[1] Trad. it., Socialismo, Rusconi, Milán, 1990 [trad. esp.: Socialismo, Editorial Hermes, México, 1961; 2.ª ed., Instituto Nacional de Publicaciones, Buenos Aires, 1968; 3.ª ed., Western Books Foundation, Nueva York, s/f.]. En la presentación de una reimpresión de la versión americana de esta obra escribe Hayek: «Cuando se publicó Socialismo por primera vez, tuvo un impacto profundo. Gradualmente, pero de forma radical, modificó las concepciones de muchos jóvenes idealistas, que volvían a los estudios universitarios tras la Primera Guerra Mundial. Lo sé porque yo era uno de ellos. Sentíamos que la civilización en que habíamos crecido se había derrumbado. Estábamos dispuestos a edificar un mundo mejor, y fue este deseo de reconstruir la sociedad el que indujo a muchos de nosotros a estudiar economía. El socialismo prometía realizar nuestras esperanzas de un modo más racional, más justo. Y entonces apareció este libro. Nuestras esperanzas se desvanecieron. Socialismo nos convenció de que nuestra búsqueda iba por un camino equivocado» (op. cit., p. 23). <<
[2] Cfr. Ludwig von Mises, Autobiografía di un liberale, trad. it., Rubbettino, Soveria Manelli-Mesina, 1996, p. 145. <<
[3] A Critique of Interventionism, Arlington House, New Rochelle, 1977. <<
[4] La noticia del hallazgo de los documentos de Mises la dio Richard Ebeling el 1.º de noviembre de 1996. Hans-Hermann Hoppe se refirió a ella en The Wall Street Journal del 30 de enero de 1997. <<
[5] Más información sobre el tema en «Mises Memo. News from the Ludwig von Mises Institute», primavera de 1997. <<
[6] D. Forbes, Introducción a A. Ferguson, An Essay on the History of Civil Society, Edinburgh University Press, 1966, p. XXIV. <<
[7] A. Smith, La richezza delle nazioni, trad. it., Utet, Turin, 1975, p. 584 [trad. esp.: Riqueza de las naciones, Bosch, 1954, vol. II, p. 192]. <<
[8] J. Viner, Studi sulla storia del commercio internazionale, trad. it. en Commercio internazionale e sviluppo economico, Utet, Turín, 1968, p. 99. Para un amplio tratamiento de los temas mencionados, remito a L. Infantino, L’ordine senza piano, La Nuova Italia Scientifica, Roma, 1995 [trad. esp.: El orden sin plan, Unión Editorial, Madrid, 2000]. <<
[9] L. von Mises, Socialismo, cit., p. 241 [trad. esp., p. 206]. <<
[10] L. von Mises, en este vol., p. 165. Sobre la afirmación de Menger, véase Sul metodo delle scienze sociali, trad. it., Liberilibri, Macerata, 1996, p. 162. Conviene recordar que Menger, fundador de la Escuela austriaca de economía, contribuyó, en palabras de Hayek, «más que ningún otro, a aclarar la idea del origen no intencionado de las instituciones sociales» (F. A. Hayek, Individualismo: quello vero e quello falso, trad. it., Rubbettino, Soveria Manelli-Mesina, 1997, p. 43, nota 3). <<
[11] L. von Mises, Socialismo, cit., p. 439 [trad. esp., p. 407]. <<
[12] Op. cit., p. 440 [trad. esp., p. 408]. <<
[13] Conviene hacer aquí una precisión. En Crítica del intervencionismo emplea Mises la expresión «sociología utilitarista», a la que atribuye el mérito de haber dado razón de la Gran Sociedad como orden social que renuncia a la intervención omnipresente del Legislador, a la política como variable independiente. Hoy sabemos, con mayor precisión y gracias sobre todo al trabajo de Hayek, que no se puede poner en un mismo saco a los moralistas escoceses y a los utilitaristas, que desde Bentham, James Mill, Ricardo y John Stuart Mill llegan hasta la teoría del equilibrio económico general y más: porque esta es una tradición que no renuncia al mito del Legislador o del óptimo. La teoría de Mises configura en todo caso un orden social de tipo «escocés». Conviene añadir que Mises, para referirse a la teoría social que él sostiene, ha ido abandonando con los años la palabra «sociología», hablando en cambio de «praxeología», es decir de teoría de la acción. <<
[14] L. von Mises, en este vol., p. 96-97. Una reciente reafirmación de esta idea en F. Romani, «I limiti della politica economica», en La società leggera, Marsilio, Venecia, 1995, p. 29. <<
[15] Op. cit., p. 96. <<
[16] E. von Böhm-Bawerk, La conclusione del sistema marxiano, trad. it. en AA. VV., Economia borghese ed economia marxista, La Nuova Italia, Florencia, 1971, p. 63 [trad. esp.: La conclusión del sistema marxiano, Unión Editorial, Madrid, 2000, p. 1091. <<
[17] E. von Böhm-Bawerk, Teoría positiva del capitale, trad. it., Utet, Turín, 1957, p. 260 [trad. esp.: Teoría positiva del capital, Ediciones Aosta, Madrid, 1998]. <<
[18] Op. cit., p. 215. <<
[19] F. A. Hayek, «Il significato della concorrenza», trad. it. en F. Donzelli (al cuidado de), Conoscenza, mercato, pianificazione, Il Mulino, Bolonia, 1988, p. 294. <<
[20] F. A. Hayek, «Economía e conoscenza», trad. it. en F. Donzelli (al cuidado de), Conoscenza, mercato, pianificazione, cit., p. 246. <<
[21] Sobre el tema, véase W. W. Bartley III, Ecologia della razionalità, trad. it., Armando, Roma, 1990. <<
[22] La expresión «proceso de descubrimiento» es de Hayek, Nuovi Studi di filosofia, economia e storia delle idee, trad. it., Armando, Roma, 1988, pp. 197-208. <<
[23] F. A. Hayek, La presunzione fatale, trad. it., Rusconi, Milán, 1997, p. 136 [trad. esp.: La fatal arrogancia, Unión editorial, 1990 (2..ª ed., 1997)]. <<
[24] S. Ricossa, Dov’è la scienza economica?, Di Renzo Editore, Roma, 1997, p. 48. <<
[25] L. von Mises, en este vol., p. 214. Id., Il caos pianificato, en Apéndice a Socialismo, cit., pp. 575-647. <<
[26] F. A. Hayek, «Economia e conoscenza», cit., p. 241. <<
[27] Ibidem. <<
[28] Kirzner, Concorrenza e imprenditorialità, trad. it., Rubettino, Soveria Manelli-Mesina, 1997, p. 43 [trad. esp.: Competencia y empresarialidad, Unión Editorial, 2.ª ed., 1998]. <<
[29] S. Ricossa, «Sugli abusi del razionalismo nell’economia politica», en Rivista di politica economica, abril de 1988, p. 12. La sobreabundancia de un recurso es consecuencia de que otros recursos, que podrían combinarse con el primero, son escasos, es decir se orientan a aplicaciones más urgentes o remuneradoras. Como explica Mises, es imposible esquivar esta situación: «Es evidente que un simple proceso bancario como la expansión del crédito no puede crear más medios y riqueza. Lo que en realidad consigue la expansión del crédito es introducir una fuente de errores en los cálculos de los empresarios […]. Los empresarios actúan como si pudieran disponer de un número de bienes de producción mayor que el que efectivamente está a su disposición» (en este vol., p. 304). El boom, la inflación y la depresión siguen puntualmente. <<
[30] M. N. Rothbard, Man, Economy and State, Nash Publishing, Los Angeles, 1970, vol. II, p. 887. Véase también L. Infantino, L’ordine senza piano, cit., pp. 56-9 [trad. esp., pp. 90-92] <<
[31] En este vol., pp. 59-60. <<
[32] Op. cit., pp. 87. <<
[33] N. Barry, «In Defense of the Invisible Hand», en Cato Journal, 1985, p. 148. <<
[34] Cfr. Mises, Autobiografia di un liberale, cit., pp. 64-5. <<
[35] C. Menger, Principi fondamentali di economia, trad. it., Galeati, Imola, 1909, p. 47 [trad. esp.: Principios de economía política, Unión Editorial, Madrid, 2.ª ed., 1997, p. 152]. La misma idea está ya en Hume, Trattato sulla natura umana, trad. it., Laterza, Roma-Bari, 1982, vol. II, pp. 512-26. <<
[36] Marianne Weber, Max Weber, trad. it., II Mulino, Bolonia, 1995, p. 200. Max Weber pertenecerá en los años ochenta al Verein, pero confiará más tarde a Mises (Autobiografía di un liberale, cit., 136): «Ya sé que el Verein für Sozialpolitik no le gusta. A mí aún menos. Pero es un hecho que se trata del único punto de encuentro para quienes cultivan nuestra disciplina. Es inútil que lo critiquemos desde fuera. Debemos trabajar dentro de la asociación y tratar de corregir sus defectos. Trato de hacerlo en la medida de mis posibilidades, y también Vd. debería hacerlo». <<
[37] Para una valoración de la relación que Schmoller mantuvo con las doctrinas mercantilistas, véase lo que escribe en «Das Merkantilsystem in seiner historischen Bedeutung», en Schmollers Jahrbuch, 1884. <<
[38] Sobre este punto, remito a lo que ya escribí en el Prólogo a Mises, Autobiografia di un liberale, cit., pp. 9-13. <<
[39] C. Menger, Sul metodo delle Science sociali, trad. it., Liberilibri, Macerata, 1996, p. 189. <<
[40] E. von Böhm-Bawerk, La conclusione del sistema marxiano, cit. <<
[41] E. von Böhm-Bawerk, La teoria positiva del capitale, cit., p. 252. <<
[42] E. von Böhm-Bawerk, Potere o legge economica?, trad. it., Rubettino, Soveria Mannelli, 1999 [trad. esp: ¿Poder o ley económica?, en E. von Böhm-Bawerk, Ensayos de teoría económica, vol. I: La teoría económica, Unión Editorial, Madrid, 2000]. <<
[43] L. von Mises, Socialismo, cit., pp. 137-55. <<
[44] L. von Mises, Problemi epistemologici dell’economia, trad. it., Armando, Roma, 1988, p. 52. <<
[45] Véase Marianne Weber, Max Weber, cit., 201. <<
[46] Ludwig von Mises, en este vol., p. 70. <<
[47] Escribe Mises: «el hombre de la calle […] acaba atribuyendo el mal funcionamiento del sistema exclusivamente al hecho de que la ley no es capaz de ir hasta el fin y a la corrupción que impide su aplicación. Los propios fracasos de la política intervencionista refuerzan en él la convicción de que es la propiedad privada la que tiene que ser controlada por leyes más restrictivas» (en este vol., p. 57). <<
[48] Ibidem, p. 253. <<
[49] Ibidem <<
[50] Ibidem <<
[51] Ludwig von Mises, Autobiografía di un liberale, cit., p. 197. <<
[52] Conviene señalar que Mises (en este vol., p. 293) imputa a las medidas intervencionistas el paro creciente y recuerda que «los aventureros y los aspirantes a dictadores reclutan sus tropas de asalto entre los parados». Conviene también añadir que Mises (p. 175) ya en 1925 había previsto la futura alianza entre el socialismo soviético y el nazi. <<
[53] J. M. Keynes, Teoría generale dell’occupazione, dell’interesse e della moneta, trad. it., Utet, Turín, 1971, p. 522. <<
[54] Op. cit., p. 515. <<
[55] L. von Mises, en este vol., p. 260. <<
[56] Archiv für Sozialwissenschaft und Sozialpolitik, vol. 56, 1926. <<
[57] Cfr. O. Spann, Der wahre Staat, Leipzig, 1921. <<
[58] Puede surgir cierta duda sobre la oportunidad de distinguir aún un tercer grupo formado por las intervenciones de política fiscal, es decir aquellas intervenciones que consisten en la expropiación de una parte del patrimonio o de la renta. Si renunciamos a esta ulterior distinción es por un motivo justificado. Los efectos de tales intervenciones son en parte idénticos a los efectos sobre la producción, en parte influyen sobre la distribución de la renta de la producción sin apartar esta de su camino. <<
[59] Para la crítica de estas afirmaciones véase mi libro Nation, Staat und Wirtschaft, Viena 1919, pp. 56ss (con especial referencia a la política alemana desde finales de los años 70 [del siglo XIX] en adelante). <<
[60] Sobre la medida en que los precios administrados son eficaces contra los precios de monopolio, véase infra, capítulo V, pp. 197 ss. Para valorar con exactitud el significado de los precios administrados respecto a los precios de monopolio, conviene no fiarse de la terminología popular corriente que ve monopolios por todas partes, sino referirse al concepto científico de monopolio tal como lo define la economía política. <<
[61] Repárese en que el problema no está en saber si los trabajadores, coaligados en los sindicatos, pueden obtener un aumento duradero y general del nivel de salarios, sino en que un aumento salarial obtenido artificialmente mediante el recurso a la coacción física no puede menos de tener sus efectos. La dificultad teórica de orden monetario, relativa a la imposibilidad de un aumento generalizado de los precios sin alterar la relación entre la cantidad de dinero y su demanda, se supera suponiendo que el aumento de los salarios va acompañado de una correspondiente reducción de la necesidad de dinero debida a la reducción de la disponibilidad de caja (por ejemplo, porque aumentan los vencimientos del pago de los salarios). <<
[62] Sobre los límites de la posibilidad de un aumento provisional de los salarios debido a la coalición sindical de los trabajadores, véase mi artículo «Die allgemeine Teuerung im Lichte der theoretischen Nationalökonomie», en Archiv für Sozialwissenschaft und Sozialpolitik, vol. 37, pp. 570ss. Sobre las causas del paro, véase C. A. Verrijn Stuart, Die heutige Arbeitslosigkeit im Lichte der Weltwirtschaftslage, Jena, 1922, pp. 1ss; Robbins, Wages, Londres, 1922, pp. 58ss. <<
[63] Véase Zwiedineck-Südenhorst, «Macht oder ökonomisches Gesetz?» (Schmollen Jahrbuch, vol. 49), pp. 278ss. <<
[64] Para una perfecta descripción de este modo de proceder, véase Pohle, Die gegenwärtige Krisis in der deutschen Volkswirtschaftslehre, Leipzig, 1921, pp. 115ss. <<
[65] Véase J. M. Clark, Social Control of Business, Chicago, 1926. <<
[66] Op. cit., p. 451. <<
[67] Op. cit., 453ss. <<
[*] Op. cit., p. 450. Para evitar equívocos, quiero precisar que esta distinción nada tiene que ver con la distinción que se hace en derecho público entre essentialia, naturalia y accidentalia negotii. <<
[68] Op. cit., p. 454. <<
[69] Ibidem. <<
[70] Entre la amplia literatura americana sobre esta materia, véase Nash, The Economics of Publics Utilities, Nueva York, 1925, p. 97; Wherry, Public Utilities and theLaw, Nueva York, 1925, p. 3ss, 174. Véase también Clark op. cit., pp. 398ss. <<
[71] Véase al respecto mi libro Gemeinwirtschaft, Jena, 1922, pp. 382ss. [trad, esp.: Socialismo, 3.ª ed. WBF, Nueva York s/f] y Liberalismo (Jena, 1927), pp. 80ss. [trad, esp.: Liberalismo, ahora en Sobre liberalismo y capitalismo, Madrid, 1995]. <<
[72] Véase Clark, Social Control of Business, cit., p. 454. <<
[73] Op. cit., p. 455. <<
[74]Ibidem: «may prove self-sustaining through raising the level of personal efficiency, through furnishing an added stimulus to the employer’s search for improved methods, and through hastening their business to those who will conduct it more efficiently». <<
[75] Ibidem: «A large increase in wage rates may be a ‘violation of economic law’, in the sense in which we are using the term, where a small increase would not be». <<
[76] Op. cit., p. 456. <<
[77] Ibidem <<
[78] Op. cit., p. 457. <<
[79] Op. cit., p. 459: «can do a great deal of goods by merely seeing to it that everyone gets the benefit of the market rate, whatever that is, and thus preventing the ignorant from being exploited on account of this ignorance». <<
[80] Véase Strigl, Angewandte Lohntheorie, Untersuchungen über die wirtschaftlichen Grundlagen der Sozialpolitik, Leipzig y Viena, 1926. <<
[81] Op. cit., en particular pp. 71ss. <<
[82] Op. cit., p. 106. <<
[83] Op. cit., pp. 65ss, pp. 116ss. <<
[84] Para la crítica de tales errores, véase Halm, Die Konkurrenz, Munich y Leipzig, 1929, en particular pp. 131ss. <<
[85] Véase Lampe, Notstandsarbeiten oder Lohnabbau?, Jena, 1927, pp. 104ss. <<
[86] Sobre la «armonía preestablecida», véase infra, pp. l62ss. <<
[87] Lampe, op. cit., pp. 127ss. <<
[88] Lampe, op. cit., p. 105. <<
[89] Schmalenbach, «Die Betriebswirtschaftslehre an der Schwelle der neuen Wirtschaftsverfassung», Zeitschrift für Handelswissenschaftliche Forschung, vol. 22,1928, pp. 244ss. <<
[90] Op. cit., pp. 242ss. <<
[91] Op. cit., p. 243. <<
[92] Véase A. Weber, Das Ende des Kapitalismus?, Munich, 1929, p. 19.<<
[93] Op. cit., p. 246. <<
[94] Op. cit., p. 245. <<
[95] Op. cit., p. 247. <<
[96] Op. cit., pp. 249ss. <<
[97] Véase Mises, Die Gemeinwirtschaft, cit., pp. 94ss. <<
[98] Zeitschrift für die Gesamte Staatswissenschaft, vol. 81, 1926. <<
[99] Véase Die Volkswirtschaftslehre der Gegenwart in Selbstdarstellungen, al cuidado de F. Meiner, vol. I, Leipzig 1924, p. 113. <<
[100] Die Entwicklung der deutschen Volkswirtschaftslehre im 19. Jahrhundert, Leipzig 1908, 2 vols. <<
[101] Op. cit., vol. I, p. VIII. <<
[102] Véase Bernhard, «Der Arbeitslohn» (en op. cit., vol. I, XI), pp. 11ss. <<
[103] Véase Festgabe für Lujo Brentano: Die Wirtschaftswissenschaft nach dem Kriege. Neunundzwanzig Beiträge über den Stand der deutschen und ausländischen sozialökonomischen Forschung nach dem Kriege, al cuidado de M. J. Bonn y M. Palyi. Vol. I: Wirtschaftspolitische Ideologien. Vol. II: Der Stand der Forschung, Munich y Leipzig, 1925. En adelante indicaremos los distintos ensayos de esta obra con el nombre del autor, el número del volumen y la página. <<
[104] El sindicalismo como ideología social no debe confundirse con el sindicalismo como táctica. La táctica específicamente sindicalista (l’action directe de los sindicalistas franceses) puede estar también al servicio de una ideología distinta de la del sindicalismo; por ejemplo, con los instrumentos de la táctica sindicalista se puede perseguir también el socialismo. <<
[105] Como sucede con el nuevo sistema social concebido por Spann, Der wahre Staat, Leipzig 1921, p. 249. Cfr. Honigheim, Romantische und religiös-mystisch verankerte Wirtschaftsgesinnungen, vol. I, p. 264. <<
[106] Así P. von Arnim, Ideen zu einer vollständigen landwirtschaftlichen Buchhaltung, 1805 (citado en Waltz, Vom Reinertag in der Landwirtschaft, Stuttgart y Berlin 1904, p. 21). <<
[107] Véase Knapp, Die Landarbeiter in Knechtschaft und Freiheit, 2.ª ed., Leipzig 1909, p. 86 (ahora también en Einführung in einige Hauptfragen der Nationalökonomie, Munich y Leipzig, 1925). <<
[108] Véase Brentano, Ist das System Brentano zusammengebrochen?, Berlín 1918, pp. I4ss. <<
[109] Véase Herkner, Sozialpolitischer Liberalismus, vol I p. 41 <<
[110] Op. cit., p. 43. <<
[111] Op. cit., p. 44. <<
[112] Op. cit., p. 49. <<
[113] Véase Zwiedineck-Südenhorst, Zur Eigentums- und Produktionsverfassung, vol. II, p. 447. <<
[114] Véase Herkner, Sozialpolitischer Liberalismus, cit., p. 49. <<
[115] Op. cit., p. 39. <<
[116] Op. cit., p. 47. <<
[117] Véase Brentano, Ist das System…, cit., p. 19. <<
[118] Véase Herkner, Sozialpolitischer Liberalismus, cit., p. 38; Wiese, Gibt es noch Liberalismus?, vol. I, p. 22. <<
[119] Véase Passow, Kapitalismus, Jena 1918, pp. 1ss. <<
[120] Op. cit., pp. 132ss. <<
[121] Véase mi Gemeinwirtschaft, cit., pp. 110ss. <<
[122] Véase Wiese, Gibt es noch Liberalismus?, cit., p. 23. <<
[123] Ibidem <<
[124] Op. cit., p. 16. <<
[125] Véase Moeller, «Zur Frage der Objektivität des wirtschaftlichen Prinzips», en Archiv für Sozialwissenschaft, vol. 47, p. 163. <<
[126] Véase Zwiedineck-Südenhorst, Zur Eigentums- und Produktionsverfassung, cit., p. 430ss. <<
[127] Véase Zwiedineck-Südenhorst, «Macht oder ökonomisches Gesetz?», cit., pp. 273-292. <<
[128] Véase Bagehot, The postulates of English Political Economy, en Works, al cuidado de Russell Barrington, Londres 1915, vol. VII, pp. 100-104. <<
[129] Véase Löwe, Der gegenwärtige Stand der Konjunkturforschung in Deutschland, vol. II, pp. 365ss y 367ss. <<
[130] Véase Bonn, Wirtschaftspolitische Ideologien, cit., «Geleitwort: Lujo Brentano als Wirtschaftspolitiker», vol. I, p. 4. <<
[131] Brentano, Agrarpolitik, Stuttgart 1897, pp. 60ss y 83ss. <<
[132] Véase Brentano, Konkrete Grundbedingungen der Volkswirtschaft, Leipzig 1924, p. 113 (subrayado mío). <<
[133] Véase V. Totomianz, Geschichte der Nationalökonomie und des Sozialismus, Jena 1925, p. 152. Aun prescindiendo de la «crítica» a Böhm-Bawerk mencionada anteriormente, la obra de Totomianz es un intento absolutamente estéril y equivocado. En la p. 146, por ejemplo, hallamos esta afirmación: «Mientras que el mérito de Menger consiste principalmente en la elaboración de una nueva metodología, los otros dos representantes de la Escuela austriaca, Böhm-Bawerk y Wieser, construyeron una aguda teoría del valor». De esta formulación habría que deducir que en la elaboración de la nueva teoría del valor Menger tuvo menos méritos que Böhm-Bawerk y Wieser, lo cual es absolutamente falso. Por lo que respecta a la exposición de la teoría de la utilidad marginal, Totomianz la inicia con estas palabras: «La economía está hecha de bienes. Estos bienes están en cierta relación con el bienestar del hombre. Esta relación con el bienestar se expresa en dos grados o estadios distintos: uno inferior y otro superior. Nos encontramos ante el superior cuando el bien no sólo es útil sino también necesario para nuestro bienestar, de tal suerte que la posesión o la pérdida de ese bien implica la privación de un consumo o de un disfrute». No son mejores las exposiciones de los demás economistas. Puesto que el ruso no es mi fuerte, no estoy en condiciones de decidir si estos absurdos deben atribuirse al texto original o a la traducción alemana. <<
[134] Op. cit., pp. 7ss. <<
[135] Véase Herkner, «Die Geschichte der Nationalökonomie», en Festschrift für Lujo Brentano zum sibzigsten Geburtstag, Munich y Leipzig 1916, pp. 223-35. <<
[136] Cursivo añadido. <<
[137] Véase Brentano, «Über den grundherrlichen Charakter des hausindustriellen Leinengewerbes in Schlesien», en Zeitschrift für Sozial- und Wirtschaftsgeschichte, vol. 1,1893, pp. 319ss. <<
[138] Op. cit., p. 322. <<
[139] Marx no se dio cuenta de que aceptando la «teoría bancaria» aceptaba implícitamente las bases en que Proudhon fundamentaba sus ideas sobre el banco de cambio. En general, Marx no tenía una idea clara del sistema bancario; a menudo seguía acríticamente las tesis de los teóricos de la escuela bancaria. Los comentarios que solía añadir a las citas demuestran claramente lo poco que dominaba estos problemas. Basta considerar, por ejemplo, su comentario sobre el carácter esencialmente católico del sistema monetario y esencialmente protestante del sistema crediticio, Das Kapital, vol. III, parte II, Hamburgo 1911, p. 132. Más característica aún es otra observación que él añade a propósito de la afirmación fundamental de la teoría bancaria según la cual «basta poner en circulación una cierta cantidad de billetes de una esterlina para expulsar otros tantos soberanos de oro». Esto, afirma Marx, es «un truco archiconocido de todos los bancos», Das Kapital, cit., vol. I, p. 84. Ahora bien, ¿qué interés podrían haber tenido los bancos para recurrir a este «truco»? Ningún interés tenían los bancos en atraer soberanos mediante la emisión de billetes. Su único interés se centraba en aumentar la emisión de billetes, para poder así conceder más créditos y obtener mayores intereses. Tal era el «truco» bien conocido de los bancos, no otro. <<
[140] Véase Palyi, Ungelöste Fragen der Geldtheorie, vol. II, p. 514. <<
[141] Sobre el tema véase Mises, La teoría del dinero y del crédito (trad. esp.: Unión Editorial, Madrid 1997), p. 68 [N. del Tr.]. <<
[142] Sólo los gobernados tienen «intereses particulares» egoístas e ignoran lo que realmente les conviene. El funcionario estatal y el príncipe son siempre sabios y altruistas… <<
[143] Véase Pohle, Die gegenwärtige Krisis in der deutschen Volkswirtschaftslehre, Leipzig 1921, pp. 29ss. <<
[144] Véase A. Weber, Der Kampf zwischen Kapital und Arbeit, Tubinga 1920, pp. 411 ss. <<
[145] Véase Böhm-Bawerk, Macht oder ökonomisches Gesetz?, en Gesammelte Schriften, al cuidado de Weiss, Viena 1924, pp. 230ss [trad. esp.: ¿Poder o ley económica?, en E. von Böhm-Bawerk, Ensayos de teoría económica, vol. I, Unión Editorial, Madrid 1999, pp. 231-308]. <<
[146] Véase Cassau, Die sozialistische Ideenwelt vor und nach dem Kriege, vol. I, p. 136. <<
[147] Véase A. Weber, Der Kampf…, cit., p. 405. <<
[148] Vease S. Webb, «Die historische Entwicklung», en Englische Sozialreformer, al cuidado de Grunwald, Leipzig 1897, p. 44. <<
[149] Véase Sombart, «Ideale der Sozialpolitik», en Archiv für soziale Gesetzgebung und Statistik, vol. 10, pp. 8ss. <<
[150] Véase Amonn, «Der Begriff der “Sozialpolitik”», en Schmollers Jahrbuch, 48, 1924, pp. l60ss. <<
[151] Es típico el hecho de que la Escuela histórica, que en todo lo demás sólo conoce categorías históricas, crea que puede aplicar el concepto de Sozialpolitik a las antiguas civilizaciones babilónica y azteca. <<
[152] Véase Pribram, Die Wandlungen des Begriffes der Sozialpolitik, vol II, pp. 249ss. <<
[153] Marianne Weber refiere que su marido, en el periodo docente transcurrido en Friburgo, dijo con «divertida hipérbole»: «Las primeras grandes lecciones de economía política que oí fueron las que yo pronuncié» (Marianne Weber, Ein Lebensbild, Tubinga 1926, p. 213. <<
[154] Véase Wilbrandt, «Kritisches zu Max Webers Soziologie der Wirtschaft», en Kölner Vierteljahreshefte für Soziologie, 5, pp. 171ss; Spann, «Bemerkungen zu Max Webers Soziologie», en Zeitschrift für Volkswirtschaft und Sozialpolitik, nueva serie, vol. III, pp. 761ss. <<
[155] Véase Cassau, Die Sozialistische Ideenwelt, cit., p. 152. <<
[156] Weltwirtschaftliches Archiv, vol. 21, 1925. <<
[157] Schmoller, «Volkswirtschaft, Volkswirtschaftslehre und- methode», en Handwörterbuch der Staatswissenschaften, 3.ª ed., vol. VIII, p. 426. <<
[158] Op. cit., p. 443. <<
[159] Op. cit., p. 445. <<
[160] Véase Engels, «Vorrede zum III Band des Kapitals», 3.ª ed., Hamburgo 1911, pp. XIISS. <<
[161] Véase Böhm-Bawerk, Einige strittige Fragen der Kapitalzinstheorie, Viena 1900, pp. 111ss. Sobre Brentano véase también Spann, Der wahre Staat, Leipzig 1923, pp 141 ss. <<
[162] Véase por ejemplo Kelsen, Sozialismus und Staat, Leipzig 1923. <<
[163] Véase Dietzel, «Individualismus», en Handwörterbuch der Sozialwissenschaften, 4.ª ed., vol. V, pp. 408ss; K. Pribram, Die Entstehung der individualistichen Sozialphilosophie, Leipzig 1912, pp. 1ss. Para la crítica de estas concepciones véase L. von Wiese, «Dietzels “Individualismus”», en Kölner Vierteljahrshefte für Sozialwissenschaften, Munich y Leipzig 1922, pp. 54ss. <<
[164] Véase A. Smith, The Theory of Moral Sentiments, Edimburgo 1813, parte II, sección II, cap. III, p. 243. <<
[165] Véase Kant, Idee su einer allgemeinen Geschichte in weltbürgerlichen Absicht, en Sämtliche Werke, Insel-Ausgabe, vol. I, pp. 227ss. <<
[166] Véase Menger, Untersuchungen über die Methode der Sozialwissenschaften, Leipzig 1883, p. 178. La crítica de F. von Wieser (Theorie der gesellschaftlichen Wirtschaft, en Grundriss der Sozialökonomik, Tubinga 1914, Sec. I, pp. 242ss) a la teoría racionalista-utilitarista en general, y a su formulación mengeriana en particular, no afecta a la sustancia de la misma. El significado de esta crítica radica en la distinción que Wieser hace —seguramente bajo la influencia de Tarde— entre jefe y masa, y en el mayor relieve que da a lo que Wund llama el principio de la heterogénesis de los fines. <<
[167] Que es lo que afirma Smith, op. cit., parte IV, cap. I, pp. 417ss. <<
[168] Véase Barth, Die Philosophie der Geschichte als Soziologie, 3.ª ed., Leipzig 1922, p. 260. <<
[169] Véase O. Spann, «Klase und Stand», en Handwörterbuch der Staatswissenschaften, 4.ª ed., p. 692. <<
[170] Si en Estados Unidos aumentara la influencia de los antiutilitaristas como Veblen, arraigaría el marxismo, y las consecuencias no tardarían en manifestarse. <<
[171] Véase Gelesnoff, Grundzüge der Volkswirtschaftslehre, trad. alemana de E. Altschul, Leipzig 1918, p. III. <<
[172] Las ideas del socialismo nacional no deben buscarse en el partido nacionalsocialista. Este último es sólo una parte —entre las más radicales especialmente en el plano de la táctica de partido— de un movimiento más amplio del socialismo nacional que abarca todos los partidos de ideología ético-racial, y que tiene en Oswald Spengler y en Othmar Spann sus portavoces culturales más destacados. Una breve pero instructiva síntesis de las ideas del socialismo nacional puede leerse en el programa del Grossdeutsche Volkspartei Österreichs redactado por Otto Conrad (Richtlinien deutscher Politik, Programmatische Grundlagen der Grossdeutschen Volkspartei, Viena 1920). <<
[173] Véase Otto Bauer, Die Nationalitätenfrage und die Sozialdemokratie, Viena 1907, pp. 263, 268. <<
[174] He intentado demostrarlo en mi ensayo Nation, Staat und Wirtschaft, cit., pp. 45ss. <<
[175] El tratamiento más completo de este problema es el de Prato, Il protezionismo operaio, Turín 1910 (trad. francesa de Bouigin, París 1912). En Alemania el libro ha pasado casi totalmente inadvertido. <<
[176] Internationaler Sozialistenkongress zu Stuttgart, 18-24 de agosto de 1907, Berlin 1907, pp. 57-64. <<
[177] Véanse las excelentes consideraciones de F. Wolfrum, «Der Weg zur deutschen Freiheit» (Freie Welt, Gablonz, IV, Heft 95) y Staatliche Kredithilfe? (ibid., Heft 99). <<
[178] Véase W. Sombart, Das Lebenswerk von Karl Marx, Jena 1909, p. 3. <<
[179] W. Sombart, Der proletarische Sozialismus («Marxismus»), 10.ª ed. reelaborada del escrito: Sozialismus und Soziale Bewegung, Jena 1924, vol. I: Die Lehre; vol. II: Die Bewegung. <<
[180] Vol. I, p. 31. <<
[181] Op. cit., pp. 257ss. <<
[182] Véase O. Spann, Klase und Staat, cit., pp. 298ss. <<
[183] Vol. I, pp. 5ss. <<
[184] Cursivo añadido. <<
[185] Cursivo añadido. <<
[186] Vol. I, pp. 12ss. <<
[187] Op. cit., pp. 19ss. <<
[188] Op. cit., p. 75. <<
[189] Vol. II, p. 261. <<
[190] Vol. I, p. 305. <<
[191] Op. cit., p. 304. <<
[192] Op. cit., pp. 32ss. <<
[193] Op. cit., pp. 368ss. <<
[194] Op. cit., p. 356. <<
[195] Op. cit., p. 304. <<
[196] Vease W. Sombart, «Das finstere Zeitalter», en Neue Freie Presse, 25 de diciembre 1924. <<
[197] Ibidem. <<
[198] No puedo extenderme en la crítica de la teoría de las clases; remito a mi Gemeinwirtschaft, cit., pp. 265-352. <<
[199] Véase C. Menger, Untersuchungen über die Methode der Sozialwissenschaften, cit., p. XX. <<
[200] Op. cit., p. XXI. <<
[201] Handwörterbuch der Staatswissenschaften, 4.ª ed., vol. VI, 1923. <<
[202] Prescindo aquí de las fuerzas monetarias que influyen sobre los precios. <<
[203] Die Verstaatlichung des Kredits (Mutualisierung des Kredits). Gekrönte Preisschrift der Travers-Borgstroem-Stiftung in Bern, Verfasser Dr. Robert Deumer, Berlín, XII-371 páginas. Verlag Duncker & Humblot, Munich y Leipzig 1926. <<
[204] Op. cit., p. 335. <<
[205] Op. cit., p. 86. <<
[206] Op. cit., p. 210. <<
[207] Op. cit., p. 184. <<
[208] Op. cit., pp. 152ss. <<
[209] Op. cit., p. 184. <<
[210] A pesar de la semejanza en el título, se trata de una obra muy diferente de Crítica del intervencionismo, publicada por Mises en 1929 con varios estudios escritos con anterioridad (Primera parte del presente volumen). —Ed.] <<
[211] A lo largo de este ensayo, el término «intervencionismo» se emplea en el sentido que le han dado muchas generaciones de economistas, esto es, la interferencia gubernamental en la vida económica. No debe confundirse con su acepción política, que en el plano internacional significa lo contrario de «aislacionismo», al hilo de la actual controversia norteamericana acerca de la guerra. <<
[212] Ya en 1925 predije la cooperación de nazis y bolcheviques, en mi artículo «Anti-Marxism» (Weltwirtschaftliches Archiv, vol. 21, p. 279) reimpreso en mi libro Kritik des Interventionismus, p. 106 [ahora en este volumen, pp. 175]. <<
[213] Los marxistas ortodoxos, sin embargo, recomiendan el intervencionismo reconociendo plenamente el hecho de que este paraliza y destruye la economía de mercado capitalista y, por tanto, en su opinión, conduce al socialismo. Este era el argumento formulado hace ya un siglo por Friedrich Engels. <<
[214] Para un examen más completo de este punto, tengo que remitirme a lo expresado en mi libro, Nationalökonomie, Theorie des Handelns und Wirtschaftens (Ginebra, 1940), pp. 224-228. <<
[215] El término «liberal» se emplea aquí en el sentido que generalmente se le atribuía en el siglo XIX. En los países anglosajones «liberal» ha venido a significar lo contrario de lo que este término significaba en el pasado; hoy significa intervencionista radical o incluso socialista. Aquellos a quienes uno hubiera llamado en el pasado liberales, los socialistas norteamericanos y los intervencionistas los llaman hoy reaccionarios, conservadores, o realistas económicos. En este cambio semántico, la victoria de las ideas intervencionistas y el abandono de la economía de mercado se ponen claramente de manifiesto. El antiguo liberalismo ha perdido hasta el nombre. <<
[216] La «libertad», dicen los metafísicos prusianos, «es un concepto meramente negativo». La libertad, decía Lenin, es «un prejuicio burgués». <<
[217] Hegel llamó al Estado «el Absoluto». Ferdinand Lassalle dijo que «el Estado es Dios». El profesor Werner Sombart, en su libro Socialismo alemán, que es un bestseller del Tercer Reich y ha sido traducido al inglés y al francés, afirma que el Führer recibe órdenes de Dios. No queremos contradecir las afirmaciones de estos grandes hombres. Sólo queremos poner de relieve que no tienen nada que ver con nuestro actual análisis. <<
[218] Ver cap. II, epígrafe 2. <<
[219] La limitación que aquí implica la palabra «casi» no debe entenderse en el sentido de que existen medidas restrictivas que no perjudican a nadie; quiere decir solamente que tales medidas, no sólo no benefician a nadie, sino que suponen desventajas para todo el mundo. <<
[220] La fijación directa de precios de los medios materiales de producción que no puedan emplearse en el consumo directo puede omitirse; si se fijan los precios de todos los bienes de consumo así como también los salarios y los tipos de interés, y si se obliga a trabajar a todos los trabajadores y a producir a todos los propietarios de los medios de producción, entonces los precios de los medios materiales de producción quedan fijados indirectamente. <<
[221] Para simplificar, no consideramos los costes de construcción. <<
[222] Los economistas entienden por oferta de trabajo, oferta de servicios laborales por parte de los trabajadores, y viceversa, entienden por demanda de trabajo la demanda de servicios laborales por parte de los empresarios; justo lo contrario del sentido que se da a ambos conceptos en el lenguaje corriente. [Trad.] <<
[223] Según se explica en este mismo apartado. <<
[224] En ausencia de expansión crediticia, puede haber instalaciones no utilizadas plenamente. Pero no distorsionan el mercado más de lo que pueden hacer las tierras submarginales no utilizadas. <<
[225] [Fritz] Machlup (The Stock Market, Credit and Capital Formation, Londres, 1940, p. 248) habla de «inflacionismo pasivo». <<
[226] Si un banco no puede expandir el crédito, no podrá crear un auge, aunque reduzca su tipo de interés por debajo del tipo de mercado. No conseguiría más que hacer un regalo a sus deudores. La conclusión que se extrae de la teoría monetaria del ciclo en relación con las medidas estabilizadoras no es el postulado de que los bancos no deben bajar sus tipos de interés, sino que no deben expandir el crédito. [Gottfried] Haberler (Prosperity and Depression, Ginebra, 1939, p. 65ss) no ha comprendido este punto, y por ello, sus críticas no se sostienen. <<
[227] La posesión de oro sólo estaba prohibida para los estadounidenses, no para los extranjeros, quienes depositaban su oro en los bancos norteamericanos, pudiendo retirarlo y repatriarlo a voluntad. (Nota del Trad.) <<
[228] [Hermann Göring (1893-1946) fundó y dirigió la Gestapo, la policía secreta de la Alemania nazi, hasta 1936. Se ocupó del rearme alemán previo a la II Guerra Mundial, y más tarde fue nombrado jefe de las fuerzas aéreas alemanas. En 1946 los aliados le juzgaron en Núremberg por crímenes de guerra, y fue condenado a la horca. Pero dos horas antes del momento fijado para la ejecución, eludió el patíbulo ingiriendo un veneno. —Ed.] <<
[229] [Recuérdese que cuando Mises escribió estas líneas, Alemania y la Unión Soviética eran aliados según el tratado de no agresión que firmaron en 1939. —Ed.] <<
[230] Corporativismo: El nombre dado a una particular forma de organización económica (economia corporativa; en alemán Ständestaat) de origen italiano, propuesta en la época de Mussolini. [El corporativismo garantizaría la total autonomía de cada rama de actividad económica o «gremio», que tendría una autoridad absoluta sobre sus asuntos internos, sobre salarios, horario, producción, etc. Los asuntos que afectaran a otras ramas se dirimirían por arbitraje intergremial o por laudo gubernamental. Tal organización era inviable, y por lo tanto, nunca se llevó a la práctica. Para más detalles, ver L. von Mises, La acción humana (Unión Editorial, 6.ª ed., 2001, pp. 957-969. —Ed.] <<
[231] Ver Sidney y Beatrice Webb, A Constitution for the Socialist Commonwealth of Great Britain (Londres, 1920). <<
[232] Los Webb lo definen como «el derecho de autodeterminación de toda profesión», op. cit., p. 277. <<
[233] [Sindicalismo: Movimiento obrero cuyo objetivo era transferir a los trabajadores las acciones de la empresa propiedad de los empresarios, los propietarios y los capitalistas, de tal modo que ellos, los trabajadores, fueran los propietarios y gestores del negocio. Las consignas «el ferrocarril, para los ferroviarios» o «las minas, para los mineros» que gritan en sus reuniones, muestran cuáles son sus fines. Para una explicación detallada, véase Mises, La acción humana, cit., o también la entrada alfabética en Percy L. Greaves, Jr., Mises Made Easier (1974/1990). —Ed.] <<
[234] Cf. el discurso de Mussolini en el senado italiano, el 13 de enero de 1934. <<
[235] [Léon Blum (1872-1950), gobernante socialista francés que en 1936 reunió una coalición de radicales socialistas, socialistas y comunistas en el Frente Popular. —Ed.] <<
[236] Para mayor simplicidad prescindimos de los costes de transporte. Pero habría cierta dificultad para introducirlos. <<
[237] Socialism, trad. ingl., Londres, 1936 [véase nota 1 de p. 91. <<