro se engañan;

y entretanto está Teodoro

1860por orden suya en tu casa

—aunque piensa que le tiene

mil leguas de ti, Luciana—,

con gusto de nuestro padre

donde los dos le regalan.

Luciana:

1865Ve, Lope, delante y mira

si juegan o de qué tratan

suegro y yerno.

Violante

Voy delante.

En río vuelto hay ganancia.

Luciana:

En fin, ¿te agrada Violante

la invención?

Violante

1870Ser tuya basta;

que mujeres y criados

pueden revolver a España.

(Fin de la segunda de Mujeres y criados)