a) Carta de la Condesa-Duquesa de Olivares a Felipe IV: «La buena salud de V. M. y el suceso de Lérida bien pueden ocasionar atrevimiento y a V. M. materia de merecer en perdonarlos. Estoy medio loca, si no enteramente, de ver a V. M. tan glorioso como siempre he deseado, porque amo a V. M., sin que sea posible escarmentar de este delito. Guarde Dios a V. M. los años que la cristiandad ha menester y sus esclavos que hasta en el tratamiento lo parecemos, y deseando que en todo se cumpla la voluntad y gusto de V. M. —Toro, 5 agosto 1644.—Condesa-Duquesa.»
b) Respuesta del Rey, a media margen del mismo pliego: «Condesa: Fácil será de alcanzar el perdón que me pedís de vuestros atrevimientos, pues antes os los agradezco mucho, y estoy muy cierto de lo que os habréis holgado en esta ocasión. Dios ha obrado visiblemente en este suceso, encaminándole para que se acierte y como ha tenido tal guía, ha sido tan feliz. Yo le doy infinitas gracias por tan singular merced y espero en su misericordia que nos ha de ayudar en lo que falta, como ha hecho hasta aquí. Dios os guarde. —De Lérida, a 11 de agosto de 1644.—Yo el Rey (rubricado).» Autógrafa.
c) Carta de la Condesa-Duquesa de Olivares a Felipe IV: «La carta de V. M. ha sido de mucha estimación para mí, de todas maneras, y lo primero quiero que sea suplicar a V. M. bese la mano y los pies por mí a S. M. por la honra que me ha hecho con su carta. Hacemos bien el oficio, pero no ha salido con hacerme creer en que S. M. se acuerda de esta su esclava, pero yo juzgo es que no se le ha olvidado que le quiero bien y que así no se le da nada de darme de pago que no sabe que soy esclava, para bien y mal tratar. Al Conde le callaré todo lo que V. M. me escribe, no tanto por la infidelidad como por la ternura, que en llegando al amor de nuestro amo siempre se le reconoce flaqueza y a mí mucha estimación de su buena ley a V. M. Le beso las manos, y el Conde lo mismo. Guarde Dios a V. M. muchos años. —Toro, 23 de agosto de 1644.—Condesa de Olivares y Duquesa de Sanlúcar.»