Me gusta viajar en tren

sentado en sentido contrario

al de la marcha.

Me gusta ver lo que dejo atrás,

mirarlo quizás,

por última vez.

Me gusta viajar hacia lugares nuevos

y descubrir rincones encantados,

pero me gusta viajar

viendo lo que abandono;

para luego, al llegar a la estación,

girarme y descubrir

dónde me encuentro

Me gusta viajar de noche,

ver por la ventana dormir al mundo,

mientras me escapo a otro lugar.

No huyo, sino me escapo;

no de otros, sino de mí.

La noche invita a buscar en tu interior,

porque cuando ni la Luna

te acompaña iluminando la negrura,

es cuando la luz de tu propia vida

brilla más intensamente

que lo que hay alrededor;

y entonces puedes verlo

con cierta claridad.

Me gusta viajar en tren

porque el traqueteo me conmueve

y me envuelve,

y me invita a deslizarme

a mi interior;

y entonces

caigo en la cuenta

de que mi destino

soy yo.

Peregrino de Sendas