XXIII
EN CASA DE ELROND

[485]

Es difícil deducir la secuencia de composición en la siguiente fase, o relacionarla con importantes revisiones posteriores de la «tercera etapa» hasta la llegada a Rivendel. La determinación de la secuencia depende de la forma que adoptaron ciertos elementos esenciales, y es imposible reconstruirla con precisión cuando éstos no aparecen.

En todo caso, después de que «Bingo» se convirtió en «Frodo» mi padre siguió escribiendo la interrumpida conversación con Glóin en la fiesta celebrada en casa de Elrond (véase la pág. 458). La continuación se encuentra en dos versiones, la segunda de las cuales es muy similar a la primera, y la primera se asemeja notablemente a la última parte de «Muchos encuentros» de la CA, pero hay algunas diferencias importantes entre las dos. A continuación presento la segunda versión (en parte).[357]

—¿Y qué se hizo de Balin y Ori y Óin? —preguntó Frodo.

Una sombra cruzó la cara de Glóin.

—Balin se marchó otra vez —respondió—. Posiblemente haya oído usted que visitó a Bilbo en Hobbiton hace muchos años;[358] bueno, no mucho después se marchó por dos o tres años. Luego regresó a la Montaña con muchos enanos que encontró vagando sin jefe por el sur y el este. Quería que Dáin regresara a Moria, o al menos que le permitiera fundar una colonia allí y reabrir las grandes minas. Como probablemente sepa usted, Moria era el hogar ancestral de los enanos de la raza de Durin, y los antepasados de Thorin y Dáin moraron allí, hasta que las invasiones de los trasgos los hicieron retirarse hacia lejanas tierras del norte. Pero Balin informó que Moria estaba deshabitada nuevamente, desde la gran derrota de los trasgos, pero las minas seguían conteniendo riquezas, sobre todo plata. Dáin no estaba dispuesto a abandonar la Montaña y la tumba de Thorin, pero autorizó a Balin para que fuera allí, y él se llevó a muchos habitantes de la Montaña, además de su propio séquito; y Ori y Óin lo acompañaron. Durante muchos años vivieron apaciblemente, y la colonia prosperó; se reanudó el tráfico entre Moria [486] y la Montaña, y se enviaron muchos obsequios de plata a Dáin. Luego la suerte cambió. Hombres crueles y bien armados atacaron y desvalijaron a nuestros mensajeros. Ningún mensajero llegó desde Moria, pero nos llegaron rumores de que las minas y la ciudad de los enanos habían quedado nuevamente deshabitadas. Por largo tiempo no supimos qué había ocurrido con Balin y los suyos, pero ahora hemos recibido noticias, y son noticias siniestras. Para trasmitir esas nuevas y pedir consejo a… gentes que moran en Rivendel es que he venido aquí. ¡Pero por esta noche hablemos de cosas más alegres!

Al comienzo de la página mi padre escribió lo que sustituye a este texto en la CA (pág. 318): «—No lo sabemos —respondió—. He venido a pedir consejo a gentes que moran en Rivendel en gran parte a causa de Balin. ¡Pero por esta noche hablemos de cosas más alegres!». En la CA la historia de Balin se incorporó a «El Concilio de Elrond», donde aparece mucho más desarrollada.

La descripción que hace Glóin de los trabajos emprendidos por los Enanos en el Valle y bajo la Montaña Solitaria (CA, pág. 318) aparece en la antigua versión.[359] Al final, cuando Glóin decía «Usted quería mucho a Bilbo, ¿no es cierto?», Frodo le respondía simplemente «Sí», y a continuación se decía «luego hablaron de las antiguas aventuras que había vivido Bilbo con los enanos en el Bosque Negro, y entre los Elfos de los Bosques, y en las cavernas de la Montaña».

La entrada en la Sala del Fuego, y el descubrimiento y el reconocimiento de Bilbo son muy similares a la CA (véanse las referencias anteriores a Bilbo en Rivendel en las págs. 162, 284-285). En ambos textos se dice que la Sala del Fuego era casi tan grande como la «Sala de las Fiestas» o la «Gran Sala»; en el segundo texto esta sala «parecía no tener ventanas»; y en los dos había muchos fuegos encendidos: Bilbo estaba sentado junto al más lejano de todos, con un tazón y un poco de pan colocados en una mesa baja a su lado (en la CA no se menciona ninguna mesa).

Bilbo dice «Tendré que recurrir a ese sujeto, Peregrin, para que me ayude» (compárese con la pág. 458) y Elrond responde que hará que busquen a Ethelion[360] (en el capítulo XI de la «tercera etapa» Glorfindel llamaba Du-finnion a Trotter, pág. 448). «Se enviaron mensajeros en busca del amigo de Bilbo. Se decía que había estado en las cocinas, porque su ayuda era tan estimada por los cocineros como por los poetas.» Al comienzo del capítulo (pág. 454) se decía que Frodo no alcanzaba a ver a Trotter durante la fiesta, y en la CA (pág. 323) también se comenta su ausencia, pero se explica por otros motivos. [487]

En el relato original no se reproducía lo que Bilbo podría haber contado sobre lo que había hecho. Falta todo el pasaje (CA, págs. 320-321) en el que Bilbo relata su viaje al Valle, su vida en Rivendel y su interés en el Anillo, y el doloroso incidente que se produce cuando pide verlo.

Estaban tan absortos en los acontecimientos de la Comarca que no advirtieron la llegada de otro hobbit. Durante algunos minutos se quedó junto a ellos, mirándolos con una sonrisa. De pronto alzaron los ojos.

—¡Ah, aquí estás Peregrin! —dijo Bilbo.

—¡Trotter! —dijo Frodo.

—Los dos tienen razón —dijo Trotter riendo.

—¡Gandalf es insoportable! —exclamó Frodo—. Yo sabía que me recordabas a alguien, y se rió de mí.[361] Claro está, me recordabas a ti mismo, y a Folco, y a todos los Tuk. Viniste una vez a Los Gamos cuando era pequeño, pero nunca lo olvidé del todo, porque le hablaste al Viejo Rory de las tierras que hay fuera de la Comarca, y de Bilbo, al que no te permitían ver. Me he preguntado qué habría sido de ti. Pero tus zapatos me desconcertaron. ¿Por qué los usas?

—No te diré por qué ahora —dijo Trotter calmadamente.

—No, Frodo, no lo preguntes todavía —dijo Bilbo con aire desdichado—. ¡Ven, Perry! Necesito tu ayuda. Esta canción tiene que estar terminada esta noche.

En este punto, en medio de la redacción del segundo texto, mi padre escribió a lo ancho de la página: «?? Es preferible que Trotter no sea un hobbit, sino un Montaraz, de los últimos vestigios de los Hombres del Oeste, como había previsto originalmente». Por supuesto, si se releen los textos desde la aparición de Trotter, es imposible que mi padre haya «previsto originalmente» que Trotter no fuese un hobbit. La primera insinuación de que pudiera no serlo aparece en Dudas y cambios (pág. 282, § 6). Pero es muy posible que al referirse a lo que había «previsto originalmente» mi padre sólo estuviese pensando en los borradores del fragmento inicial del capítulo sobre Bree escrito en la tercera etapa (pág. 412), donde se indicaba por primera vez que los Montaraces eran Hombres, «los últimos vestigios del noble pueblo de allende las Aguas», aunque no se incorporó esta idea al capítulo escrito en esa época. Es probable que mi padre haya pensado durante un tiempo que Trotter no debía ser un hobbit, pero [488] (como afirmó también con respecto al nombre «Bingo», pág. 279), ya estaba muy habituado a la idea como para modificarla. En esta etapa tampoco siguió esa indicación, y Trotter sigue siendo Peregrin Boffin.

Al igual que en la CA, Frodo se queda a solas y se duerme en medio de la música; pero la canción Eärendil era un marino no aparece (aunque hay una alusión a ella en la palabra «? Mensajero» escrita al comienzo de la página).[362]

Se despertó al oír sonoras risas. La música había cesado, pero al despertar oyó el eco de una voz que terminaba de cantar en ese instante. Miró, y vio a Bilbo sentado en el taburete, que ahora estaba cerca del fuego del centro, en medio de un círculo de oyentes.

—¡Vamos, Bilbo, cuéntanos! —dijo uno de los Elfos—. ¿Cuál es la parte que escribió Peregrin?

—¡No! —dijo Bilbo riendo—. Vosotros tendréis que adivinarlo, os jactáis de vuestro dominio de las palabras.

—Es difícil diferenciar entre dos hobbits —dijeron riendo.

—¡Tonterías! —dijo Bilbo—. Pero no discutiré sobre este asunto. Tengo sueño luego de tanta música y canto.

Se incorporó y los saludó con una reverencia y regresó junto a Frodo.

—Bueno, se terminó —dijo—. Salí mejor parado de lo que creía. En realidad, Peregrin escribió gran parte de la canción.

—Lamento no haberla oído —dijo Frodo—. Oí reír a los Elfos cuando desperté.

—No te preocupes —dijo Bilbo—. Es muy posible que la oigas otra vez. De todos modos, no es más que tonterías. Pero es difícil mantenerse despierto en este sitio, hasta que te acostumbras… aparte de que los hobbits nunca llegarán a necesitar tanto la música y la poesía y todo tipo de cuentos como los Elfos. Seguirán así por mucho tiempo. …

La letra del canto dedicado a Elbereth (idéntico en los dos textos) difiere de la que aparece en la CA:

Elbereth Gilthoniel sir evrin pennar oriel
dir avos-eithen miriel
bel daurion sel aurinon
pennáros evrin ériol. [489]

Las dulces sílabas parecían joyas cristalinas de palabras y música entretejidas, y se detuvo por un instante volviendo la cabeza.

—Es el comienzo del canto a Elbereth —dijo Bilbo—. Cantarán esa canción y otras del Reino Bienaventurado muchas veces esta noche.

Bilbo condujo a Frodo a su cuarto en el piso superior. Allí se quedaron sentados un rato, mirando por la ventana las estrellas brillantes, y charlando en voz baja. No hablaron más de las menudas y venturosas noticias de la Comarca distante, sino de los Elfos, y del ancho mundo, y de sus peligros, y del agobiante y misterioso Anillo.

Cuando Sam se asomaba en la puerta (al final del capítulo en la CA), Bilbo decía:

—¡Tienes mucha razón, Sam! Aunque nunca esperé vivir tantos años como para que el hijo de Ham Gamyi me diera órdenes. ¡Cielos!, tengo cerca de 150 años y bien podría ser tu bisabuelo.

—No señor, y nunca imaginé que lo haría.

—Gandalf tiene la culpa —dijo Frodo—. Él eligió a Sam para que fuera mi compañero de aventuras, y Sam se toma muy en serio su tarea.

Cuando se estaba escribiendo el texto, esto fue sustituido por la conclusión del capítulo que figura en la CA. En realidad, Bilbo tenía 128 años.

Los dos textos se prolongan por un breve trecho en el capítulo que en la CA pasaría a llamarse «El Concilio de Elrond» (el título que mi padre le había dado al texto del capítulo XII, pág. 449, escrito en la «tercera etapa», y que más adelante se convirtió en «Muchos encuentros», cuando preveía que en él se incluiría el Concilio y los «muchos encuentros» anteriores a su celebración).

A la mañana siguiente Frodo despertó temprano, sintiéndose descansado y bien. Sam le llevó el desayuno, y no le permitió levantarse antes de terminarlo. Bilbo y Gandalf entraron a continuación y charlaron durante un rato. De pronto se oyó el tañido de una campana. [Se tachó todo el resto del texto a partir de este punto; véase la pág. 495.] [490]

—¡Cielos! —dijo Gandalf—. El concilio comenzará en media hora. Ése ha sido el llamado. Debo irme. Bilbo te llevará al sitio donde se celebrará, cuando estés listo. Sam debería acompañarte.

El concilio se celebró en un alto claro rodeado de árboles al costado del valle, mucho más arriba de la casa. Un río corría junto al sitio donde se habían reunido, y el canto de muchos pájaros se unía al paso de las aguas que se deslizaban burbujeantes. Había doce asientos de piedra tallada dispuestos en un amplio círculo; y detrás de ellos había muchos otros asientos más pequeños de madera. La tierra estaba salpicada de muchas hojas rojas y amarillas, pero los árboles aún estaban cubiertos de un verde que se iba marchitando; un cielo azul claro y pálido los cubría, desbordante de luz matinal.

Cuando Bilbo, Frodo y Sam llegaron, Elrond ya estaba en su sitio, y a su lado, como antes en la fiesta, estaban Gandalf y Glorfindel. Glóin también estaba allí con [un asistente >] un enano más joven; Frodo descubrió después que era Burin hijo de Balin.[363] Un extraño elfo, mensajero del rey de los Elfos de los Bosques… del Bosque Negro Oriental, estaba sentado junto a Burin.[364] Trotter (como Frodo seguía llamándole, en lugar de decirle Peregrin o Ethelion, su nombre élfico) estaba allí, y estaban todos los demás hobbits, Merry, Folco y Odo. Había además otros tres consejeros, asistentes de Elrond: un Elfo llamado Erestor y otros dos de la estirpe de Elrond, de ese pueblo de medio elfos que los Elfos llamaban hijos de Lúthien.[365] Y sentado aparte y en silencio había un Hombre de cara noble, pero sombría y triste.

—He aquí a Boromir —dijo Elrond—. Llegó ayer de noche. Viene desde muy lejos en el sur, y las nuevas que trae pueden sernos útiles.

Tardaríamos mucho en contar todo lo que se habló en ese concilio bajo los hermosos árboles de Rivendel. El sol llegó al cénit y comenzó a inclinarse hacia el oeste antes que terminaran de contar todas las nuevas. Los Elfos trajeron entonces comida y bebidas para todos. El sol ya declinaba y los rayos inclinados cubrían el valle de rojo antes que pusieran fin al debate y [491] se incorporaran y regresaran a la casa bajando por el largo sendero.

Los dos textos terminan en este punto. Al final del segundo mi padre escribió: «(El Concilio debe celebrarse a puerta cerrada. Invitan a Frodo a presentarse ante Elrond. Nuevas del mundo. Deciden que el Anillo debe ser destruido)».

Aunque Trotter es Peregrin Boffin y se produce el tan esperado «reconocimiento» entre Trotter y Frodo, Odo sigue estando presente, pero en las páginas fechadas «agosto de 1939», en las que se indica por primera vez que Trotter es Peregrin Boffin, da la impresión de que Odo ha quedado definitivamente fuera del relato. Una vez más, Odo parece haber demostrado ser indestructible, aunque, como se comenta en la pág. 466, Folco se había apropiado de su personaje. Por supuesto, es muy posible que estos manuscritos relacionados con Rivendel hayan sido escritos en la misma época, y es imposible reconstruir paso a paso el proceso. En todo caso, la eliminación de Odo y (más aún) la identidad de Trotter fueron temas sobre los que se reflexionó durante largo tiempo, y las notas en que se indica «es preferible que Trotter no sea un hobbit» o «hay que eliminar a Odo» no representan una serie de decisiones drásticas y sucesivas, sino más bien vestigios de una larga reflexión.

El último texto presentado se prolonga en otro manuscrito, diferente, en el que se encuentra la primera versión completa del Concilio de Elrond; pero antes de presentarlo, conviene considerar las dos caras de una hoja suelta que sin duda contienen las primeras ideas sobre el Concilio expresadas por mi padre. El texto está escrito a lápiz en forma tan borrosa y tan de prisa que sería ilegible en gran parte si mi padre no lo hubiera repasado con tinta; y ni siquiera él estaba seguro de lo que había escrito en algunos puntos, sino que simplemente supuso de qué palabras se trataba, y al lado de cada una puso un signo de interrogación. En la reproducción de este texto extraordinariamente interesante esas palabras aparecen en bastardilla entre paréntesis. Al comienzo de la página hay una indicación aislada en la que dice que «lo de la Cima de los Vientos» debe «simplificarse». Sería interesante saber en qué estaba pensando mi padre, puesto que la única «complicación» que se eliminó posteriormente fue la desaparición de Odo, y es posible que se haya referido a eso. Desde la primera línea de este texto queda claro que ya se había concebido el papel que desempeña Odo en la «tercera etapa».

Espectros del Anillo. (¿No?) conseguirán (¿nuevos?) caballos (¿a tiempo?). Explicación de la captura de Odo. [492]

Le ofrecen el Anillo a Elrond. Lo rechaza. «Es peligroso para todos aquellos que lo poseen, y para mí aún más que para otros. El destino les impone a los hobbits la tarea de librar al mundo de él.»

—¿Qué sucederá con los otros anillos?

—Perderán su poder. Pero debemos renunciar a ese poder para destruir al Señor. Mientras haya alguien en el mundo que tenga el Anillo Soberano es posible que él lo recupere. Hay dos alternativas. Podemos enviarlo al Oeste, o podemos destruirlo. Si lo hubiésemos enviado al Oeste hace ya mucho tiempo, eso habría estado bien. Pero ahora el poder del Señor se ha acrecentado enormemente, y está muy alerta. Sería muy peligroso, y su guerra podría extenderse a la Comarca y destruir los Puertos.[366] [Escrito en el margen: Radagast.]

Deciden que deben llevar el Anillo a la Montaña de Fuego. ¿Cómo? Es casi imposible llegar allí a menos que se pase cerca de las fronteras de la Tierra de Mordor. ¿Bilbo? No.

—Me mataría. Tengo muchos años y debo seguir viviendo por un tiempo. Pero no me quedan fuerzas para el Anillo.

Frodo se ofrece a ir.

¿Quién lo acompañará? Gandalf. Trotter. Sam. Odo. Folco. Merry. (7) Glorfindel y Frár [escrito debajo: Burin] hijo de Balin.

Hacia el sur bordeando las montañas. Por el Paso Rojo y siguiendo el Camino Rojo hasta el Río Grande.

—Tened cuidado con el Gigante Bárbol —dijo Gandalf—, deambula por el Bosque entre el Río y las Mont. del Sur.

¿Fangorn?

Después de descansar durante un tiempo emprenden la marcha. Bilbo se despide; le entrega Dardo y la armadura. Los demás van armados.

Tormenta de nieve.

Al dorso de la página hay un texto que no es la continuación del primero, pero que sin duda corresponde a la misma época, y también fue escrito con tinta sobre un texto borroso a lápiz:

Primero le pidieron que relatara su viaje lo más detalladamente que pudiera. Al parecer, lo que más les interesaba a Elrond y Gandalf era su encuentro con Tom Bombadil. [493]

Frodo ya sabía muchas de las cosas que se dijeron. Gandalf habló por largo rato, relatando claramente la historia del Anillo, y explicando por qué el Señor Oscuro estaba tan ansioso por poseerlo.

—Porque no sólo desea descubrir dónde están los anillos perdidos, los anillos de los Elfos y de los enanos, y dominarlos; además, sin el Anillo se ve privado de gran parte de su poder. Dotó a ese Anillo de mucho poder, y sin él es más débil que antes [y se ve obligado a depender más de sus sirvientes].[367] En otras épocas podía adivinar o vislumbrar los propósitos secretos de los Señores de los Elfos, pero ahora ignora por completo todo lo que a ellos se refiere. No puede fabricar nuevos anillos mientras no recupere al dueño de los anillos. Y el afán de venganza y el odio que siente por los Elfos y los Hombres que (¿lucharon contra él?) inspiran sus actos.

—Ha llegado el momento de hablar de lo más importante. Dime, Elrond, si aún existen los Tres Anillos. Y dime, Glóin, si lo sabes, ¿existe aún alguno de los Siete?

—Sí, los Tres aún existen —dijo Elrond—, y sería nefasto que Sauron descubriera dónde están, o pudiera dominar a quienes se sirven de ellos; porque entonces es posible que su sombra se extendiera incluso hasta el Reino Bienaventurado.

—¡Sí! Algunos de los Siete Anillos aún existen —dijo Glóin—. No sé si tenga derecho a revelar esto, porque Dáin no me dio órdenes al respecto. Pero en otros tiempos Thráin tenía un anillo que había recibido de sus antepasados. No sabemos dónde está. Creemos que se lo quitaron, antes de que lo encontraras tiempo atrás en las mazmorras [o tal vez se perdió en Moría].[368] Sin embargo, en los últimos tiempos hemos recibido mensajes secretos de Mordor en los que nos ordenan que entreguemos todos los anillos que tengamos o de cuya existencia sepamos. Pero aún nos quedan otros. Dáin tiene uno, y en eso se funda su fortuna; su edad, su riqueza y (……?) futuro. Sin embargo, en los últimos tiempos hemos recibido mensajes secretos de Mordor en los que nos exigen que entreguemos los anillos al Amo, y nos amenazan con iniciar una guerra contra nosotros y todos nuestros aliados del Valle.[369] Es por eso que he venido a Rivendel. Porque en los mensajes nos han preguntado a menudo por un tal Bilbo, y nos han ofrecido paz si conseguimos [493] que nos entregue el anillo que posee (a las buenas o a las malas). Dicen que aceptarán eso en lugar de todo lo demás. Ahora comprendo por qué. Pero estamos inquietos, porque suponemos que el Rey Brand tiene miedo, y que el Señor Oscuro (¿hará?) que los hombres del este cometan actos malvados. Ya se lucha en las fronteras (¿del sur?). Y (¿por supuesto lo que me lleva?) a pedir consejo, la desaparición de Balin y los suyos, se (¿revela?) ahora como parte de ese mal.

Boromir el (¿señor? ¿Tierra?) de Ond. Estos hombres están rodeados por hombres salvajes que vienen del Este. Envían al (¿F ……?) de Balin de Moria. Prometió ayudarles.

Aquí termina este texto. Junto al pasaje que empieza con la frase «—¡Sí! Algunos de los Siete Anillos aún existen —dijo Glóin» mi padre escribió: «¡No! Esto no sirve; porque los enanos se habrían mostrado más recelosos de Bilbo».

En este texto también hay una aparente contradicción entre los papeles de «agosto de 1939»: Bilbo le da su cota de malla a Frodo en Rivendel, lo que indica que se la había llevado al marcharse de Bolsón Cerrado, idea que aparece por primera vez en las anotaciones hechas en agosto de 1939 (pág. 460, § 2), donde también se planteaba la posibilidad de eliminar el «relato sobre Odo», relato que está presente aquí. La Comunidad del Anillo estará integrada por cinco «hobbits de la Comarca»: Frodo, Sam, Merry, Folco y Odo, a los que acompañarán Trotter, Gandalf, Glorfindel y el enano Frár (> Burin).

Independientemente del lapso transcurrido entre la redacción de estos dos textos, y debe de haber mediado muy poco tiempo entre los dos, ahora aparecen el Enano más joven, hijo de Balin, que había acompañado a Glóin, precursor de Gimli hijo de Glóin, en el SA; el Elfo del Bosque Negro, precursor de Legolas; Erestor, consejero de Elrond; dos personajes de la estirpe de Elrond, y Boromir —a quien se dio definitivamente ese nombre desde un principio—[370] de la Tierra de Ond, que se encontraba muy lejos en el sur. La Tierra de Ond aparece mencionada en un esbozo de «agosto de 1939» (pág. 473). Bárbol ya no está en «el Bosque de Neldoreth» (pág. 477), sino en «el Bosque entre el Río [Grande] y las Montañas del Sur», la primera referencia a las montañas que más adelante se convertirían en Ered Nimrais, las Montañas Blancas; y Gandalf les previene contra él (con mucho énfasis, por haber sido su prisionero «en Fangorn», pág. 451).

El pasaje relacionado con los Tres Anillos de los Elfos y los Siete Anillos de los Enanos debe compararse con un pasaje de la versión de «Una historia antigua» escrito en la tercera etapa, pág. 398, en el que [495] Gandalf dice que no sabe qué ha sucedido con «los Tres Anillos de la Tierra, el Mar y el Cielo», pero que cree que «ya en tiempos lejanos los llevaron muy lejos por sobre el Gran Mar», lo que indudablemente se relaciona con lo que dice Elrond en este texto: «y sería nefasto que Sauron descubriera dónde están, o pudiera dominar a quienes se sirven de ellos; porque entonces es posible que su sombra se extendiera incluso hasta el Reino Bienaventurado». En el mismo pasaje de «Una historia antigua» Gandalf dice que «en el fondo de cada uno de los Siete Tesoros de los enanos de antaño había un anillo de oro», y que se dice que los Siete Anillos fueron destruidos por el fuego de los dragones: «Sin embargo, es posible que eso no sea del todo cierto».

Compárense los amenazadores mensajes enviados al Rey Dáin desde Mordor que se mencionan en este texto con Dudas y cambios (pág. 285, § 11): «Los enanos podían haber recibido mensajes amenazadores de Mordor, porque el Señor sospechaba que tenían el Anillo Único entre sus tesoros». En la misma nota se dice que «al cabo de un tiempo no se oyó más de ellos [de Balin y sus compañeros]. Dáin temía al Señor Oscuro»; de modo que aquí Glóin también dice que «la desaparición de Balin y los suyos se revela ahora como parte de ese mal». Según el relato escrito en esta época, Sauron exigía que le devolvieran los Anillos que los Enanos aún tenían en su poder, o que le entregaran el Anillo de Bilbo «en lugar de todo lo demás»; en la CA (pág. 334) se dice que les ofrecía devolverles tres de los antiguos Anillos de los Enanos a cambio del Anillo de Bilbo.

La referencia a Thráin, padre de Thorin Escudo-de-Roble, que estaba en las mazmorras del Nigromante, donde Gandalf se había encontrado con él, se remonta a El hobbit (capítulo I); pero aquí se dice que poseía uno de los Anillos de los Enanos, y que se lo quitaron después de capturarlo (véanse la CA, pág. 373 y el SA, Apéndice A, III, págs. 73-75, 81-82).

El texto de «Muchos encuentros» (del que se conservan dos versiones) presentado en las págs. 485 y ss., continúa con el comienzo de una descripción del Concilio de Elrond, celebrado al aire libre en un claro que había más arriba de la casa; pero a partir de «—¡Cielos! —dijo Gandalf—. El concilio comenzará en media hora» (pág. 490) mi padre tachó el pasaje, y al final añadió la nota en la que decía que el Concilio debía celebrarse «a puerta cerrada» (pág. 491). Aquí comienza un nuevo manuscrito, a partir de «—¡Cielos! —dijo Gandalf», y en él se encuentra la primera narración completa de las deliberaciones en el Concilio. Originalmente se dio a todas las páginas el número «XII» y se las numeró en orden consecutivo desde «De pronto se oyó el tañido de una campana» (pág. 490). Como se indicó anteriormente, [496] en esa época mi padre pensaba que todas las reuniones y las deliberaciones que tenían lugar en Rivendel debían formar parte de un solo capítulo, y había dado al capítulo escrito en la tercera etapa, que se inicia cuando Frodo despierta en Rivendel (pág. 449), el número «XII» y el título «El Concilio de Elrond».

Este texto fue escrito en parte con tinta y en parte a lápiz, pero a pesar de ser muy esquemático es legible de principio a fin. Por tratarse de un primer borrador, contiene numerosas alteraciones, frases y pasajes completos reescritos una y otra vez mientras se iba redactando, y muchas otras correcciones en pasajes que se habían conservado y que probablemente hayan sido hechas poco antes o después. En general, presento el texto en su forma definitiva, pero indico los cambios más importantes.

—¡Cielos! —dijo Gandalf—. Es la campana que llama al concilio. Será mejor que vayamos de inmediato.

Bilbo y Frodo (y Sam [añadido: que no estaba invitado]) lo siguieron a lo largo de muchos pasadizos y escaleras que llevaban al ala oeste de la casa, hasta llegar al pórtico donde Frodo había encontrado a sus amigos la noche anterior. Pero la luz de una clara mañana otoñal brillaba ahora en el valle. El cielo lucía claro y frío sobre las cumbres de las colinas; y en el aire transparente unas pocas hojas doradas se desprendían de los árboles. Un ruido de aguas burbujeantes subía desde el espumoso lecho del río. Los pájaros cantaban y una saludable paz se extendía sobre la tierra, y Frodo sentía que la peligrosa huida y los rumores de que la sombra tenebrosa estaba creciendo en el mundo exterior eran ahora meros recuerdos de un sueño agitado.

Pero las caras que se volvieron hacia él eran graves.[371] Elrond estaba allí y muchos otros que esperaban sentados en silencio alrededor de él. Frodo vio a Glorfindel y Glóin, y a Trotter (sentado en un rincón).

Elrond le dio la bienvenida a Frodo y le indicó que se sentara junto a él y lo presentó a la compañía diciendo:

—He aquí, amigos míos, al hobbit que con gran fortuna y valor ha traído el Anillo a Rivendel. Es Frodo hijo de Drogo.

Luego señaló y nombró a todos aquellos que Frodo no había visto aún. Había un enano más joven junto a Glóin, [Burin el hijo de Balin >] su hijo Gimli.[372] Había tres consejeros de la [497] casa de Elrond: Erestor, que era de la estirpe de Elrond (un hombre del mismo pueblo de medio elfos conocidos como los hijos de Lúthien),[373] y junto a él dos Señores de los Elfos de Rivendel. Había un extraño elfo, vestido de castaño y verde, Galdor, un mensajero del Rey de los Elfos de los Bosques del Bosque Negro Oriental.[374] Y sentado un poco aparte había un hombre alto de cara noble, pero sombría y triste.

—He aquí —dijo Elrond, volviéndose hacia Gandalf— a Boromir, de la Tierra de Ond, en el lejano sur. Llegó en la noche, y trae nuevas que debemos considerar.

Tardaríamos mucho en contar todo lo que se habló en ese concilio. Frodo ya sabía muchas de esas cosas. Gandalf habló por largo rato, relatándoles claramente a aquellos que aún no la conocían toda la antigua historia del Anillo, y explicándoles por qué el Señor Oscuro estaba tan ansioso por poseerlo. Bilbo relató entonces cómo había encontrado el Anillo en la cueva de las Montañas Nubladas, y Trotter describió su búsqueda de Gollum con la ayuda de Gandalf, y contó las peligrosas aventuras que había vivido en Mordor. Así fue como Frodo supo que Trotter había seguido a Gollum cuando se dirigía hacia el sur, cruzando el Bosque de Fangorn, y más allá de las Ciénagas de los Muertos,[375] hasta que él mismo fue atrapado y hecho prisionero por el Señor Oscuro.

—Desde entonces siempre he usado zapatos —dijo Trotter estremeciéndose, y aunque no dijo nada más Frodo comprendió que lo habían torturado y que los pies le dolían. Pero Gandalf lo había rescatado y lo había salvado de la muerte.[376]

De ese modo el relato fue acercándose lentamente a la mañana de primavera en que Gandalf le había revelado la historia del Anillo a Frodo. Entonces le pidieron a Frodo que continuara, e hizo una completa descripción de todas sus aventuras desde la huida de Hobbiton. Le hicieron una pregunta tras otra, y analizaron cada detalle que podía darles sobre los Jinetes Negros.[377]

Elrond también estaba muy interesado en lo que había sucedido en el Bosque Viejo y las Quebradas de los Túmulos.

—Sabía de la existencia de los Tumularios —dijo—, porque son muy parecidos a los Jinetes;[378] y me maravilla que hayas escapado [498] de ellos. Pero nunca antes había oído hablar del extraño Bombadil. Me gustaría saber más acerca de él. ¿Sabías de su existencia, Gandalf?

—Sí —respondió el mago—. Y fui en busca de él en seguida, cuando me enteré de que los hobbits habían desaparecido de Los Gamos. Cuando hube expulsado a los Jinetes de Cricava di media vuelta y lo visité. Pienso que habría hecho que los viajeros se quedaran por más tiempo en su casa si hubiese sabido que yo estaba cerca. Pero no estoy seguro, pues es un criatura extraña, y sólo se guía por sus propios juicios, que pocos comprenden.[379]

—¿No habría tiempo aún de enviarle mensajes y conseguir que nos ayude? —preguntó Erestor—. Parece que tiene poder aun sobre el Anillo.

—No es así en realidad —dijo Gandalf—. El Anillo no tiene poder sobre él o ningún poder que le afecte: no puede hacerle daño ni servirle, él es su propio amo. Pero no puede dominarlo, y no puede hacer que el Anillo cambie, ni quitarle el poder que tiene sobre otros. Y pienso que el poder de Tom Bombadil sólo se manifiesta en su territorio, que nunca ha abandonado por lo que recuerdo.[380]

—Pero en su territorio nada parece amedrentarlo —indicó Erestor—. ¿No tomaría el Anillo guardándolo allí, inofensivo para siempre?

—Es posible que sí, si todos los pueblos libres del mundo le suplicaran que lo hiciese —dijo Gandalf—. Pero no lo haría voluntariamente. Porque eso sólo sería posponer el día nefasto. El Señor del Anillo descubriría finalmente el escondite, y él mismo iría allí.[381] Dudo que Tom Bombadil pudiese resistir ese poder, incluso en su territorio; pero estoy seguro de que no tendríamos que hacerlo enfrentarse a esa situación. Además, vive muy lejos y el Anillo ha salido de sus tierras después de grandes aventuras. Habría que correr peligros aún mayores para que regresara allí. Si el Anillo ha de ocultarse, no cabe duda de que habría que dejarlo aquí en Rivendel, si Elrond tiene la fuerza necesaria para resistir la llegada de Sauron en la plenitud de su poder.

—No la tengo —dijo Elrond.

—En tal caso —dijo Erestor—,[382] sólo nos queda intentar dos cosas: [499] enviarlo al Oeste, al otro lado del Mar, o tratar de destruirlo. Si el Anillo hubiese sido enviado al Oeste hace ya mucho tiempo, eso quizás habría estado bien. Pero ahora el poder del Señor se ha acrecentado una vez más, y está muy alerta, y sabe dónde está el Anillo. El viaje hacia los Puertos estará lleno de incomparables peligros. Además, los medios y las fuerzas de que disponemos no podrían destruirlo; y el viaje hacia la Montaña de Fuego parece aún más peligroso, pues conduce a la fortaleza del Enemigo. ¿Quién nos resolverá este enigma?

—Ninguno de los que estamos aquí puede hacerlo —dijo Elrond gravemente—.[383] Nadie puede predecir cuál es el camino correcto, si a eso te refieres. Pero yo puedo decidir qué camino me parece que debemos tomar… y pienso que está claro lo que debemos hacer. Hay que enviar el Anillo al Fuego. En el camino occidental el peligro es mayor; porque el corazón me dice que ése es el camino que Sauron esperará que tomemos cuando se entere de lo ocurrido. Y si tomamos ese camino nos perseguirá rápidamente, sin duda, porque tendremos que ir hacia los Puertos, más allá de las Torres. Y seguramente destruirá las Torres, aun si no nos encuentra, y entonces los Elfos ya no podrán escapar de las sombras que se extienden sobre el mundo.

—Y la Comarca también será destruida —dijo Trotter en voz baja, mirando a Bilbo y Frodo.

—Pero por el otro camino —dijo Elrond—, si los viajeros avanzan de prisa y con habilidad podrán llegar muy lejos sin que nadie lo advierta. No digo que esta búsqueda ofrezca grandes esperanzas; pero sólo de esta manera se podrá hacer algún bien que perdure. El Anillo encierra gran parte del antiguo poder de Sauron. Aunque no lo posee, ese poder sigue vivo y obra a su favor y le sirve. Mientras el Anillo esté en la tierra o el mar será imposible destruirlo. En tanto exista el Anillo seguirá medrando, y teniendo esperanzas, y el mundo vivirá dominado por el temor de que el Anillo vuelva a sus manos. Mientras ese temor subsista seguirá habiendo guerras, y todos los Hombres caerán bajo su poder.

—No comprendo esto —dijo Boromir—. ¿Por qué los Elfos y sus amigos no habrían de usar el Gran Anillo para derrotar a Sauron? Y no todos los hombres se unirán a él: los hombres de Ond nunca se someterán. [500]

—Nunca es una palabra muy larga, oh Boromir —dijo Elrond—. Los hombres de Ond son valientes y siguen siendo leales aunque están rodeados por muchos enemigos; pero el valor no basta para resistir eternamente a Sauron. Muchos de sus sirvientes son tan valientes como ellos. Pero el Anillo Soberano le pertenece a Sauron y su espíritu lo domina. Es demasiado poderoso para aquellos que no tienen grandes fuerzas, como ya lo han descubierto Bilbo y Frodo, y si lo conservan los conducirá cautivos a Sauron. Para aquellos que tienen un poder propio es aún más peligroso. Con el Anillo tal vez puedan derrocar al Señor Oscuro, pero se instalarán en su trono. Llegarán a ser tan maléficos como él, o aun más. Pues nada es malo en un principio. Ni siquiera Sauron lo era. No tomaré el Anillo para utilizarlo.

—Yo tampoco —dijo Gandalf.

—¿Pero no es cierto, oh Elrond, como he oído decir —dijo Boromir—, que los Elfos aún poseen y utilizan Tres Anillos, y sin embargo ellos también fueron hechos por Sauron en los días antiguos? Y se dice que los enanos también tenían anillos. Dime, Glóin, si lo sabes, ¿existe aún alguno de los Siete Anillos?

—No lo sé —dijo Glóin—. Se decía en secreto que Thráin (padre de Thrór, padre de Thorin,[384] que cayó luchando) poseía un anillo que provenía de sus antepasados. Algunos dicen que era el último. Pero ningún enano sabe dónde se encuentra. Creemos que quizá se lo quitaron, antes de que Gandalf lo encontrara tiempo atrás en las mazmorras de Mordor…[385] o que tal vez se perdió en Moria. Sin embargo, en los últimos tiempos hemos recibido mensajes secretos de Mordor ofreciéndonos anillos otra vez. Es eso en parte lo que me ha traído a Rivendel; porque en los mensajes nos preguntaban por un tal Bilbo, y nos exigían conseguir que nos entregara el anillo que poseía (a las buenas o a las malas). A cambio de ese anillo nos ofrecieron [siete > ] tres anillos como los que poseían nuestros antepasados antaño. Incluso nos ofrecieron amistad eterna y grandes riquezas si tan solo decíamos dónde podía estar.[386] Estamos inquietos, porque sentimos que el Rey Brand del Valle tiene miedo, y si no respondemos Sauron atraerá a otros hombres al mal para atacarlo. Ya hay peligro de guerra en el sur. [501]

—Parecería que los Siete Anillos se han perdido o han regresado a manos de su Señor —dijo Boromir—. ¿Y qué sucedió con los Tres?

—Los Tres Anillos aún existen —dijo Elrond—. Les han otorgado grandes poderes a los Elfos, pero ellos nunca los han utilizado en su lucha contra Sauron. Porque fueron hechos por el mismo Sauron, y no pueden dotar de habilidades o conocimientos que él no poseía cuando los hizo. Y los anillos del Señor otorgan a cada raza los poderes que desean y pueden utilizar. Los Elfos no deseaban ni fuerza ni dominio ni riquezas, sino el sutil poder de crear y comprender, y el conocimiento de los secretos del mundo. Ya han obtenido esas cosas, aunque con dolor. Pero se volverán maléficas si Sauron recupera el Anillo Soberano; porque entonces todo lo que los Elfos han creado o aprendido con el poder de los anillos caerá en poder de Sauron, como era su deseo.

Junto a este pasaje sobre los Tres Anillos de los Elfos mi padre escribió después: «Los anillos élficos fueron hechos por los Elfos para ellos. Los 7 y los 9 fueron hechos por Sauron… para engañar a los hombres y a los enanos. Originalmente los aceptaron porque creían que eran anillos élficos». Y escribió otra nota al lado del mismo pasaje: «Modificar esto; hacer que los Anillos élficos sean de los Elfos y que Sauron haya hecho los suyos en respuesta». Aquí aparece por primera vez esta idea fundamental sobre el origen y la naturaleza de los Anillos; pero como no se refleja en la narración propiamente sino mucho más adelante estas notas no pueden haber sido escritas cuando se escribió el texto. En la CA no es Boromir sino Glóin quien pregunta por los Tres Anillos de los Elfos; pero, al igual que Boromir en este texto, Glóin dice que fueron hechos por el Señor Oscuro. Elrond corrige su error; pero antes ya había dicho en el Concilio (CA, 336) que Celebrimbor había fabricado los Tres y que Sauron había forjado el Único en secreto para dominarlos a todos. Por lo tanto, la afirmación de Glóin (CA, pág. 373) es incorrecta, y probablemente sea un eco de la idea original sobre los Anillos. El texto continúa:

—¿Pero qué sucedería si el Anillo Soberano fuera destruido? —preguntó Boromir.

—Los Elfos no perderían lo que han conquistado —respondió Elrond—, pero los Tres Anillos perderían todos sus poderes.

—Sin embargo —dijo Glorfindel—, todos los Elfos sufrirían [502] complacidos esa pérdida, si de esa manera se pudiera destruir el poder de Sauron.

—Así volvemos otra vez al punto de partida —dijo Erestor—. El Anillo debe ser destruido, pero no podemos destruirlo a menos que emprendamos el peligroso viaje hacia el Fuego. ¿De qué fuerza o ardides disponemos para realizar esta tarea?

—Es evidente que un gran poder no servirá para esta tarea —dijo Elrond—. Deben intentarla los débiles. Así son las cosas. En esta importante empresa la suerte parece habernos señalado ya el camino.

—¡Muy bien, muy bien, Señor Elrond! —dijo Bilbo de pronto—.[387] ¡No digas más! Al menos, es bastante claro lo que nos señalas. Bilbo el hobbit comenzó este asunto, y será mejor que Bilbo lo termine, o que termine él mismo. Estaba muy cómodo aquí, ocupado en el libro. Si quieres saberlo, estoy escribiendo una conclusión. Había pensado poner: y desde entonces vivió feliz hasta el fin de sus días, lo que es un buen final, aunque se hubiera usado antes. Ahora tendré que alterarlo: no parece que vaya a ser verdad, y de todos modos es evidente que habrá que añadir varios capítulos, aunque no los escriba yo. ¡Es muy fastidioso! ¿Cuándo he de ponerme en camino?

Elrond sonrió, y Gandalf lanzó una sonora carcajada.

—Por supuesto —dijo el mago—. Si tú hubieras comenzado realmente este asunto, mi querido Bilbo, tendrías que terminarlo. Pero comenzares mucho decir. Muchas veces he tratado de explicarte que sólo apareciste (por accidente, como se podría decir) en medio de una larga historia, cuyo origen no eres tú. Claro está, esto se aplica también a los grandes héroes y a todas las aventuras, pero no te preocupes de eso ahora. En cuanto a ti, si quieres que te dé una vez más mi opinión, te diría que tu parte ha concluido, excepto como cronista. ¡Termina el libro y no cambies el final! Pero prepárate a escribir una continuación, cuando ellos vuelvan.

Bilbo rió también.

—No recuerdo que hayas dado antes consejos agradables, Gandalf —dijo—, o que me hayas dicho que hiciera lo que quería hacer. Como todos tus consejos desagradables han resultado buenos, me pregunto si éste no será malo. Sin embargo, es cierto que tengo muchos años y que me voy debilitando, [503] y no creo que tenga fuerzas para el Anillo. Pero dime, ¿a quién te refieres cuando dices «ellos»?

—A los aventureros que llevarán el Anillo.

—¡Exactamente! ¿Y quiénes serán? Eso es precisamente lo que este concilio ha de decidir, me parece.

Hubo un largo silencio. Frodo echó una ojeada a todas las caras, pero nadie lo miraba, excepto Sam, que tenía una extraña mezcla de esperanza y temor en los ojos. Todos los demás parecían estar sumidos en profundos pensamientos, con los ojos cerrados o la mirada gacha. Un gran temor se apoderó de Frodo, y sintió un irresistible deseo de quedarse a vivir en paz en Rivendel junto a Bilbo.

Estas palabras están al pie de una página. El texto de la siguiente página, que empieza con «Al fin habló haciendo un esfuerzo», se prolonga por un corto trecho, y fue sustituido por otro que comienza con las mismas palabras. A continuación presento las dos versiones.

Al fin habló haciendo un esfuerzo.

—Si esta tarea corresponde a los débiles —dijo—, la intentaré. Pero necesito que los fuertes y los sabios me ayuden.

—Lo que creo, Frodo —dijo Elrond mirándolo con ojos penetrantes— es que esta tarea te corresponde a ti. Pero está bien que te hayas ofrecido sin que nadie te lo pidiera. Recibirás toda la ayuda que podamos darte.

—¡Pero seguramente usted no lo enviará solo, señor! —gritó Sam.

—No, por cierto —dijo Elrond volviéndose hacia él—. Tú irás al menos, puesto que estás aquí aunque no creo que hayas sido convocado. Parece difícil separarte de tu amo.

Sam se quedó en silencio, pero le murmuró a Frodo:

—¿A qué distancia está esa Montaña? ¡En un bonito enredo nos hemos metido, señor Frodo![388]

—Ocuparse de los hobbits no es una tarea que les agrade a todos —dijo Gandalf—, pero estoy acostumbrado a hacerlo. Propongo que vayan Frodo y Sam, Merry, Faramond, y yo también iré. Seremos cinco. Y Glorfindel, si desea venir y ayudarnos con la sabiduría de los Elfos; la necesitaremos. Seis entonces.

—¡Y Trotter! —dijo Peregrin desde el rincón—. Serán siete, un buen número. El Portador del Anillo estará bien acompañado. [504]

Aquí termina esta versión del pasaje. Más abajo hay una frase inconclusa escrita a lápiz: «—Habéis elegido bien —dijo Elrond—. Aunque».

En otras notas esquemáticas escritas a lápiz dice: «Modificar esto Sólo hobbits, incluido Trotter. Gandalf como [?guía] en las primeras etapas. ¿Gandalf dice que los acompañará hasta el final? Glorfindel no». Y debajo de esas notas hay solamente un nombre: Boromir. Al dorso de esta página hay un extraordinario esquema de los acontecimientos posteriores; véase las págs. 508-509.

En la página que sustituyó a la anterior se describe en términos muy diferentes la selección de los miembros de la Compañía:

Al fin habló haciendo un esfuerzo.

—Yo llevaré el Anillo —dijo—. Aunque no sé cómo.

Elrond lo miró con ojos penetrantes.

—Si he entendido bien todo lo que he oído —dijo—, creo que esta tarea te corresponde a ti, Frodo, y si tú no sabes cómo llevarla a cabo, ningún otro lo sabrá.

—¡Pero seguramente usted no lo enviará solo, señor! —gritó Sam, que ya no pudo seguir conteniéndose.

—¡No, por cierto! —dijo Elrond volviéndose hacia él con una sonrisa—. Tú irás al menos, ya que no es fácil separarte de Frodo, aunque él haya sido convocado a un concilio secreto y tú no.

Sam se quedó en silencio, pero le murmuró a Frodo:

—¿A qué distancia está esa Montaña? ¡En un bonito enredo nos hemos metido, señor Frodo!

—¿Cuándo debo partir? —preguntó Frodo.

—Ante todo tendrás que descansar y recobrar las fuerzas —respondió Elrond, leyéndole los pensamientos—. Rivendel es un hermoso lugar, y no te pediremos que partas antes de haberlo conocido mejor. Y entretanto haremos planes para guiarte.

Más adelante, la misma tarde del concilio, Frodo se paseaba por el bosque con sus amigos. Merry y Faramond se indignaron al enterarse de que Sam había entrado furtivamente en el concilio, y de que lo habían elegido como compañero de Frodo.

—¡No será el único! —dijo Merry—. He recorrido un largo camino y no permitiré que me dejen atrás ahora. Tiene que haber alguien con inteligencia en el grupo.

—No creo que tu presencia ayude mucho en ese sentido [505] —dijo Faramond—. Pero indudablemente debes ir, y también yo debo ir. Los hobbits tenemos que mantenernos unidos. Parece que nos hemos vuelto muy importantes últimamente. ¡Los que viven en la Comarca se sorprenderían si lo supieran!

—Lo dudo —dijo Frodo—. Ninguno de ellos creería una sola palabra de lo que ha sucedido. Me gustaría ser uno de ellos, y estar de vuelta en Hobbiton. Le regalaría toda la importancia que tengo a quien la quisiera.

—¡Sólo por casualidad! Sólo por casualidad, como no dejo de repetirte —dijo una voz detrás de ellos. Al volverse vieron a Gandalf que aparecía corriendo en un recodo del sendero—. Las voces de los hobbits se escuchan muy lejos —dijo—. Eso está bien en Rivendel (al menos eso espero); pero yo no hablaría de esas cosas en voz alta fuera de la casa. Tu importancia sólo se debe a una casualidad, Frodo (quiero decir que podrían haber elegido a otro y que podría haberlo hecho tan bien como tú), pero es auténtica. Nadie más podría ser tan importante como tú ahora. Pero tienes que tener cuidado; todas las precauciones que puedas tomar se justifican. Y en cuanto a vosotros dos, si permito que vayáis, tendréis que hacer exactamente lo que os digan. Y tomaré otras medidas para que no os falte inteligencia.

—¡Ah, ahora sabemos quién es realmente importante! —dijo Merry riendo—. Gandalf nunca tiene dudas al respecto, y no deja que nadie las tenga. Así que ya estás tomando todas las medidas necesarias, ¿no es cierto?

—¡Por supuesto! —dijo Gandalf—. Pero si los hobbits quieren mantenerse unidos no me opondré. Podéis ir vosotros dos y Sam, si realmente queréis hacerlo. Trotter también sería útil:[389] ya ha ido antes al sur. Es muy posible que Boromir se una a la compañía, porque vuestro camino atraviesa sus tierras. No sería prudente que fueran más en el grupo.

—¿Y quién será el cerebro del grupo? —preguntó Frodo—. Trotter, supongo. Boromir no es más que uno de la Gente Grande, y no son tan sabios como los hobbits.

—Boromir no sólo tiene fuerza y valor —respondió Gandalf—. Proviene de una antigua raza que las gentes de la Comarca nunca han visto, o que al menos no han visto desde tiempos que ya han olvidado. Y en sus andanzas Trotter ha aprendido muchas cosas que no se conocen en la Comarca.[390] Los dos conocen [506] algo del camino; pero se necesitará aún más. ¡Creo que tendré que ir contigo!

Tan grande fue la alegría de los hobbits al oír ese anuncio que Gandalf se sacó el sombrero e hizo una reverencia.

—Estoy acostumbrado a ocuparme de los hobbits —dijo—, siempre que me esperen y no se vayan solos. Pero sólo dije creo que tendré que ir. Quizá sólo os acompañe por un trecho. Aún no hemos hecho planes definitivos. Lo más probable es que no podamos hacer ningún plan.

—¿Cuándo crees que partiremos? —preguntó Frodo.

—No lo sé. Depende de las noticias que recibamos. Algunos exploradores tendrán que salir a averiguar todo lo que puedan, especialmente acerca de los Jinetes Negros.

—¡Pensé que la crecida los había aniquilado a todos! —dijo Merry.

—No es tan fácil aniquilar a los Espectros del Anillo —dijo Gandalf—. Tienen el poder de su amo, y resisten o caen derrotados junto a él. Se quedaron sin caballos y sin máscaras, y serán menos peligrosos por un tiempo; pero sería conveniente averiguar qué están haciendo. Tarde o temprano conseguirán nuevos caballos y disfraces. Pero por ahora lo mejor sería que dejarais de preocuparos, si podéis.

No fue fácil para los hobbits dejar de preocuparse. Siguieron pensando y charlando más que nada sobre el viaje y sobre los peligros que les esperaban. Pero era tal la virtud de la tierra de Elrond que nunca sintieron ni un atisbo de temor. La esperanza y el valor se acrecentaron en los corazones de los hobbits y sus cuerpos se hicieron más fuertes. Disfrutaban todas las comidas, y cada palabra y canción. Respirar ese aire les bastaba para que tuvieran una alegría que no perdía su dulzura aunque la estancia fuera muy breve.

Los días se deslizaban, aunque el otoño transcurría rápidamente, y todas las mañanas eran brillantes y hermosas. Pero poco a poco la luz de oro se transformó en plata, y las hojas cayeron de los árboles. Vientos helados empezaron a soplar desde las Montañas Nubladas en el Este. La Luna del Cazador creció en el cielo nocturno, haciendo huir a las estrellas menores, y brillando en las cascadas y en las charcas del Río. Pero cerca del horizonte, en el sur, brillaba una estrella roja. A medida que la [507] luna menguaba, el brillo de la estrella aumentaba, noche a noche. Frodo podía verla desde la ventana, hundida en el cielo, ardiendo como un ojo vigilante e iracundo, y esperando que partiera.

Al final de este texto mi padre escribió: «Luna nueva, 24 de oct. Luna del Cazador, luna llena 8 de nov.». Véase la pág. 537, nota 409.

En este punto del manuscrito se intercaló un título, «El Anillo va hacia el sur», pero no se añadió el número de un nuevo capítulo, y el texto continúa sin interrupción.

Como se observará, aquí no aparece la mayor parte del capítulo «El Concilio de Elrond» de la CA; pero aunque la textura pasada y presente del mundo es mucho más tenue en la versión original, encontramos ya la estructura esencial de la discusión acerca de lo que se debe hacer con el Anillo.

Gandalf dice que el camino que lleva a la Montaña de Fuego atraviesa las tierras de Boromir. Es posible que en ese período los elementos geográficos de las tierras que se extendían al sur y al este de las Montañas Nubladas aún no hayan estado bien definidos, aunque el Bosque de Fangorn, las Ciénagas de los Muertos, la Tierra de Ond (Gondor) y «las Montañas del Sur» ya habían sido mencionadas (págs. 492-493). En el siguiente capítulo se consideran otros aspectos de los elementos geográficos.

Es curioso que aunque Elrond dice al comienzo que Boromir trae nuevas que deben considerar, no se nos diga cuáles son. En el borrador original del Concilio (pág. 494) se dice que los hombres de Ond «están rodeados por hombres salvajes que vienen del Este», y en el último texto presentado (pág. 500) Elrond dice que «siguen siendo leales aunque están rodeados por muchos enemigos».

Odo Bolger ha desaparecido finalmente (al menos no aparece con ese nombre); y Folco ha pasado a llamarse Faramond. Ese nombre figura en los papeles fechados en agosto de 1939, pero en ellos se planteaba la posibilidad de dárselo a Frodo (pág. 463). La Comunidad del Anillo sufre un nuevo cambio, que no será el último: como cabe suponer, para mi padre fue muy difícil determinar quiénes serían definitivamente los «Nueve Caminantes». Según el primer borrador del Concilio de Elrond (pág. 492), debían ser los siguientes:

Gandalf. Trotter. Frodo. Sam. Merry. Folco. Odo. Glorfindel. Burin, hijo de Balin. (9)

En la página descartada del último texto (pág. 503) la Compañía pasa a estar integrada por los siguientes personajes: [508]

Gandalf. Trotter. Frodo. Sam. Merry. Faramond. Glorfindel. (7) En una nota escrita en esta página se plantea la posibilidad de que la Compañía esté integrada exclusivamente por hobbits, a los que en un comienzo se les suma por lo menos Gandalf, pero no Glorfindel. En el texto sustitutivo (págs. 505-506) Gandalf proponía a los siguientes integrantes:

Gandalf. Trotter. Frodo. Sam. Merry. Faramond. Boromir. (7)

Y ésta es efectivamente la composición de la Compañía que figura en la narración original del viaje hacia el sur hasta Moria.

En el siguiente capítulo se presenta la continuación del relato en el manuscrito original («El Anillo va hacia el sur»); pero antes de terminar el presente capítulo debemos referirnos al notable esbozo de los acontecimientos futuros que se encuentra al dorso de una página descartada del texto del Concilio de Elrond (véase la pág. 504). Este texto fue escrito, evidentemente, en la misma época que el manuscrito del que forma parte. En el esbozo del curso futuro del relato fechado en agosto de 1939 (pág. 473, § 9) no se insinúa que Gollum reaparezca antes de la llegada a Mordor; y la referencia en este texto a las pisadas ligeras de Gollum que Frodo oye en las Minas demuestra que es anterior al primer borrador del capítulo sobre Moria.

Gollum debe aparecer nuevamente en Moria o después de Moria. Frodo oye pisadas ligeras.

Bosque de Fangorn. Por algún motivo —oye voces o ve algo fuera del sendero, o ¿? Gollum lo sobresalta—, Frodo debe apartarse de los demás.

Fangorn es un bosque (¿robles acebos?) siempre verde. Árboles muy altos. (Beleghir [escrito encima: Anduin] el Río Grande se divide en muchos canales.) De unos 500 a 1000 pies. Asciende por las Montañas [Azules >] Tenebrosas que no son muy altas (van hacia el NEN-SOO [es decir, nordeste cuarta al norte; sudoeste cuarta al oeste]), pero son muy escarpadas en las laderas del N.

Si Bárbol aparece, ¿es preferible que sea cordial y más bien bondadoso? Mide cerca de 50 pies y tiene la piel parecida a una corteza de árbol. Los cabellos y la barba deben parecer ramitas. Vestido de verde oscuro como una cota de malla de cortas hojas brillantes. Tiene un castillo en las Montañas Tenebrosas y muchos vasallos y seguidores. Parecen árboles jóvenes [?cuando] están de pie.

Hacer que Frodo sienta terror ante Gollum después de un [509] encuentro en el que Gollum finge comportarse amigablemente, pero trata de estrangular a Frodo mientras duerme y de robarle el Anillo. Bárbol lo encuentra extraviado y lo lleva a las Montañas Tenebrosas. Sólo entonces Frodo se da cuenta de que es cordial.

Bárbol lo conduce al camino que va hacia Ond. Sus exploradores informan que Ond está sitiada, y que Trotter y otros cuatro [escrito encima: ¿3?] han sido capturados. ¿Dónde está Sam? (Encuentran a Sam en el Bosque. Se había negado a seguir sin Frodo y se había quedado buscándolo.)

Los gigantes-árboles atacan a los sitiadores y rescatan a Trotter etc. y rompen el sitio.

(Si se emplea esta trama, es preferible que Boromir no forme parte del grupo. ¿Incluir a Gimli? hijo de Glóin, muerto en Moria. Pero Frodo puede llevarle mensajes de Boromir a su padre el R[ey] de Ond.)

Fase siguiente: parten hacia la Montaña de Fuego. Tienen que bordear Mordor por el límite occidental.

En este breve esquema encontramos el origen, por escrito, de dos «momentos» fundamentales de la narración de El Señor de los Anillos: la separación de Frodo de la Compañía (posteriormente Sam se le unía más adelante) y la embestida de los «gigantes-árboles» de Fangorn contra los enemigos de Gondor; pero el contexto en el que aparecen en este texto habría de ser absolutamente efímero. También encontramos otra de las primeras imágenes del Gigante Bárbol, que sigue siendo extraordinariamente alto, como se indica en el texto presentado en las págs. 475-477, donde Frodo escucha su voz que viene «desde la copa del árbol», pero ha dejado de ser un personaje hostil, que atrapaba a Gandalf (pág. 451) «mostrándose cordial, pero (que) en realidad está aliado con el enemigo» (pág. 477). Aquí se dice que Boromir es hijo del Rey de Ond; pero nunca se desarrolló la idea de la muerte de Gimli en Moria. En este texto aparece por primera vez Beleghir, uno de los nombres élficos del Río Grande, que atraviesa el Bosque de Fangorn (véase la pág. 508). El Bosque asciende por las Montañas [Azules > ] Tenebrosas; compárese con el esbozo del Concilio de Elrond (pág. 492), en el que Gandalf dice que el Gigante Bárbol «deambula por el Bosque entre el Río y las Montañas del Sur». Pero aún no hay ningún indicio de Lothlórien y Rohan.