[161]
En la pág. 144 se presentan las primeras ideas de mi padre sobre el encuentro con el Tumulario (escritas mientras trabajaba en el relato sobre los hobbits en el Bosque Viejo). Cuando mi padre empezó a escribir este capítulo, comenzó con un borrador a lápiz,[108] en el que el relato se extendía hasta el punto en que los hobbits despertaban junto a la piedra que se elevaba en una depresión circular en las Quebradas, y llevaban a los poneys loma abajo en medio de la niebla (CA, págs. 205-206). Como muchos de sus borradores preliminares, éste sería prácticamente ilegible si no se hubiese guiado fielmente por ese borrador para escribir el primer manuscrito completo (con tinta), porque las palabras que podrían interpretarse de muchas maneras fuera de contexto se identifican de inmediato. En este caso se limitó a mejorar la redacción del borrador que había escrito apresuradamente y añadió el pasaje en el que se describe la vista hacia el norte desde la columna de piedra y la línea oscura a la distancia que, según Merry, formaban los árboles que bordeaban el Camino del Este.
Si el borrador continuaba más allá de este punto, ese texto ha desaparecido, pero en realidad el texto escrito con tinta bien podría ser la composición original. Sin embargo, hay un esbozo muy esquemático de la trama escrito a lápiz, que se inicia cuando «Bingo recobró el conocimiento en el interior de un túmulo» y se prolonga hasta Rivendel. Fue escrito tan de prisa y es tan borroso que, a pesar de intentarlo con gran esfuerzo, no puedo descifrarlo en su totalidad. La peor parte es el comienzo, que se extiende desde que Bingo descubre que está dentro del túmulo hasta que Tom despierta a Odo, Frodo y Merry, y por lo que se alcanza a leer se observa que aunque es muy conciso y limitado contiene todos los elementos esenciales de la narración. Por lo tanto, no intentaré reproducir este fragmento, pero a continuación presento todo el resto del esbozo, dado que es muy interesante porque en él se reflejan las ideas que tenía mi padre entonces (antes de terminar el capítulo sobre el «Tumulario») con respecto a la continuación del relato.
Tom canta una canción junto a Odo Frodo Merry. ¡Despertaos mis alegres…!
…… [109] de la [? columna] y cómo se separan. Tom bendice [162] o maldice el oro y lo deja en lo alto del montículo. Los hobbits no quieren llevarse ningún objeto de oro pero Tom elige un broche para Baya de Oro.
Tom dice que los acompañará, después de reprenderlos por dormir junto a la columna de piedra. Poco después encuentran el Camino que parece ser corto. Toman el Camino. [? Galope] a sus espaldas. Tom se da vuelta y alza la mano. Retroceden rápidamente.[110] Cuando empieza a anochecer ven… una luz. Tom se despide de ellos, porque Baya de Oro lo espera.
Duermen en la posada y oyen nuevas de Gandalf. Posadero jovial. Canción de taberna.
Relatar brevemente el resto del viaje hacia Rivendel. ¿Algún jinete en el Camino? Hacer que se desvíen imprudentemente para ir a ver las Piedras de los Trolls. Esto los hace retrasarse. Por fin un día se detienen en un lugar elevado y ven el Vado adelante. Galope a sus espaldas. Siete (¿3? ¿4?) Jinetes Negros avanzan muy rápido por el Camino. Llevan anillos de oro y coronas. Huyen por el Vado. Bingo [escrito encima: ¿Gandalf?] arroja una piedra e imita a Tom Bombadil. ¡Atrás, alejaos! Los Jinetes se detienen como si estuvieran asombrados, y cuando miran hacia arriba a los hobbits que están en la orilla los hobbits no ven caras dentro de las capuchas. Atrás, dice Bingo, pero no es Tom Bombadil, y los jinetes entran cabalgando en el vado. Pero en ese instante se oye un estruendo y una enorme [?muralla] de agua que arrastra piedras se precipita rugiendo por el río desde las montañas. Llegan Elfos.
Los jinetes retroceden consternados en el momento preciso. Los hobbits cabalgan lo más rápido que pueden hasta Rivendel.
En Rivendel Bilbo dormido Gandalf. Algunas explicaciones. Cota de malla de anillos de Bingo en el túmulo y las rocas negras (los 3 hobbits habían pasado corriendo junto a las rocas cuando de pronto quedaban [?apartados] ¿de?) Gandalf había lanzado las aguas río abajo con autorización de Elrond.
Gandalf consternado cuando oye hablar de Tom.
Conciliábulo entre los hobbits, Elrond y Gandalf.
Búsqueda de la Montaña de Fuego.
Este boceto termina aquí. Aunque mi padre ya había concebido la cena en el Vado, en la que se producía una súbita crecida de las aguas [163] del Bruinen (y Bingo/Frodo les gritaba «¡Atrás!» a los Jinetes), Trancos (que originalmente no tenía ese nombre) sólo aparecería cuando la Posada de Bree (mencionada aquí por primera vez) adquiriera más importancia en el siguiente capítulo; y no hay ninguna alusión a la Cima de los Vientos. Si las «rocas negras» son las «dos piedras enormes» entre las cuales pasaba Bingo/Frodo en medio de la niebla en las Quebradas (CA, pág. 195) —en la primera versión se las llamaba «rocas erguidas»—, es curioso que el comentario sobre ellas se aplazara hasta la llegada de los hobbits a Rivendel; pero es posible que las palabras «algunas explicaciones» sugieran que Gandalf podía aclarar lo que había sucedido.[111] En relación con «Cota de malla de anillos de Bingo en el túmulo», véase las págs. 281-282. Gandalf decía que las Grietas de la Tierra que había en el fondo de la Montaña de Fuego encerraban el único calor capaz de destruir el anillo de Bilbo (pág. 108); aquí se habla por primera vez de la Montaña de Fuego como el lugar al que tendrán que dirigirse finalmente.
El primer manuscrito completo de este capítulo (en cuyo encabezamiento dice simplemente «VI» y que, como era habitual en esa fase, no tenía título) es perfectamente legible casi en toda su extensión, pero como en muchos casos fue escrito cada vez más de prisa y en forma más esquemática, y termina con notas escritas rápidamente a lápiz.
Aquí y allá, mi padre escribió encima con tinta, en parte para mejorar la redacción, en parte para aclarar lo que había escrito; esto fue hecho sin duda en el mismo período, pero cuando ya había empezado el siguiente capítulo.
Al igual que en los dos capítulos anteriores, en muchos casos ya está presente el texto definitivo del capítulo 8 de la CA («Niebla en las Quebradas de los Túmulos»): en gran parte del texto posteriormente sólo se hicieron cambios secundarios. A continuación, indico las diferencias que me parecen de interés, aunque, en realidad, la mayoría son muy leves.
En el párrafo inicial se describen con las mismas palabras que en el texto anterior la canción y la visión «en sueños o fuera de los sueños», pero no se atribuye solamente a Bingo (Frodo en la CA), sino a todos los hobbits.
Cuando miraban hacia atrás por sobre el bosque y veían la colina en la que se habían detenido a descansar antes de bajar al valle del Tornasauce, «los abetos que crecían allí se veían ahora diminutos y oscuros en el oeste» (véase la pág. 146).
Cuando los hobbits se separaban en la niebla y Bingo gritaba como en un lamento «¿Dónde estáis?» (CA, pág. 196), en un comienzo mi padre escribió algo muy diferente: [164]
—¡Por aquí! ¡Por aquí! —oyó decir con voces súbitamente claras y no lejos de él a la derecha. Precipitándose a ciegas hacia ellas se tropezó de pronto en la cola de un poney. Una voz que indudablemente pertenecía a un hobbit (era Odo) lanzó un chillido de pavor y [él] cayó sobre algo que había en el suelo. La cosa le dio un puntapié y lanzó un aullido. «¡Auxilio!» gritó con la voz inconfundible de Odo.
—¡Qué suerte! —dijo Bingo, rodando entre los brazos de Odo—. ¡Qué suerte que te encontré!
—¡Sí, qué suerte! —dijo Odo con voz aliviada—, pero ¿por qué tenías que huir sin avisarnos y luego dejarte caer encima de mí como si hubieras caído del cielo?
Mi padre descartó este pasaje apenas lo escribió y, para sustituirlo, escribió lo mismo que dice en la CA: «Nadie respondió. Se detuvo, escuchando», etc.
Se eliminó la primera versión del encantamiento del Tumulario, que fue sustituido por el que aparece en la CA (pág. 198); pero sólo se hicieron leves cambios, salvo en la séptima línea, donde en lugar de «hasta que el señor oscuro alce la mano», en la primera versión decía «hasta que el señor de la torre oscura alce la mano».[112] En los borradores de este poema mi padre escribió: «El señor oscuro está sentado en la torre y contempla los mares oscuros y el mundo oscuro», y también «estira la mano por sobre el mar frío y el mundo muerto».
El brazo que «caminaba… apoyándose en los dedos» se arrastraba hacia Frodo Tuk (Sam en la CA); y mientras en la CA «Frodo cayó hacia adelante, sobre Merry, y la cara de Merry estaba fría», en la antigua versión Bingo caía sobre Frodo Tuk. Los cambios en los comentarios que hacía cada uno de los personajes debidos a la nueva «distribución de los papeles» no parecen obedecer a una pauta determinada; así es como más adelante en el capítulo Odo dice «¿Dónde están mis ropas?» (Sam en la CA), y cuando Tom Bombadil dice «No encontraréis vuestras ropas» es Frodo Tuk quien pregunta «¿Qué queréis decir?» (Pippin en la CA). En general, no me refiero a otros casos como éste cuando no parecen importantes.
En relación con la forma descartada de la canción que Tom Bombadil les enseñaba a los hobbits y que Bingo cantaba en el túmulo, véase la pág. 158. Las primeras dos líneas de esa canción se utilizaron más adelante en el capítulo, cuando Tom va a buscar los poneys (CA, pág. 202).
Después de que Merry decía «¿Qué es esto, por todos los misterios?» al sentir que la diadema dorada le había caído sobre un ojo, [165] en la antigua versión decía: «Entonces se detuvo, y una sombra le cruzó la cara. —Empiezo a recordar —dijo—. Creí que estaba muerto, pero no hablemos de eso». No se menciona a los Hombres de Carn Dûm (CA, pág. 201).
Los nombres que les da Tom Bombadil a los poneys se remontan al comienzo, con la excepción de «Oreja-Fina», ¡que originalmente se llamaba «Cuatro Patas»! Cuando decía que los tesoros que brillaban al sol en lo alto del montículo debían quedar allí «para cualquiera que los encontrara, pájaros, bestias, elfos y hombres, y todas las criaturas bondadosas», añadía: «Porque los creadores y los dueños de estos objetos no se encuentran aquí, y son algo del pasado, y los creadores no pueden recuperarlos hasta que se enmiende el mundo». Y cuando tomaba el broche para Baya de Oro decía: «Hermosa era quien lo llevó en el hombro, y Baya de Oro lo llevará ahora, y no olvidaremos a los que desaparecieron, los reyes de antaño, los niños y las doncellas, y todos aquellos que caminaron por la tierra cuando el mundo era más joven».
Aunque en el esbozo presentado en la pág. 162 los hobbits se niegan a llevarse algunos de los tesoros que hay en el montículo, en el primer texto se dice que Tom Bombadil escogía para ellos «espadas de bronce, cortas, en forma de hoja y afiladas», pero no se las describe más en detalle (compárese con la CA, pág. 205), aunque se añadió a lápiz lo siguiente, probablemente cuando se estaba escribiendo el manuscrito: «Dijo que habían sido hechas mucho tiempo atrás por hombres venidos del oeste. Eran enemigos del Señor del Anillo». El manuscrito continúa:
y las colgaron de los cinturones de cuero bajo las chaquetas; aunque no sabían de qué podían servirles. Ninguno de ellos había considerado la posibilidad de un combate entre las aventuras que esta huida podría traerles. Por lo que Bingo recordaba, hasta el grandioso y heroico Bilbo había evitado de algún modo usar la espada corta, incluso para defenderse de los trasgos; y entonces recordó las arañas del Bosque Negro y se ajustó el cinturón.
Por supuesto, no hay ninguna alusión a las insinuaciones de Tom en la CA sobre la historia de Angmar y la aparición de Aragorn.
Como indiqué anteriormente, el final del capítulo es un texto esquemático escrito a lápiz, encima del cual se escribió con tinta en algunos puntos. El cruce de la fosa —frontera de un antiguo reino que «(a Tom) pareció que le recordaba algo triste y no dijo mucho»— [166]y el anhelado regreso al Camino son muy similares a la CA (págs. 206-207) pero es preferible presentar todo el resto del texto, tal como se lo escribió originalmente a lápiz, en la medida que es posible descifrarlo.
Bingo bajó cabalgando hasta la senda y miró a ambos lados. No se veía a nadie.
—¡Bueno, aquí estamos al fin! —dijo—. Supongo que el atajo de Merry no nos hizo perder más de un día. Pero después de esto es mejor que sigamos por esta senda transitada.
—Sí, es mejor —dijo Tom—, y cabalgad rápido.
Bingo lo miró. Recordó a los Jinetes Negros. Miró un tanto inquieto a sus espaldas, hacia el sol poniente, pero el camino era pardo y estaba desierto.
—¿Creéis? —preguntó con voz titubeante—, ¿creéis que… que nos perseguirán esta noche?
—No esta noche —dijo Tom—. No, no esta noche. Ni quizá mañana. Ni quizá por algunos días.
El siguiente pasaje es muy confuso y (el primer texto escrito a lápiz) es casi indescifrable; en el texto escrito con tinta encima del anterior dice lo siguiente:
Pero no estoy seguro. Tom no es señor de los jinetes que vienen de la Tierra Tenebrosa, mucho más allá de su país. —De todos modos, los hobbits hubieran querido que Tom los acompañara. Tenían la impresión de que nadie como él habría sabido enfrentarlos, si alguien sabía hacerlo. Por fin se internarían en tierras que les eran totalmente extrañas, y más allá de todo lo conocido excepto en las leyendas más remotas de la Comarca, y empezaron a sentirse realmente solitarios, exiliados e indefensos. Pero Tom estaba despidiéndose, diciéndoles que no se desanimaran, y que cabalgaran sin detenerse hasta que oscureciera.
El texto escrito a lápiz continúa:
Pero les dio (un poco) de ánimo diciéndoles que suponía que los Jinetes (algunos al menos) estarían buscándolos en los montículos. Porque al parecer creía que había ciertos lazos o cierto entendimiento entre los jinetes y los Tumularios. [167] En ese caso, quizá al fin se descubriría que había sido bueno que los capturaran. Tom les dijo que a unas pocas millas de allí, siguiendo por el camino, estaba la vieja villa de Bree, en la ladera oeste de la Colina de Bree.[113] La villa tenía una buena posada: el Caballo Blanco [escrito encima: Poney Pisador]. El propietario era un hombre bondadoso y Tom lo conocía.
—Bastará con que le mencionéis mi nombre para que os trate bien. Allí podréis dormir profundamente, y luego la mañana os hará avanzar de prisa. Partid ahora con mi bendición.
Le rogaron que los acompañara hasta la posada y que bebiera con ellos una vez más. Pero Tom se rió y rehusó diciendo:
—Tom tiene que ocuparse de su casa, y Baya de Oro lo espera.
Luego se volvió, arrojó al aire el sombrero, saltó sobre el lomo de Terronillo, y se fue barranca arriba cantando en el crepúsculo que empezaba a caer.
Hasta «Partid ahora con mi bendición», este pasaje se descartó y se escribió una nueva versión con tinta en otra hoja; este segundo texto es igual a la despedida de Tom en la CA, págs. 207-208 («Los consejos de Tom os serán útiles…»), pero aquí está escrita en verso y presenta estas diferencias: el «afortunado propietario» no es Cebadilla sino Barnabás Mantecona, y después de mencionarlo dice:
Conoce a Tom Bombadil, y el nombre de Tom os será útil. |
Decid: «Tom nos envía» y os tratará amablemente. |
Allí podréis dormir profundamente, y luego la mañana |
os hará avanzar de prisa. ¡Partid ahora con mi bendición! |
¡Animo en los corazones, y cabalgad al encuentro de vuestra suerte! |
Lo que demuestra que estas revisiones son posteriores al primer borrador del siguiente capítulo escrito a lápiz es el hecho de que en todo el borrador el propietario de la posada no se llamaba todavía Barnabás Mantecona, sino Timoteo Tito (págs. 180-181, nota 116).
El final de este capítulo también fue escrito con tinta sobre el primer texto pero, por lo que alcanzo a descifrar, sólo para facilitar la comprensión del texto casi ilegible escrito a lápiz:
Los hobbits se quedaron quietos y lo observaron hasta que se perdió de vista. Luego, sintiéndose tristes (a pesar del ánimo que les había dado), montaron los poneys, sin dejar de volverse [168] a mirar el Camino, y partieron lentamente hacia la noche. No cantaban ni hablaban ni comentaban lo que había sucedido la noche anterior, sino que avanzaban paso a paso en silencio. Bingo y Merry iban delante, Odo y Frodo iban más atrás, llevando al poney sin jinete.
Era casi de noche cuando divisaron unas luces que parpadeaban a cierta distancia. Delante, cerrándoles el paso, se elevaba la Colina de Bree, una ladera oscura contra las estrellas neblinosas, y al pie, en el flanco oeste, anidaba la pequeña villa.