Quiero expresar públicamente mi gratitud a María, Ángeles, Miriam, Yolanda, Victoria, Mari Cruz, Paloma, Marga, María Ángela Molina y Carmen Moreno porque sin sus opiniones y aclaraciones me hubiese sido imposible llegar al final de esta novela. Y, de manera especial, debo reconocer la ayuda de Lucía Dorado, Regina Labrador y Mª Elena de León, miembros de la Junta Directiva del Colectivo Reivindicativo Cultural de Lesbianas (CRECUL), de Madrid.