[261]
En la pág. 162 se presentan algunas ideas preliminares sobre este capítulo (capítulo 1 del Libro Segundo de la CA, «Muchos encuentros»). El borrador original se encuentra en un manuscrito muy esquemático, escrito primero con tinta, más adelante a lápiz y cuya escritura fue perdiendo paulatinamente su impulso. Se introdujeron varios cambios y añadidos en el texto, pero aquí presento lo que al parecer escribió mi padre originalmente, dado que en muchos casos no se puede hacer una clara distinción entre los cambios hechos en seguida y los cambios posteriores (y, de todos modos, probablemente no haya transcurrido mucho tiempo entre unos y otros). Este borrador y los dos borradores siguientes llevan al número «IX» y no tienen título.
Al despertar se encontró tendido en una cama, y también sintiéndose mucho mejor.
—¿Dónde estoy y qué hora es? —le preguntó en voz alta al techo. El sol se reflejaba en las vigas oscuras y esculpidas. Oía el rumor de una cascada lejana.
—En casa de Elrond, y son las diez de la mañana; la mañana del 24 de octubre, para ser exactos[179] —dijo una voz.
—¡Gandalf! —dijo Bingo, incorporándose.
Allí estaba el mago, sentado en una silla junto a la ventana abierta.
—Sí —dijo el mago—. Aquí estoy, y tienes suerte de estar también aquí, luego de todos los disparates que hiciste desde que saliste de casa.
Bingo se sentía demasiado cómodo y en paz para discutir, y de cualquier manera sabía que no llevaría la mejor parte de una discusión: recordó el desastroso atajo por el Bosque Viejo, la estupidez que había cometido en la posada, y la tontería de haberse puesto el Anillo en la Colina de la Cima de los Vientos, que casi había tenido consecuencias fatales.
Hubo un largo silencio, interrumpido sólo por las suaves bocanadas de la pipa de Gandalf, que lanzaba anillos de humo blanco por la ventana. [262]
—¿Qué pasó en el Vado? —preguntó Bingo al fin—. Parecía todo tan confuso, y todavía lo parece.
—¡Sí! —respondió Gandalf—. Empezabas a desaparecer. No habrían tardado mucho en convertirte en un espectro, y sin duda eso es lo que habría sucedido si te hubieras puesto el Anillo de nuevo.[180] ¿Cómo sientes ahora el brazo y el costado?
—No sé —dijo Bingo—. No lo siento, lo que es preferible al dolor, pero —hizo un esfuerzo— puedo moverlo un poco, sí, creo que está volviendo a la vida. No está frío —añadió, tocándose la mano derecha con la izquierda.[181]
—¡Bien! —dijo Gandalf—. Elrond te lavó el brazo y lo estuvo curando durante horas de horas anoche, desde que te trajeron. Tiene grandes poderes y es muy hábil, pero yo estaba muy inquieto, porque el Enemigo es extraordinariamente diestro y maligno.
—¿Me trajeron? —preguntó Bingo—. Por supuesto: lo último que recuerdo es el torrente de agua. ¿Qué sucedió? ¿Dónde están los otros? ¡Cuéntame, Gandalf!
—Por lo que dijeron Glorfindel y Trotter (los dos son astutos, aunque cada cual a su modo), esto es lo que sucedió: los perseguidores fueron directamente detrás de ti (como Glorfindel esperaba que hicieran). Podrían haber aplastado a los otros, pero Glorfindel les ordenó que se apartaran del camino. Si no te salvaba el caballo élfico blanco estabas perdido; de modo que te siguieron cautelosamente a pie, ocultándose cuanto podían detrás de arbustos y rocas. Cuando llegaron lo más cerca del Vado que se atrevían, encendieron rápidamente un fuego, y se abalanzaron hacia los Jinetes con antorchas encendidas, en el mismo momento en que se produjo la crecida. El fuego y el agua aniquilaron a todos los perseguidores, salvo dos que desaparecieron en las tierras salvajes, siempre que puedan ser aniquilados de esa manera.
»Tus compañeros y el elfo cruzaron el vado, con cierta dificultad porque es muy profundo para los hobbits y aun para un caballo. Pero Glorfindel lo cruzó en tu poney y recuperó su caballo. Te encontraron de bruces sobre la hierba en lo alto de la ladera, pálido y frío. En un comienzo temieron que hubieses muerto. Te llevaron a Rivendel, muy lentamente, y no sé cuándo habrían llegado si Elrond no hubiese enviado a algunos Elfos en tu ayuda, precisamente cuando soltaron las aguas. [263]
—¿Entonces fue Elrond quien provocó la crecida? —preguntó Bingo.
—No, yo la provoqué[182] —dijo Gandalf—. No es algo difícil, porque el río baja de las montañas. Ha hecho mucho calor durante todo el día. Pero me sorprendió ver lo bien que respondió el río. El rugido y el estruendo eran aterradores.
—Sí, lo eran —dijo Bingo—. ¿Fuiste tú también quien envió a Glorfindel?
—Sí —dijo Gandalf—; en realidad, le pedí a Elrond que me lo prestara. Es un elfo sabio y noble. Bilbo lo aprecia… lo apreciaba mucho. También envié a Rimbedir[183] (como lo llaman aquí), ese tal Trotter. Por lo que Merry me ha dicho, pienso que les ha ayudado.
—¡Sin duda! —dijo Bingo—. En un comienzo le tenía mucha desconfianza, pero nunca habríamos podido llegar aquí sin él. He llegado a apreciarlo mucho. En verdad, me gustaría que siguiera acompañándome en mis andanzas mientras tenga que seguir vagando. Es curioso, ¿sabes?, pero sigo teniendo la impresión de haberlo visto antes en alguna parte.
—Imagino que sí —dijo Gandalf—. A menudo tengo esa impresión cuando miro a un hobbit; todos me recuerdan a los demás, si entiendes lo que quiero decir. ¡Son extraordinariamente parecidos!
—¡Tonterías! —dijo Bingo—. Trotter es muy peculiar. Pero yo mismo me siento bastante hobbit, y quisiera no estar condenado a vagabundear. Ya llevo más de un mes caminando y me habría bastado con unos 28 días menos. —Se quedó en silencio y empezó a cabecear—. ¿Qué me hicieron esos horribles perseguidores en la cañada de la Cima de los Vientos? —dijo, hablando a medias consigo mismo, en el borde de un lóbrego sueño.
—Trataron de atravesarte con la espada del Nigromante —dijo Gandalf—. Pero por fortuna, y por tu valor (ya he oído un relato de la lucha) y por la confusión que provocaste al gritar ese nombre élfico, sólo te rozaron el hombro. Aunque eso ya era bastante peligroso, sobre todo porque te habías puesto el anillo. Porque mientras tenías puesto el anillo, estabas en el mundo de los espectros, y podían herirte con sus armas.[184] Ellos te podían ver, y tú podías verlos.
—¿Por qué vemos los caballos? [264]
—Porque son verdaderos caballos. Así como las ropas negras que usan son verdaderas ropas que dan forma a la nada que ellos son.
—¿Entonces por qué, cuando todos los demás animales (perros, caballos, poneys) se espantan al verlos, esos caballos soportan cargarlos?
—Porque nacen y son criados bajo el poder del Señor malvado en el reino tenebroso. ¡No todos los sirvientes y animales del Señor son espectros!
—Todo esto es muy amenazante y confuso —dijo Bingo somnoliento.
—Bueno, por el momento estás a salvo —dijo Gandalf—, y te estás restableciendo rápidamente. En tu lugar, no me preocuparía por nada ahora.
—Bien —dijo Bingo, y se quedó profundamente dormido.[185]
Como sabéis, Bingo estaba ahora en el Último Hogar al oeste de las Montañas, en el linde de las tierras vírgenes, la casa de Elrond; esa casa era (como Bilbo Bolsón había informado hacía mucho tiempo) «una casa perfecta, tanto te guste comer como dormir o trabajar o contar cuentos o cantar, o sólo quedarte sentado y pensando, o una agradable combinación de todo eso». Bastaba estar allí para curarse del cansancio y la melancolía. A la caída de la noche, Bingo despertó de nuevo, y descubrió que ya no sentía necesidad de dormir, y que en cambio tenía ganas de comer y beber, contar alguna historia y cantar. Se levantó entonces, y descubrió que podía usar el brazo casi como antes. Apenas terminó de vestirse, salió en busca de sus amigos. Estaban sentados en el pórtico de la casa que miraba al oeste: las sombras habían cubierto el valle, pero en las altas pendientes orientales de las elevadas colinas aún había luz, y el aire era cálido. Rara vez hacía frío en el hermoso valle de Rivendel. El sonido de las cascadas resonaba en esa quietud. Había un [? armonioso] perfume de árboles y flores.
—¡Hola! —dijo Merry—, ¡he aquí a nuestro noble tío! ¡Tres hurras por Bingo, el Señor del Anillo!
—¡Calla! —dijo Gandalf—. Las cosas malas no tienen cabida en este valle, pero aun así es mejor no nombrarlas. El Señor del Anillo no es Bingo, sino el Señor de la Torre Oscura de Mordor,[186] [265] cuyo poder aumenta nuevamente, y sólo estamos en una fortaleza donde reina la paz. Afuera caen las sombras.
—Gandalf ha estado diciéndonos muchas cosas así, todas muy alentadoras —dijo Odo—. Sólo para llamarnos al orden, pero de algún modo parece imposible sentirse triste o deprimido en casa de Elrond. Siento que podría ponerme a cantar, si supiese hacerlo, pero nunca he podido inventar canciones o melodías.
—Eso es cierto —dijo Bingo—, pero yo diría que aun eso podría llegar a remediarse si te quedaras aquí bastante tiempo. Yo siento casi lo mismo. Aunque por ahora tengo más deseos de comer que de cualquier otra cosa.
Pronto sació el hambre. Porque poco después los llamaron a cenar. El salón estaba colmado de diversas gentes: elfos en su mayoría, aunque también había unos pocos huéspedes y viajeros de otras especies. Elrond estaba sentado en un sillón alto, y Gandalf estaba a su lado. Bingo no vio a Trotter ni a Glorfindel; probablemente se encontraban en uno de los otros salones rodeados de amigos, pero le sorprendió ver a su lado a un enano de aspecto venerable y ricamente vestido: tenía una barba blanca, casi tan blanca como el blanco de nieve de las ropas; llevaba un cinturón de plata y una cadena de plata y diamantes.
—¡Bienvenido y feliz encuentro! —dijo el enano, levantándose y haciendo una reverencia—. Glóin, para servir a usted —y se inclinó otra vez
—Bingo Bolger-Bolsón para servir a usted y a la familia de usted —respondió Bingo—. ¿Me equivoco al pensar que usted es el Glóin, uno de los doce compañeros del gran Thorin?
—No se equivoca —dijo el enano—. Y no necesito preguntarle quién es, pues ya me han dicho que es amigo e hijo por adopción de nuestro querido amigo Bilbo Bolsón. No alcanzo a imaginar qué motivos pueden tener cuatro hobbits para alejarse tanto de sus casas. Nada semejante había ocurrido desde que Bilbo se fue de Hobbiton. Pero quizá no debería preguntárselo, pues ni Elrond ni Gandalf parecen dispuestos a hablar del asunto.
—Pienso que no hablaremos de eso, al menos por ahora —le dijo Bingo cortésmente; deseaba olvidar las dificultades pasadas por el momento—. Aunque también me pregunto qué traerá a un enano tan importante a tanta distancia de la Montaña. [266]
Glóin lo miró y rió, incluso hizo un guiño.
—No soy un aguafiestas —dijo—. De modo que no se lo diré… aún. Pero hay muchas otras cosas de las que se puede hablar.
Conversaron durante toda la comida. Bingo le contó noticias de la Comarca, pero escuchaba más de lo que hablaba, porque Glóin tenía mucho que decir del Reino de los Enanos bajo la Montaña, y también del Valle. Allí Dáin seguía siendo el rey de los enanos,[187] y ya era viejo (tenía unos 200 años), venerable, y fabulosamente rico. De los diez compañeros que habían sobrevivido a la batalla, siete estaban todavía con él: Dwalin, Dori, Nori, Bifur y Bofur y Bombur.[188] Pero este último era ahora tan gordo que no podía trasladarse por sus propios medios de la cama a su asiento, y se necesitaban cuatro jóvenes enanos para levantarlo. El señor del Valle era el nieto de Bard, Brand hijo de Bain.
Mi padre se detuvo aquí, y escribió apresuradamente unas pocas notas antes de comenzar a reescribir el capítulo desde el comienzo. Entre las notas escritas al final del primer borrador se encuentra la siguiente:
Qué pasó con Balin, etc. Partieron a colonizar (¿necesitaban un Anillo para fundar una colonia?) Se debe ver a Bilbo. ¿Quién es Trotter?
El segundo texto es un manuscrito de fácil lectura, pero después de que Gandalf relataba la crecida del Bruinen mi padre se detuvo otra vez y empezó a escribir de nuevo desde el comienzo. Éste es un texto intermedio mucho más similar al tercero que al primero, y no es necesario analizarlo más en detalle.
El tercer texto, el último de esta etapa pero que también fue abandonado antes del final (en realidad, sólo se extiende hasta un poco más adelante que el primer borrador) es muy similar al texto de «Muchos encuentros» de la CA, pero hay numerosas diferencias de menor importancia (además, claro está, de las diferencias constantes en este período; entre otras, Trotter/Trancos-Aragorn y la ausencia de Sam). El comienzo es prácticamente idéntico al que aparece en la CA, pero es el 26 de octubre y después de decir «Empezabas a desaparecer», Gandalf añade: «Trotter lo advirtió y eso lo inquietó mucho, aunque por supuesto no dijo nada». Pero después de que Gandalf dice «No es poca hazaña…» (CA, pág. 304), la antigua narración continúa con lo siguiente: [267]
… Pero estoy encantado de verlos a todos a salvo aquí. En realidad, yo tengo la culpa. Sabía que corrían algunos riesgos, pero si hubiese sabido más antes de salir de la Comarca habría tomado otras medidas. Pero todo sucede muy de prisa —añadió en voz baja como si se hablara a sí mismo—, aun más rápido de lo que temía. Tuve que venir aquí rápidamente. ¡Pero si hubiera sabido que los Jinetes ya habían aparecido…!
—¿No lo sabías? —preguntó Bingo.
—No, no lo sabía… hasta que llegamos a Bree. Trotter me lo dijo.[189] Si no hubiese conocido a Trotter y hubiera confiado en él, os habría esperado allí. Pero finalmente fue él quien te salvo y te mantuvo vivo.
—Jamás habríamos llegado aquí sin él —dijo Bingo—. En un comienzo le tenía mucha desconfianza, pero he llegado a apreciarlo mucho. Aunque es extraño. Me gustaría que siguiera acompañándome en mis andanzas, mientras tenga que seguir vagando. Es curioso, ¿sabes?, pero sigo teniendo la impresión de haberlo visto antes en alguna parte… y de que debería saber su nombre, un nombre que no es Trotter.
—Imagino que sí —dijo Gandalf riendo—. A menudo tengo esa sensación cuando miro a un hobbit; todos me recuerdan a algún otro, si entiendes lo que digo. ¡Son prodigiosamente parecidos!
—¡Tonterías! —dijo Bingo, incorporándose indignado—, Trotter es muy peculiar. ¡Y usa zapatos! Pero en este momento yo mismo me siento bastante hobbit. Quisiera no tener que ir más lejos. Ya llevo más de un mes de exilio y aventuras, y me habría bastado con unas cuatro semanas menos.[190]
A partir de este punto, el texto es muy similar al de la CA, páginas 305-308, pero hay varias diferencias entre los dos. Al igual que en la CA, Bingo no puede comprender por qué se equivocó al calcular qué día era, pero en esta versión Gandalf ya le ha dicho que es el 26 de octubre (no el 24, como en la CA) y Bingo calcula que deben de haber llegado al Vado el día 23 (el 20 en la CA). En relación con este tema, véase la Nota sobre la Cronología en las págs. 276-277. A diferencia del primer borrador, en el que Gandalf le dice a Bingo que lo trajeron a Rivendel «anoche», en este texto ha estado inconsciente por largo tiempo y se insiste en que la herida puede ser mortal. Gandalf dice que el arma era «una espada implacable, el puñal del Nigromante [268] que queda en la herida», no «un puñal de Morgul», y le explica a Bingo que «Te habrías convertido en un Espectro del Anillo (el único hobbit Espectro del Anillo) y habrías estado bajo el dominio del Señor Oscuro. Y se habrían apoderado del Anillo. Y el Señor Oscuro habría encontrado la manera de atormentarte por haber tratado de impedir que cayera en sus manos, y de atacar a todos tus amigos y los de tu raza a través de ti, si hubiese podido». Gandalf dice que los jinetes llevan ropas negras «que dan forma a la nada que ellos son en nuestro mundo» y cuando se refiere a los sirvientes del Señor Oscuro menciona también a los «orcos y trasgos» y a «reyes, guerreros y magos».
Cuando Bingo le pregunta «¿Está Rivendel a salvo?», la respuesta de Gandalf es similar a la que le da en la CA (pág. 308), pero tiene algunos elementos notables:
—Sí, espero que sí. Rara vez ha derrotado a algún Elfo, y ahora todos los Elfos son enemigos de él. Los Elfos de Rivendel son descendientes de los mayores enemigos del Señor Oscuro: los Gnomos, los Sabios Elfos, que vinieron del Remoto Oeste, y a los que Elbereth Gilthoniel sigue protegiendo.[191] No temen a los Espectros del Anillo, pues viven a la vez en ambos mundos, y cada mundo sólo ejerce una mitad de poder sobre ellos, pero ellos ejercen el doble de poder sobre ambos. Pero lugares como Rivendel (o la Comarca a su modo) pronto serán islas sitiadas, si las cosas continúan como hasta ahora. El Señor Oscuro se ha puesto otra vez en movimiento. El poder del Nigromante es terrible. Sin embargo —dijo, incorporándose de pronto y adelantando el mentón mientras se le erizaban los pelos de la barba como alambre de púas—, los Sabios dicen que finalmente será derrotado. No nos desanimaremos. Te estás restableciendo rápidamente, y no tienes que preocuparte por ahora.
En este texto no aparece el pasaje en el que Gandalf miraba con atención a Frodo y luego se decía algo a sí mismo; pero su relato sobre lo ocurrido en el Vado es esencialmente idéntico al de la CA, y conserva algunos detalles del primer borrador; el más importante de todos es que Gandalf vuelve a decir que dos Jinetes huyeron hacia las tierras salvajes. Aquí también se describe el difícil cruce del vado profundo, al igual que en el primer borrador, y Gandalf dice otra vez «Me sorprendió ver lo bien que respondió el río a un simple truco de magia». Pero aquí se mencionan por primera vez el poder de Elrond sobre el río y las olas parecidas a caballos blancos montados por [269] jinetes blancos que levantaba Gandalf. Sin embargo, el final de la conversación entre Bingo y Gandalf presenta algunas diferencias:
—… Pensé que me ahogaba, y que también se ahogaban todos mis amigos y enemigos. Es maravilloso que Elrond y Glorfindel y gentes tan importantes como ellos, sin hablar de Trotter, se molesten tanto por mí.
—Bueno, hay muchas razones para que así sea. Yo soy una buena razón. Y puedes encontrar otras.[192] En primer lugar, aprecian… apreciaban mucho a Bilbo Bolsón.
—¿Qué quieres decir con eso, «aprecian mucho a Bilbo»? —dijo Bingo somnoliento.
—¿Eso dije? Me equivoqué —respondió Gandalf—. Creí que había dicho «apreciaban».
—Me gustaría que Bilbo estuviese aquí, y pudiese oír toda esta historia —murmuró Bingo—. Yo podría haberlo hecho reír. ¡La vaca salta por encima de la luna! ¡Hola Guille! —dijo—. ¡Pobre viejo troll! —y se durmió.
El siguiente fragmento de la narración es muy similar al primer borrador (pág. 264), pero por primera vez se habla de las ropas de color verde que Bingo descubría que le habían dejado, y hay otro añadido que sólo se repite en parte en la CA:
Se puso su mejor chaleco con botones de oro (que había traído en el equipaje como el único tesoro que conservaba). Pero le quedaba muy suelto. Mirándose en el espejo se sobresaltó al descubrir una imagen mucho más delgada de Bingo, que no había visto por mucho tiempo. Se parecía notablemente al joven sobrino de Bilbo que solía acompañar al tío en muchos paseos a pie por la Comarca, aunque estaba un poco pálido.
—¡Y así me siento! —dijo, golpeándose el pecho y ajustando la trabilla del chaleco. Luego salió en busca de sus amigos.
En este texto no hay nada que corresponda al pasaje en que Sam entra en el cuarto de Frodo.
El festín en la casa de Elrond se asemeja mucho al texto definitivo. Ahora aparecen las descripciones de Elrond, Gandalf y Glorfindel (escritas en una hoja intercalada, pero al parecer en la misma oportunidad), en las que se emplean casi las mismas palabras que en la CA (pág. 314), [270] pero no se hace alusión a la sonrisa de Elrond, «como el sol del verano», ni a su risa. Tampoco se menciona a Arwen. Bingo «no veía a Trotter, ni a sus sobrinos. Los habían llevado a otras mesas».
La conversación con Glóin se desarrolla al igual que en el primer borrador, con algunos cambios menores y frases que la asemejan al texto definitivo (CA, págs. 315-318). Aquí se describe a Glóin como un «enano señorial y ricamente vestido», pero también hace un guiño (como en la CA).
Al final del primer borrador (pág. 266), mi padre sólo añadió un par de líneas antes de detenerse una vez más:
En el Valle gobernaba el nieto de Bard el Arquero, Brand hijo de Bain hijo de Bard, y se había convertido en un rey poderoso en cuyos dominios se encontraban Esgaroth, y muchas tierras al sur de las grandes cascadas.[193]
En el dorso de la hoja la conversación continúa con otra caligrafía y otra tinta: Glóin relata la historia de Balin (su regreso a Moria), pero no habla con Bingo sino con Frodo, y este texto corresponde a una etapa posterior de la escritura del libro (véanse las págs. 458, 485).
Hay un pasaje escrito en una hoja suelta, que forma parte de la conversación entre Gandalf y Bingo y al parecer corresponde a la misma época que el tercer borrador de este capítulo. No hay ninguna indicación sobre el punto en que debía intercalarse, y no se refleja en absoluto en la CA.
Suceden cosas extrañas. Porque, de no haber sido por ese «atajo» no habrías conocido al viejo Bombadil, ni habrías llevado la única espada que temen los Jinetes.[194] ¿Por qué no pensé antes en Bombadil? Si no estuviese tan lejos, regresaría de inmediato a consultarle. Nunca hemos tenido una relación muy estrecha hasta ahora. No creo que apruebe lo que hago. Pertenece a una generación mucho mayor, y no actúo como él. Vive retirado y no cree en los viajes. Pero pienso que de algún modo todos necesitaremos que nos ayude al fin… y que posiblemente tenga que interesarse en lo que sucede fuera de su país.
Entre las primeras ideas de mi padre relacionadas con esta parte del relato (pág. 162) se encuentra la siguiente: «Gandalf consternado cuando oye hablar de Tom». Hay otro breve pasaje escrito en la misma hoja, que fue tachado mientras se estaba escribiendo el texto: [271]
Por no hablar de valor… y también de las espadas y de un nombre antiguo y extraño. Más adelante tendrás que hablarme de esa curiosa espada, y decirme por qué conocías el nombre de Elbereth.
—Creía que lo sabías todo.
—No —dijo Gandalf—. Tú
Algunas notas escritas de prisa en Sidmouth (Devon) a fines del verano de 1938 (véase Carpenter, Una biografía, pág. 209) en una hoja con líneas garabateadas evidentemente representan las ideas que tenía mi padre en ese entonces con respecto a la continuación del relato:
Conciliábulo. Cruce de las M[ontañas] N[ubladas], Bajan por el Río Grande hasta Mordor. Torre Oscura. Más allá (?) está la Colina de Fuego.
¿Historia de Gilgalad relatada por Elrond? ¿Quién es Trotter? Glorfindel habla de su linaje en Gondolin.
En el esbozo presentado en la pág. 162 se mencionaba la «búsqueda de la Montaña de Fuego» (antes de eso decía «Conciliábulo entre los hobbits, Elrond y Gandalf»), pero aquí se encuentra la primera alusión al viaje que deberían emprender desde Rivendel, y por primera vez en el contexto de El Señor de los Anillos se habla del Río Grande.
Mi padre ya había planteado la pregunta «¿Quién es Trotter?» y lo haría otra vez. Una posible respuesta, que finalmente se descartó, se ha encontrado ya en lo que Bingo le dice a Gandalf en este capítulo: «sigo teniendo la impresión de haberlo visto antes en alguna parte… y de que debería saber su nombre, un nombre que no es Trotter»; y de hecho, anteriormente, en la posada de Bree (pág. 196) se decía: «Tenía una mirada misteriosa, pero había algo en él… que parecía cordial, e incluso familiar».
También es notable la frase «Glorfindel habla de su linaje en Gondolin». Años más tarde, mucho después de la publicación de El Señor de los Anillos, mi padre reflexionó detenidamente sobre Glorfindel y en esa época escribió: «[El empleo de Glorfindel] en El Señor de los Anillos es un caso de empleo indiscriminado de los nombres que aparecen en las antiguas leyendas, conocidas ahora como El Silmarillion, que no se volvió a considerar para la publicación de la versión definitiva de El Señor de los Anillos». Mi padre llegó a la conclusión de que el Glorfindel de Gondolin, que perdía la vida en el enfrentamiento con un Balrog después del saqueo de la ciudad (II, 244-247)[195], y el Glorfindel [272] de Rivendel eran una sola persona: le habían permitido abandonar Mandos y regresaba a la Tierra Media en la Segunda Edad.
Es posible que una hoja suelta, que no tiene ningún elemento que la relacione con otros textos, contenga la «historia de Gilgalad relatada por Elrond» que se menciona en estas notas y la presento aquí. Con la excepción del primero, todos los cambios son posteriores y fueron hechos a lápiz en un texto escrito con tinta.
—En los días oscuros Sauron el Mago [originalmente decía Nigromante y luego se volvió a escribir Nigromante encima de Mago] había sido muy poderoso en las Tierras Grandes, y casi todas las criaturas habían sido sus sirvientes porque le temían. Y persiguió con particular encono a los Elfos que vivían a este lado del Mar que Separa, porque no eran sus sirvientes, aunque sentían temor. Y había algunos Hombres que eran amigos de los Elfos, aunque en las épocas más tenebrosas sólo eran unos pocos.
—¿Y cómo lo derrotaron [> debilitaron su poder]? —preguntó Bingo.
—Esto es lo que ocurrió —dijo Elrond—. En tiempos antiguos, las tierras y las islas del noroeste de las Tierras Grandes del Viejo Mundo se llamaban Beleriand. Allí habían vivido los Elfos del Oeste por largo tiempo hasta [> durante] las guerras con el Poder de las sombras, en las que el Poder fue derrotado pero la tierra quedó destruida. Sauron fue el único de sus principales sirvientes que logró escapar. Pero aun después de que la mayoría de los Elfos se marcharon [> Aunque la mayoría de los Elfos regresaron] al oeste, había muchos Elfos y amigos de los Elfos que vivían [> seguían viviendo] en esa región. Y allí llegaron muchos de los Grandes Hombres de antaño que venían de la Isla del Remoto Oeste, llamada Númenor por los Elfos (pero que algunos llamaban Avallon) [> de la tierra de Oesternesse (que ellos llamaban Númenor)]; porque Sauron había destruido su isla [> tierra], y eran exiliados y lo odiaban. En Beleriand había un rey de la raza Númenóreana llamado Elendil, que significa «Amigo de los Elfos». Y Elendil concertó una alianza con el Rey de los Elfos de esas tierras, que se llama Gilgalad (Luz de las Estrellas), un descendiente del afamado Fëanor. Recuerdo claramente el concilio que celebraron, porque me hizo recordar los grandes días de la antigua guerra, tantos nobles príncipes [273] y capitanes estaban allí presentes, aunque no muchos ni tan nobles como en otros tiempos.
—¿Lo recuerda usted? —dijo Bingo, contemplando asombrado a Elrond—. Creía que ésa era una historia muy antigua.
—Así es —dijo Elrond riendo—. Pero mis recuerdos se remontan a tiempos muy antiguos [> mucho tiempo atrás]. Mi padre es Eärendel que nació en Gondolin siete años antes de su caída, y mi madre es Elwing, hija de Lúthien, hija del Rey Thingol de Doriath, y he visto transcurrir muchas edades en el oeste del mundo. Estuve presente en el concilio del que hablo, porque era menestral y consejero de Gilgalad. Los ejércitos de los Elfos y los Hombres se unieron una vez más, y marchamos hacia el este y cruzamos las Montañas Nubladas, y nos internamos en las tierras del interior alejadas del recuerdo del Mar. Y la fatiga se apoderó de nosotros, y nos sentimos muy enfermos por los hechizos de Sauron; porque al fin habíamos llegado a Mordor, el País Tenebroso, donde Sauron había reconstruido su fortaleza. En esa región de esa tierra siniestra se encuentra ahora el Bosque Negro,[196] que es lóbrego y tenebroso a causa de la antigua perversidad [añadido: de ese suelo], Sauron no consiguió expulsarnos, porque el poder de los Elfos seguía siendo notable en esos días, aunque se iba debilitando; y sitiamos su fortaleza durante 7 [> 10] años. Y finalmente el mismo Sauron salió de la fortaleza, y se enfrentó a Gilgalad, y Elendil fue en su ayuda, y los dos quedaron mortalmente heridos; pero derrotaron a Sauron y su cuerpo fue destruido. Los sirvientes de Sauron se dispersaron y la hueste de Beleriand entró en su fortaleza y no dejó piedra sobre piedra. Gilgalad y Elendil murieron. Pero el espíritu maléfico de Sauron huyó y se ocultó durante mucho tiempo en regiones desiertas. Pero al cabo de una edad recuperó su forma y ha asolado por largo tiempo el mundo del norte [añadido: pero su poder ya no es el de antaño].
Si se compara este fragmento extraordinariamente interesante con el final de la segunda versión de La caída de Númenor («CN II»), vol. V[197], se observa que, si bien aquí se incorpora un importante elemento, existe una estrecha relación entre los dos textos, que tienen frases muy similares: en la CN II se dice que «en Beleriand surgió un rey, que era de la raza Númenóreana, y se llamaba Elendil, que significa Amigo de los Elfos»; las huestes de la Alianza «cruzaron las montañas [274] y se internaron en las tierras del interior alejadas del Mar»; «al fin llegaron a Mordor, el País Tenebroso, donde Sauron… había reconstruido su fortaleza»; «derrotaron a Thû y su cuerpo fue destruido, y sus sirvientes se dispersaron, y la hueste de Beleriand destruyó su morada»; «el espíritu de Thû huyó y se ocultó en regiones desiertas». Además, en los dos textos se indica que Gil-galad era descendiente de Fëanor. El nuevo elemento es la aparición de Elrond como menestral y consejero de Gil-galad (en la CN II § 2 Elrond era el primer Rey de Númenor, un mortal; por supuesto, esa idea fue descartada al aparecer Elros, su hermano, V, § 28)[198]. Aquí no se indica que se estuviese celebrando ningún «Concilio»; más bien, da la impresión de que Elrond le estaba relatando la historia a Bingo, como Trotter había dicho en la Cima de los Vientos (pág. 228): «supongo que la oiréis en Rivendel, cuando lleguemos allí. Elrond la contará, porque la conoce bien». Pero hay un elemento que reaparece en la CA (II), capítulo 2, «El Concilio de Elrond»: el asombro de Bingo ante la avanzada edad de Elrond y la respuesta de Elrond, en la que habla de su linaje y recuerda las huestes de la Ultima Alianza.[199]
[276]
Nota sobre la Cronología
En el primer borrador de este capítulo cuando Bingo despierta en la casa de Elrond Gandalf le dice que es la mañana del 24 de octubre; pero eso parece diferir de todas las indicaciones presentadas en relación con las fechas. (En la CA, pág. 303, es el 24 de octubre, pero eso se debe a otros motivos.) [277]
En la Cima de los Vientos sólo hay un día de diferencia entre la cronología original y la cronología de la CA: en la versión antigua llegaban a la Cima de los Vientos el 5 de octubre, pero en la CA llegaban allí el 6 de octubre (véase la pág. 223). Los hobbits volvían al Camino desde las tierras del sur, y lo cruzaban el sexto día desde que abandonaban la Cima de los Vientos (pág. 243), es decir el 11 de octubre, mientras que en la CA tardaban un día más (compárese «Al fin del cuarto día el terreno comenzó una vez más a elevarse», en la versión antigua, pág. 242, con la CA, pág. 279 «Al fin del quinto día»); por lo tanto, hay una diferencia de dos días entre los dos relatos, y en la CA regresaban al Camino y cruzaban el Puente Ultimo el 13 de octubre. Por otra parte, en la versión antigua (págs. 243-244) tardaban un día más en cruzar las colinas que había al norte del Camino y, por lo tanto, descendían de las colinas, y se encontraban con Glorfindel, al anochecer del decimoséptimo día (decimoctavo en la CA). En este capítulo no hay otras diferencias con respecto a la cronología y, por lo tanto, en el relato original el grupo llegaba al Vado el 19 de octubre (el 2c de octubre en la CA). ¿Cómo es posible entonces que sea el 24 de octubre cuando Bingo despierta en Rivendel si, como dice Gandalf, lo trajeron la noche anterior?
En la segunda y la tercera versión del comienzo de este capítulo Bingo despierta en la casa de Elrond el 26 de octubre y dice que debe de ser el día 24, «a menos que haya perdido la cuenta en algún momento, debemos de haber llegado al Vado el día 23». Gandalf le dice que Elrond lo estuvo cuidando «durante tres noches y dos días, para ser exactos. Los Elfos te trajeron a Rivendel en la noche del 23, y es ahí donde perdiste la cuenta»; y dice que Bingo había tenido incrustada la esquirla de la espada «por lo menos durante quince días» (diecisiete en la CA). Esto no ayuda en absoluto a solucionar el problema que plantea la cronología, porque en todos los borradores del comienzo del capítulo IX mi padre suponía que los hobbits llegaban al Vado el 23 de octubre, en lugar del 19, como al parecer se indica claramente en la narración. Asimismo, es extraño que Gandalf le diga a Bingo que había tenido incrustada la esquirla de la espada «por lo menos durante quince días» si en realidad habían cruzado el Vado el día 23 y Elrond le había extraído el fragmento «la noche anterior» (el 25 de octubre); en total deberían haber transcurrido 20 días (del 6 al 25 de octubre); en la CA transcurren diecisiete días (del 7 al 23 de octubre).