[139] En los borradores Nietzsche había previsto para este capítulo el título de La segunda aurora. <<

[140] «El sembrador» es imagen evangélica. Véase Evangelio de Mateo, 13, 3 ss. <<

[141] Nietzsche desarrolla con detalle esta idea en esta misma segunda parte, La canción de la noche. <<

[142] Sobre la cizaña y el trigo véase el Evangelio de Mateo, 13, 24 y ss. (parábola de la cizaña). También aquí son los «enemigos» del sembrador los que plantan cizaña entre el trigo. <<

[143] La imagen de «salir en busca de los perdidos» es asimismo reminiscencia evangélica. Véase Evangelio de Lucas, 15, 4 y ss. (parábola de la oveja perdida). <<

[144] Esta frase es, incluso por su estructura verbal (verwundet bin ich von meinem Glücke), reminiscencia de las muy conocidas, entre wagnerianos, palabras de Brunilda en el tercer acto del Sigfrido: «Herido me ha quien me despertó» (verwundet hat mich der mich erweckt). Nietzsche cuenta que, cuando fue a visitar por vez primera a Wagner en Tribschen, estuvo «largo tiempo en silencio ante la casa y escuchaba un acorde doloroso, continuamente repetido». Ese acorde correspondía al tema del «despertar de Brunilda». <<

[145] Expresión bíblica. Véase el Salmo 50, 1: «Desde el poniente hasta el levante…». <<

[146] Anticipación del título del apartado siguiente. Véase la nota 149. <<

[147] Expresión bíblica para designar al demonio. <<

[148] El tema de la «sabiduría salvaje» tiene gran importancia como caracterización del saber propio de Zaratustra. Véase, en el párrafo siguiente, «leona Sabiduría». Véase también, en esta misma segunda parte, De los sabios famosos, donde Zaratustra contrapone esta sabiduría suya al saber de los «sabios famosos» que aparecen como «animales de carga». Véase asimismo, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, § 2 [«Así gritaba y se reía en mí mi sabio anhelo, el cual ha nacido en las montañas y es, ¡en verdad!, una sabiduría salvaje – mi gran anhelo de ruidoso vuelo» (N. del E. D.)]. <<

[149] En los borradores Nietzsche había previsto para este capítulo el título De los dioses. A pesar de la designación de «afortunadas», Nietzsche no se refiere ciertamente a las islas Canarias ni a unas «islas afortunadas» concretas. Si acaso, Nietzsche las situaba junto a Nápoles y aludiría a Ischia y Capri, muy conocidas y amadas por él desde su estancia en Sorrento. En una carta a Peter Gast (12 de agosto de 1883) dice Nietzsche lo siguiente: «Esta isla (Ischia) me obsesiona; cuando usted haya leído Así habló Zaratustra II hasta el final comprenderá con claridad dónde he situado yo mis “islas afortunadas”». <<

[150] Palabras citadas por Nietzsche en Ecce homo (p. 20) para subrayar lo que él llama el tempo delicadamente lento de estos discursos. <<

[151] El verbo alemán ziehen, que significa «sacar» (una conclusión, por ejemplo), «extraer», «arrastrar», permite a Nietzsche este juego de palabras, que, desarrollado, diría lo siguiente: Es cierto que yo he «sacado» la conclusión de la inexistencia de Dios; pero a la vez esa inexistencia de Dios me «saca», como conclusión suya, a mí. O lo que es lo mismo: Yo sólo existo en cuanto conclusión de la inexistencia de Dios. <<

[152] Inversión de la frase de Goethe, que dice exactamente lo contrario: «Todo lo perecedero no es más que un símbolo» (Fausto, final, verso 12104). Véase, en esta misma parte, De los poetas, así como la nota 223 [Dicho capítulo (De los poetas) es una parodia constante a los últimos versos del Fausto de Goethe. En dicha nota se reproducirá íntegramente el pasaje llamado Chorus mysticus que consta de los últimos ocho versos de la obra (N. del E. D.)]. <<

[153] En La gaya ciencia, aforismo 84, al final, dice Nietzsche: «¡Para una verdad es más peligroso que un poeta esté de acuerdo con ella que no que la contradiga! Pues como dice Homero: “Mucho mienten los poetas”». Aristóteles, que cita esta misma frase, afirma que se trata de un «proverbio» (Metafísica, 983 a 3). Véase Solón, fragmento 26 (Hiller). Véase también, en esta misma parte, De los poetas, donde, en diálogo con uno de sus discípulos, Zaratustra desarrolla este «proverbio». <<

[154] Esta misma frase se repite y amplifica en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, § 16 [«El querer hace libres: pues querer es crear: así enseño yo. ¡Y sólo para crear debéis aprender!» (N. del E. D.)]. Es antitética de la frase evangélica: «La verdad os hará libres» (Evangelio de Juan, 8, 32). <<

[155] A esta sombra, llamada más tarde «la sombra de Zaratustra», le estará dedicado en la parte cuarta, todo un capítulo. <<

[156] Cita de la bienaventuranza de Jesús (Evangelio de Mateo, 5, 7): «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia». <<

[157] Véase, en la cuarta parte, El más feo de los hombres, cómo el propio Zaratustra practica esta doctrina al encontrarse con el más feo de los hombres. <<

[158] En la cuarta parte, La Cena, el mendigo voluntario recordará a Zaratustra esta frase [«Ahora entiendo, ciertamente, lo que él nos enseñó en otro tiempo: ¡Alabada sea la pequeña pobreza! Y por qué quiere suprimir a los mendigos» (N. del E. D.)]. <<

[159] Véase, en esta segunda parte, De la redención, donde Zaratustra aplica irónicamente esta doctrina a sí mismo [«Es difícil vivir con hombres, porque callar es muy difícil. Sobre todo para un charlatán» (N. del E. D.)]. <<

[160] Los cuatro párrafos que van desde «Ay, ¿en qué lugar?…» hasta aquí fueron colocados por Nietzsche como motto al frente de la cuarta parte de esta obra. En el capítulo de esa misma parte titulado Jubilado, Zaratustra pregunta con curiosidad al viejo papa si es cierto que Dios murió de esa manera: «de compasión» [«Tú le has servido hasta el final, preguntó Zaratustra pensativo, después de un profundo silencio, ¿sabes cómo murió? ¿Es verdad, como se dice, que fue la compasión la que lo estranguló, que vio cómo el hombre pendía de la cruz, y no soportó que el amor al hombre se convirtiese en su infierno y finalmente en su muerte?» (N. del E. D.)]. <<

[161] «La espada dormida» es imagen que Nietzsche vuelve a usar en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, § 21 [«Ver, golpear —esto es aquí una sola cosa: ¡por ello, marchad a los bosques y dejad dormir vuestra espada!» (N. del E. D.)]. <<

[162] Alusión irónica al último verso de la ópera Parsifal: «Erlösung dem Erlöser» (redención para el Redentor). <<

[163] Reminiscencia de lo que, en Las mil y una noches, le ocurre a Sindbad el marino en su primer viaje: desembarca sobre el lomo de un pez enorme, creyendo que se trata de una isla. <<

[164] Estos tres últimos párrafos transparentan la vivencia nietzscheana de las iglesias católicas de Italia y, en general, de todo templo. Nietzsche había visto en Roma cómo los peregrinos subían de rodillas la Santa Scala; véase carta escrita desde Roma, en mayo de 1883, a F. Overbeck, donde cuenta esto. A este «subir de rodillas» contrapone Zaratustra el «subir volando». <<

[165] Véase, en la tercera parte, Los siete sellos, § 2, donde Zaratustra repite esta misma descripción [«… pues yo amo incluso las iglesias y los sepulcros de dioses, a condición de que el cielo mire con su ojo puro a través de sus derruidos techos; me gusta sentarme, como hierba y roja amapola, sobre derruidas iglesias» (N. del E. D.)]. <<

[166] «Tribulación embozada» es calificación que Zaratustra volverá a aplicar al sacerdote en la cuarta parte, JubiladoAy, dijo a su corazón, allí está sentada la tribulación embozada» (N. del E. D.)]. <<

[167] Sobre el sacerdote como pastor véase la explicación de Nietzsche en La genealogía de la moral (edición citada, p. 162). <<

[168] Sobre la sangre como demostración de la verdad puede verse el § 53 de El Anticristo (edición citada, p. 101). <<

[169] La reja del arado es el título que Nietzsche pensó dar en un principio a su obra Aurora. <<

[170] En esta misma segunda parte, De los doctos, repetirá Zaratustra esta irónica metáfora de los relojes, aplicándola allí a los «doctos» [«Son buenos relojes: ¡con tal de que se tenga cuidado de darles cuerda a tiempo! Entonces señalan la hora sin fallo y, al hacerlo, producen un discreto ruido» (N. del E. D.)]. <<

[171] Nietzsche puede afirmar que, en alemán, «yo soy justo» suena igual que «yo soy vengado», valiéndose de la semejanza fonética existente en aquella lengua entre ambas expresiones: ich bin gerecht (yo soy justo), ich bin gerächt (yo estoy vengado). <<

[172] Paráfrasis del Evangelio de Mateo, 23, 12: «Pues el que se ensalce será humillado; y el que se humille será ensalzado». <<

[173] En Más allá del bien y del mal (edición citada, aforismo 275, p. 257) hace Nietzsche la siguiente variación sobre este pensamiento: «Quien no quiere ver lo elevado de un hombre fija su vista de un modo tanto más penetrante en aquello que en él es bajo y superficial —traicionándose a sí mismo con ello». La variación fundamental está en el paso de «no ser capaz de ver» (aquí) a «no querer ver» (allí). <<

[174] Véase, en la parte tercera, De tablas viejas y nuevas, § 2, donde Zaratustra volverá a reprobar la vieja presunción de los hombres de saber ya hace mucho tiempo qué es el bien y el mal para ellos [«Cuando fui a los hombres los encontré sentados sobre una vieja presunción: todos presumían saber desde hacía ya mucho tiempo qué es lo bueno y lo malvado para el hombre. Una cosa vieja y cansada les parecía a ellos todo hablar acerca de la virtud; y quien quería dormir bien hablaba todavía, antes de irse a dormir, acerca del «bien» y del «mal». Esta somnolencia la sobresalté yo cuando enseñé: lo que es bueno y lo que es malvado, eso no lo sabe todavía nadie: ¡excepto el creador!» (N. del E. D.)]. <<

[175] Reminiscencia de 1 Reyes, 17, 6: «Los cuervos le llevaban [a Elias] pan por la mañana y carne por la tarde». Aquí son águilas las que llevan la comida a los solitarios. <<

[176] En Ecce homo (edición citada, pp. 38-39) cita Nietzsche un largo fragmento de este capítulo (desde «¿Pero qué me ha sucedido?»… hasta aquí) como ejemplo de la manera de hablar Zaratustra sobre «la redención de la náusea». <<

[177] Este apartado es un ejemplo más de la «atmósfera italiana» de esta segunda parte de Así habló Zaratustra. De ese modo se entiende igualmente la alusión final a la «tarantela». <<

[178] Véase, en esta segunda parte, De los doctosPues los hombres no son iguales: así habla la justicia» (N. del E. D.)]. <<

[179] Variación sobre el fragmento 51 (Diels-Kranz) de Heráclito: «No entienden cómo, al diverger, se converge consigo mismo: armonía propia del tender en direcciones opuestas, como la del arco y la de la lira». <<

[180] Reminiscencia clásica: también Ulises pide a sus compañeros que lo aten al mástil de la nave para no ser arrastrado por los cantos de las sirenas. Véase Odisea, canto XII. <<

[181] La traducción castellana manifiesta sólo uno de los dos sentidos que tiene simultáneamente la expresión alemana Tarantel-Tänzer: el que baila la tarantela y el que gira bailando por haber sido picado por una tarántula. A la picadura de la tarántula se le atribuían antiguamente extraños efectos nerviosos; y también a la danza llamada «tarantela» se le atribuían poderes curativos contra esa picadura. <<

[182] Alusión a la conocida frase vox populi, vox Dei (la voz del pueblo es la voz de Dios). <<

[183] El «concienzudo del espíritu» dirá más tarde a Zaratustra, en la conversación que mantendrá con él, que fue precisamente esa enseñanza la que lo indujo a seguirlo. Véase, en la cuarta parte, La sanguijuelaEl que en otro tiempo dijeras, oh Zaratustra: “Espíritu es la vida que se saja a sí misma en vivo”, eso fue lo que me llevó a tu doctrina y me indujo a seguirla. Y, en verdad, ¡con mi propia sangre he aumentado mi propio saber!» (N. del E. D.)]. Véase también, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, § 7 [«La osadía temeraria, la larga desconfianza, el cruel no, el fastidio, el sajar en vivo, ¡qué raras veces se reúne esto! Pero de tal semilla es de la que, ¡se engendra verdad!» (N. del E. D.)]. <<

[184] «Trasladar montañas» es expresión bíblica. Véase el Evangelio de Mateo, 17, 20: «Tenéis poca fe. Os aseguro que si tuvierais fe como un grano de mostaza le diríais a aquella montaña de allí que viniera y vendría». <<

[185] Alusión a la frase del Apocalipsis, 3, 15-16: «¡Ojalá fueras frío o caliente! Mas como eres tibio, y ni frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca». <<

[186] Títulos anteriores previstos por Nietzsche para este apartado fueron: Luz soy yo y La canción de la soledad. El propio Nietzsche hace en Ecce homo interesantes consideraciones sobre este poema. Le llama «el inmortal lamento de estar condenado, por la sobreabundancia de luz y poder, por la propia naturaleza solar, a no amar». Y después de trascribirlo íntegramente añade: «Nada igual se ha compuesto nunca, ni sentido nunca, ni sufrido nunca, así sufre un dios, un Dioniso. La respuesta a este ditirambo del aislamiento solar en la luz sería Ariadna… ¡Quien sabe, excepto yo, qué es Ariadna!»… Véase Ecce homo, edición citada, pp. 113-115. <<

[187] La alusión a los «surtidores» es, una vez más, reminiscencia italiana, y se refiere a la fontana del Tritone, obra de Bernini, que adorna la piazza Barberini en Roma. Es Nietzsche mismo el que dice esto: «En una loggia situada sobre la mencionada piazza [Barberini], desde la cual se domina Roma con la vista y se oye, allá abajo en el fondo, murmurar la fontana, fue compuesta aquella canción, la más solitaria que jamás se ha compuesto, La canción de la noche». Véase Ecce homo, edición citada, p. 109. <<

[188] En Hechos de los Apóstoles, 20, 35, dice Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso: «Hay que tener presentes las palabras del Señor Jesús, que dijo: Mayor felicidad hay en dar que en tomar». Esta frase atribuida a Jesús por Pablo no la han conservado los Evangelios. Nietzsche invierte la sentencia: la infelicidad, dice, la otorga el dar; es mejor tomar; y aún mejor, robar y arrebatar. Véase, en la tercera parte, El retorno a casa [«… hasta que por fin fuiste tú el único que allí se hallaba sediento entre borrachos, y por las noches te lamentabas “¿tomar no es una cosa más dichosa que dar? ¿Y robar, una cosa más dichosa que tomar?” ¡aquello era abandono!» (N. del E. D.)], y, en la cuarta parte, El mendigo voluntarioEntonces aprendiste, interrumpió Zaratustra al que hablaba, que es más difícil dar bien que tomar bien, y que regalar bien es un arte y la última y más refinada maestría de la bondad» (N. del E. D.)]. <<

[189] Véase, en la tercera parte, El convalecienteEntre las cosas más semejantes es precisamente donde la ilusión miente del modo más hermoso; pues el abismo más pequeño es el más difícil de salvar» (N. del E. D.)]. <<

[190] Una variación de esta idea puede verse en Más allá del bien y del mal (edición citada, § 91, p. 104): «¡Es tan frío, tan gélido, que al tocarlo nos quemamos los dedos! ¡Toda mano que lo agarra se espanta! - Y justo por ello no son pocos los que lo tienen por ardiente». <<

[191] Así llama el Evangelio de Juan, 12, 31, al demonio (palabras de Jesús a Andrés y Felipe, anunciando su glorificación por la muerte): «Ahora comienza un juicio contra el orden presente, y ahora el señor de este mundo será arrojado fuera. Pero yo, cuando me levanten de la tierra, tiraré de todos hacia mí». <<

[192] Con estas mismas palabras comenzará también La otra canción del baile, en la tercera parte de esta obra. <<

[193] Otro título previsto por Nietzsche para este apartado en sus manuscritos era La fiesta de los muertos. Ciertos comentaristas han querido ver en La canción de los sepulcros una sumaria enumeración de las diversas desilusiones y afrentas, reales o imaginarias, sufridas por Nietzsche en su vida. El propio título es sin duda una reminiscencia de la isla de San Michele, cementerio de Venecia, llamada también «isla de los muertos», y que ciertamente Nietzsche veía desde su ventana cuando en Venecia residía en Fundamenta Nuove. El «búho monstruoso y repugnante» representaría al filólogo (Wilamowitz von Möllendorff) que se atravesó en su carrera de catedrático universitario. El «cantor más amado», que, sin embargo, le entona una «horrenda y pesada melodía», sería Wagner, que le había insultado en su artículo Público y popularidad, publicado en los Bayreuther Blätter (Hojas de Bayreuth); y así sucesivamente. <<

[194] Sobre las «manzanas de rosa» véase luego la nota 416. <<

[195] La primera edición de La gaya ciencia llevaba como motto esta cita de Emerson: «El poeta y el sabio consideran amigas y sagradas todas las cosas, útiles todas las vivencias, santos todos los días, divinos todos los hombres». En la segunda edición sustituyó esta cita por los cuatro versos siguientes:

Yo habito en mi propia casa,

jamás he imitado a nadie en nada,

y siempre me he reído además de todo maestro

que no se haya reído de sí mismo

sobre la puerta de mi casa.

No es ésta la única cita, literal o variada, que Nietzsche hace de Emerson en esta obra. <<

[196] Nietzsche remeda aquí unas palabras de Isolda en el acto segundo, escena segunda, de Tristán e Isolda. Dice Isolda:

Wie ertrug ich’s nur?

Wie ertrag ich’s noch?

¿Cómo soporté aquello?

¿Cómo continúo soportándolo? <<

[197] Al revés de Aquiles, vulnerable únicamente en su talón. <<

[198] En sus manuscritos Nietzsche había previsto para este capítulo también el título: Del bien y del mal. En él desarrolla ampliamente Nietzsche el tema de la «voluntad de poder», ya aparecido antes; véase, en Los discursos de Zaratustra, el titulado De las mil metas y de la «única» metaUna tabla de valores está suspendida sobre cada pueblo. Mira, es la tabla de sus superaciones; mira, es la voz de su voluntad de poder» (N. del E. D.)]; y la nota 94. <<

[199] Posible alusión irónica a La nave de los locos, el poema alegórico y satírico de Sebastian Brant. <<

[200] Recuérdese lo dicho en la nota 198 sobre el primitivo título de este apartado. <<

[201] La expresión «voluntad de existir» es de Schopenhauer. <<

[202] En Ecce homo, «¿Por qué soy un destino?», § 2 (p. 136), cita Nietzsche esta frase, con una significativa variación: donde aquí dice: «tiene que» (muss), allí dice: «quiere» (will). <<

[203] El «penitente del espíritu» alude irónicamente, entre otros, a Wagner. Es un concepto importante en esta obra, que aquí aparece por vez primera. Se lo vuelve a citar más adelante, en De los poetas, y alcanza su pleno desarrollo en la cuarta parte, El mago. <<

[204] Véase Humano, demasiado humano, II, «Opiniones y sentencias mezcladas», el § 170, titulado «Los alemanes en el teatro», al final: «¡Bienaventurados los que tienen un gusto, aunque sea un mal gusto! – y no sólo bienaventurado, sino también sabio es cosa que sólo se puede llegar a ser en virtud de esa cualidad: por eso los griegos, que en tales cuestiones eran muy finos, designaron al sabio con una palabra que significa el hombre de gusto, y llamaron a la sabiduría, tanto artística como cognoscitiva, “gusto” (Sophia)». <<

[205] Véase la nota 9 [«La pureza de los ojos y la ausencia de asco en la boca son atributos de Zaratustra a los que se hace referencia en numerosas ocasiones» (N. del E. D.)]. <<

[206] Otro título previsto por Nietzsche en sus manuscritos para este apartado era: De los hombres del presente. <<

[207] Expresión bíblica; véase el Salmo 7, 10: «Dios, justo, escrutador del corazón y de los riñones». Aquí es una parábola del «psicólogo», entendido en el sentido de Nietzsche. Véase Ecce homo (edición citada, pp. 70 y 72). <<

[208] Nietzsche se burla aquí del «historicismo», tal como lo había atacado ya en la segunda de sus Consideraciones intempestivas, titulada Sobre la utilidad y la desventaja de la ciencia histórica para la vida. <<

[209] Paráfrasis de las palabras de Aquiles a Ulises en la Odisea, canto XI, versos 489-491: «No intentes consolarme de la muerte, ilustre Ulises; preferiría ser labrador y servir a otro, a un hombre indigente que tuviera pocos caudales para mantenerse, a reinar sobre los muertos, que ya no son nada». <<

[210] Palabras de Mefistófeles en el Fausto, versos 1339-1340. Véase, en esta segunda parte, De la redenciónY ahora se ha acumulado nube tras nube sobre el espíritu: hasta que por fin la demencia predicó: “¡Todo perece, por ello todo es digno de perecer!”» (N. del E. D.)], y la nota 259 [«También Mefistófeles dice en el Fausto (versos 1338-1340): “¡Yo soy el espíritu que siempre niega! Y con razón: pues todo lo que nace es digno de perecer”» (N. del E. D.)]. <<

[211] Alusión a Génesis, 2, 21: «Entonces Yahvé Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las costillas… y con ella formó una mujer». <<

[212] Vaterland, Mutterland: «patria» y «matria» sería también otra traducción posible de esas dos palabras alemanas. Mas este intento de lograr en castellano el mismo juego verbal que en alemán queda roto por el Kinderland que aparece a continuación. De ahí la traducción: «país de los padres», «país de las madres» y «país de los hijos». <<

[213] Véase la nota anterior. Al «país de los hijos» vuelve Nietzsche a aludir en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, § 12 [«El país de vuestros hijos es el que debéis amar: sea ese amor vuestra nueva nobleza, ¡el país no descubierto, situado en el mar más remoto! ¡A vuestras velas ordeno que partan una y otra vez en su busca!» (N. del E. D.)], y § 28 [«¡Qué importa el país de los padres! ¡Nuestro timón quiere dirigirse hacia donde está el país de nuestros hijos! ¡Hacia allá lánzase tempestuoso, más tempestuoso que el propio mar, nuestro gran anhelo!» (N. del E. D.)]. En La pedagogía social como programa político Ortega alude a esta idea (véase Obras Completas, 1, p. 506): «Hay, empero, otra noción de patria. No la tierra de los padres, decía Nietzsche, sino la tierra de los hijos. Patria no es el pasado y el presente… Es algo que todavía no existe…». <<

[214] El título alemán, Von der unbefleckten Erkenntnis, es, por su semejanza fonética, una parodia de Von der unbefleckten Empfängnis (De la Inmaculada Concepción). Otro título pensado por Nietzsche en sus manuscritos para este apartado decía: A los contemplativos. <<

[215] Juego de palabras en alemán, basado en que en este idioma Mond (luna) es de género masculino. Por otro lado, la creencia de que «hay un hombre en la luna», cuyo rostro puede percibirse en ella, es leyenda popular e infantil común a varios pueblos. <<

[216] Un amplio desarrollo del «conocimiento objetivo» como espejo puede verse en el § 207 de Más allá del bien y del mal (edición citada, pp. 155-157). <<

[217] Paráfrasis del Evangelio de Mateo, 12, 34: «De lo que rebosa el corazón habla la boca». <<

[218] Alusión al Evangelio de Lucas, 16, 21 (parábola del hombre rico y el mendigo Lázaro): «Lázaro deseaba hartarse de lo que caía debajo de la mesa del rico». <<

[219] Ésta diatriba contra los doctos es, sin duda, transposición de las vivencias tenidas por Nietzsche durante sus años de catedrático universitario. En la «oveja que pace de la corona de hiedra» de la cabeza de Zaratustra se ha querido ver a Wilamowitz von Möllendorff y a los otros profesores que, tras la aparición de El nacimiento de la tragedia, decretaron que Nietzsche «no era un docto». La «corona de hiedra» con la que se adorna Zaratustra y con la que se adornaban también Dioniso y sus acompañantes es antítesis de la «corona de laurel» que suelen llevar en su cabeza los «doctos». <<

[220] Véase antes De los virtuososEn verdad, con éstos me divierto: cuando yo encuentre tales relojes les daré cuerda con mi mofa; ¡y ellos deberán encima ronronear!» (N. del E. D.)]. <<

[221] Véase Ecce homo (p. 17): «La desproporción entre la grandeza de mi tarea y la pequeñez de mis contemporáneos se ha puesto de manifiesto en el hecho de que ni me han oído ni tampoco me han visto siquiera… Me basta hablar con cualquier “persona culta” de las que en verano vienen a la Alta Engadina para convencerme de que yo no vivo…». <<

[222] Véase, en esta segunda parte, De las tarántulas, donde ya aparece esta frase [«Con estos predicadores de la igualdad no quiero ser yo mezclado ni confundido. Pues a mí la justicia me dice así: “los hombres no son iguales”» (N. del E. D.)]. <<

[223] Parodia de la conocida frase del final del Fausto de Goethe (versos 12104-12105). Dado que este capítulo De los poetas es una parodia constante de ese pasaje, se lo reproduce a continuación en su integridad. Se trata de las palabras del Chorus mysticus, que constituyen los ocho versos finales del Fausto:

Alies Vergängliche Ist nur ein Gleichnis,

Das Unzulängliche,

Hier wird’s Ereignis;

Das Unbeschreibliche,

Hier ist’s getan

Das Ewig-Weibliche

Zieht uns hinan.

Todo lo perecedero

Es sólo un símbolo.

Lo insuficiente

Se hace aquí acontecimiento;

Lo indescriptible

Se ha hecho aquí;

Lo eterno-femenino

Nos arrastra hacia lo alto. <<

[224] Véase antes En las islas afortunadas¡Todo lo imperecedero no es más que un símbolo! Y los poetas mienten demasiado.» (N. del E. D.)], y la nota 153 [«En La gaya ciencia, aforismo 84, al final, dice Nietzsche: “¡Para una verdad es más peligroso que un poeta esté de acuerdo con ella que no que la contradiga! Pues como dice Homero: ‘Mucho mienten los poetas’”. Aristóteles, que cita esta misma frase, afirma que se trata de un “proverbio” (Metafísica, 983 a 3). Véase Solón, fragmento 26 (Hiller)» (N. del E. D.)]. <<

[225] Hay aquí un eco de la paradoja lógica llamada de Epiménides. Zaratustra dice que los poetas mienten; mas también Zaratustra es un poeta; luego miente al decir que los poetas mienten, etc. <<

[226] Cita, invirtiendo el sentido, del Evangelio de Marcos, 16, 16: «El que crea… será bienaventurado» (palabras de Jesús a sus discípulos poco antes de su ascensión al cielo). El texto alemán (selig machen), con su posibilidad de significar también «embobar», encierra un matiz irónico. Véase, en la tercera parte, De los apóstatas, § 2 [«¡Sí! ¡Sí! La fe le hace bienaventurado, la fe en él. ¡Tal es el modo de ser de los viejos! ¡Así nos va también a nosotros!» (N. del E. D.)]. <<

[227] Véase la nota 223. Continúa la parodia del texto de Goethe. <<

[228] Véase la nota 223. <<

[229] Reminiscencia de Shakespeare, Hamlet, acto I, escena 5, palabras de Hamlet a Horacio: «Hay algo más en el cielo y en la tierra, Horacio, que lo que ha soñado tu filosofía». <<

[230] Nietzsche juega aquí en alemán con las palabras de sonido muy similar Gleichnis (símbolo) y Erschleichnis (amaño); esta última es invención suya, derivada del verbo erschleichen (obtener algo capciosamente). Nietzsche había empleado ya este mismo juego verbal en la poesía «A Goethe», de las Canciones del Príncipe Vogelfrei (apéndice de La gaya ciencia):

Das Unvergängliche

Ist nur dein Gleichnis!

Gott, der Verfängliche,

Ist Dichter-Erschleichnis…

¡Lo imperecedero

no es más que símbolo tuyo!

Dios, el capcioso,

es amaño de poetas… <<

[231] Véase la nota 223. <<

[232] Véase la nota 223. Aquí termina la parodia del Chorus mysticus del Fausto. Como se ve, Nietzsche ha citado en su integridad los ocho versos del Fausto. <<

[233] Cita y a la vez antítesis de Job, 8, 9: «Nosotros somos de ayer, no sabemos nada; pues nuestros días son una sombra sobre el suelo». Zaratustra reivindica para sí el ser también del mañana y del futuro. <<

[234] Reminiscencia del Evangelio de Mateo, 7, 9: «¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le da una piedra?». <<

[235] Véase, en la cuarta parte, El mago, § 2, donde Zaratustra vuelve a emplear la misma imagen para referirse al mar [«Tú pavo real de los pavos reales, tú mar de vanidad, ¿qué papel has representado delante de mí, mago perverso, en quién debía yo creer cuando te lamentabas de aquella manera?» (N. del E. D.)]. <<

[236] Véase la nota 203 [«El “penitente del espíritu” alude irónicamente, entre otros, a Wagner. Es un concepto importante en esta obra» (N. del E. D.)]. <<

[237] Un primer título pensado por Nietzsche para este capítulo era Del perro de fuego. El título definitivo, De grandes acontecimientos, encierra un matiz irónico. <<

[238] Nietzsche recogió sin duda del folclore italiano estas ideas, las cuales se remontan probablemente a la Antigüedad. En sus viajes había visto el Vesubio, durante su estancia en Sorrento, y también el Etna, cuando estuvo en Mesina (1882). En Sicilia se llama al Etna «casa del diavolo». <<

[239] En la descripción de este extraño «vuelo» de Zaratustra, el narrador utiliza como marco la descripción de un suceso parecido que Nietzsche había leído en su juventud. El texto leído por Nietzsche fue publicado en 1833 en los Blätter von Prevorst, de Justinus Kerner, y se basaba en el diario de a bordo de un navio inglés durante su singladura por el Mediterráneo en 1686. Sobre este aparente plagio llamó ya la atención en 1902 el psicólogo C. G. Jung, que lo calificó de «criptomnesia». Es posible que también sean ejemplos de criptomnesia las reminiscencias de Las mil y una noches que aparecen en esta obra; véanse las notas 281, 285 y 486. <<

[240] Nietzsche hace realizar aquí a Zaratustra una acción parecida a la que Jesús realizó alguna vez en los Evangelios: apartarse de sus discípulos y dejarlos solos. Véase, por ejemplo, el Evangelio de Juan, 6, 15: «Jesús… se retiró otra vez al monte, él solo». <<

[241] Reminiscencia evangélica. También los discípulos se alegran cuando Jesús se les aparece después de muerto. Véase el Evangelio de Juan, 20, 20: «Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor». Todo este capítulo describe una especie de «bajada de Zaratustra a los infiernos» y su posterior «resurrección». <<

[242] El «perro de fuego», además de aludir al can Cerbero, vigilante del Hades, es símbolo de la plebe; y las explosiones y erupciones de ese perro, símbolo de las revoluciones sociales. <<

[243] En La genealogía de la moral (edición citada, p. 40), Nietzsche, hablando de Buckle, se expresa en forma similar: «El plebeyismo del espíritu moderno, que es de procedencia inglesa, explotó aquí una vez más en su suelo natal con la violencia de un volcán enlodado y con la elocuencia demasiado salada, chillona, vulgar, con que han hablado hasta ahora todos los volcanes». <<

[244] «Cita» de una frase ya aparecida antes. Véase, en la primera parte, De las moscas del mercadoEn torno a los inventores de nuevos valores gira el mundo: gira de modo invisible» (N. del E. D.)]. <<

[245] Quizás alusiones a Pompeya, la ciudad convertida en «momia» por la erupción del Vesubio el año 79 después de Cristo, y a la columna Vendôme, derribada durante la Comuna de París, el 16 de mayo de 1871. <<

[246] El caminante y su sombra es el título de una obra de Nietzsche, añadida posteriormente al segundo volumen de Humano, demasiado humano. «El caminante y su sombra» desempeña un papel importante en la cuarta parte de esta obra; véase allí La sombra. <<

[247] Nietzsche remeda aquí la expresión con que en el Apocalipsis se inician las diferentes divisiones: «Y vi…». <<

[248] Estas palabras, que son variación de la sentencia del Eclesiastés, 1, 2: «¡Vanidad de vanidades —dice Qohelet—; vanidad de vanidades, todo es vanidad!», aparecen literalmente, o con modificaciones, en varios pasajes de esta obra. Véase, en la tercera parte, De los tres males, § 2 [«Él desprecia también toda sabiduría llorosa: pues, en verdad, existe también una sabiduría que florece en lo oscuro, una sabiduría de las sombras nocturnas: la cual suspira siempre: “¡Todo es vanidad!”» (N. del E. D.)], De tablas viejas y nuevas, § 13 [«¿Para qué vivir? ¡Todo es vanidad!» (N. del E. D.)], y § 16 [«Y esto es lo que les ocurre siempre a los hombres débiles: se pierden a sí mismos en sus caminos. Y al final, todavía su cansancio pregunta: «¡para qué hemos recorrido caminos! ¡Todo es igual!» (N. del E. D.)], El convaleciente, § 2 [«El gran hastío del hombre, él era el que me estrangulaba y el que se me había deslizado en la garganta: y lo que el adivino había profetizado: “Todo es igual, nada merece la pena, el saber estrangula”» (N. del E. D.)]; y en la cuarta parte, El grito de socorroTodo es idéntico, nada vale la pena, el mundo carece de sentido, el saber estrangula» (N. del E. D.)], y El saludo¿Vive aún Zaratustra? Ya no merece la pena vivir, todo es idéntico, todo es en vano» (N. del E. D.)]. <<

[249] Los comentaristas suelen identificar a este «adivino» con Schopenhauer, profeta del pesimismo. Pero esta figura alude no sólo a él, sino también, sobre todo, a Dühring. <<

[250] «De aquí a poco»: remedo de la expresión empleada por Jesús en el Evangelio de Juan, 14, 19: «De aquí a poco el mundo no me verá más…». <<

[251] Este extraño sueño fue soñado por Nietzsche en el verano de 1877, según el testimonio de Reinhart von Seydlitz. La enigmática palabra Alpa carece aún de explicación satisfactoria. Se la suele relacionar con el primer verso, también enigmático, del Canto VII del Infierno, en la Divina Comedia de Dante. Este primer verso dice así, en el original italiano:

Papè Satàn, papè Satàn, aleppe!

No son palabras pertenecientes a ninguna lengua, sino que quieren dar una idea del lenguaje de los demonios. Leídas del modo como están escritas se parecen, por el sonido, a una expresión griega. Véase Obras Completas de Dante, B. A. C., Madrid, 1956, p. 62. Alpa podría estar también relacionado con la palabra alemana Alp: el fantasma nocturno que, según la leyenda popular, se posa sobre el pecho del durmiente y produce en él sueños de angustia. De ahí Alpdruck (literalmente, presión del Alp) y Alptraum (sueño de Alp), traducido de ordinario por «pesadilla». <<

[252] Expresión evangélica para designar a Juan, discípulo predilecto de Jesús. Véase el Evangelio de Juan, 13, 23: «Uno de los discípulos, aquel al que él más amaba, estaba reclinado a su derecha». <<

[253] Nietzsche juega con la expresión «volver en sí» (recobrar la consciencia, despertarse); también ellos, quiere decirse, deben «volver a (en) ti», es decir, recobrar su consciencia, despertarse, viniendo a ti. <<

[254] En la cuarta parte, El grito de socorro, Zaratustra recordará esta comida a que aquí invita al adivino [«Bienvenido seas, dijo Zaratustra, tú adivino de la gran fatiga, no debe ser en vano el que en otro tiempo fueras mi comensal y mi huésped» (N. del E. D.)]. <<

[255] Todo este capítulo es un remedo del Evangelio de Mateo, 15, 29-31, donde se describe una escena similar: «Y marchándose de allí Jesús, vino a la ribera del mar de Galilea, y subiendo a la montaña, se sentó allí. Y vinieron a él grandes muchedumbres llevando consigo cojos, ciegos, lisiados, sordomudos y otros muchos enfermos. Y él los curaba. De suerte que los mudos hablaban, los lisiados se curaban, los cojos andaban y los ciegos veían; y alababan al Dios de Israel». <<

[256] Remedo de las preguntas de Jesús a sus discípulos (Evangelio de Mateo, 16, 13-15), cuando les interroga sobre «quién dicen las gentes que es el Hijo del Hombre». <<

[257] All mein Dichten und Trachten: Nietzsche toma esta expresión de la traducción luterana de Génesis, 8, 21. <<

[258] En Ecce homo (edición mencionada, p. 116) cita Nietzsche estas palabras y afirma que con ellas «define su tarea con tal rigor que no es posible equivocarse sobre el sentido: dice sí hasta llegar a la justificación, hasta llegar incluso a la redención de todo lo pasado». <<

[259] También Mefistófeles dice en el Fausto (versos 1338-1340): «¡Yo soy el espíritu que siempre niega! Y con razón: pues todo lo que nace es digno de perecer». Nietzsche ha citado estas últimas palabras ya antes, en el capítulo Del país de la culturaPuertas entreabiertas sois vosotros, junto a las cuales aguardan sepultureros. Y ésta es vuestra realidad: “Todo es digno de perecer”» (N. del E. D.)]. <<

[260] Reminiscencia de la Antigüedad clásica: el tiempo (Cronos) devora a sus hijos. El principio de la frase contiene una alusión al fragmento de Anaximandro: «De donde las cosas tienen su origen, hacia allí tiene lugar también su perecer, según la necesidad: pues dan justicia y pago unas a otras de la injusticia según el orden del tiempo». <<

[261] Véase luego, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, § 16 [«El querer hace libres: pues querer es crear: así enseño yo. ¡Y sólo para crear debéis aprender!» (N. del E. D.)]. Las «canciones de fábula» son sin duda las doctrinas expuestas por Schopenhauer en el libro cuarto de su obra El mundo como voluntad y representación. <<

[262] Véase, en esta segunda parte, De los compasivosEs difícil vivir con hombres, porque callar es muy difícil» (N. del E. D.)]. <<

[263] La frase alemana aquí empleada por Nietzsche, aus der Schule schwätzen, significa en realidad: no poder callar la boca, divulgar un secreto. El jorobado acusa a Zaratustra de no manifestar a sus discípulos sus efectivos pensamientos. <<

[264] Reminiscencia clásica: para no escapar hacia el superhombre, la voluntad de Zaratustra se aferra al hombre, como Ulises se ata al mástil de la nave para no sucumbir a los cantos de las sirenas. <<

[265] Zaratustra aludirá a esta «primera cordura respecto a los hombres» en la cuarta parte, El mago, § 2 [«Es posible que hayas engañado a otros más sutiles que yo, dijo Zaratustra con dureza. Yo no estoy en guardia contra los engañadores, yo tengo que estar sin cautela: así lo quiere mi suerte» (N. del E. D.)]. <<

[266] Zaratustra repite este reproche en varias otras ocasiones. Véase, por ejemplo, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, § 2 [«En verdad, semejante a los predicadores penitenciales y a los necios grité yo pidiendo cólera y justicia sobre todas sus cosas grandes y pequeñas, ¡es tan pequeño incluso lo mejor de ellos!, ¡es tan pequeño incluso lo peor de ellos!, así me reía» (N. del E. D.)], El convaleciente, § 2 [«¡Ay, qué pequeñas son incluso sus peores cosas! ¡Ay, qué pequeñas son incluso sus mejores cosas!» (N. del E. D.)]; y en la cuarta parte, Del hombre superior, § 5 [«“El hombre tiene que mejorar y que empeorar”; esto es lo que yo enseño. Lo peor es necesario para lo mejor del superhombre» (N. del E. D.)]. <<

[267] Nietzsche cita estas palabras en Ecce homo (p. 140) y añade: «De este pasaje, y no de otro, hay que partir para comprender lo que Zaratustra quiere: esa especie de hombre que él concibe, concibe la realidad tal como ella es: es suficientemente fuerte para hacerlo, no es una especie de hombre extrañada, alejada de la realidad, es la realidad misma, encierra todavía en sí todo lo terrible y problemático de ésta, sólo así puede el hombre tener grandeza». <<

[268] Véase antes, De los sacerdotesNunca ha habido todavía un superhombre. Desnudos he visto yo a ambos, al hombre más grande y al más pequeño» (N. del E. D.)], y, en la tercera parte, El convaleciente, § 2 [«Desnudos había visto yo en otro tiempo a ambos, al hombre más grande y al hombre más pequeño: demasiado semejantes entre sí, ¡demasiado humano incluso el más grande!» (N. del E. D.)]. <<

[269] «Endurecer el corazón contra alguien» es expresión bíblica. Como tantas otras veces, Nietzsche usa en alemán la traducción de Lutero. Véase Deuteronomio, 15, 7: «No endurezcas el corazón ni cierres la mano a tu hermano pobre». <<

[270] Lo que viene a continuación es un remedo de la conversación entre Dios y Moisés narrada en Éxodo, 4, 10 y ss. En ella Moisés recurre a diversos pretextos para negarse a ejecutar el mandato de Yahvé; también aquí Zaratustra se niega a «decir la palabra» del eterno retorno. <<

[271] Paráfrasis de las palabras de Juan el Bautista en el Evangelio de Mateo, 3, 11: «El que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no merezco ni quitarle las sandalias». <<

[272] Véase la nota 184 [«Alusión a la conocida frase vox populi, vox Dei (la voz del pueblo es la voz de Dios)» (N. del E. D.)]. <<

[273] Sarcasmo de Zaratustra contra sí mismo, remedando las palabras del Prólogo del Evangelio de Juan, 1, 11: «La Palabra vino a su casa, y los suyos no la recibieron». <<

[274] Párrafo citado por Nietzsche en Ecce homo (pp. 19-20), como ejemplo del «sonido alciónico» que sale de la boca de Zaratustra. <<

[275] Paráfrasis del Evangelio de Juan, 16, 12: «Todavía muchas cosas tengo que deciros, pero ahora no podríais con ellas» (palabras de Jesús en la Cena). <<

[276] Véase la nota 240 [«Nietzsche hace realizar aquí a Zaratustra una acción parecida a la que Jesús realizó alguna vez en los Evangelios: apartarse de sus discípulos y dejarlos solos» (N. del E. D.)]. <<