La vieja que recogía hierbas en la ladera vio al coche y a los dos ciclistas aproximándose en direcciones opuestas, a la cerrada curva. Desde un avión-correo que volaba en paralelo a la costa, el piloto pudo ver las revueltas de la carretera, la sombra de las alas reflejándose sobre las soleadas laderas, y dos pueblos, distantes doce millas entre sí. Acaso, ascendiendo aún más, hubiera sido posible ver, simultáneamente, las montañas de Provenza y una distante ciudad de otro país, por ejemplo Berlín, donde el clima era cálido también, pues, en aquel día entre los días, la mejilla de la tierra, desde Gibraltar a Estocolmo, estaba bañada de tierno sol.
En Berlín, en este día entre los días, se vendieron muchos helados. Irma solía, en otro tiempo, contemplar con la gravedad de la codicia al heladero, sirviendo entre dos delgadas galletas la densa y amarillenta substancia que, cuando se gustaba, le hacía a uno bailar la lengua y a los dientes doler deliciosamente. De forma que, cuando Elisabeth salió al balcón y advirtió a uno de estos vendedores de helados, le pareció muy extraño que él fuera vestido de blanco, y ella, de negro.
Al despertar, sintióse muy inquieta, y comprendió, con un extraño abatimiento, que, por primera vez, había salido de aquel estado de oscura torpeza a que de antiguo se había acostumbrado; no lograba comprender a qué podría deberse Su extraño malestar. Se quedó embelesada en el balcón, pensando en el día anterior, en que nada de particular había ocurrido: el paseo de costumbre hasta el cementerio, las abejas que se posaban en sus flores, el húmedo brillo de los goznes de la lápida, la apacibilidad y la tierra blanda…
«¿Qué puede ser? —se preguntó—. ¿Por qué estoy tan angustiada?».
Desde el balcón podía ver al vendedor de helados, con su gorra blanca. El balcón parecía ganar altura, más altura, más… El sol proyectó una luz deslumbradora sobre los azulejos. En Berlín, en Bruselas, en París, y más lejos, en el sur. El avión-correo volaba hacia Saint-Cassien. La vieja estaba recogiendo hierba en la ladera rocosa; al menos durante un año estaría relatando a todo el mundo lo que había visto…, lo que había visto…