Debo anotar —hace mucho tiempo que no inscribo nada— que cinco hombres wit han sido apresados cuando caminaban por un pasillo, cerca del Fórum, en el corazón mismo de nuestras terrazas, lugar en el que nada absolutamente tienen que hacer. Se han negado a contestar durante el interrogatorio, únicamente han expresado que no tenían malos propósitos y que sólo deseaban conocer la parte de la Nave en que vivíamos nosotros, los kros, por simple curiosidad. Se han negado rotundamente a revelar los caminos secretos que les ha permitido eludir la vigilancia de los guardianes de fronteras.
Han sido encerrados hasta que Mei-Lum-Faro decida su suerte. Los ánimos están muy excitados. Las mujeres tienen miedo y piden a los hombres que hagan un escarmiento con esa chusma. No podrían vivir tranquilas temiendo que un wit pudiera asaltarlas. Algunos hombres piensan igual y piden que los albinos sean arrojados a los estanques sulfurosos.
No quiero anotar ahora lo que estoy aprendiendo en el Libro. Únicamente, que mi razonamiento anterior era justo. ¡Dios mío! ¡Dios mío! La palabra «Dios» es un descubrimiento.