[437] Esta piedra situada junto a la salida de la caverna de Zaratustra volverá a ser mencionada en el último capítulo de esta parte, El signo [«¿Qué me ocurre?», pensó Zaratustra en su asombrado corazón, y lentamente dejose caer sobre la gran piedra que se hallaba junto a la salida de su caverna» (N. del E. D.)]. Allí la llama la «gran piedra». Quizás encierre una maliciosa alusión a la «piedra» sobre la que está asentada la Iglesia. Véase antes, La ofrenda de la miel [«… sobre un fundamento eterno, sobre una dura roca primitiva» (N. del E. D.)], y la nota 445 [«Sigue la contraposición implícita entre el “reino del hombre” y el “reino de Dios”. También la Iglesia está “edificada sobre una piedra” (véase Evangelio de Mateo, 16, 18)» (N. del E. D.)]. <<
[438] Zaratustra repetirá estas mismas palabras al final de esta obra. Véase El signo [«Mi sufrimiento y mi compasión, ¡qué importan! ¿Aspiro yo acaso a la felicidad? ¡Yo aspiro a mi obra!» (N. del E. D.)]. <<
[439] La palabra alemana Pech empleada por Zaratustra tiene el doble sentido de «pez» y de «mala suerte». <<
[440] Véase la nota 27 [«La expresión “pescador de hombres” es evangélica. Véase el Evangelio de Mateo, 4, 19, “Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres” (Jesús a Pedro y a Andrés)» (N. del E. D.)]. <<
[441] «Llega a ser el que eres» es frase de Píndaro (Píticas, II, 72). Nietzsche la utilizó como subtítulo de Ecce homo: «Cómo se llega a ser lo que se es». <<
[442] Los signos que Zaratustra aguarda son la bandada de palomas y el león riente. Véase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, § 1 [«Esto es lo que ahora aguardo: antes tienen que llegarme, en efecto, los signos de que es mi hora, a saber, el león riente con la bandada de palomas» (N. del E. D.)], y la nota 364 [«En la cuarta parte, El signo, llegarán hasta Zaratustra la bandada de palomas y el león riente» (N. del E. D.)]. <<
[443] En La genealogía de la moral (edición citada, p. 123) describe Nietzsche a «ése que ha de venir» con las siguientes palabras: «Ese hombre del futuro, que nos liberará del ideal existente hasta ahora y asimismo de lo que tuvo que nacer de ese ideal, de la gran náusea, de la voluntad de la nada, del nihilismo, ese toque de campana del mediodía y de la gran decisión, que de nuevo libera la voluntad, que devuelve a la tierra su meta y al hombre su esperanza, ese anticristo y antinihilista, ese vencedor de Dios y de la nada —alguna vez tiene que llegar». <<
[444] «Hazar» significa período de mil años. Al usar la expresión bíblica de «reino de los mil años» (Apocalipsis, 20) Zaratustra contrapone implícitamente el «reino del hombre» al «reino de Dios», como en otra ocasión opuso el «reino de la tierra» al «reino de los cielos». <<
[445] Sigue la contraposición implícita entre el «reino del hombre» y el «reino de Dios». También la Iglesia está «edificada sobre una piedra» (véase Evangelio de Mateo, 16, 18). <<
[446] Véase la nota 53 [«La “cosa en sí” es término procedente de Kant y contra él polemiza Nietzsche en numerosas ocasiones. De él se deriva la expresión propia del idealismo alemán “en sí y para sí” (an sich und für sich). Más adelante, en la cuarta parte, La ofrenda de la miel, Zaratustra se burlará de esta última expresión, hablando de “en mí y para mí”» (N. del E. D.)]. <<
[447] Sobre este «grito de auxilio» dice Nietzsche en Ecce homo (edición citada, p. 32): «Permanecer aquí dueño de la situación, lograr aquí que la altura de la tarea propia permanezca limpia de los impulsos mucho más bajos y mucho más miopes que actúan en las llamadas acciones desinteresadas, ésta es la prueba, acaso la última prueba que un Zaratustra tiene que rendir —su auténtica demostración de fuerza». <<
[448] Véase, en la segunda parte, El adivino [«Mas el adivino debe comer y beber a mi lado: ¡y en verdad, quiero mostrarle todavía un mar en que puede ahogarse!» (N. del E. D.)]. <<
[449] Véase la nota 248 [«Estas palabras, que son variación de la sentencia del Eclesiastés, 1, 2: “¡Vanidad de vanidades —dice Qohelet—; vanidad de vanidades, todo es vanidad!”, aparecen literalmente, o con modificaciones, en varios pasajes de esta obra» (N. del E. D.)]. <<
[450] La expresión alemana im Trocknen sitzen tiene un doble sentido; uno, literal: «estar (una barca) fuera del agua (en seco)», y otro, figurado: «no tener alguien nada de dinero». Esto le permite a Zaratustra dar su irónica respuesta, pues quiere decir: ¿Es que yo soy un insolvente, sin nada de dinero? <<
[451] Véase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, § 11; y en esta cuarta parte, El más feo de los hombres, y El signo [En los capítulos mencionados se desarrolla la idea de la «compasión» como el «último pecado» de Zaratustra (N. del E. D.)]. <<
[452] Véase, en la segunda parte, De grandes acontecimientos [«Hacia la hora del mediodía, cuando el capitán y su gente estuvieron reunidos de nuevo, vieron de pronto que por el aire venía hacia ellos un hombre, y que una voz decía con claridad: “¡Ya es tiempo! ¡Ya ha llegado la hora!”» (N. del E. D.)]; en la tercera parte, De la bienaventuranza no querida [«Y en verdad era llegado el tiempo de irme; y la sombra del caminante y el instante más largo y la hora más silenciosa todos me decían: “¡Ya ha llegado la hora!”» (N. del E. D.)], y, en esta cuarta parte, A mediodía [«¡Arriba!, se dijo a sí mismo, ¡tú dormilón!, ¡tú dormilón en pleno mediodía! ¡Vamos, arriba, viejas piernas! Es tiempo y más que tiempo, aún os queda una buena parte del camino» (N. del E. D.)]. <<
[453] Posible réplica de Nietzsche a Goethe, quien, a la muerte del príncipe de Ligne, escribió un requiem «por el hombre más alegre de este siglo». <<
[454] «¡No! ¡No! ¡Tres veces no!». Zaratustra repetirá varias veces en lo sucesivo esta misma exclamación; véase El más feo de los hombres [«¿Se ha dado nunca una respuesta más cortés a un presuntuoso? Pero tú, oh Zaratustra, lo dejaste de lado al pasar y dijiste: “¡No! ¡No! ¡Tres veces no!”» (N. del E. D.)], El saludo [«¡No! ¡No! ¡Tres veces no! Es a otros a quienes aguardo yo aquí en estas montañas, y mi pie no se moverá de aquí sin ellos» (N. del E. D.)], y Del hombre superior, § 6 [«¡No! ¡No! ¡Tres veces no! Deben perecer cada vez más, cada vez mejores de vuestra especie, pues vosotros debéis tener una vida siempre peor y más dura» (N. del E. D.)]. <<
[455] Esta afirmación de Zaratustra de que éstos son «sus dominios» será contradicha más tarde por «el concienzudo del espíritu». Véase La sanguijuela [«El que sangraba rió, aunque todavía estaba encolerizado. “¡Qué te importa!, dijo, y quiso marcharse. Aquí estoy en mi casa y en mis dominios. Pregúnteme quien quiera: a un majadero difícilmente le responderé”» (N. del E. D.)]. <<
[456] Véase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, § 12. Allí Zaratustra aplica este calificativo a los cortesanos [«No el que vuestra estirpe se haya hecho cortesana en las cortes, y vosotros hayáis aprendido a estar de pie, vestidos con ropajes multicolores, como un flamenco» (N. del E. D.)]. <<
[457] Véase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, § 12 [«En verdad, no el que hayáis servido a un príncipe, ¡qué importan ya los príncipes!» (N. del E. D.)]. <<
[458] Expresión bíblica, tomada del Evangelio de Lucas, 18, 13: «El publicano… se daba golpes de pecho, diciendo: ¡Oh Dios, sé propicio a mí, pecador!». <<
[459] Alusión a la entrada del «señor supremo» en Jerusalén, montado en un asno, entre cantos de júbilo. Véase el Evangelio de Mateo, 21. <<
[460] Véase la nota 359 [«El rebuzno se expresa gráficamente en alemán con las letras I-A, que también significan «sí» (Ja). De ahí la frase de Nietzsche» (N. del E. D.)]. <<
[461] En Crepúsculo de los ídolos (edición citada, p. 131) afirma Nietzsche: «No sin sutileza se ha dicho: il est indigne des grands coeurs de répandre le trouble qu’ils ressentent: sólo hay que añadir que puede ser asimismo grandeza de alma el no tener miedo de las cosas más indignas. Una mujer que ama sacrifica su honor; un hombre del conocimiento que “ama” sacrifica acaso su humanidad; un Dios que amaba se hizo judío». <<
[462] Véase, en la segunda parte, El niño del espejo [«Una mañana se despertó antes de la aurora, estuvo meditando largo tiempo en su lecho y dijo por fin a su corazón: “¿De qué me he asustado tanto en mis sueños, que me he despertado? ¿No se acercó a mí un niño que llevaba un espejo? ‘Oh Zaratustra –me dijo el niño–, ¡mírate en el espejo!’. Y al mirar yo al espejo lancé un grito, y mi corazón quedó aterrado: pues no era a mí a quien veía en él, sino la mueca y la risa burlona de un demonio”» (N. del E. D.)]. <<
[463] Véase, en la primera parte, De la guerra y el pueblo guerrero [«¿Vosotros decís que la buena causa es la que santifica incluso la guerra? Yo os digo: la buena guerra es la que santifica toda causa» (N. del E. D.)]. <<
[464] Zaratustra utiliza esta misma fórmula en los capítulos siguientes para despedirse «a toda prisa» de los personajes con que va encontrándose; véase La sanguijuela, Jubilado, y El mendigo voluntario. <<
[465] Otro título anotado por Nietzsche para este capítulo era El concienzudo del espíritu. <<
[466] Véase antes, El grito de socorro [«Está en mis dominios: ¡en ellos no debe sufrir ningún daño! Y, en verdad, hay muchos animales malvados en mi casa» (N. del E. D.)], y la nota 455 [«Esta afirmación de Zaratustra de que éstos son “sus dominios” será contradicha más tarde por “el concienzudo del espíritu”» (N. del E. D.)]. <<
[467] Véase, en la segunda parte, De los sabios famosos [«Espíritu es la vida que se saja a sí misma en vivo: con el propio tormento aumenta su propio saber, ¿sabíais ya esto?» (N. del E. D.)]. <<
[468] Más adelante, La fiesta del asno, § 1, el «concienzudo del espíritu» empleará esta misma fórmula para ironizar sobre Zaratustra. <<
[469] Otro título anotado por Nietzsche para este apartado era El penitente del espíritu. <<
[470] El largo «lamento» del mago que viene a continuación fue compuesto por Nietzsche en el otoño de 1884 y llevaba entonces el título de El poeta.- El tormento del creador. En otra copia manuscrita le puso estos dos títulos: De la séptima soledad, luego borrado, y El pensamiento. De hecho este poema no se hallaba destinado originalmente a Así habló Zaratustra, pero Nietzsche lo insertó en él al componer la cuarta parte. De la importancia que este poema tenía para Nietzsche da idea el hecho de que más tarde lo incorporase a los Ditirambos de Dioniso, bajo el título de Lamento de Ariadna. Allí lleva al final una «respuesta» de Dioniso, quien, tras un rayo, «se hace visible con una belleza de esmeralda». La citada respuesta dice así:
¡Sé inteligente, Ariadna!…
Tienes oídos pequeños, tienes mis oídos:
¡Introduce en ellos una palabra inteligente! –
¿No tenemos que odiarnos primero a nosotros mismos cuando
debemos amarnos a nosotros mismos?…
Yo soy tu laberinto… <<
[471] Ya en su juventud (en el otoño de 1864) había compuesto Nietzsche una poesía con el título Al dios desconocido. El «dios desconocido» alude al Dios encontrado por Pablo en el Areópago de Atenas (véase Hechos de los Apóstoles, 17, 23). <<
[472] Véase, en la segunda parte, De los sublimes [«Hoy he visto un sublime, un solemne, un penitente del espíritu: ¡oh, cómo se rió mi alma de su fealdad!» (N. del E. D.)]. <<
[473] Véase, en la segunda parte, De la cordura respecto a los hombres [«Ésta es mi primera cordura respecto a los hombres, el dejarme engañar, a fin de no tener que mantenerme en guardia frente a los engañadores» (N. del E. D.)]. <<
[474] Nietzsche juega en alemán con las palabras versuchen (tentar) y suchen (buscar), de idéntica raíz. <<
[475] Alusión a la conocida fábula narrada por Fedro. <<
[476] Véase, en la segunda parte, De los sacerdotes [«Desnudos quisiera verlos: pues únicamente la belleza debiera predicar penitencia. ¡Mas a quién persuade esa tribulación embozada!» (N. del E. D.)]. <<
[477] El papa jubilado viene en busca del eremita con el que Zaratustra se encontró al bajar por vez primera de las montañas. Véase Prólogo de Zaratustra, § 2 [«Zaratustra bajó solo de las montañas sin encontrar a nadie. Pero cuando llegó a los bosques surgió de pronto ante él un anciano que había abandonado su santa choza para buscar raíces en el bosque» (N. del E. D.)], y la nota 7 [«Hacia el final de la obra el papa jubilado vendrá en busca de este anciano eremita y encontrará que ha muerto» (N. del E. D.)]. <<
[478] Frase evangélica, empleada por Jesús en su respuesta a Pilato. Véase el Evangelio de Marcos, 15, 2: «Pilato lo interrogó: ¿Tú eres el rey de los judíos? Jesús le contestó: Tú lo has dicho». <<
[479] Véase, en la tercera parte, De la virtud empequeñecedora, § 3 [«¡Bien! Éste es mi sermón para sus oídos: yo soy Zaratustra el ateo, el que dice “¿quién es más ateo que yo, para disfrutar de su enseñanza?”» (N. del E. D.)]. <<
[480] Un poco más tarde, en La fiesta del asno, el papa jubilado volverá a replicarle a Zaratustra que, en asuntos de Dios, él es «más ilustrado». <<
[481] El «Dios escondido» es expresión bíblica; véase Isaías, 45, 15: «Es verdad, Tú eres un Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador». <<
[482] Una ampliación de esta afirmación puede verse en El Anticristo (edición citada, § 34, pp. 71-72). <<
[483] Un desarrollo de esta idea puede verse en el § 269 de Más allá del bien y del mal (edición citada, pp. 251-254). <<
[484] Töpfe und Geschöpfe. Nietzsche aprovecha aquí una expresiva aliteración en alemán para aludir al hecho narrado por la Biblia de que Dios hizo al hombre de barro, como un alfarero. Véase Génesis, 2, 7: «Entonces el Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo». <<
[485] En El despertar, § 1, Zaratustra comprobará que este día que comenzó de modo tan malo y difícil «va a acabar bien» [«Este día es una victoria: ¡ya cede, ya huye el espíritu de la pesadez, mi viejo archienemigo! ¡Qué bien quiere acabar este día que de modo tan malo y difícil comenzó!» (N. del E. D.)]. <<
[486] En Las mil y una noches Sindbad el marino describe con palabras muy parecidas un valle que contempló desde una colina durante su segundo viaje: también aquel valle está lleno de serpientes gordas. <<
[487] Zaratustra mencionará otras dos veces este «gorgoteo» que produce el más feo de los hombres cuando quiere comenzar a hablar, como si fuera tartamudo; véase El despertar [«Y justo en aquel momento el más feo de los hombres comenzaba a gorgotear y a resoplar, como si de él quisiera salir algo inexpresable» (N. del E. D.)], y La canción del sonámbulo, § 1 [«Mas entonces ocurrió la cosa más asombrosa de aquel asombroso y largo día: el más feo de los hombres comenzó de nuevo, y por última vez, a gorgotear y a resoplar» (N. del E. D.)]. <<
[488] Alusión al Evangelio de Mateo, 5, 10: «Bienaventurados los perseguidos por razón de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos». Nietzsche juega aquí además con las palabras alemanas, de idéntica raíz, Erfolg (éxito), verfolgen (perseguir) y folgen (seguir). El «éxito» aludido es la bienaventuranza. <<
[489] Véase, en la segunda parte, De los compasivos. <<
[490] Véase el Evangelio de Juan, 14, 6: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». <<
[491] Alusión al subtítulo de esta obra: Un libro para todos y para nadie. <<
[492] Véase, en la segunda parte, De los compasivos [«Mas recordad también esta frase: todo gran amor está por encima incluso de toda su compasión: pues él quiere además, ¡crear lo amado!» (N. del E. D.)]. <<
[493] Véase el § 16 de El Anticristo (edición citada, p. 46): «Ese Dios penetra a rastras en la caverna de toda virtud privada». <<
[494] En Ecce homo (edición citada, p. 111) Nietzsche describe un hecho similar, que le ocurrió a él mismo: «Hallándome en un estado semejante, yo advertí en una ocasión la proximidad de un rebaño de vacas, antes de haberlo visto, por el retomo de pensamientos más suaves, más humanitarios: aquello tenía en sí calor…». <<
[495] Alusión a Jesús, quien predicó el «sermón de la montaña». <<
[496] Cita irónica del Evangelio de Mateo, 18, 3: «En verdad os digo, si no os convirtierais e hicierais como niños no entraréis en el reino de los cielos». <<
[497] Paráfrasis de Evangelio de Mateo, 16, 26: «Si el hombre conquistase el mundo entero, pero malograse su alma, ¿de qué le serviría?». Sobre el significado del «rumiar» en Nietzsche puede verse La genealogía de la moral (edición citada, p. 31). <<
[498] Véase la nota 188 [«En Hechos de los Apóstoles, 20, 35, dice Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso: “Hay que tener presentes las palabras del Señor Jesús, que dijo: Mayor felicidad hay en dar que en tomar”. Esta frase atribuida a Jesús por Pablo no la han conservado los Evangelios. Nietzsche invierte la sentencia: la infelicidad, dice, la otorga el dar; es mejor tomar; y aún mejor, robar y arrebatar» (N. del E. D.)]. Véase también, en la segunda parte, La canción de la noche [«No conozco la felicidad del que toma; y a menudo he soñado que robar tiene que ser aún más dichoso que tomar» (N. del E. D.)], y en la tercera parte, El retomo a casa [«… hasta que por fin fuiste tú el único que allí se hallaba sediento entre borrachos, y por las noches te lamentabas “¿tomar no es una cosa más dichosa que dar? ¿Y robar, una cosa más dichosa que tomar?”» (N. del E. D.)]. <<
[499] Paráfrasis del Evangelio de Lucas, 6, 20: «Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios». <<
[500] Véase antes La sanguijuela [«También me gustaría reparar en tu cuerpo el que Zaratustra te haya pisado: sobre eso reflexiono. Pero ahora me llama un grito de socorro que me obliga a alejarme de ti a toda prisa» (N. del E. D.)], y Jubilado [«Con gusto, en verdad, te acompañaría yo mismo hasta allí, venerable, pues amo a todos los hombres piadosos. Pero ahora me llama un grito de socorro que me obliga a separarme de ti a toda prisa» (N. del E. D.)]. <<
[501] La «sombra» de Zaratustra ha aparecido ya en la segunda parte, De grandes acontecimientos [«Por el tiempo en que Zaratustra habitaba en las islas afortunadas ocurrió que un barco echó el ancla junto a la isla en que se encuentra la montaña humeante; y su tripulación bajó a tierra para cazar conejos. Hacia la hora del mediodía, cuando el capitán y su gente estuvieron reunidos de nuevo, vieron de pronto que por el aire venía hacia ellos un hombre, y que una voz decía con claridad: “¡Ya es tiempo! ¡Ya ha llegado la hora!”. Y cuando más cerca de ellos estuvo la figura —pasó volando a su lado igual que una sombra, en dirección a la montaña de fuego— reconocieron, con gran consternación, que era Zaratustra; pues todos ellos lo habían visto ya, excepto el capitán, y lo amaban a la manera como el pueblo ama, es decir: con un sentimiento en que amor y temor están mezclados a partes iguales» (N. del E. D.)]. <<
[502] Cita del Evangelio de Juan, 18, 36: «Mi reino no es de este mundo». <<
[503] «Contigo he aspirado a todo lo prohibido»: la «sombra» de Zaratustra se aplica a sí misma la fórmula de Ovidio (3 Amores, 4, 17): nitimur ni vetitum, que Nietzsche utiliza también en Más allá del bien y del mal y en La genealogía de la moral. En Ecce homo (edición citada, p. 19) dice de ella: «Bajo este signo vencerá un día mi filosofía, pues hasta ahora lo único que se ha prohibido siempre, por principio, ha sido la verdad». <<
[504] Véase la nota 104 [«Un desarrollo de esta idea puede verse en La genealogía de la moral, tratado tercero, “¿Qué significan los ideales ascéticos?” (véase, edición citada, p. 127)» (N. del E. D.)]. <<
[505] Véase el § 180 de Más allá del bien y del mal (edición citada, p. 121): «Hay una inocencia en la mentira que es señal de que se cree con buena fe en una cosa». <<
[506] Nietzsche juega en alemán con las palabreas suchen (buscar), Heim (hogar) y Heimsuchung (aflicción). <<
[507] Reminiscencia del Evangelio de Lucas, 10, 42: «Sólo una cosa es necesaria». <<
[508] En la primera parte, De viejecillas y jovencillas, dice Zaratustra que la mujer piensa así «cuando obedece desde la plenitud del amor». <<
[509] Alusión a Génesis, 2, 2-3, donde se dice que Dios descansó de la creación el séptimo día. <<
[510] A que el alma de Zaratustra debe «cantar» se ha aludido ya antes en varias ocasiones; véase, en la tercera parte, El convaleciente, § 2 [«El tener que cantar de nuevo, ése fue el consuelo que me inventé, y ésa mi curación: ¿queréis acaso vosotros hacer en seguida de ello una canción de organillo?» (N. del E. D.)], Del gran anhelo [«Pero tú no quieres llorar, no quieres desahogar en lágrimas tu purpúrea melancolía, ¡por eso tienes que cantar, oh alma mía!» (N. del E. D.)], y Los siete sellos, § 7 [«… y así es como habla la sabiduría de pájaro: “¡Mira, no hay ni arriba ni abajo! ¡Lánzate de acá para allá, hacia adelante, hacia atrás, tú ligero! ¡Canta!, ¡no sigas hablando!”» (N. del E. D.)]. <<
[511] Véase la nota 248 [«Estas palabras, que son variación de la sentencia del Eclesiastés, 1, 2: “¡Vanidad de vanidades —dice Qohelet—; vanidad de vanidades, todo es vanidad!”, aparecen literalmente, o con modificaciones, en varios pasajes de esta obra» (N. del E. D.)]. <<
[512] Nietzsche alude aquí al episodio evangélico según el cual, tras la muerte de Jesús, veíanse por todas partes resucitados. Véase el Evangelio de Mateo, 27, 50-53: «Jesús dio otro fuerte grito y exhaló el espíritu. Entonces la cortina del santuario se rasgó en dos, de arriba abajo, la tierra tembló, las piedras se rajaron, las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron; después que él resucitó, salieron de las tumbas, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos». <<
[513] Deutsch und deutlich: frase hecha alemana similar a la española «al pan pan, y al vino vino». Se basa en que deutsch y deutlich tienen la misma raíz, diot, «pueblo». El rey de la izquierda replicará inmediatamente a Zaratustra que deutsch estaría mejor emparentado con derb, «tosco». Deutsch und derb, la expresión usada por el rey, podría traducirse por «a lo bestia». <<
[514] Véase la nota 54 [«El poeta griego Simónides dice en uno de sus “trenos” (el 542 en la numeración de D. L. Page): “Es difícil llegar a ser un hombre excelente, cuadrado de manos, de pies, de inteligencia, terminado sin reproche…”. Tanto Platón en el Protágoras (339 b) como Aristóteles en su Retórica (1411 b 26) citan esta metáfora de Simónides. De cualquiera de ellos pudo tomar Nietzsche esta imagen» (N. del E. D.)]. <<
[515] Véase luego, El signo [«“El signo llega”, dijo Zaratustra, y su corazón se transformó. Y, en verdad, cuando se hizo claridad delante de él vio que a sus pies yacía un amarillo y poderoso animal, el cual estrechaba su cabeza entre sus rodillas y no quería apartarse de él a causa de su amor, y actuaba igual que un perro que vuelve a encontrar a su viejo dueño. Mas las palomas no eran menos vehementes en su amor que el león; y cada vez que una paloma se deslizaba sobre la nariz del león éste sacudía la cabeza y se maravillaba y reía de ello» (N. del E. D.)]. <<
[516] Véase luego, El signo [«A todos ellos Zaratustra les dijo tan sólo una única frase: “mis hijos están cerca, mis hijos”» (N. del E. D.)]. <<
[517] Véase, en la segunda parte, De la redención, donde también Zaratustra interrumpe de repente el discurso que está pronunciando [«En este momento de su discurso ocurrió que Zaratustra se detuvo de repente, y semejaba del todo alguien que estuviese aterrorizado al máximo. Con ojos horrorizados miró a sus discípulos; sus ojos perforaban como con flechas los pensamientos de éstos e incluso los trasfondos de tales pensamientos» (N. del E. D.)]. <<
[518] El título de este apartado es una clara referencia a la «Última Cena» de Jesús, narrada por los Evangelios. La palabra alemana empleada, Abendmahl, subraya aún más que la castellana la citada alusión. <<
[519] Véase antes, A mediodía [«Esto hizo Zaratustra; y tan pronto como estuvo tendido en el suelo, en medio del silencio y de los secretos de la hierba multicolor, olvidó su pequeña sed y se durmió. Pues, como dice el proverbio de Zaratustra: una cosa es más necesaria que la otra» (N. del E. D.)], y la nota 507 [«Reminiscencia del Evangelio de Lucas, 10, 42: “Sólo una cosa es necesaria”» (N. del E. D.)]. <<
[520] Esta alusión al «pan» y al «vino» vuelve a subrayar lo indicado en la nota 518, es decir, el intencionado paralelismo entre esta Cena y la narrada en los Evangelios. <<
[521] Cita paródica del Evangelio de Mateo, 4, 4: «El hombre no vive sólo de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». <<
[522] Sobre la procedencia de estos dos corderos véase, en la tercera parte, El convaleciente, § 2 [«Y a sus pies estaban extendidos dos corderos que el águila había arrebatado con gran esfuerzo a sus pastores» (N. del E. D.)]. <<
[523] Si se tiene en cuenta que Jesús es llamado también «el Cordero», se verá que el antagonismo entre esta Cena y la evangélica alcanza aquí su cumbre. <<
[524] Véase, en la primera parte, Del nuevo ídolo [«Aún hay una vida libre a disposición de las almas grandes. En verdad, quien poco posee, tanto menos es poseído: ¡alabada sea la pequeña pobreza!» (N. del E. D.)]. <<
[525] Véase, en la primera parte, De los compasivos [«¡Mas a los mendigos se los debería suprimir totalmente! En verdad, molesta el darles y molesta el no darles» (N. del E. D.)]. <<
[526] Nueva referencia al subtítulo de esta obra: Un libro para todos y para nadie. <<
[527] Véase, en la primera parte, De la virtud que hace regalos, § 3 [«Sólo desde que él yace en la tumba habéis vuelto vosotros a resucitar. Sólo ahora llega el gran mediodía, sólo ahora se convierte el hombre superior, ¡en señor!» (N. del E. D.)]. <<
[528] También en la primera parte, De la virtud que hace regalos, § 3, aparece esta misma frase. <<
[529] «El hombre tiene que mejorar y que empeorar» es enseñanza repetida a lo largo de toda esta obra; véase, en la segunda parte, De la cordura respecto a los hombres [«Es cierto que así como vuestros sapientísimos no me parecen tan sabios, así también encontré que la maldad de los hombres está por debajo de su fama» (N. del E. D.)], y en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, § 2 [«En verdad, semejante a los predicadores penitenciales y a los necios grité yo pidiendo cólera y justicia sobre todas sus cosas grandes y pequeñas, ¡es tan pequeño incluso lo mejor de ellos!, ¡es tan pequeño incluso lo peor de ellos!, así me reía» (N. del E. D.)], y El convaleciente [«¡Ay, qué pequeñas son incluso sus peores cosas! ¡Ay, qué pequeñas son incluso sus mejores cosas!» (N. del E. D.)]. <<
[530] Alusión a Jesús. Véase el Evangelio de Mateo, 8, 17: «Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades». <<
[531] Paráfrasis del Evangelio de Mateo, 19, 30: «Los primeros serán los últimos, y los últimos serán los primeros». <<
[532] Más tarde el concienzudo del espíritu aludirá a este «animal interior» mencionado aquí por Zaratustra. Véase De la ciencia [«El miedo, en efecto, a los animales salvajes fue lo que durante más largo tiempo se inculcó al hombre, y asimismo al animal que el hombre oculta y teme dentro de sí mismo: Zaratustra llama a éste “el animal interior”» (N. del E. D.)]. Nietzsche utiliza el mismo término, inwendig, empleado por Lutero en su traducción de Romanos, 7, 22. En ese pasaje Pablo alude a «el hombre interior» (der inwendige Mensch). Este «animal interior» (das inwendige Gethier) es, pues, clara antítesis del hombre paulino. <<
[533] Irónica alusión realista a que san Antonio Abad, padre de los eremitas y protector de los animales, suele ser representado en compañía de un cerdo. El «cerdo» actúa aquí como metáfora de la «suciedad» en todos los sentidos. <<
[534] Cita del Evangelio de Lucas, 6, 25: «¡Ay de los que reís ahora, porque vais a lamentaros y a llorar!». <<
[535] Véase el Evangelio de Mateo, 8, 12: «Los hijos del reino serán echados a las tinieblas exteriores; allí será el llanto y el rechinar de dientes». <<
[536] Véase, en la tercera parte, Del espíritu de la pesadez, donde Zaratustra rebautiza a la tierra con el nombre de «La Ligera». <<
[537] Cita del prefacio de la misa: Sursum corda (levantad los corazones). <<
[538] Esta corona de rosas aparece como antítesis de la «corona de espinas» de que hablan los Evangelios. Véase el Evangelio de Mateo, 27, 27-29: «Los soldados… trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza». <<
[539] Wahrsager, Wahrlacher. Wahrsager significa, por su composición, el que dice (sagen) verdad (Wahr), y asimismo el adivino; Wahrlacher es palabra creada por Nietzsche por analogía con la anterior. El significado de este juego de palabras sería, pues: Zaratustra es el que vaticina (o dice verdad) tanto con sus palabras como con sus risas. <<
[540] La palabra alemana utilizada aquí por Nietzsche (Widersacher) es el término empleado en la traducción de la Biblia de Lutero para designar al demonio. <<
[541] Alusión al portal de Belén; véase el Evangelio de Lucas, 2, 12: «El ángel les dijo: “… os doy esta señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”». <<
[542] Al igual que ocurre con la canción anterior (véase la nota 470) [«El largo “lamento” del mago que viene a continuación fue compuesto por Nietzsche en el otoño de 1884 y llevaba entonces el título de El poeta.- El tormento del creador. En otra copia manuscrita le puso estos dos títulos: De la séptima soledad, luego borrado, y El pensamiento. De hecho este poema no se hallaba destinado originalmente a Así habló Zaratustra, pero Nietzsche lo insertó en él al componer la cuarta parte. De la importancia que este poema tenía para Nietzsche da idea el hecho de que más tarde lo incorporase a los Ditirambos de Dioniso, bajo el título de Lamento de Ariadna» (N. del E. D.)], también este poema fue compuesto por Nietzsche en el otoño de 1884 y no estaba destinado originariamente a Así habló Zaratustra. Con algunas variantes, Nietzsche lo insertó entre los Ditirambos de Dioniso con el título de ¡Sólo necio! ¡Sólo poeta! <<
[543] Véase antes, Del hombre superior, § 13 [«En la soledad crece lo que uno ha llevado a ella, también el animal interior. Por ello resulta desaconsejable para muchos la soledad.» (N. del E. D.)], y la nota 532 [«… Nietzsche utiliza el mismo término, inwendig, empleado por Lutero en su traducción de Romanos, 7, 22. En ese pasaje Pablo alude a “el hombre interior” (der inwendige Mensch). Este “animal interior” (das inwendige Gethier) es, pues, clara antítesis del hombre paulino» (N. del E. D.)]. <<
[544] Véase el Evangelio de Mateo, 5, 44: «Amad a vuestros enemigos». <<
[545] Remedo de las palabras que los discípulos dicen a Jesús tras la resurrección, durante la cena en Emaús. Véase el Evangelio de Lucas, 24, 19: «Quédate con nosotros, pues atardece y el día ya declinó». <<
[546] Más adelante, en El despertar, § 1, repetirá Zaratustra que sus alimentos son «para hombres». <<
[547] También este poema, compuesto en el otoño de 1884, se halla recogido en los Ditirambos de Dioniso con el título de Entre hijas del desierto. En realidad Nietzsche inserta en los Ditirambos todo este capítulo, incluida la parte inicial en prosa; en el poema introduce algunos ligeros cambios y, sobre todo, le añade unos versos finales. <<
[548] Nietzsche toma la palabra Sela de los salmos bíblicos, en los que aparece con mucha frecuencia. Aunque el significado de esta palabra es discutido, parece que era una indicación musical y marcaba una pausa. <<
[549] La «docta alusión» se refiere, evidentemente, al episodio bíblico de Jonás, tragado por una ballena. Véase Jonás, 2, 1. <<
[550] Estos dos nombres los tomó Nietzsche, sin duda, el primero del canto sexto del Don Juan de Byron, y el segundo del Diván oriental-occidental, de Goethe. <<
[551] Se traduce aquí literalmente esta palabra inventada por Nietzsche: umsphinxt, es decir, «rodeado de esfinges». <<
[552] Expresión bíblica. Véase 1 Reyes, 2, 2 (palabras de David, al morir, a su hijo Salomón): «Yo me voy por el camino de todos; esfuérzate, pues, y sé hombre». <<
[553] Expresión muy difundida en Alemania y que se atribuye a Lutero, quien la habría pronunciado el 18 de abril de 1521 en la Dieta de Worms. Con ella parece haber acabado su respuesta a la pregunta de si quería retractarse. Nietzsche la emplea varias veces; por ejemplo, en La genealogía de la moral, tratado tercero, «¿Qué significan los ideales ascéticos?», § 22 (véase edición citada, p. 185). <<
[554] Véase antes, Del hombre superior, § 15 [«¡Tened valor, qué importa! ¡Cuántas cosas son aún posibles! ¡Aprended a reíros de vosotros mismos como hay que reír!» (N. del E. D.)], y § 20 [«¡Cuántas cosas son posibles aún! ¡Aprended, pues, a reíros de vosotros sin preocuparos de vosotros! Levantad vuestros corazones, vosotros buenos bailarines, ¡arriba!, ¡más arriba! ¡Y no me olvidéis tampoco el buen reír! Esta corona del que ríe, esta corona de rosas: ¡a vosotros, hermanos míos, os arrojo esta corona! Yo he santificado el reír; vosotros hombres superiores, aprendedme ¡a reír!» (N. del E. D.)]. <<
[555] Estos «gritos y risas» de los hombres superiores le parecen a Zaratustra una buena señal, al contrario que los «gritos y bailes» del pueblo, que enfurecen a Moisés hasta el punto de llevarlo a romper las tablas de la ley (véase Éxodo, 32, 15-20). <<
[556] Véase antes, Entre hijas del desierto, § 1 [«Tú nos has alimentado con fuertes alimentos para hombres y con sentencias vigorosas: ¡no permitas que, para postre, nos acometan de nuevo los espíritus blandos y femeninos!» (N. del E. D.)]. <<
[557] Véase antes, La canción de la melancolía, § 1, donde los animales de Zaratustra adoptan la misma actitud que aquí. <<
[558] Aunque «la fiesta del asno» es el título del capítulo que sigue a éste, la citada fiesta comienza propiamente ahora. <<
[559] Todo este párrafo es cita literal, según la traducción de Lutero, de Apocalipsis, 7, 12. <<
[560] Véase la nota 359 [«El rebuzno se expresa gráficamente en alemán con las letras I-A, que también significan «sí» (Ja)» (N. del E. D.)]. <<
[561] Zaratustra acumula en esta sola frase hasta cuatro citas literales de la Biblia, a saber: Salmo 68, 20: «Dios lleva nuestra carga»; Filipenses, 2, 7: «Dios tomó figura de siervo»; Números, 14, 18: «Dios es paciente y misericordioso»; y (cambiando el sentido) Hebreos, 12, 5: «El Señor, a quien ama, lo castiga». Por otra parte, como el rebuzno del asno es siempre I-A (que en alemán significa también «sí»; véase la nota 359), «el más feo de los hombres» puede afirmar que el Señor (=asno) no dice nunca no. <<
[562] Paráfrasis de Génesis, 1, 31: «Y vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno». <<
[563] Leibfarbe: literalmente, «color del cuerpo»; pero también, en el uso ordinario, «color favorito». El color «favorito» de los asnos suele ser el gris. <<
[564] Véase Génesis, 1, 26: «Dios creó el hombre a su imagen y semejanza». <<
[565] Véase el Evangelio de Mateo, 19, 14: «Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis; pues de ellos es el reino de los cielos». <<
[566] Véase Proverbios, 1, 10: «Hijo mío, si intentan engañarte los pervertidos, no cedas». Nietzsche utiliza la traducción luterana, que aquí dice böse Buben («muchachos malvados»), <<
[567] Un título anterior para este apartado era La vieja y la nueva fe. Éste es el título de la obra de D. F. Strauss contra la cual publicó Nietzsche en 1873 la primera de sus Consideraciones Intempestivas. Como se ha señalado antes en la nota 558, «la fiesta del asno» se relata propiamente en el apartado anterior. <<
[568] Véase la nota anterior. <<
[569] Véase antes, Jubilado [«“Yo soy Zaratustra el ateo, que dice: ¿quién es más ateo que yo, para gozarme con sus enseñanzas?”. Así habló Zaratustra, y con sus miradas perforaba los pensamientos y las más recónditas intenciones del viejo papa. Por fin éste comenzó a decir: “Quien lo amó y lo poseyó más que ningún otro, ése lo ha perdido también más que ningún otro: mira, ¿no soy yo ahora, de nosotros dos, el más ateo? ¡Mas quién podría alegrarse de eso!”» (N. del E. D.)]. <<
[570] Véase la nota 60 [«Véase el Evangelio de Juan, 4, 24: “Dios es espíritu”» (N. del E. D.)]. <<
[571] Es decir, creyente de la nueva fe. <<
[572] En alemán, frase para indicar un gesto pensativo y de atención. <<
[573] Afirmación constantemente repetida en la Biblia. Véase, por ejemplo, Éxodo, 15, 18. Y Salmo 43, 2: «Tú eres eterno». <<
[574] Expresión con que Zaratustra se había burlado anteriormente del concienzudo del espíritu; véase La sanguijuela. Ahora el concienzudo del espíritu se la aplica a Zaratustra. <<
[575] Véase, en la primera parte, Del leer y el escribir [«No con la cólera, sino con la risa se mata. ¡Adelante, matemos el espíritu de la pesadez!» (N. del E. D.)]. <<
[576] Cita literal del Evangelio de Mateo, 18, 3. <<
[577] Véase antes, El despertar, § 1 [«Esto lo considero como el mejor de los signos: el que se vuelvan agradecidos. Dentro de poco inventarán fiestas y levantarán monumentos en recuerdo de sus viejas alegrías» (N. del E. D.)]. <<
[578] Remedo de 1 Corintios, 11, 24: «El Señor Jesús, la noche en que iban a entregarlo, cogió un pan, dio gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced lo mismo en memoria mía”. Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo: “Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre; cada vez que bebáis, haced lo mismo en memoria mía”». <<
[579] En todas las ediciones de Así habló Zaratustra posteriores a la realizada por Nietzsche mismo, este apartado ha llevado el título de La canción ebria. Tal cambio se basaba en que, en su ejemplar personal impreso, Nietzsche había escrito ese otro título sobre el título La canción del noctámbulo. Aquí se restituye el título original; es posible que Nietzsche hubiera modificado el título si él mismo hubiera hecho ulteriores ediciones. Pero eso no llegó a ocurrir. <<
[580] Véase antes, El más feo de los hombres [«Zaratustra se sumergió en un negro recuerdo, pues le parecía que él había estado ya una vez en aquel valle. Y muchas cosas pesadas oprimieron su ánimo: de modo que comenzó a caminar cada vez más lentamente, hasta que por fin se detuvo. Entonces, al abrir los ojos, vio algo que se hallaba sentado junto al camino, algo que tenía una figura como de hombre, pero que apenas lo parecía, algo inexpresable. Y de golpe se apoderó de Zaratustra una gran vergüenza por haber visto con sus ojos algo así: enrojeciendo hasta la raíz de sus blancos cabellos apartó la vista y levantó el pie para abandonar aquel triste lugar. En ese instante aquel muerto desierto produjo un ruido: del suelo, en efecto, salía un gorgoteo y un resuello» (N. del E. D.)], y la nota 487 [«Zaratustra mencionará otras dos veces este “gorgoteo” que produce el más feo de los hombres cuando quiere comenzar a hablar, como si fuera tartamudo» (N. del E. D.)]. <<
[581] Véase, en la tercera parte, De la visión y enigma [«Pero el valor es el mejor matador, el valor que ataca: éste mata la muerte misma, pues dice: “¿Era esto la vida? ¡Bien! ¡Otra vez!”» (N. del E. D.)]. <<
[582] Expresión bíblica (traducción luterana) tomada de Hechos, 2, 13: «Otros, burlándose, decían: Están llenos de dulce vino» (palabras de los gentiles al contemplar los efectos de Pentecostés sobre los apóstoles). <<
[583] Las palabras entre comillas están tomadas del capítulo de la tercera parte titulado Los siete sellos, § 1. Zaratustra añade aquí la expresión «como está escrito», usada habitualmente en los evangelios para referirse a las profecías. <<
[584] Véase la nota 432 [«En la cuarta parte, La canción del noctámbulo, Zaratustra ofrecerá un amplio glosario, verso por verso, de esta poesía y al final invitará a su acompañante a cantarla con él. Allí la califica de “canto de ronda”, le da el título de Otra vez y dice que su sentido es “¡Por toda la eternidad!”» (N. del E. D.)]. <<
[585] Véase, en la tercera parte, De la visión y enigma, § 2 [«¿Había oído yo alguna vez aullar así a un perro? Mi pensamiento corrió hacia atrás. ¡Sí! Cuando era niño, en remota infancia» (N. del E. D.)], y la nota 284 [«Una vivencia profundamente grabada en Nietzsche fue la del traslado de su familia, tras la muerte de su padre, desde Röcken, donde Nietzsche había nacido, a Naumburgo. El traslado se hizo un día de abril de 1850, mucho antes del amanecer. Mientras los carros cargados esperaban en el patio, un perro empezó a ladrar tristemente a la luna. Véase la descripción de esta escena en los escritos autobiográficos recogidos por K. Schlechta en el tomo III de su edición de las Obras de Nietzsche, pp. 17, 93-94, 109» (N. del E. D.)]. <<
[586] «No me toques». Palabras dichas por Jesús a María Magdalena tras la resurrección. Nietzsche emplea exactamente la traducción luterana de Evangelio de Juan, 20, 17: Rühre mich nicht an. <<
[587] Véase, en la tercera parte, Del gran anhelo [«… hacia el áureo prodigio, hacia la barca voluntaria y su dueño: pero éste es el vendimiador, que aguarda con una podadera de diamante» (N. del E. D.)], y la nota 428 [«De manera encubierta hay en estas palabras una alusión a Dioniso. Éste, en efecto, es representado en ocasiones como un viñador que viene en barco con una podadera en la mano para podar sus vides (así está representado en la copa de Exekias, del siglo VI, que se conserva en Munich). La vid, cargada de racimos, que anhela la llegada del viñador, es Ariadna (alma de Zaratustra). El viñador con la podadera es imagen que aparece también en el Apocalipsis. Véase Apocalipsis, 14, 18: “¡Echa tu afilada podadera y vendimia los racimos de la viña de la tierra, pues llegaron a sazón sus uvas!”. Es posible que en el ánimo de Nietzsche se fundiesen ambas evocaciones» (N. del E. D.)]. <<
[588] Variación de la frase de Fausto en la obra homónima de Goethe: «Y le diré al instante: ¡Detente, eres tan bello!». <<
[589] «Ceñirse los riñones» es expresión bíblica. Véase 1 Reyes, 18, 46: «Fue sobre Elias la mano de Yahvé, que ciñó sus riñones, y vino corriendo a Jezrael delante de Ajab». <<
[590] Zaratustra reproduce aquí la misma invocación al sol que pronunció al comienzo de la obra; véase el Prólogo de Zaratustra, § 1. <<
[591] Como los discípulos de Jesús en el monte de los Olivos; véase el Evangelio de Mateo, 26, 40: «Se acercó a sus discípulos y los encontró dormidos». <<
[592] Zaratustra reclama aquí para sí «el oído obediente» (das gehorchende Ohr). Antes, sin embargo, ha dicho, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, § 7, que «quien obedece, no se oye a sí mismo» (wer gehorcht, der hört sich selbst nicht). <<
[593] Véase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, § 1 [«Esto es lo que ahora aguardo: antes tienen que llegarme, en efecto, los signos de que es mi hora, a saber, el león riente con la bandada de palomas» (N. del E. D.)], y en esta cuarta parte, El saludo. <<
[594] Véase la nota 315 [«Remedo del Evangelio de Mateo, 19, 14: “Dejad que los niños vengan a mí”» (N. del E. D.)]. <<
[595] Véase la nota 451 [En dicha nota se hace referencia de varios capítulos en donde se desarrolla la idea de la «compasión» como el «último pecado» de Zaratustra (N. del E. D.)]. <<
[596] Véase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, § p. 332; y en esta cuarta parte, El grito de socorro [«¡Compasión!, respondió el adivino con el corazón rebosante, y alzó las dos manos, ¡oh Zaratustra, yo vengo para seducirte a cometer tu último pecado!» (N. del E. D.)], y El más feo de los hombres. <<
[597] Son palabras que ya han aparecido en La ofrenda de la miel [«¡Qué importa la felicidad!, respondió él, hace ya mucho tiempo que yo no aspiro a la felicidad, aspiro a mi obra» (N. del E. D.)]. <<