En la trigésima cuarta sesión de la vista ante el Tribunal Supremo de la causa criminal número 1, las abogadas del Estado Milanova y Zlatarova solicitaron las declaraciones de los siguientes testigos:

Comandante Ognyana Atanasova, de la Seguridad del Estado, enfermera personal del expresidente. Testificó que todos los bienes terrenales del anterior líder consistían en una sola manta. «Puedo decirles, bajo mi entera responsabilidad, que Stoyo Petkanov jamás ha sido manirroto con su dinero —declaró—. Yo solía cambiar los cuellos de sus camisas, zurcir sus calcetines y arreglarle las corbatas pasadas de moda».

Ex adjunto al primer ministro Pavel Marinov. Declaró que en la Conferencia de Partidos Comunistas y de los Trabajadores, celebrada en Moscú en 1960, el presidente Mao auguró al presidente Petkanov que sería otro gran estadista: «Tiene usted una gran energía —le dijo Mao—, y le nombraré primer ministro de la República Socialista Internacional».

Ex primer ministro Georgi Kalinov. Testificó que era un mito eso de que cualquier miembro de la Nomenklatura fuera un depredador. Él mismo, en aquel preciso momento, poseía en moneda del país el equivalente a veinte dólares americanos, y estaba tratando de decidir si invertirlos en el proceso de privatización o emplearlos en comprarse un par de zapatos nuevos. Explicó que la gente le consideraba una persona acaudalada porque poseía tres automóviles, los cuales había adquirido a un precio simbólico al Departamento de Protección y Seguridad, cuerpo que prestaba sus servicios a las personalidades del Partido y a los altos cargos del Estado. Pero no se consideraba propietario de ellos, puesto que el Departamento de Protección y Seguridad había dictado instrucciones explícitas de que dichos automóviles no podrían ser revendidos. A preguntas de la abogada defensora Zlatarova sobre si las mismas cláusulas prohibiendo la reventa se habrían aplicado a los dieciocho vehículos de motor cuya propiedad imputaba el fiscal al acusado, el exprimer ministro Kalinov respondió estar seguro de que así hubiera sido.

4. Ventsislav Boichev, miembro que fue del Politburó. Declaró que los dólares entregados a su hijo por el anterior presidente tenían un propósito educativo, puesto que estaban destinados a despertar el interés del joven por la tecnología. Interrogado por la razón de que su hijo gastara aquel dinero en la compra de una Kawasaki y una BMW, el señor Boichev replicó que su fin había sido fortalecer la capacidad defensiva de la nación, puesto que el motociclismo era aún un deporte paramilitar. En cuanto a la pregunta de por qué su hijo no había adquirido modelos populares de fabricación soviética, el señor Boichev excusó responder, alegando que él no tenía permiso de conducción y, por lo mismo, no era competente para especular sobre la materia. Quiso añadir, con todo, que personalmente lamentaba que el cambio no se hubiera producido antes, en 1968, y que gustosamente se dejaría crucificar en una estrella roja por el bien de su patria.

5. Velcho Ganev, ministro de Hacienda de Petkanov. Declaró estar persuadido de que los pagos por gastos de representación eran absolutamente legales. El procedimiento de asignación, sin embargo, era «alto secreto». Preguntado por la razón de que se hubieran destruido los justificantes de los beneficiarios de este privilegio, el señor Ganev respondió que los tales justificantes eran recibos, y no nóminas. Según su interpretación de la ley, mientras que las nóminas debían conservarse durante cincuenta años, esta exigencia no era aplicable a los recibos.