Para ella, mi linda niña, como siempre… He intentado llevar a estas páginas lo que tantas veces me habías pedido. Este es, más que ningún otro de mis anteriores cuentos, un relato para ti. Espero de corazón que esta historia llegue a ser tan especial como la que tú y yo vivimos juntos.
Para Tavi, que hiló fábulas para el niño que fui y que siempre me ha brindado una palabra de aliento. Tú nunca has dudado, gracias.
Para ti, viejo loco, nunca llegamos a entendernos, pero tú eres, en gran parte, responsable de estas páginas. Vivirás para siempre en tus magníficos cuadros. Seguro que ya te las has arreglado para pintar de brillantes colores todos los peces del mar del Norte.
Para Regueiro, que supo volver para comprender cuánto de Gutier hay en él. Gracias, maestro, encontré la respuesta al acertijo.