76. EUGENESIA
(VIENA, ABRIL DE 1937)
Paul Dukas había llegado a la convicción de que si los nazis llegaban a dominar Austria algún día, ocurriría lo mismo que en Alemania. No se hacía ilusiones con respecto a su futuro, y discretamente estaba intentando conseguir un visado de salida para los Estados Unidos. No tenía la menor duda de que le concederían el visado por su currículo y su posición. Había puesto a la venta la mansión de Grinzing, pero no eran los momentos mejores para encontrar compradores para una casa tan costosa. Le preocupaba no poder venderla, ya que pensaba que con ese dinero podría conseguir iniciar una nueva vida en América. Mientras, intentaba proseguir una vida lo más normal posible. Habló con Selma para intentar reconciliarse, pero ella lo rechazó. Le dijo que tenían conceptos demasiado diferentes en sus vidas, pero le aseguró que no le guardaba rencor. Seguían manteniendo una relación frecuente aunque indirecta a través de Jacques y de Esther, que se sentían mucho más cercanos a su madre.
Jacques estaba pasando un mal momento psicológico desde lo sucedido en las olimpiadas. En cuanto a Esther estaba viviendo con sus abuelos en Tesalónica y había intimado con Lowe, a la que admiraba por la simpatía con la que se metía a todo el mundo en el bolsillo, y la manera en que estaba siendo capaz de llevar adelante la sucursal de la agencia. Selma y Lowe se llevaban muy bien desde el primer día, y Esther estaba sirviendo de enlace continuo entre ambas.
Por entonces el doctor Stefan Rechberg mantenía una relación de amistad cercana con Paul Dukas. Seguían viéndose todas las mañanas en el Hospital de Viena, y muchos días cambiaban impresiones o tomaban un café. Desde el viaje que habían hecho juntos a Berlín se respetaban mutuamente. El doctor Rechberg defendía en el Colegio de médicos a sus compañeros judíos frente a los ataques cada vez más insistentes de algunos médicos cercanos a las teorías nazis. Algunos tenían la certeza de que no faltaba mucho tiempo para que Austria se convirtiera en parte del Reich alemán, y mantenían la idea de que había que impedir que los médicos judíos pudieran seguir trabajando en las instituciones públicas.
El doctor Rechberg le comentó una mañana que iba a viajar de nuevo a Berlín. Se había inscrito en una delegación del Colegio de médicos para visitar varios centros médicos experimentales del Reich. Paul se alarmó al escucharlo. Alemania era un país hostil para los que no pensaban como ellos.
—Doctor Rechberg. ¿No tendrá problemas allí? Ya sabe usted lo que algunos colegiados piensan de su forma de pensar. Le llaman «amigo de los judíos». ¿Qué pensarán si le ven todas las mañanas desayunando conmigo?
—¡Que piensen lo que quieran! ¡A mucha honra! Doctor Dukas, no siento el más mínimo temor a pesar de que todos los que van en la expedición están muy cercanos a las ideas nazis. Usted sabe que soy alemán, sigo teniendo el pasaporte, pero antes que alemán soy médico, y estoy interesado en saber que está pasando en el Instituto de Biología Genética y de Higiene Racial, y también en el Instituto Kaiser Wilhelm de Antropología, Herencia Humana y Eugenesia. Sé muy bien que Fischer ha estado siempre influenciado por los representantes de los movimientos eugenistas. Permítame que los repasemos. Todo empezó con el profesor de anatomía sueco Anders Retzius y su índice cefálico, con el que clasificó a los seres humanos en tres categorías principales: dolicocéfalos, braquicéfalos y mesocéfalos. Después llegó Darwin y su lucha por la existencia. Su primo Francis Galton, y la superioridad de la raza blanca. Por supuesto el Conde de Gobineau y su «Desigualdad de las razas humanas». Georges Vacher de Lapouge, que clasificó a la humanidad en razas diferentes y jerarquizadas. Alfred Binet y su test de inteligencia con el que buscaba evitar la reproducción de determinados grupos étnicos. Henry Herbert Goddard, que pretendió medir el desarrollo intelectual mediante test y demostrar científicamente la superioridad de la raza blanca. Alfred Ploetz, conocido por acuñar el término higiene racial y promovió este concepto en Alemania. Ernst Haeckel, que propugnaba que las razas «primitivas» estaban en su infancia y precisaban la supervisión y protección de sociedades más maduras. ¡Hay muchos más! ¡Ahí tiene a Boulainvilliers, a Broca, a Huxley! ¡Hombres que pretenden clasificar a otros hombres! ¿A dónde vamos a ir a parar? ¡Pero es que no comprenden que al final estamos todos en el mismo barco!
»Le contaré algo curioso que me ha hecho pensar estos últimos meses. Usted desconoce que estuve en Namibia hace muchos años, apenas había terminado la carrera. Le recordaré que Alemania se había anexionado Namibia, Camerún, Togo y Tanganika. Alrededor de 1908, cuando acababa de cumplir veintiséis y con la carrera recién terminada, coincidí en Namibia con Eugen Fischer, el actual director de ese instituto. En aquel país se vivió una espeluznante historia, y si me permite se la resumiré por su relación con lo que estamos viviendo.
»Las más importantes tribus locales, los Nama y los Herero se habían levantado contra la brutal ocupación que les imponíamos los alemanes. El gobernador nombrado en Namibia era entonces Heinrich Goering, el padre de Hermann Goering. De tal palo, tal astilla. El robo de tierras, su expulsión o deportación al desierto, los trabajos forzados, los tributos que los expoliaban, hicieron que las tribus decidiesen rebelarse. El gobernador Goering pidió refuerzos a la metrópoli, y en octubre de 1904 llegaron diecisiete mil soldados, a cargo del general von Trotha, con la orden de exterminar a los sublevados: de ochenta mil hereros sobrevivieron menos de la tercera parte, de los que una parte fueron desplazados al desierto de Omaheke, en donde la mayoría murió de sed o de hambre. En cuanto a los Namas, apenas sobrevivieron la mitad. Sus tierras fueron entregadas a los colonos alemanes, al igual que su ganado. Fue una represión brutal, con la intención de exterminarlos. Le recordaré que en Namibia se crearon los primeros campos de trabajo y se inició la investigación científica con los indígenas. ¡Un verdadero crimen!
»No hace mucho Fischer me escribió que había investigado a los que se conocían como los «bastardos de Rehoboth», es decir los descendientes de alemanes o bóers y mujeres africanas del África Oriental Alemana. También estudió a los indígenas de Papúa Nueva Guinea, entonces la colonia Kaiser Wilhelmsland alemana, en base a las investigaciones de Christian Fetzer. Fischer sugirió en sus «Estudios bastardos» que no se debería permitir la reproducción de los mestizos de padre alemán y madre africana. A partir de esas tesis se prohibió el matrimonio interracial y se esterilizó a muchos mestizos. Como sabe algunas mujeres alemanas tuvieron hijos con soldados negros o norteafricanos de las fuerzas de ocupación francesas, aunque algunos proceden de las colonias alemanas de África. Los nazis, y le diré con vergüenza que muchos alemanes corrientes consideran que la cultura negra es inferior, llaman al jazz «música de negros». ¡Qué estupidez y qué falta de sensibilidad! En estos últimos años un grupo médico, denominado «Komission Nr. 3», ha llevado a cabo esterilizaciones forzadas de gitanos romaníes, a los que desprecian porque no los pueden entender. Ya sabe usted lo que los alemanes amamos el orden, la limpieza y el control, y algunos creen que los gitanos significan lo opuesto. ¡No son capaces de entender los valores de diversidad que aportan, ni el derecho a la vida que tenemos todos! Los gitanos están siendo seleccionados para la esterilización por la inyección o la castración, y enviado a campos de trabajo, las leyes les prohíben el matrimonio con personas fuera de su etnia. Por supuesto según ellos también deben ser esterilizadas las personas discapacitadas y los que padecen problemas mentales.
»Como usted recuerda, desde años antes de llegar a ser canciller, Hitler ya difundía su creencia en la superioridad de la raza germana, lo que llama la raza aria superior. Todo eso está recogido en «Mi lucha», ese panfleto barato, radical e incendiario. Ahora, tras las leyes de Núremberg, ha decretado que el ideal «ario» debe ser rubio, de ojos azules, alto, el arquetipo de la raza germana nórdica por supuesto sin mezcla de otras sangres. Eugen Fischer y Otmar Freiherr von Verschuer, a su vez director del Departamento de la Genética Humana, son los hombres que están sugiriendo la política racial al partido. Ellos han mantenido largas conversaciones con Hitler, y ambos están en contacto con Charles Davenport, el presidente de la Federación Internacional de Eugenesia. Por todo ello, comprenderá querido amigo que tengo que ir allí para poder ver con mis propios ojos lo que está pasando.