XVII
UN ATAJO HACIA LOS HONGOS

[358]

A continuación se reescribió el tercer capítulo original (pág. 115 y siguientes) y se le dio un número, «IV», y un título, «Un atajo hacia los hongos». Este texto es un manuscrito legible que contiene muchas modificaciones, numerosas variantes y material descartado. No obstante (si ignoramos por el momento una extensa variante del episodio en el que aparece el Granjero Maggot, que no se eliminó de inmediato) vemos que en esa oportunidad se escribió un texto muy similar al capítulo 5 de La Comunidad del Anillo, casi idéntico en cuanto a la redacción, y sobre el cual no hay mucho que comentar.

Por supuesto, la principal diferencia con respecto a la CA consiste en que, además de Pippin, Frodo Tuk y Odo Bolger siguen estando presentes. El personaje de Pippin y todos sus comentarios son prácticamente idénticos a la CA; pero mientras en la CA Pippin es quien está familiarizado con la región y conoce al Granjero Maggot, en este texto (como también en la versión original) ese papel corresponde a Frodo, y una vez que llegan al valle Odo pasa a un segundo plano.

Cuando los hobbits discuten si deben tomar un atajo o no (CA, págs. 126-127) se menciona por primera vez el nombre de muchos lugares. Aunque en el relato original (pág. 119) ya se describían las tierras bajas y cenagosas, ahora se las llama Marjala, y se explica por qué el camino describe una curva hacia el norte (págs. 116-117) «para bordear Marjala por el norte». Ahora aparece el camino que va hacia el sur desde el Puente del Brandivino, que originalmente era «el camino elevado», luego pasó a ser «el camino inclinado» y más adelante «la calzada»: «la calzada que nace en el Puente, atraviesa Cepeda y después de Balsadera bordea el Río hasta llegar a Sagrario del Bajo». Aquí se habla por primera vez de la villa de Cepeda (y de la posada que hay allí, La Perca Dorada, donde Odo dice que antes tenían la mejor cerveza de «la Comarca del Este») y de Sagrario del Bajo, que aparece en el mapa de la Comarca hecho por mi padre y en el mapa de la CA, pero que no se menciona nunca en el texto de El Señor de los Anillos. (En la versión original de este capítulo no se hace alusión a la calzada y cuando los hobbits salen de la casa de Maggot la senda los lleva de vuelta al camino que habían tomado anteriormente, poco antes de Balsadera; véanse la pág. 126 y la nota 81. Cepeda aún no existía. Más adelante, en la versión antigua, cuando Marmaduque [359] se muestra partidario de atravesar el Bosque Viejo dice que sería una insensatez iniciar el viaje «retrocediendo y avanzando al paso por un tedioso camino que bordea un río, donde nos verían todos los numerosos hobbits de Los Gamos», pero se refiere al camino que cruza Los Gamos, en la orilla este del Brandivino; pág. 137, nota 91.)

La discusión sobre el camino que deben tomar se desarrolla en su mayor parte entre Odo y Frodo, y es un tanto diferente a la que aparece en la versión definitiva. Por no conocer la región, Odo decía que encontrarían «toda clase de obstáculos» cuando llegaran a Marjala, y Frodo le respondía que no conocía esas tierras y que Marjala ya era «una región doméstica y seca» (en la CA Pippin, que heredó el papel de Frodo Tuk por ser quien conoce la región, y el de Odo, por ser quien está interesado en ir a La Perca Dorada, discutía con Frodo (Bolsón) diciéndole que en Marjala había «pantanos y toda clase de dificultades»).[287]

En este texto se dice que el arroyo que les corta el paso se llama el Arroyo de Cepeda. El único otro elemento que cabe mencionar antes de referirnos al Granjero Maggot es un pasaje descartado que debía sustituir al pasaje en el que un misterioso olfateo interrumpía la canción de Odo en la que cantaba loas a la botella en la versión original (pág. 119). En ese punto había una nota a lápiz en el manuscrito (página 136, nota 76) en la que decía: «Ruido de cascos no lejos de allí».

¡Ho! ¡Ho! ¡Ho! —volvieron a cantar, esta vez más fuerte.

—¡Silencio! —dijo Sam—, creo que oigo algo. —Se interrumpieron. Bingo se incorporó. Oyó o creyó oír ruido de cascos de un caballo que pasaba al trote no lejos de allí. Se quedaron en silencio por un rato después de que el sonido se apagó; pero al fin Frodo dijo:

—Es muy extraño. No sé de ningún camino que pase cerca de aquí, pero los cascos, si en realidad eran cascos, no pisaban pasto ni hojas.

—Pero si eran cascos, eso no quiere decir que haya sido un Jinete Negro —dijo Odo—. Estas tierras no están totalmente deshabitadas: hay granjas y villas.

Esto fue sustituido por los gritos estremecedores que también aparecen en la CA (pág. 130). Por lo que dice en una página descartada, poco después, cuando llegaban a las «tierras domésticas y ordenadas», es evidente que el ruido de cascos que habían oído no era tan misterioso: «Ya empezaban a pensar que sólo habían creído oír el ruido de cascos cuando llegaron a un portón; más allá corría una senda [360] transitada hacia un distante grupo de árboles» (las tierras del Granjero Maggot). El jinete que habían oído era el Jinete Negro que había llegado hasta la puerta de la casa de Maggot.

Cuando mi padre llegó en esta versión al punto en que aparecía el Granjero Maggot conservó los siguientes elementos de la antigua versión: Bingo se ponía el Anillo en la senda antes de llegar a la granja luego entraba en la casa sin que nadie lo viera, y se bebía la cerveza del Granjero Maggot, de modo que los otros partían sintiéndose muy avergonzados e infelices. Si se considera todo lo que se había dicho hasta entonces sobre el Anillo, esto es notable; pero pienso que mi padre no quería eliminar este episodio (véase también la nota 299) y, aunque en esa época también describió la visita de los hobbits a la granja de Maggot con las mismas palabras que en la CA, conservó esta primera descripción, totalmente diferente, de lo que ocurría en casa de Maggot e indicó que se trataba de una variante.

En esta versión Maggot se convierte en un personaje violento e intransigente, que siente un profundo odio por los Bolsón; a mi juicio este cambio evidentemente era necesario para explicar el temor de Bingo cuando descubre quién es el dueño de la granja, un temor tan intenso que (sumado a los perros furiosos) explica a su vez por qué se pone el Anillo contradiciendo todos los consejos recibidos. En la versión original Bingo se ponía el Anillo sin pensarlo, como lo hacía cuando sentía acercarse a los Jinetes Negros. Además, de acuerdo con el relato escrito hasta entonces, Frodo y Odo sabían perfectamente que tenía un anillo mágico que lo hacía invisible, y al salir de la casa del Granjero Maggot Odo le hablaba a Bingo cuando aún permanecía invisible, diciéndole que había hecho una «broma estúpida» (pág. 126), Pero no ocurría lo mismo en este caso (véase también las págs. 307-308, nota 204: «Bilbo escribió sus aventuras en un libro de memorias íntimas, en el que hablaba de algunas cosas que nunca había mencionado (como el anillo mágico, por ejemplo); pero el libro nunca fue publicado en la Comarca, y nunca se lo mostró a nadie, salvo a su “sobrino” favorito, Bingo»). Como mi padre indicó en una nota escrita en el margen del manuscrito, esto planteaba un difícil problema: Odo, Frodo y Sam tenían que saber que Bingo tenía el anillo, «lo que es una lástima»; o bien, añadía, «los demás tendrían que asombrarse tanto como el Granjero Maggot, lo que es difícil». Sin embargo, como indicó en la misma nota, mi padre estaba dispuesto a modificar la estructura de la narración hasta el punto de no incluir a Odo y Frodo en este episodio, para lo cual tendría que haber hecho que fueran ellos quienes salían antes hacia Los Gamos, mientras Bingo se iba de Hobbiton con Merry y Sam, lo que al parecer hace suponer [361] que Bingo le habría hablado a Merry del Anillo. Se podía deducir que Sam se había enterado de la existencia del Anillo cuando había escuchado furtivamente desde el otro lado de la ventana en Bolsón Cerrado al final del capítulo «Una historia antigua»; y mi padre también introdujo algunos cambios a lápiz en el texto para «conservar esta versión en caso de que nadie sepa que Bingo tiene el anillo salvo Sam». Mi padre no se refirió aquí a la diferencia entre el hecho de que los demás supieran de la existencia del Anillo y de que Bingo supiese que sabían; y cuando llegó a la conversación en la casa de Los Gamos (poco después, porque en el manuscrito no hay una división entre los dos capítulos) ya había decidido que los demás sabían, pero que no habían dicho nada (al igual que en la CA, pág. 148).

Presento ahora la mayor parte de esta primera variante.

Llegaron a un portón; más allá, entre setos de poca altura, corría una senda transitada hacia un distante grupo de árboles. Frodo se detuvo.

—¡Conozco estos campos! —dijo—. Son parte de las tierras del viejo Granjero Maggot.[288] Esa debe de ser la granja, allá entre los árboles.

—¡Dificultad tras dificultad! —dijo Bingo; parecía casi tan asustado como si Frodo le hubiese dicho que la senda llevaba a la guarida de un dragón. Los otros lo miraron sorprendidos.

—¿Qué ocurre con el viejo Maggot? —preguntó Frodo.[289]

—No me gusta, y él tampoco me tiene simpatía —dijo Bingo—. Si hubiera sabido que el atajo me iba a traer cerca de su granja hoy, habría tomado el camino más largo. Hace muchos años que no vengo cerca de esta granja.

—¿Por qué no? —preguntó Frodo—. Es un buen tipo, siempre que te ganes su favor. Creía que era amigo de todo el clan de los Brandigamo. Aunque es el terror de los intrusos, y tiene perros de aspecto feroz. Después de todo, estamos cerca de la frontera, y la gente ha de estar más prevenida.

—Así es —dijo Bingo—. Cuando yo era un joven y vivía en Gamoburgo solía entrar en sus tierras. El viejo cultivaba los hongos más exquisitos que había.[290] Una vez maté a uno de los perros que tenía. Le rompí la cabeza con un pedrejón. Por suerte lo hice; porque estaba aterrorizado, y pienso que me habría descuartizado. Maggot me golpeó, me dijo que la próxima vez 9ue pusiera un pie en sus tierras me mataría. «Te mataría ahora mismo», [362] me dijo, «si no fueras sobrino del señor Rory,[291] tanto peor y más vergüenza para los Brandigamo».

—Pero eso pasó hace mucho tiempo —dijo Frodo—. No mataría al señor Bingo Bolsón, que antes era de Bolsón Cerrado, por las travesuras que hizo cuando era uno de los muchos pilluelos de Casa Brandi. Aun si las recordara.

—No creo que Maggot olvide fácilmente —dijo Bingo—, sobre todo cuando se trata de sus perros. Decían que los quería más que a sus propios hijos. Y Bilbo me dijo (sólo un año o dos antes de irse de la Comarca) que una vez andaba por aquí y fue a la granja a pedir algo de comer y de beber. Cuando le dijo cómo se llamaba, el viejo Maggot le ordenó que se fuera. «No dejaré que ningún Bolsón entre en esta casa. Son ladrones, asesinos y bribones. Vuelve al lugar de donde vienes», le dijo, y lo amenazó con un palo. Desde entonces me ha amenazado muchas veces con el puño cuando pasábamos por el camino.[292]

—¡Misericordia! —dijo Odo—. Supongo que ahora nos golpearán o nos morderán, si nos llegan a ver con un ladrón como Bingo.

—¡Tonterías! —dijo Frodo—. Vayamos por la senda, y no se podrá decir que somos intrusos. Maggot era muy amable con Merry y conmigo. Yo le hablaré.

Siguieron por la senda hasta que vieron los techos bardados de una casa grande y los edificios de la granja que asomaban entre los árboles que tenían delante. Los Maggot y los Barroso de Cepeda y la mayoría de los habitantes de Marjala habitaban en casas …

En este punto se intercaló una larga divagación sobre los hobbits que vivían en casas (basada en la que parecía en la versión original, página 120); véanse las págs. 368-369.

… y la granja estaba sólidamente construida con ladrillos y estaba rodeada por un muro alto. Un portón ancho de madera se abría en el muro sobre la senda. Bingo se quedó atrás. Cuando se acercaron, unos aullidos y ladridos temibles estallaron de pronto, y una voz gritó:

—¡Garra! ¡Colmillo! ¡Lobo! ¡Adelante, muchachos! ¡Adelante! [363]

Eso fue demasiado para Bingo. Se puso el Anillo, y desapareció. «No importa si lo hago una sola vez», pensó. «Estoy seguro de que Bilbo habría hecho lo mismo.»

Se había puesto el Anillo en el momento preciso. El portón se abrió y tres perros enormes se arrojaron sobre la senda, y se lanzaron veloces sobre los viajeros. Odo y Sam se encogieron contra la pared, mientras dos enormes perros grises con aspecto de lobos los olfateaban. El tercer perro se detuvo cerca de Bingo olfateando y gruñendo con los pelos del cuello erizados, y una mirada de asombro. Frodo dio un par de pasos sin que se le acercaran.

Un hobbit macizo y rechoncho de cara redonda y roja,[293] que llevaba un sombrero puntiagudo de tela blanda, atravesó el portón.

—¡Hola! ¡Hola! ¿Y quiénes pueden ser y qué pueden estar haciendo? —preguntó.

—¡Buenas tardes, Granjero Maggot! —dijo Frodo.

El granjero lo miró detenidamente.

—Bueno, bueno —dijo—. Déjeme mirarlo; usted debe de ser el señor Frodo Tuk, el hijo del señor Folco, si no me equivoco. Rara vez me equivoco y tengo muy buena memoria para las caras. Hace mucho tiempo que no viene por aquí con el señor Merry Brandigamo…

A partir de este punto, el encuentro con Maggot es idéntico al que aparece en la otra variante del episodio, y por tanto idéntico a la CA, pág. 133, hasta «Los perros se alejaron, para alivio de Odo y Sam». A continuación dice:

Odo y Frodo cruzaron en seguida el portón, pero Sam titubeó. El tercer perro hizo lo mismo. Se quedó gruñendo y con los pelos erizados.

Esto se modificó a lápiz de modo que el texto quedó como sigue:

Odo se acercó a Frodo junto al portón, pero Sam titubeó en la senda. Frodo se dio vuelta para hacerle una seña a Bingo, y se preguntó cómo lo presentaría, si diría su verdadero nombre, o confiaría en que Maggot no tuviese tan buena memoria como presumía tener, y no diría nada; no se veía a Bingo por ninguna parte. [364] Sam miraba a uno de los perros, que seguía gruñendo v con los pelos erizados. Todo parecía muy extraño.

Éste es uno de los cambios que se hicieron para «conservar esta versión en caso de que nadie sepa que Bingo tiene el anillo salvo Sam» (pág. 361).

—¡Ven aquí, Lobo! —gritó el Granjero Maggot, volviéndose a mirar—. ¡Maldición!, ¿qué le pasa al perro? ¡Fuera, Lobo!

El perro obedeció de mala gana, y al llegar al portón se dio vuelta y ladró.

—¿Qué te pasa? —preguntó el granjero—. Hoy es un día muy extraño, sin duda. Lobo casi enloqueció cuando llegó ese sujeto a caballo, y ahora se podría decir que ve o huele algo que no existe.

Entraron en la cocina de la granja, y se sentaron junto a la amplia chimenea. Encerraron a los perros, porque Odo y Sam no podían ocultar su inquietud cuando estaban cerca de ellos.

—No les harán daño —dijo el granjero—, a menos que yo les ordene hacerlo.

La señora Maggot trajo cerveza y llenó cuatro grandes picheles de barro. Era una buena cerveza, y Odo se sintió compensado por no haber ido a La Perca Dorada. Sam la habría saboreado más si no hubiese estado preocupado por su amo.

—¿Y de dónde vienen y hacia dónde van, señor Frodo? —preguntó el Granjero Maggot con una mirada perspicaz—. ¿Venían a visitarme? Porque si es así, habrían pasado delante del portón sin que yo los viera.

—Bueno, no —dijo Frodo—. A decir verdad (puesto que lo ha adivinado), hemos atravesado los campos de usted. Pero fue sólo por accidente. Perdimos el camino cerca de Casa del Bosque, tratando de tomar un atajo hacia la calzada cerca de Balsadera. Queremos llegar pronto a Los Gamos.

—Entonces les hubiera convenido más tomar el camino —dijo el granjero—. Pero usted y el señor Merry pueden andar por mis tierras, siempre que no hagan daño, como esos ladronzuelos del oeste; con el perdón de usted, me olvidaba que su nombre es Tuk, y que sólo es mitad Brandigamo como se podría decir.[294] Pero el señor no es un Bolsón, porque de serlo no estaría [365] en esta casa. Ese señor Bingo Bolsón mató a uno de mis perros, les aseguro. Fue hace más de 30 años, pero no lo he olvidado, y se lo recordaré claramente si se atreve a aparecer por aquí. He oído decir que vuelve a vivir a Los Gamos. Tanto peor. No entiendo cómo lo permiten los Brandigamo.

—Pero el señor Bingo también es mitad Brandigamo —dijo Odo (tratando de no sonreír)—. Es un buen tipo, siempre que uno se gane su favor, aunque tenga la costumbre de cruzar por los campos y le encanten los hongos.

Odo creyó oír un susurro, una exclamación apagada, cerca de él, pero no estaba seguro.[295]

—Así es —dijo el granjero—. Tenía la costumbre de robarme hongos, aunque lo golpeara por eso. Y lo golpearía otra vez, si lo sorprendiera haciéndolo. Pero eso me recuerda algo; ¿qué creen que me preguntó ese extraño parroquiano?

El Granjero Maggot comienza entonces a hablar del extraño parroquiano y su relato, aunque más corto, es muy similar a la otra variante y a la CA,[296] con una sola diferencia:

»… Sentí que un escalofrío me corría por la espalda. Pero esa pregunta era más de lo que podía soportar. “Váyase”, le ordené. “No hay aquí ningún Bolsón, y no habrá ninguno mientras pueda evitarlo. Si es amigo de los Bolsón, no será bien recibido. Le doy un minuto antes de llamar a mis perros.”

A partir de «No sé qué pensar —dijo Frodo», esta versión adquiere un tono de farsa.

—Entonces yo mismo voy a decírselo —dijo Maggot—. Ese señor Bingo Bolsón se ha metido en dificultades. He oído decir que perdió o dilapidó gran parte del dinero que le dejó el viejo Bilbo Bolsón. Y dicen que él obtuvo ese dinero de modo extraño, y en lugares distantes también. Oiga bien lo que le digo: todo esto se debe a algo de lo que hizo el señor Bilbo. Quizá alguien desee saber qué ocurrió con el oro y todas las cosas que dejó. Recuerde lo que le digo.

—Lo haré, puede estar seguro —dijo Frodo, sorprendido ante la hipótesis del viejo Maggot.[297]

—Y si quiere que le dé un consejo —dijo el granjero—, [366] manténgase alejado del señor Bingo, o se meterá en más líos de lo que pueda querer.

Esta vez Frodo escuchó un claro susurro y un jadeo contenido a su lado.[298]

—Tendré presente ese consejo —dijo Frodo—, pero ahora debemos seguir hacia Gamoburgo. El señor Merry Brandigamo nos espera esta noche.

—¡Qué lástima! —dijo el granjero—. Iba a invitarlos a usted y a sus amigos a quedarse y tomar un bocado y beber algo conmigo y mi esposa.

—Es usted muy amable —dijo Frodo—; pero temo que tendremos que partir en seguida; queremos llegar a Balsadera antes de que anochezca.

—Bien entonces, ¡un trago más! —dijo el granjero, y su esposa sirvió más cerveza—. ¡Salud y buena suerte! —dijo, acercando la mano al pichel. Pero en ese momento el pichel se escapó de la mesa, se elevó, se inclinó en el aire y volvió vacío a su lugar.

—¡Misericordia! —gritó el granjero boquiabierto, incorporándose de un salto—. Este día está embrujado. Primero el perro y ahora yo vemos cosas que no existen.

—Pero yo también vi elevarse el pichel —dijo Odo indiscretamente, sin ocultar del todo una sonrisa.

Esta última frase fue tachada a lápiz, porque no se aplicaba en caso de que nadie supiera que Bingo tenía el anillo salvo Sam. El resto de esta versión fue escrito de acuerdo con esa idea.

Odo y Frodo se quedaron sentados con la mirada fija. Sam parecía inquieto y preocupado.

—No me preguntó si quería tomar un bocado y beber algo —dijo una voz que parecía venir del centro de la habitación. El Granjero Maggot retrocedió hacia la chimenea; su esposa lanzó un grito—. Es una lástima —siguió diciendo la voz, que Frodo reconoció azorado como la voz de Bingo—, porque me gusta su cerveza. Pero no vuelva a jactarse de que ningún Bolsón entrará jamás en su casa. Ahora mismo hay uno aquí. Un ladronzuelo. Un Bolsón que está muy enfadado.

Hubo una pausa.

—¡BINGO! —gritó de pronto la voz junto al oído del granjero. [367] En ese mismo instante algo lo empujó sobre el chaleco, y Maggot cayó con estruendo entre los morillos. El granjero volvió a sentarse justo a tiempo para ver que su sombrero se escapaba el banco en el que lo había tirado, y salía por la puerta, que se abría para dejarlo pasar.

—¡Aquí! ¡Aquí! —gritó el granjero poniéndose de pie de un salto—. ¡Eh, Garra, Colmillo, Lobo! —El sombrero se alejó rápidamente hacia el portón; pero mientras el granjero corría detrás de él volvió deslizándose por el aire y cayó a sus pies. Lo cogió cautelosamente, y lo miró asombrado. La señora Maggot había soltado a los perros, que se acercaron brincando; pero el granjero no les ordenó que hicieran nada. Se quedó quieto rascándose la cabeza y dándole vueltas al sombrero una y otra vez, como si esperara descubrir que le habían crecido alas.[299]

Odo y Frodo salieron de la casa seguidos por Sam.

—¡Bueno, es lo más extraño que ha sucedido jamás en mi casa! —dijo el granjero—. ¡Hay fantasmas! Supongo que no habrán estado haciéndome bromas —dijo de pronto, mirándolos uno a uno fijamente.

—¿Nosotros? —dijo Frodo—. Estamos tan asustados como usted. No soy capaz de hacer que un pichel se vacíe solo, ni de hacer que un sombrero salga volando de la casa.

—Bueno, es algo muy extraño —dijo el granjero, que no parecía del todo satisfecho—. Primero el jinete me pregunta por el señor Bolsón. Luego llegan ustedes; y mientras están en la casa la voz del señor Bolsón empieza a hacer bromas. Y supongo que son amigos del señor Bolsón. «Es un buen tipo», dijo usted. Si no hay alguna conexión entre todas estas brujerías, me como este sombrero. Pueden decirle de mi parte que deje la voz en casa, o iré a hacerlo callar, aunque tenga que cruzar el Río a nado y perseguirlo por todo Gamoburgo. Y ya es hora de que regresen a donde están sus amigos, y de que me dejen en paz. Buenos días.

Los observó con el ceño fruncido hasta que desaparecieron en un recodo de la senda y los perdió de vista.

—¿Qué pensáis de todo eso? —preguntó Odo mientras se alejaban—: ¿Y dónde rayos está Bingo?

—Lo que pienso —respondió Frodo— es que el Tío Bingo se volvió loco; y pienso que pronto nos cruzaremos con él en esta misma senda. [368]

—No os cruzaréis conmigo, porque estoy detrás —dijo Bingo. Y allí estaba, al lado de Sam.

Aquí termina esta versión del episodio, con una nota en la que dice: «La continuación de esta variante debe ser muy similar al antiguo capítulo III mecanografiado»; esto se refiere al camino que tomaban los hobbits desde la casa del Granjero Maggot hasta Balsadera, en caso de que Maggot no los llevara allí en carreta (véanse las págs. 126, 129).

Dejando a un lado cualquier otra consideración (y es posible que haya habido otras), pienso que el principal motivo por el que se descartó esta versión fueron los problemas que planteaba el Anillo. En el siguiente capítulo se dice que los otros hobbits sabían que Bingo tenía el Anillo, pero que él lo ignoraba. De modo que el feroz y rencoroso Granjero Maggot ya había desaparecido, y con él la última oportunidad en que se usaba el Anillo irreflexivamente (aunque no del todo).[300] La segunda versión del episodio sobre Maggot que se encuentra en este manuscrito es indudablemente muy similar a la primera y, como he dicho antes (con excepción de los nombres), es idéntica al relato que figura en la CA, salvo en el caso de algunos términos aislados.

Aún nos queda por comentar el pasaje sobre la arquitectura de los hobbits mencionado en la pág. 362. Al lado de ese pasaje mi padre escribió «Ponerlo en la Introducción»[301] y no lo incluyó en la segunda versión del episodio sobre Maggot. Este pasaje se basa en cierta medida en el que aparecía en la versión original del capítulo (pág. 120), pero es menos detallado que el incluido en el Prólogo de la CA (páginas 16-18 en la primera edición). Aún no se habían concebido las ramas en que se dividían los hobbits —los Pelosos, los Albos y los Fuertes— y se atribuía el hecho de que algunos habitantes de Marjala eran «más bien grandes y de piernas fuertes y algunos hasta tenían vello en las barbillas» a que no eran hobbits puros. En esta descripción se sigue diciendo que el arte de la edificación provenía, o se creía que provenía, de los mismos hobbits, que lo habían desarrollado en las regiones ribereñas (en el Prólogo se indica que posiblemente proviniera de los Dúnedain e incluso de los Elfos); pero «lo modificaron hace mucho tiempo (y tal vez incluso lo perfeccionaron) con técnicas aprendidas de los enanos y los elfos e incluso de la Gente Grande, y de otros pueblos que no vivían en la Comarca».

Aquí se encuentra el pasaje del Prólogo en el que se afirma que en muchas villas de los hobbits había casas, y Alforzada aparece por primera vez. En el primer borrador de este pasaje decía lo siguiente: [369]

Aun en Hobbiton y Delagua, y en Alforzada en las lejanas Tierras de Tuk, y en Los Bajos de tierras gredosas, en el centro de la Comarca, que tenían una población numerosa

Mi padre tachó Los Bajos, probablemente con la intención de dejar de tierras gredosas, y escribió [Much >] Micheldelving (Cavada Grande) antes de abandonar la frase y comenzar de nuevo. Cavada Grande en Quebradas Blancas había aparecido en el capítulo anterior (pág. 348), en el que sustituyó a «Cicuta [Much Hemlock] (en el país de Corneta)». Es probable que mi padre haya pensado poner «Cicuta» en este caso también. Al parecer, no había decidido aún que el pueblo más importante de la Comarca debía estar en el oeste, siempre que hubiese un pueblo más importante; pero reescribió el pasaje en seguida, y es muy posible que entonces haya surgido Cavada Grande, en Quebradas Blancas (que posteriormente incluyó en «Los retrasos son peligrosos»). Ésta es la versión definitiva de la frase:

En Hobbiton, en Alforzada en las lejanas Tierras de Tuk, e incluso en la aldea [la villa >] más poblada de la Comarca, Cavada Grande, en Quebradas Blancas, en el oeste, había muchas casas de piedra y madera y ladrillo.

No se vuelve a citar a Los Bajos; compárese con las Tierras del Interior (Mittalmar), la región central de Númenor, Cuentos Inconclusos, pág. 214.

Conservando la estructura de la versión original, el texto de este capítulo pasa sin interrupción de «De repente, Bingo se echó a reír; de la canasta cubierta que tenía en las manos subía un olor a hongos», frase con que termina el capítulo 4 en la CA, a «Lo mejor que podemos hacer es irnos también a casa —dijo Merry», con la que empieza el capítulo 5 de la CA; pero poco después mi padre dividió el texto en este punto e intercaló el número «V» y el título, «Conspiración desenmascarada», y he adoptado esa misma división.