UNA HORA después, Thrupp se puso de pie y se dispuso a partir. Habíamos conversado concienzudamente, discutiendo el problema desde todos los ángulos.
—Pongámonos de acuerdo —dije—. Esta tarde trataré de ver a Xantippe Gnox y la atacaré siguiendo el programa que nos trazamos. Mientras tanto, tú elegirás a uno de los jóvenes más apuestos de la Yard para que trate de averiguar algo en Chez ma Tante.
—Ésa es la idea —asintió Thrupp—. Si el joven Summers está disponible hará su papel a la perfección.
—¿No podría ir con él? —rogó Barbary—. Podría maquillarme como la otra noche. Seguramente sería mucho más conveniente que el joven Summers llevara compañera.
—Creo que no, Barbary. Quiero mantenerla a usted en reserva, si no lo toma a mal. Además, dará más resultados que el joven Summers evidencie una pasión por alguna de las damas del local o compañeras de baile, como las llaman, porque estas damas generalmente conocen los pormenores del club; y hablan si se las sabe tratar.
Está bien. Sin embargo insisto en que debería usted arrestar a Luke.
Thrupp suspiró.
—Mi querida —dijo resignado, le prometo formalmente que arrestaré a Luke en cuanto descubra cualquier prueba fehaciente que lo asocie directamente con la muerte de Bryony. Por ahora, como ya expliqué, todas son presunciones, y aunque en nuestra mente asumen proporciones de certeza, ningún juez ha de sentenciado por lo que le digamos. ¿Qué es lo que conocemos? Primero, que estuvo en Merrington la tarde anterior al crimen. Segundo, que Bryony le tenía miedo. Tercero, que Bryony y él, tal vez, se habían saludado de lejos en un club nocturno hace algunas semanas. No se puede colgar a un hombre por eso. Como no estamos ni en Moscú ni en Berlín, no podemos torturarlo para arrancarle una confesión. Tenemos que encontrarlo. Desapareció del Green Maiden de Merrington anoche, y no tenemos idea de cómo localizarlo. Hasta hace una hora no teníamos ni siquiera por dónde empezar a buscarlo. Gracias a su excelente pesquisa lo hemos identificado y podríamos dar con él muy pronto. Una vez que lo encontremos no le perderemos pisada, de modo que no se preocupe y lo mismo digo de Ronald Custerbell Lowe y del obrero telefónico fantasma. Debemos dar pronto con ellos, y los vigilaremos. Tendremos muy poca suerte si Luke o Lowe no nos conducen hasta ese obrero.
—A ti te corresponde resolver todo esto —observé—, y sabemos que lo que dispongas será lo más acertado. ¿Cuándo tendremos noticias tuyas?
Thrupp reflexionó:
—Tengo mucho que hacer, Roger, y no creo que pueda dormir esta noche. ¿Estarás levantado a eso de las diez o las doce? Me gustaría saber cómo te va con Xantippe…
—Muy bien. Podremos cambiar ideas y hacernos un plan de acción para mañana. A propósito, ¿dices que el jueves es el interrogatorio?
—Sí; a las diez y media en la comisaría de Merrington. Tendrás que declarar como testigo y yo también, así que te llevaré hasta allí mañana a la noche o el jueves por la mañana temprano.
Barbary puede ir el jueves en su coche. El entierro se ha fijado para las dos y media de la tarde.
—¿No tendré que declarar yo también? —preguntó Barbary—. Y de todos modos, ¿por qué no puedo ir con ustedes?
—Estoy arreglando las cosas para que no se la interrogue en la primera sesión, que será breve y formal. ¿Por qué? Pues porque ha de ir Ann Yorke y no quiero correr el riesgo de que la reconozca como a la Miss Revel que la visitó la otra noche. El interrogatorio ha de ser breve: atestiguar la identidad, y los informes médicos, luego he de pedir la orden para el entierro, y una suspensión de una semana.
—Me parece muy bien —comenté. ¿Y dices que el Padre Prior se encarga de los preparativos del entierro?
—Él y Browning se han de ocupar. No hay parientes a quienes recurrir. La pobre muchacha parece no haber tenido predilección por ninguno y los cementerios de Londres son tan fríos e impersonales que…
—Me alegro —dijo Barbary lentamente—. Me gustaba y me agradará tenerla cerca.
Le dirigí una mirada agradecida. Por Lulú y por la misma Bryony, había deseado que la muchacha asesinada descansara en nuestro humilde cementerio entre las apacibles colinas, pero no lo había manifestado por temor a lo que dijeran Barbary y el Padre Párroco. Eso estaba solucionado.
Se me ocurrió otra cosa.
—Hablando de parientes, Thrupp, ¿qué hay del padre de Bryony? Lulú y él se habían separado y él se había vuelto a casar, pero de todos modos, era el padre legal de Bryony. ¿Le vas a comunicar oficialmente o quieres que le mande un telegrama? Nunca me gustó, pero se me ocurre que hay que avisarle.
—Yo me encargaré —dijo Thrupp—. ¿Dices que está en la India? ¿Conoces la dirección?
—No tengo la menor idea. Pero la encontrarás en la lista del Ejército de la India, o te informarán en la Oficina de la India. Ann Yorke me dijo que ahora es Coronel (probablemente sea teniente coronel) y su nombre es Maurice. M. U. C. H. son las iniciales, Maurice Ulrich Christopher Hurst. Siempre me pareció lamentable que no fueran M. U. C. K.[7], pues le hubieran descripto muy bien. No obstante…
—Yo me encargaré de él —dijo Thrupp, y cerró su libreta. Se alejó, saludando con la mano.