Notas del traductor

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* Las citas de Nietzsche que aparecen en las notas siguientes remiten, si no se indica lo contrario, a las obras publicadas en Alianza Editorial, El libro de bolsillo, Biblioteca de autor - Nietzsche, todas ellas prologadas, traducidas y anotadas por Andrés Sánchez Pascual: La genealogía de la moral (BA 0610), Más allá del bien y del mal (BA 0611), El Anticristo (BA 0613), Ecce homo (BA 0614), Crepúsculo de los ídolos (BA 0615) y El nacimiento de la tragedia (BA 0616).

Como ya se ha indicado antes en la Introducción, este § 1 de Así habló Zaratustra reproduce literalmente el aforismo 342 de La gaya ciencia; sólo «el lago Urmi», que allí aparece, es aquí sustituido por «el lago de su patria». El mencionado aforismo lleva el título Incipit tragædia (Comienza la tragedia) y es el último del libro cuarto de La gaya ciencia, titulado Sanctus Januarius (San Enero). <<

[2] Es la edad en que Jesús comienza su predicación. Véase el Evangelio de Lucas, 3,23: «Éste era Jesús, que al empezar tenía treinta años». En el buscado antagonismo entre Zaratustra y Jesús es ésta la primera de las confrontaciones. Como podrá verse por toda la obra, Zaratustra es en parte una antifigura de Jesús. Y así, la edad en que Jesús comienza a predicar es aquella en que Zaratustra se retira a las montañas con el fin de prepararse para su tarea. Inmediatamente después aparecerá una segunda contraposición entre ambos: Jesús pasó sólo cuarenta días en el desierto; Zaratustra pasará diez años en las montañas. <<

[3] Zaratustra volverá a pronunciar esta misma invocación al sol al final de la obra. Véase, en la cuarta parte, El signoTú gran astro, dijo, como había dicho en otro tiempo, profundo ojo de felicidad, ¡qué sería de toda tu felicidad si no tuvieras a aquellos a quienes iluminas!» (N. del E. D.)]. <<

[4] Los dos animales heráldicos de Zaratustra representan, respectivamente, su voluntad y su inteligencia. Le harán compañía en numerosas ocasiones y actuarán incluso como interlocutores suyos, sobre todo en el importantísimo capítulo de la tercera parte titulado El convaleciente. <<

[5] Untergehen. Es una de las palabras-clave en la descripción de la figura de Zaratustra. Este verbo alemán contiene varios matices que con dificultad podrán conservarse simultáneamente en la traducción castellana. Untergehen es en primer término, literalmente, «caminar (gehen) hacia abajo (unter)». Zaratustra, en efecto, baja de las montañas. En segundo lugar es término usual para designar la «puesta del sol», el «ocaso». Y Zaratustra dice bien claro que quiere actuar como el sol al atardecer, esto es, «ponerse». En tercer término, Untergehen y el sustantivo Untergang se usan con el significado de hundimiento, destrucción, decadencia. Así, el título de la obra famosa de Spengler es Der Untergang des Abendlandes (traducido por La decadencia de Occidente). También Zaratustra se hunde en su tarea y fracasa. Su tarea, dice varias veces, lo destruye. Aquí se ha adoptado como terminus technicus castellano para traducir Untergehen el de «hundirse en su ocaso», que parece conservar los tres sentidos. De todas maneras, Nietzsche juega en innumerables ocasiones con esta palabra alemana compuesta y la contrapone a otras palabras asimismo compuestas. Por ejemplo, contrapone y une Untergang y Übergang. Übergang es «pasar al otro lado» por encima de algo, pero también significa «transición». El hombre, dirá Zaratustra, es «un tránsito y un ocaso». Esto es, al hundirse en su ocaso, como el sol, pasa al otro lado (de la tierra, se entiende, según la vieja creencia). Y «pasar al otro lado» es superarse a sí mismo y llegar al superhombre. <<

[6] Esta misma frase se repite luego al final del prólogo. El «ocaso» de Zaratustra termina hacia el final de la tercera parte, en el capítulo titulado El convaleciente, donde se dice: «Así – acaba el ocaso de Zaratustra». <<

[7] Hacia el final de la obra el papa jubilado vendrá en busca de este anciano eremita y encontrará que ha muerto; véase, en la cuarta parte, JubiladoEste mundo de aquí me es extraño y lejano, también he oído aullar a animales salvajes; y el que habría podido ofrecerme ayuda, ése no existe ya. Yo buscaba al último hombre piadoso, un santo y un eremita, que, solo en su bosque, no había oído aún nada de lo que todo el mundo sabe hoy» (N. del E. D.)]. <<

[8] Véase, en esta primera parte, De los trasmundanosYo me superé a mí mismo, al ser que sufría, yo llevé mi ceniza a la montaña» (N. del E. D.)], y Del camino del creadorTienes que querer quemarte a ti mismo en tu propia llama: ¡cómo te renovarías si antes no te hubieses convertido en ceniza!» (N. del E. D.)], y en la segunda parte, El adivino, donde vuelve a aparecer la referencia a las cenizas [«¡Alpa!, exclamé, ¿quién trae su ceniza a la montaña? ¡Alpa! ¡Alpa! ¿Quién trae su ceniza a la montaña?» (N. del E. D.)]. La ceniza es símbolo de la cremación y el rechazo de los falsos ideales juveniles. <<

[9] La pureza de los ojos y la ausencia de asco en la boca son atributos de Zaratustra a los que se hace referencia en numerosas ocasiones; véase, por ejemplo, en la segunda parte, De los sublimesDesprecio hay todavía en sus ojos; y náusea se esconde en su boca» (N. del E. D.)], y en la cuarta, El mendigo voluntario. <<

[10] «El despierto» es un calificativo usual de Buda, que aquí se aplica a Zaratustra. <<

[11] Alusión a 1 Tesalonicenses, 5, 2: «Pues sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón de noche». <<

[12] La idea de la muerte de Dios, que recorre la obra entera, y su ignorancia por parte del santo eremita serán tema de conversación entre Zaratustra y el papa jubilado cuando ambos hablen del eremita ya fallecido. Véase, en la cuarta parte, Jubilado. <<

[13] Markt es la palabra empleada por Nietzsche, que aquí se traduce literalmente por mercado. No se refiere sólo al lugar de compra y venta de mercancías, sino, en general, a lugar amplio donde se reúne la gente, a plaza pública. Todavía hoy la plaza central de muchas ciudades alemanas se denomina Marktplatz. <<

[14] Sobre el «superhombre», expresión que ha dado lugar a tantos malentendidos, dice el propio Nietzsche en Ecce homo: «La palabra “superhombre”, que designa un tipo de óptima constitución, en contraste con los hombres “modernos”, con los hombres “buenos”, con los cristianos y demás nihilistas, una palabra que, en boca de Zaratustra, el aniquilador de la moral, se convierte en una palabra muy digna de reflexión, ha sido entendida, casi en todas partes, con total inocencia, en el sentido de aquellos valores cuya antítesis se ha manifestado en la figura de Zaratustra, es decir, ha sido entendida como tipo “idealista” de una especie superior de hombre, mitad “santo”, mitad “genio”». <<

[15] Eco de los fragmentos 82 y 83 de Heráclito (Diels-Kranz): «El más bello de los monos es feo al compararlo con la raza de los humanos». «El más sabio de entre los hombres parece, respecto de Dios, mono en sabiduría, en belleza y en todo lo demás». <<

[16] «Clamar al cielo» es expresión bíblica. Véase Génesis, 4, 10: «La voz de la sangre de tu hermano está clamando a mí desde la tierra» (palabras de Yahvé a Caín). Como hace casi siempre con estas «citas» bíblicas, Zaratustra confiere a ésta un sentido antitético del que tiene en el original. <<

[17] Véase lo dicho en la nota 5 [«Untergehen. Es una de las palabras-clave en la descripción de la figura de Zaratustra. Este verbo alemán contiene varios matices que con dificultad podrán conservarse simultáneamente en la traducción castellana. Untergehen es en primer término, literalmente, «caminar (gehen) hacia abajo (unter)». Zaratustra, en efecto, baja de las montañas. En segundo lugar es término usual para designar la «puesta del sol», el «ocaso». Y Zaratustra dice bien claro que quiere actuar como el sol al atardecer, esto es, «ponerse». En tercer término, Untergehen y el sustantivo Untergang se usan con el significado de hundimiento, destrucción, decadencia. Así, el título de la obra famosa de Spengler es Der Untergang des Abendlandes (traducido por La decadencia de Occidente). También Zaratustra se hunde en su tarea y fracasa. Su tarea, dice varias veces, lo destruye. Aquí se ha adoptado como terminus technicus castellano para traducir Untergehen el de «hundirse en su ocaso», que parece conservar los tres sentidos. De todas maneras, Nietzsche juega en innumerables ocasiones con esta palabra alemana compuesta y la contrapone a otras palabras asimismo compuestas. Por ejemplo, contrapone y une Untergang y Übergang. Übergang es «pasar al otro lado» por encima de algo, pero también significa «transición». El hombre, dirá Zaratustra, es «un tránsito y un ocaso». Esto es, al hundirse en su ocaso, como el sol, pasa al otro lado (de la tierra, se entiende, según la vieja creencia). Y «pasar al otro lado» es superarse a sí mismo y llegar al superhombre» (N. del E. D.)]. <<

[18] Paráfrasis del Evangelio de Lucas, 17, 33: «Quien busca conservar su alma la perderá; y quien la perdiere, la conservará». <<

[19] Cita literal, invirtiendo su sentido, de Hebreos, 12, 6: «Porque el Señor, a quien ama, lo castiga». Véase también, en la cuarta parte, El despertarÉl lleva nuestra carga, él tomó figura de siervo, él es paciente de corazón y no dice nunca no; y quien ama a su Dios, lo castiga» (N. del E. D.)]. <<

[20] Reminiscencia del Evangelio de Mateo, 13, 13: «Por esto les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender». <<

[21] Sobre el concepto de «cultura» puede verse, en la segunda parte, Del país de la cultura. <<

[22] El «último» hombre significa sobre todo el «último» en la escala humana. En Ecce homo (edición citada, p. 139) dice Nietzsche: «En este sentido Zaratustra llama a los buenos unas veces “los últimos hombres” y otras el “comienzo del final”; sobre todo, los considera como la especie más nociva del hombre, porque imponen su existencia tanto a costa de la verdad como a costa del futuro». <<

[23] Paráfrasis, modificando su sentido, del Evangelio de Juan, 10, 16: «Habrá un solo rebaño y un solo pastor». <<

[24] Mediante el juego de palabras en alemán entre erste Rede (primer discurso) y Vorrede (prólogo o, también, discurso preliminar), Nietzsche quiere indicar que en realidad éste su primer hablar o discursear (reden) a los hombres no ha sido más que un hablar preliminar, pero que su verdadero hablar va a comenzar ahora. Por eso la verdadera primera parte de esta obra se titulará precisamente «Los discursos (Reden) de Zaratustra». <<

[25] Eco de la escena evangélica (Evangelio de Lucas, 23, 17) en que la muchedumbre rechaza a Jesús y reclama a Barrabás: «Pero ellos vociferaron a una: ¡Fuera ése!, ¡suéltanos a Barrabás!». <<

[26] Un desarrollo de esta idea puede verse en esta primera parte, De los despreciadores del cuerpo, y, en la tercera parte, El convaleciente, § 2: «Las almas son tan mortales como los cuerpos». <<

[27] La expresión «pescador de hombres» es evangélica. Véase el Evangelio de Mateo, 4, 19, «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres» (Jesús a Pedro y a Andrés). Véase también, en la cuarta parte, La ofrenda de la miel. <<

[28] Cita ligeramente modificada de Proverbios, 4, 19: «Oscuros son los caminos del ateo» (traducción de Lutero). Lutero emplea el término gottlos (literalmente: sin-dios), expresión que luego va a ser epíteto constante de Zaratustra. Pero son los «buenos y justos» los que se lo aplican; véase, en la tercera parte, De la virtud empequeñecedoraY cuando yo clamo: “Maldecid a todos los demonios cobardes que hay en vosotros, a los que les gustaría gimotear y juntar las manos y adorar”: entonces ellos claman: “Zaratustra es ateo”» (N. del E. D.)]. Pero luego Zaratustra se apropiará con orgullo de esa calificación. Los buenos y justos son también los que llaman a Zaratustra «el aniquilador de la moral»; véase, más adelante, De la picadura de la víbora [Los buenos y justos me llaman el aniquilador de la moral: mi historia es inmoral (N. del E. D.)]. <<

[29] La pareja verbal «los buenos y justos», que aquí aparece por primera vez, se repetirá numerosísimas veces en toda esta obra. Probablemente es imitación de otra pareja verbal, «los hipócritas y fariseos», que también aparece con mucha frecuencia en los Evangelios, y tiene el mismo significado que ella. Véase, por ejemplo, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, § 26: «¡Oh hermanos míos! ¿En quiénes reside el mayor peligro para todo futuro de los hombres? ¿No es en los buenos y justos?, que dicen y sienten en su corazón: “nosotros sabemos ya lo que es bueno y justo, y hasta lo tenemos”». <<

[30] Cita del Salmo 146, 5-7: «Bienaventurado aquel… que da de comer a los hambrientos». <<

[31] Sobre esta costumbre de Zaratustra de «mirar a la cara a todas las cosas que duermen» véase también, en esta misma parte, Del amigo¿Has visto ya dormir a tu amigo para conocer cuál es su aspecto?» (N. del E. D.)]; y en la cuarta parte, La sombraA los errantes como tú, incluso una cárcel acaba pareciéndoles la bienaventuranza. ¿Has visto alguna vez cómo duermen los criminales encarcelados? Duermen tranquilamente, disfrutan su nueva seguridad» (N. del E. D.)]. <<

[32] En la cuarta parte, Del hombre superior, § 1, Zaratustra recordará esta «verdad nueva» [«Mas a la mañana siguiente llegó a mí una nueva verdad: entonces aprendí a decir “¡Qué me importan el mercado y la plebe y el ruido de la plebe y las largas orejas de la plebe!”» (…) «Vosotros hombres superiores, —así dice la plebe parpadeando— no existen hombres superiores, todos somos iguales, el hombre no es más que hombre, ¡ante Dios – todos somos iguales! ¡Ante Dios! – Mas ahora ese Dios ha muerto. Y ante la plebe nosotros no queremos ser iguales. ¡Vosotros hombres superiores, marchaos del mercado!» (N. del E. D.)]. <<

[33] Juego de palabras en alemán entre Brecher (destructor, rompedor, quebrantador) y Verbrecher (infractor, criminal). También Moisés rompe las tablas; véase Éxodo, 32, 19: «Al acercarse al campamento y ver el becerro y las danzas, Moisés, enfurecido, tiró las tablas y las rompió al pie del monte». En esta obra Zaratustra utiliza numerosas veces esta contraposición. <<

[34] Reminiscencia del Evangelio de Mateo, 9, 37: «La mies es abundante y los braceros, pocos». <<

[35] Juego de palabras en alemán entre Einsiedler (eremitas) y Zweisiedler (término este último creado por Nietzsche y que hace referencia al matrimonio, esto es, a la «soledad de dos en compañía»). <<

[36] Los amplios círculos que traza el águila y el enroscamiento de la serpiente en torno al cuello del águila son ya aquí una premonición del «eterno retorno», que es una de las doctrinas capitales de esta obra. <<