XVI
HISTORIA PREVISTA
DESDE LORIEN

[378]

(i)

La Disolución de la Comunidad

Parece seguro que antes de que mi padre escribiera la conclusión de «Adiós a Lórien» —esto es, desde el punto donde la Comunidad retornó al hythe y partió Río Grande abajo—, comenzó a escribir un boceto nuevo y muy importante del camino que les esperaba. Las páginas iniciales de este boceto son complejas, y al comienzo el texto se alteró mucho, aunque resulta claro que mi padre estaba modificando el embrión de la historia a medida que escribía y que las capas del texto pertenecen a la misma época. Una vez más, aquí las notas son una parte esencial de la aclaración.

En el encabezamiento del texto escribió, en una segunda etapa, «XXI»; luego lo cambió a «XX continuación», y después de las palabras iniciales «La Compañía parte de la Lengua» introdujo «XXI». Sobre la disposición de los capítulos en este boceto, véase p. 385.[421]

La Compañía parte de la Lengua.

Son atacados con flechas.[422]

Llegan a [tachado: Pedregoso] De Piedra [tachado: Tolharn] Tollernen[423] [añadido: escarpado salvo en el Norte, donde [hay] una pequeña playa pedregosa. Sube hasta una alta colina marrón, más alta que las bajas colinas marrones que hay a ambas orillas. Desembarcan y acampan en la isla]. Discuten si ir al Este o al Oeste. Frodo siente en su corazón que debería ir al Este y cruza con Sam a la orilla oriental y sube a una colina, donde mira hacia el sudeste en dirección a las Puertas de Mordor. Le dice a Sam que desea estar solo un rato y le pide que vuelva [y] cuide el bote con el que han cruzado desde la Isla. Mientras tanto, Boromir, cogiendo otro bote, los sigue. Oculta la embarcación entre los arbustos. [Este pasaje se cambió para que se leyera: Discuten si ir al Este o al Oeste. Frodo siente en su corazón que [379] debería ir al Este y sube a una alta colina que hay en el centro de la isla. Sam va con él, pero cerca de la cima Frodo le dice que piensa sentarse en la cima de la colina y le pide que lo espere. Frodo se sienta solo y mira en dirección a Mordor por encima de Sarn Gebir y la Tierra de Nadie.[424] Mientras tanto, Boromir se ha separado furtivamente de la Compañía y ha ascendido la colina desde el lado occidental.]

Mientras Frodo está sentado solo en la cima de la colina, Boromir aparece de repente y se queda mirándolo. De pronto Frodo es consciente de algo, como si hubiera una cosa hostil mirándolo desde atrás. Gira y únicamente ve a Boromir que le sonríe con cara amistosa.

—Temía por ti —dijo Boromir—, acompañado únicamente por el pequeño Sam. No es bueno estar solo en la orilla oriental del Río.[425] También mi corazón está atribulado, y deseaba hablar un rato contigo. Donde hay tantos, la conversación se convierte en una discusión sin fin ante el conflicto de voluntades dubitativas.

—Mi corazón también está atribulado —dijo Frodo—, pues siento que aquí han de disiparse las dudas; y preveo la disolución de nuestra hermosa compañía, y ello me produce dolor.

—Muchos dolores hemos padecido —dijo Boromir, y guardó silencio.

No se escuchó ningún sonido; sólo el frío susurro del gélido viento del Este entre los marchitos brezos. Frodo tembló.

De pronto, Boromir volvió a hablar.

—Es algo insignificante lo que atribula nuestros corazones y confunde nuestros objetivos —dijo Boromir. [Aquí incluir la conversación escrita arriba y el intento de Boromir de apoderarse del Anillo.]

Esta última frase fue escrita inmediatamente después del texto precedente. La conversación a la que se refiere se encuentra en dos páginas del manuscrito de prueba de «agosto de 1940», escrita a lápiz de forma tan tenue y rápida que mi padre la volvió a marcar con más claridad a tinta, aunque, hasta donde se puede comprender el texto subyacente, lo siguió casi con absoluta exactitud. Es obvio que esto precedió al nuevo borrador en el que está insertada, y fue un desarrollo de la escena de la Trama anterior («La historia prevista desde Moria») dada en la p. 244, donde la discusión, la intervención de Boromir y la huida de Frodo portando el Anillo tuvo lugar «en el Ángulo»; [380] aquí la escena está emplazada «en las Colinas de Piedra, desde donde se puede vislumbrar Eredwethion»[426] (siendo estas palabras también visibles en el texto de debajo). En las notas dadas en la p. 274, la «separación de caminos» tuvo lugar «en las Colinas de Piedra»; en los bocetos para «Adiós a Lórien» (p. 315), la discusión y la «escena con Boromir» sigue al desembarco en Tolondren y el ascenso a las Colinas Verdes o las Emyn Rhain.

Conversación de Boromir y Frodo en las Colinas de Piedra donde Eredwethion se puede vislumbrar como una mancha gris, y detrás una nube vaga ocasionalmente iluminada por un brillo irregular.

—Es algo insignificante aquello por lo que sufrimos tanto pesar —dijo Boromir—. Sólo lo he visto una vez durante un instante en la casa de Elrond. ¿No podría volver a verlo de nuevo?

Frodo alzó la vista. De pronto el corazón se le heló. Advirtió un destello curioso en los ojos de Boromir, aunque por lo demás su cara seguía siendo amistosa y sonriente como siempre. —Es mejor que siga escondido— contestó.

—Como quieras. No me importa —dijo Boromir—. No obstante, confieso que es del Anillo que deseo hablar. (¿Esté escondido o al descubierto ahora me gustaría hablarte del Anillo?) … [sic]

Boromir dice que Elrond etc. son todos necios.

—Es una locura no usar el poder y los métodos del Enemigo: despiadado, intrépido. Muchos elfos, medio elfos y magos podrían corromperse con él… pero no así un Hombre verdadero. Aquéllos que tratan con la magia lo emplearán para conseguir el Poder oculto. Cada uno de acuerdo con su especie. Por ejemplo, tú, Frodo, siendo un hobbit que desea la paz: tú lo usas para la invisibilidad. ¡Mira lo que podría hacer un guerrero! ¡Piensa en lo que yo (o Aragorn, si te apetece) podría hacer! ¡Cómo marcharía entre el enemigo y dirigiría a los Jinetes Negros! Daría poder de mando.

»Sin embargo, Elrond nos dice no sólo que lo descartemos y destruyamos… es comprensible (aunque no para mi cabeza, sabía desde que lo ha meditado la noche de nuestro viaje). Pero qué oportunidad… ¡entrar en la red del enemigo y ofrecerle todas las posibilidades de volver a capturarlo! [381]

Frodo no se inmuta.

—¡Por lo menos ven a Minas Tirith! —exclamó Boromir. Apoyó la mano sobre el hombro de Frodo de manera amistosa, pero Frodo sintió que el brazo le temblaba como con una excitación contenida. Se apartó y se mantuvo alejado—. ¿Por qué te muestras tan hostil? —preguntó Boromir—. Yo soy un hombre valiente y leal. Y te doy mi palabra de que no me lo quedaré… esto es, no me lo quedaré si me lo prestas. ¡Sólo para hacer una prueba!

—¡No! ¡No! —dijo Frodo. [Añadido: «Únicamente por el destino es mío para que lo lleve».]

Boromir se enfada más, y así se vuelve más incauto (o en realidad el propósito maligno sólo ahora empieza a crecer en él).

—¡Eres un necio! —gritó—. Buscando la muerte y arruinando nuestra causa. Sin embargo, el Anillo no es tuyo, salvo por casualidad. Bien podría haber sido de Aragorn… o mío. ¡Dámelo! Entonces te habrás deshecho de él, y de toda la responsabilidad. Estarías libre —(con astucia)—. Si quieres, podrías echarme la culpa a mí, y decir que era demasiado fuerte y que te lo quité a la fuerza. Pues soy demasiado fuerte para ti, Frodo —dijo.

Y ahora una expresión desagradable apareció de pronto en su rostro hermoso y agradable. Se puso de pie y saltó sobre Frodo.

Frodo no tuvo otra alternativa. Se puso el Anillo y desapareció entre las rocas. Boromir maldijo y buscó a tientas entre las rocas. Entonces, súbitamente, el arranque de cólera lo abandonó, y se puso a llorar.

—¡Qué locura me poseyó! —dijo—. ¡Vuelve, Frodo! —gritó—, ¡Frodo! El mal entró en mi corazón, pero lo he echado.

Pero Frodo ahora estaba asustado, y se ocultó hasta que Boromir regresó al campamento. De pie sobre las rocas, no vio nada a su alrededor salvo una neblina gris e informe, y a lo lejos (no obstante negras, precisas y duras) las Montañas de Mordor: el fuego parecía muy rojo. Unas voces malignas en el aire. Siente el Ojo buscándolo, y aunque no lo encuentra, siente que su atención de repente se detiene (por él).[427]

Aquí termina el texto insertado y la nueva Trama continúa: [382]

Entonces Frodo meditó y entendió que el mal del Anillo ya empezaba a operar incluso entre la Compañía. (Ese mal estaba de nuevo en él, pues había vuelto a ponérselo.) Se dijo a sí mismo: esto me ha sido impuesto. Yo soy el Portador del Anillo y nadie puede ayudarme. No pondré en peligro a los otros hobbits ni a ninguno de mis compañeros. Me marcharé solo.

Se va furtivamente sin ser visto y llegando a los botes sube a uno y cruza hacia el Este.

El mismo Boromir ahora está asustado y aunque (a medias) arrepentido de su propia codicia por el Anillo, la maldición no le ha abandonado por completo. Piensa en la historia que le contará a los demás. Apresurándose por llegar al Río, se topa con Sam, quien ansioso por la larga ausencia de Frodo está subiendo a la cima de la colina para encontrarlo.

—¿Dónde está mi amo? —pregunta Sam.

—Lo dejé en la cima —dijo Boromir, pero algo salvaje y extraño en su cara hizo que Sam experimentara un miedo súbito.

—¿Qué le has hecho?

—No he hecho nada —repuso Boromir—. Es lo que él mismo se ha hecho: ¡se ha puesto el anillo y se ha desvanecido!

—Gracias al cielo que la isla no es grande —dijo Sam muy alarmado, pero también pensó: «Me gustaría saber qué le habrá impulsado a hacerlo. ¿Qué mal ha estado planeando este necio?». Sin otra palabra a Boromir, corrió de vuelta al campamento para encontrarse con Trotter—. ¡El amo Frodo ha desaparecido! —gritó.

Consternación. La búsqueda. Algunos exploran la isla. Pero Sam descubre que falta un bote. ¿Frodo se ha ido al Este o al Oeste? Trotter llega a la conclusión de que no pueden esperar volver a alcanzarlo en contra de la voluntad de Frodo, pero deben seguirlo si pueden. ¿Por qué camino?

[O hacer que la Isla sea inaccesible: playas empinadas. Pájaros negros dan vueltas en círculo muy arriba de sus altos riscos. Ruido lejano de los saltos del Dantruinel.[428] Acampan en la playa occidental. De ahí que cuando Frodo se pierde todos van tras él. Así, Pippin y Merry se ven separados del resto.[429] Sam se sienta solo y descubre el bote que falta. Sube a otro y va tras Frodo.]

[Junto a este pasaje entre corchetes está escrito Sí.] [383]

Resulta claro que mi padre aceptó enseguida en este último pasaje que la Compañía había acampado en la orilla occidental, no en la isla en el río, porque ese pasaje contiene las palabras «Sam… descubre el bote que falta. Sube a otro y va tras Frodo», y esto, como se verá en un momento, es un elemento necesario en la historia que sigue.

Boromir está a favor del Oeste. En cualquier caso, dice que tiene miedo… de que el Anillo caiga ahora casi con toda seguridad en las manos del Enemigo.

—Esta locura le fue impuesta para ese propósito.[430]

Ahora desea ir a Minas Tirith lo más pronto posible. Sam va al Oeste [léase Este], los otros al Este [léase Oeste].

Sam descubre el rastro de Frodo.[431] ¿Cómo? Encuentra el bote golpeando contra la ribera.[432] Un poco más adelante encuentra un trozo de tela gris en una zarza… ha de atravesar un gran trecho de zarzas. Muy pronto Sam descubrió que estaba perdido en una tierra silenciosa y sin senderos. Pero tuvo la seguridad de que su amo se desviaría hacia la Montaña de Fuego. A lo lejos, a su derecha, los saltos rugían. Descendió al Cancha Aguada. La luz del día se desvaneció. Durmió en un árbol. Oyó a Gollum al pie e intentó rastrearlo a él, pensando que iba tras Frodo. Pero Sam no es lo suficientemente inteligente para Gollum, quien pronto es consciente de su presencia, da media vuelta y lo descubre. Le confiesa a Gollum que está intentando encontrar a Frodo.

Gollum ríe.

—Entonces su suerte es mejor que la que merece, sí —dice—, pues Gollum lo ha estado siguiendo: ¡Gollum puede ver huellas dónde él no puede ver nada, no!

Gollum estaba tan concentrado en el rastro —musitando para sí mismo «Pisadas, Gollum las ve, y las huele: Gollum es precavido»— que no pareció darse cuenta de los (relativamente) torpes esfuerzos de Sam por cazar furtivamente al cazador furtivo.[433]

Fue casi al anochecer del segundo día cuando Frodo, con todos sus sentidos en estado de alerta, creyó oír de pronto unas pisadas. Se pone el anillo, pero Gollum se aproxima y da vueltas cerca. Para gran sorpresa de Frodo aparece Sam. Para igual sorpresa [384] de Sam y Gollum, de repente Frodo se quita el anillo y se planta ante ellos.

Gollum es el más sorprendido: ya que entre Frodo y Sam se ve superado. Se encoge: pues como Portador del Anillo Frodo tiene poder sobre él (aunque Gollum en realidad es un objeto muy odiado). Gollum suplica el perdón, y promete ayudar, y aj no disponer de otro a quien recurrir, Frodo acepta. Gollum dice que los conducirá por encima de las Ciénagas de los Muertos hasta Kirith Ungol.[434] (Se ríe entre dientes para sus adentros al pensar que ése es exactamente el camino por el que desearía que fueran.)

Aquí termina el capítulo.

En esta etapa mi padre estaba siguiendo la Trama previa (p. 244): «En el punto donde Sam, Frodo y Gollum regresan para encontrarse con los demás… para cuyas aventuras véase más adelante. Pero deberían ser contadas en este punto». Creo que ahora decidió que ni siquiera este poco de la historia de Frodo y Sam al este del Anduin debería ser contado todavía, y puso entre corchetes todo lo que sigue desde «Sam descubre el rastro de Frodo», escribiendo al lado «Introducir en capítulo posterior. XXIV» (alterando posteriormente XXIV a XXV: véase p. 385).[435] Al mismo tiempo tachó «Aquí termina el capítulo» y continuó con la historia de los otros miembros de la Compañía.

Consternación del grupo al no encontrar rastro de Frodo. Boromir, Legolas, Gimli y Trotter regresan al campamento para descubrir que también Sam ha desaparecido, lo mismo que Pippin y Merry.

Trotter está abrumado por el pesar, pensando que ha fallado en su puesto como sucesor de Gandalf. Imagina que los hobbits están todos juntos; y espera en el campamento hasta la mañana.[436]

Por la mañana no se encuentra señal de ellos. La Compañía ahora está rota. A Trotter no se le ocurre otra cosa que ir hacia el Sur a Minas Tirith con Boromir. Pero Legolas y Gimli no tienen más ánimos para proseguir con la Misión, y sienten que ya hay demasiadas leguas entre ellos y sus hogares. Marchan de nuevo hacia el norte: Legolas con la intención de unirse a los [385] Elfos de Lothlórien por una temporada, y Gimli con la esperanza de regresar a la Montaña.[437]

Aquí termina el capítulo XX.

(Posteriormente el «capítulo XX» fue cambiado por «XXI», y los números de las sinopsis de capítulos que siguen también fueron alterados, como se explicará en un momento.)

XXI Qué sucedió con Gimli y Legolas. ¿Se encuentran con Gandalf?
XXII Qué sucedió con Merry y Pippin. Se pierden —extraviados por los ecos— en la búsqueda, y van corriente arriba del Río Entaguas y llegan a Fangorn. Aquí se encuentran con el Gigante Fangorn o Bárbol. Él los lleva a Minas Tirith.
XXIII Qué pasó en Minas Tirith. Asedio de Sauron y Saruman. Traición de Boromir. Repentina llegada de Gandalf… ahora convertido en un mago blanco. Bárbol rompe el asedio. El enemigo repelido al otro lado del Anduin. Los Jinetes de Rohan llegan a ayudar.
XXIV Qué sucedió con Frodo y Sam.

La comparación con la Trama anterior (pp. 246-248) mostrará que estas sinopsis repiten, de manera mucho más breve, lo que se escribió allí, y que no muestran ningún desarrollo más. En esta coyuntura mi padre realizó varias alteraciones de capítulo-estructura en el boceto de trama. Al comienzo, como ya se apuntó (p. 378), indicó que «La Compañía parte de la Lengua» debería formar la conclusión del capítulo XX («Adiós a Lórien»), mientras que todo lo que sigue debería constituir el XXI (aparte de la historia de Sam rastreando a Frodo y el encuentro con Gollum, que debería situarse en un capítulo posterior, como ya se decidió: p. 384). Las breves sinopsis que se acaban de dar fueron entonces numeradas de nuevo y ligeramente reordenadas: XXII (Merry y Pippin); XXIII (Gimli y Legolas); XXIV (Minas Tirith); XXV (Frodo y Sam).[438]

(ii) Mordor

Mientras da la impresión de que mi padre jamás dudó que después de la disolución de la Compañía debían seguir las historias del «oeste», [386] la historia del «este» de Frodo y Sam adquiría vida y expresión; en el acto continuó con el boceto de esa historia desde el punto en que la había dejado (p. 384), apuntando: «XXV: continuación después de abandonar arriba».

Hacen turnos para dormir, de modo que siempre haya uno despierto con Gollum.[439]

Todo el tiempo Gollum hace planes para traicionar a Frodo. Los conduce con astucia por encima de las Ciénagas de los Muertos. Hay caras muertas y verdes en las aguas estancadas; y las cañas secas sisean como serpientes. A medida que avanzan Frodo siente la fuerza del ojo que lo busca.

Por la noche Sam mantiene la vigilancia, sólo fingiendo que duerme. Oye a Gollum musitando para sí mismo palabras de odio hacia Frodo y codicia por el Anillo.

Los tres compañeros se acercan a Kirith Ungol, la terrible hondonada que conduce a Gorgoroth. Kirith Ungol significa Valle de Laraña: allí moraban grandes arañas, más grandes que las del Bosque Negro, como las que antaño había en la tierra de los Elfos y de los Hombres en el Oeste que ahora se encuentra bajo el mar, como contra las que luchó Beren en los oscuros cañones de las Montañas del Terror sobre Doriath. Gollum ya conocía bien a esas criaturas. Se escabulle furtivamente. Llegan las arañas y tejen sus redes sobre Frodo mientras Sam duerme: pican a Frodo. Sam despierta y ve a Frodo tumbado, pálido como la muerte… verdoso: recordándole las caras que había en las aguas de las ciénagas. No puede levantarlo o despertarlo.[440]

De pronto Sam tiene la idea de continuar con el trabajo, y tantea en busca del Anillo. No logra desengancharlo o romper la cadena, pero la quita por encima de la cabeza de Frodo. Mientras lo hace cree haber sentido un temblor (un suspiro o un escalofrío) recorrer el cuerpo; mas cuando se detiene no consigue captar ningún latido. Sam se pasa el Anillo alrededor del cuello.

[De repente la guardia Orea del Paso, conducida por Gollum, cae sobre ellos. Sam toma el regalo de Galadriel a Frodo… la redoma de luz. Sam se pone el Anillo e intenta luchar sin ser visto para defender el cuerpo de Frodo; [387] pero es derribado y casi pisoteado hasta morir. Jubilosos, los Orcos se apoderan de Frodo y se lo llevan, después de buscar en vano (pero sólo un rato) g] «otro hobbit» del que les habló Gollum.]

Este último párrafo, que yo he puesto entre corchetes, fue tachado con una indicación de ser sustituido por el siguiente y mucho más largo pasaje que estaba en una página separada. Sin embargo, resulta claro que esta sustitución no fue escrita mucho tiempo después.[441]

Entonces se sentó y recitó entre dientes un Lamento por Frodo. Luego, se limpió las lágrimas y pensó en lo que podía hacer. No podía dejar a su querido amo a la intemperie para las bestias feroces y las aves carroñeras; y pensó que trataría de marcar el lugar cubriendo su cuerpo con unas piedras.

—La cota de malla de plata de anillos de mithril será su sudario —dijo—. Pero depositaré la redoma de la Dama Galadriel sobre su pecho, y Dardo estará a su lado.

Tumbó a Frodo de espaldas y cruzó sus brazos sobre el pecho y colocó a Dardo a su lado. Y mientras sacaba la redoma, ésta resplandeció con una luz. Iluminó la cara de Frodo, que ahora se veía pálida pero hermosa con [una] belleza élfica, como la de quien ya ha dejado atrás las sombras.

—Adiós, Frodo —dijo Sam; y sus lágrimas cayeron sobre las manos de Frodo.

[Pero] en ese momento se oyó el sonido de fuertes pisadas que ascendían hacia la plataforma rocosa. Unas llamadas y gritos ásperos resonaron entre las rocas. Venían los Orcos, evidentemente guiados hasta aquel lugar.

—Maldito sea ese Gollum —dijo Sam—. Debería haber sabido que no era lo último que veríamos de él. Éstos son algunos de sus amigos.

Sam no tenía tiempo que perder. Ciertamente, no tenía tiempo para cubrir u ocultar el cuerpo de su amo. Sin saber qué hacer, se puso el Anillo, y luego también tomó la redoma para que los asquerosos Orcos no se apoderaran de ella, y se ciñó Dardo a la cintura. Y esperó. No tuvo que esperar mucho.

En la penumbra, primero apareció Gollum olfateando el rastro, y detrás vinieron los orcos negros: parecían cincuenta o más. Con un grito se lanzaron sobre Frodo. Sam intentó luchar sin ser visto, pero justo cuando trataba de desenvainar Dardo fue derribado y pisoteado por la acometida de los Orcos. [388] Se quedó sin aliento. [Añadido a lápiz: El valor le falló.] Con gran júbilo los Orcos tomaron a Frodo y lo alzaron.

—Había otro, sí —gimoteó Gollum.

—¿Dónde está, entonces? —preguntaron los Orcos.

—En algún lugar cerca. Gollum lo siente, Gollum lo huele

—Bien, pues encuéntralo, llorón —dijo el Jefe Orco—. No podrá ir lejos sin meterse en problemas. Tenemos lo que queremos. ¡Portador del Anillo! ¡Portador del Anillo! —gritaron con alborozo—. Daos prisa. Daos prisa. Enviad a uno veloz hasta Baraddur ante el Gran Único. Pero no podemos esperar aquí, debemos [regresar] a nuestro puesto de guardia. Llevad al prisionero a Minas Morgul. [Añadido a lápiz: Gollum corre detrás sollozando que el Precioso no está allí.]

Aquí termina el texto de sustitución.

Mientras así lo hacen, Frodo parece despertar y lanza un grito sonoro, pero lo amordazan. Sam se encuentra desgarrado entre el júbilo al descubrir que está vivo y el horror al ver que los Orcos se lo llevan. Trata de seguirlos, pero marchan demasiado rápido. El Anillo parece crecer en poder en esta región: ve con claridad en la oscuridad, y parece comprender el habla de los orcos. [Teme lo que puede suceder si se encuentra con un Espectro del Anillo… el Anillo no confiere valor: el pobre Sam tiembla todo el tiempo.][442] Sam infiere que van a ir a Minas Morgul: ya que no les está permitido abandonar su puesto… pero un mensajero ha sido despachado en el acto para anunciarle al Señor Oscuro la captura del Portador del Anillo y recoger sus órdenes.[443]

—El Poderoso está preparando grandes cosas —dice uno—. Todo lo que ha ocurrido hasta ahora no es más que una escaramuza comparado con la guerra que va a iniciarse. ¡Días buenos, días buenos! Sangre en la espada y fuego en la colina, humo en el cielo y lágrimas en la tierra. ¡Un buen tiempo, amigos míos, para traer un verdadero Año Nuevo!

Los Orcos marchan a tanta velocidad que pronto Sam se cansa y queda rezagado; pero él continúa fatigosamente en la dirección de Minas Morgul, recordando todo lo que puede de los mapas. El sendero conduce montañas arriba… el cuerno del [389] norte de las Montañas de la Sombra que dividió el valle ceniciento del Gorgoroth del valle del Río Grande. Escudriñando, Sam vio toda la llanura viva con ejércitos, a caballo y a pie, penachos negros, estandartes rojos y negros. Huestes interminables de los pueblos salvajes de Rhûn, y el pueblo malvado de Harad, salían de Kirith Ungol en dirección a la guerra. El humo y polvo lejanos sugerían que por el Este venían más. [Así era… más allá de donde llegaba la vista de Sam, los ejércitos cabalgaban y marchaban: el Señor Oscuro se había decidido a atacar. De más allá del Mar Interior de Rhûn[444] y subiendo por los ríos al este del Bosque Negro, rodeando las torres de Dol Dúghul marcharon a montones, atravesando el pantano y el bosque hacia las riberas del Río Grande. Lothlórien se hallaba envuelta en llamas. Desde las Montañas Nubladas, desde Moria… Khazaddûm y muchas cuevas ocultas salieron los orcos para unirse a ellos; desde Harad y Mordor fueron contra Ondor y buscaron las murallas de Minas Tirith; y desde Isengard, viendo los faros de guerra ardiendo a lo lejos en Mordor, salió el traidor Saruman con muchos lobos.][445]

Sam viene tan cerca por detrás que ve desde abajo a la hueste orea entrando por las puertas de la Ciudad[446] [Tachado:… y no tienen tiempo para robar a Frodo].

Por fin Sam vio ante él la ciudad amurallada que una vez había sido la Ciudad del Sol [> de la Luna]: Minas Anor [> Ithil] en los tiempos del viejo (Elendil).[447] En el centro se erguía una alta torre… desde lejos parecía hermosa. Pero Sam entró en la ciudad y vio que todo estaba profanado: y en cada piedra y esquina había talladas figuras y caras y señales de horror. Tal espanto recorría todas las calles que apenas fue capaz de mover las piernas u obligarse a continuar.

«¿Dónde, en todo este diabólico agujero, han llevado a mi pobre amo?», pensó Sam. Se siente atraído hacia la Torre Alta. Sube por una escalera de caracol aparentemente interminable, sin ventanas; encogido, se mete en unos nichos malolientes cada vez que los gruñentes Orcos suben o bajan. En la cima hay cuatro puertas cerradas, Norte, Sur, Este, Oeste. ¿En cuál está? En cualquier caso, cómo podrá entrar: todas están cerradas.

De repente, Sam hizo acopio de valor y realizó un acto intrépido… la añoranza por su amo fue más fuerte que todos los [390] demás pensamientos. Se sentó en el suelo y empezó a cantar. La «Canción del Troll» —o alguna otra canción hobbit— o, posiblemente, parte de la canción de los Elfos O Elbereth. (Sí.)

Se oyen gritos de furia y aparecen guardias en las escaleras desde arriba y abajo.

—Cerradle la boca… al perro asqueroso —gritan los Orcos—. Ojalá recibiéramos el mensaje del Gran Único y pudiéramos empezar nuestro Interrogatorio ¡o llevarlo a Baraddur. Je, je! Allí sí que saben hacerlo. Hay Uno que pronto descubrirá dónde escondió el pequeño tramposo su Anillo].[448] Cerradle la boca

—¡Cuidado! —gritó el capitán—. No empleéis demasiada fuerza antes de recibir noticias del Gran Único.

Con este truco Sam encontró la puerta, pues un Orco abrió la del Este y entró con un látigo.

—Contén tu lengua asquerosa —dijo en el momento en que Sam oyó el restallar del látigo.

Veloz como el relámpago, Sam se escabulló al interior. Deseó apuñalar al Orco, pero sabiamente se contuvo. A la luz de [la antorcha >] la pequeña ventana Este vio a Frodo tumbado sobre la piedra desnuda… los brazos sobre la cara [? protegiéndose] del golpe del látigo. Farfullando, el orco salió y cerró la puerta.

Frodo gimió y se volvió, descubriendo su cara… todavía pálida por el veneno.

—¿Por qué los sueños se burlan de mí? —dijo—. ¡Creí escuchar una voz que cantaba la canción de Elbereth!

—¡No estaba soñando! —exclamó Sam—. Soy yo, amo —se quitó el Anillo.

Pero Frodo experimentó un gran odio que le inundó el corazón. Ante él había un orco pequeño, patizambo, que lo miraba con ojos entornados desde una cara maligna. Le recordó ligeramente a alguien que una vez había conocido y amado… u odiado. Se incorporó.

—¡Ladrón! —gritó—. Dámelo.

Sam quedó muy desconcertado: y se apartó, tan súbito y sombrío había sido el cambio en el rostro de su amo. «El pobre todavía está mithered»,[449] pensó.

—Claro, amo Frodo. He venido detrás lo más rápidamente que he podido para dárselo. [391]

Con esas palabras colocó el anillo en la mano ansiosa de Frodo, y se quitó la cadena del cuello. [Sólo durante dos días había sido Portador del Anillo, sin embargo sintió un curioso pesar al abandonarlo.][450]

—¡Sam! —gritó Frodo—. ¡Sam! Mi querido y viejo Sam. ¿Cómo llegaste aquí? Creí… —Entonces se apoyó en Sam y lloró largo rato—. Creí —repitió por fin—. Bueno, no importa. Creí que estaba perdido y que ellos habían tomado el Anillo y que todo estaba en ruinas. ¿Cómo lo conseguiste?… Cuéntamelo.

—No robándolo —dijo Sam esforzándose por sonreír—. O no exactamente. Lo tomé cuando creí que usted estaba muerto, amo. Sí, pensé que estaba muerto en aquel lugar Kirith algo, con esos horrores reptantes. Fue una hora negra, amo Frodo, pero me pareció que Sam debía continuar… si podía. —Entonces, le contó la historia del ataque y cómo lo había seguido—. Y ahora nos encontramos en un sitio llamado Minas Morgul —dijo—, y por suerte no estamos en la misma Torre Oscura, por lo menos todavía no. Pero sea el Minas que fuere, hemos de irnos a toda velocidad. Aunque no veo cómo.

Lo discutieron buen rato en susurros.

—El Anillo no ocultará a dos —dijo Sam—, y creo que usted no querrá volver a separarse de él. En cualquier caso, el Anillo es suyo, amo. Una vez que nos encontremos fuera de aquí, usted podrá marcharse con facilidad, siempre que no aparezca ninguno de los Espectros del Anillo o de los Jinetes Negros, o algo peor. Hay algunos ojos desagradables en esta ciudad, o el picor de mi piel sólo se debe a los temblores de un constipado que me estoy pillando. Mi consejo para usted es que se largue lo más rápidamente posible.

—¿Y tú? —preguntó Frodo.

—Oh, yo —dijo Sam—. Eso no se puede evitar. Quizás encuentre una forma de escapar o quizá no. De todas formas, ya he cumplido el trabajo que vine a hacer.

—Creo que todavía no —dijo Frodo—. Todavía no. No creo que nos separemos aquí, querido amigo.

—Bueno, amo, entonces dígame cómo.

—Déjame pensar —dijo Frodo—. Tengo un plan —anunció por fin—. Es un riesgo, pero tal vez funcione. ¿Tienes todavía tu espada? [392]

—Sí —afirmó Sam—, y también a Dardo, y la redoma de luz. Iba a depositarlos junto a usted bajo las piedras —tartamudeó— cuando los Orcos asesinos cayeron sobre nosotros. Creí que usted estaba muerto… hasta que gritó cuando lo agarraron.

Frodo sonrió y recuperó sus tesoros. Sacó a medias a Dardo de su funda y la pálida luz azul osciló sobre la hoja.

—¡No me sorprende —exclamó— que Dardo brille en Minas Morgul! Bueno, Sam, ponte allí… donde te encontrarás detrás de la puerta en cuanto se abra. Desenvaina tu espada. Yo rae tumbaré en el suelo como estaba. Entonces puedes empezar de nuevo tu canción… y eso hará que pronto venga un orco. Esperemos que no sea más de uno.

—Pero los látigos, amo, los perros asesinos lo azotarán por mí, y eso no puedo soportarlo.

—No tendrás que hacerlo si eres rápido con la espada —dijo Frodo—. ¡No te preocupes! No han tenido tiempo de registrarme… no creo que los Orcos se atrevan a tocar el Anillo destinado a nadie que no sea servidor del Anillo o Sauron en persona. Se cercioraron de que no tenía una espada y me tiraron al suelo. Así que todavía dispongo de mi cota de malla de mithril. Ese latigazo que oíste al entrar me lo dieron en el costado y en la espalda… pero no creo que encuentres alguna marca.

Sam se sintió muy aliviado.

—Muy bien, ¿cuál es la idea, señor Frodo? —preguntó.

—Debes hacer lo que esté a tu alcance para matar al Orco que entre —dijo Frodo—, Si hay más de uno yo me incorporaré de un salto y te ayudaré, y quizá nos veamos obligados a abrirnos paso luchando. Pero hacer que alguien entre parece nuestro único camino para escapar.

Frodo empezó a cantar de nuevo O Elbereth (unas pocas líneas). Con un juramento, la puerta se abrió y entró el capitán orco, restallando el látigo.

—Silencio, perro —gritó, y levantó el látigo.

Pero en el mismo instante en que lo hacía, Sam saltó de detrás de la puerta y le apuñaló la garganta. El Orco cayó con un gorgoteo. Frodo se incorporó de un salto, empujó la puerta con suavidad y se acuclilló a la espera de cualquier otro orco que pudiera venir. Les llegó el sonido lejano de voces ásperas escaleras arriba, pero ningún otro ruido. [393]

—Ésta es nuestra oportunidad —dijo Frodo—. Ponte su ropa lo más rápido que puedas.

Muy rápidamente desnudaron al orco, quitándole la cota de malla como de escamas negras, desabrochándole la hebilla de la espada y desprendiéndole el pequeño escudo redondo que llevaba a la espalda. La gorra de hierro negro era demasiado grande para Sam (pues los orcos tienen cabezas grandes para su tamaño), mas se puso la cota. Le quedó un poco suelta y larga. Se colocó la capa negra con capucha alrededor de los hombros, tomó el látigo y la cimitarra y se colgó el escudo rojo. Luego, arrastraron el cuerpo detrás de la puerta y salieron a hurtadillas. Frodo fue primero.

Cuando volvieron a cerrar la puerta, fuera reinó la oscuridad. Frodo sacó la redoma de cristal. Bajaron rápidamente por la escalera. A mitad de camino se encontraron con alguien que subía con una antorcha. Frodo se puso el Anillo y se hizo a un lado; pero Sam continuó al encuentro del trasgo. Se rozaron y el trasgo habló en su áspera lengua; pero Sam sólo contestó con un gruñido colérico. Eso pareció satisfactorio. Era evidente que Sam fue confundido con alguien importante. El trasgo se apartó para dejarlo pasar, y se dieron prisa en proseguir el descenso. [Tachado: ¡No adivinaron que se trataba del mensajero que regresaba de Baraddur!]

Salieron de la Torre Abominable. Caía la noche: en el Oeste, sobre el valle del Anduin, había alguna luz. Muy lejos se cernían las Montañas Tenebrosas y la torre de Minas Tirith. Pero hacia el Este el cielo estaba oscuro, con nubes negras y bajas que casi parecían descansar sobre la tierra. Un crepúsculo intranquilo yacía sobre las calles oscuras. Se oyeron unos gritos agudos como si vinieran de bajo tierra, unas formas extrañas pasaron aleteando o se asomaron en los callejones y agujeros de las casas [?abiertas]; se escucharon voces [?? desanimadas] y leves ecos de una canción triste y monótona. Todas las caras talladas los miraban de soslayo con malicia, y los ojos les brillaban con un fuego profundo.

Los hobbits tuvieron escalofríos mientras continuaban a toda velocidad. Parecía haber pisadas que los seguían, y doblaron por muchas esquinas, pero nunca consiguieron perderlas. Con crujidos y sonidos leves en las piedras prosiguieron tenazmente tras ellos. [394]

Llegaron hasta las puertas. Las principales estaban cerradas; sin embargo, una puerta pequeña todavía estaba abierta. A ambos lados había centinelas, y en la abertura se erguía un vigilan, te armado mirando hacia la oscuridad creciente. Los Orcos esperaban al mensajero de Baraddur.

—Quédate aquí —susurró Frodo, empujando a Sam a la oscuridad de una columna justo delante de la puerta—. Mientras tengo puesto el Anillo soy capaz de entender gran parte de su lengua, o el pensamiento que hay tras las palabras… no sé bien cuál. Si grito ven corriendo, y si puedes atraviesa la puerta.

[Lo siguiente fue tachado con toda probabilidad tan pronto como fue escrito: El guardia que había ante la puerta abierta estaba rezongando. «Uno habría pensado que sólo habíamos capturado a un elfo perdido. ¿Es [el] Portador del Anillo [escrito arriba: Ladrón] de poca importancia para ellos ahora en la Torre Oscura? Uno habría pensado que El por lo menos habría enviado a un Jinete. Ni siquiera la guerra que se está librando ahora habrá disminuido el valor del Tesoro Único».

De repente, Frodo lanzó una estocada con Dardo. El vigilante cayó. Pero Frodo se apoyó contra la puerta por si un guardia la empujaba y gritaba. Los centinelas saltaron. Sam vino corriendo, pero en un principio lo tomaron por un trasgo que iba en su ayuda. Abatió a uno antes de que se dieran cuenta de su enemistad y cruzó la puerta de un salto]

—No —dijo Sam—, eso no nos servirá. Si tenemos que luchar ante la puerta, de poco nos servirá cruzar. Tendremos a todos los avispones zumbando detrás de nosotros antes de que hayamos avanzado muchas yardas: y ellos conocen estas montañas desagradables tan bien como yo Bolsón Cerrado. La fanfarronería es la única esperanza, señor Frodo, con su perdón.

—Muy bien, mi buen Sam —dijo Frodo—, intenta la fanfarronería.

Sintiéndose un pequeño «fanfarrón» como nunca antes en su vida, Sam se adentró todo lo despreocupadamente que pudo en la sombra de la oscura puerta. Los centinelas de cada lado lo miraron y se quedaron quietos. Llegó junto al vigilante y lo miró. Éste se sobresaltó y lo observó colérico.

Frodo se plantó detrás con cautela. Vio que la mano del orco buscaba la empuñadura de la cimitarra. [395]

—¿Quién eres y a quién crees que estás empujando? —preguntó—. ¿Estoy al mando de la puerta o no? —Sam volvió a intentar el truco. Gruñó con ira y salió de la puerta. Pero el truco no funcionó bien una segunda vez. El vigilante saltó tras él y le aferró la capa.— Es hora de cierre [?desde léase desde hace más] de media hora —dijo—, y tú lo sabes. A nadie salvo a los mensajeros del Señor se les permite entrar o salir, y tú lo sabes bien. Si tengo algún problema más informaré de ti al Capitán [tachado: de Morgul].

Sam se preparó a dar batalla. Se volvió para enfrentarse al vigilante con la mano sobre la empuñadura de la espada y giró su escudo redondo. Era un escudo rojo, y en el centro tenía pintado un único ojo rojo. El vigilante retrocedió con agilidad.

—Perdóname —dijo—, oh, Capitán de Morgul. No te reconocí. Sólo cumplía con mi deber como lo consideraba oportuno.

Sam adivinó parte de lo que había ocurrido, volvió a gruñir y agitó la mano como despidiéndolo y se alejó por el sendero en dirección a la oscuridad. El vigilante lo miró al tiempo que sacudía la cabeza. Se quedó bloqueando la puerta de modo que Frodo no pudo pasar.

Sam ya había desaparecido por el camino descendente, y Frodo aún seguía esperando una oportunidad para escabullirse sin tener que pelear antes de que se cerrara la puerta. De repente se escuchó un estruendo sonoro. Dong Dong Dong. Una campana grande repicaba en la Torre Abominable: había sonado la alarma. Frodo oyó gritos lejanos. Pronto pudo oír voces que ordenaban:

—Cerrad las puertas. Atrancad la puerta. Vigilad los muros. El Portador ha escapado de la Torre.

El vigilante se apoyó en la puerta y empezó a cerrarla. Se aproximaron pies a toda carrera. Frodo aprovechó la única oportunidad. Agachándose, cogió las piernas del vigilante, lo derribó y pegó un salto. Mientras corría oyó gritos y juramentos.

—Te digo que el Capitán está muerto y despojado de sus ropas en la Torre —escuchó—. Eres un imbécil. Has dejado escapar al portador. Eres un imbécil.

Hubo un golpe y un grito. Los Orcos salieron en tropel por la puerta, y la campana seguía repicando.

De pronto, oscura en el cielo, una figura negra apareció volando baja por el este: parecía un gran pájaro, como un águila [396] o más como un buitre. Los orcos dejaron de parlotear con chillidos, pero Frodo no esperó. Adivinó que algún mensaje urgente concerniente a su persona había arribado desde la Torre Oscura.

Aquí finaliza el texto a tinta, pero es seguido por unas pocas líneas a lápiz:

Encuentra a Sam

Escapan… y mientras avanzan hacia Mordor, esto retrasa la persecución, que va hacia el Norte y Oeste del Anduin.

Fin del capítulo XXV

Gorgoroth

Cómo Frodo llegó hasta la Montaña de Fuego. Véase boceto (b) (c).

Esta última referencia a las páginas de la Trama previa, en este libro, pp. 244-245, desde «El Paso de Gorgoroth no está lejos de la Montaña de Fuego» hasta «¿se arroja con Gollum al abismo?»

Toda esta historia de la huida desde Minas Morgul fue desarrollada de las breves palabras de la primera Trama (pp. 245-246):

Sam… entra en Morgol y encuentra a Frodo. Frodo siente odio hacia Sam y lo ve como un orco. Pero de pronto el orco habla y alarga el Anillo: Tómalo. Entonces Frodo ve a Sam. Salen a gatas… Sam se viste como un orco.

No puede haber ninguna duda de que el texto recién dado, empezando como un esbozo en tiempo presente y deslizándose casi de manera imperceptible hacia una narrativa completa, fue la aparición real en papel de lo que en última instancia se convirtió en la «Torre de Cirith Ungol» en El Retorno del Rey (VI. 1). Fue escrito a toda velocidad (aunque sorprendentemente legible), casi sin ninguna corrección en la sintaxis, y da la impresión de una composición ininterrumpida, quizás incluso finalizada de una sola tirada. Al ser escrito en esta etapa,[451] su relación con la forma definitiva de la historia en «La Torre de Cirith Ungol» es mucho más remota de lo que ha sido el caso en todo lo demás, y aunque algunos elementos nuevos (ausentes en la Trama anterior) se introducen ahora y son mantenidos —en especial la canción de Sam, importante para descubrir dónde estaba Frodo—, la historia será radicalmente remodelada en todos los puntos: en la geografía, [397] motivos, estructura de acontecimientos… como para convertirse en casi una nueva concepción.

De hecho, ciertos desarrollos posteriores parecen haber tenido lugar muy pronto. Hay algunos otros papeles encontrados con este texto, todos de la misma época pero absolutamente nítidos en aspecto y modo de escritura. Aquí la historia de Frodo y Sam se ve desarrollada toscamente un poco más, y la fuga de Minas Morgul es reconsiderada y reescrita. Creo que este material posterior pertenece de hecho casi a la misma época del texto primario. Hay varias cosas que así lo indican. La sugerencia que se encuentra aquí de que «podrían ser Merry y Pippin los que tienen la aventura en Minas Morgul si se quita a Bárbol», muestra que la narrativa formada en su totalidad no había avanzado más allá de la Disolución de la Comunidad; y el capítulo todavía se menciona como el «XXV». (Mi padre aún conservaba los capítulos «XXI-XXIV» como se habían esbozado en la p. 385 y todavía no se había embarcado en la escritura de las aventuras del «oeste».)

El texto se encuentra escrito de manera bastante legible a tinta, pero hacia el final se convierte en un garabateo a lápiz, aquí y allá excesivamente difícil de distinguir.

Cap. XXV

Minas Morgul ha de hacerse más horrible. El habitual material de los «trasgos» no basta aquí del todo.

La Puerta con forma de una boca abierta con dientes y una ventana como un ojo a cada lado. Cuando Sam la cruza, siente un escalofrío horrible.[452] A ambos lados hay dos figuras silenciosas sentadas como centinelas.

Sustituir algo del siguiente tipo por pp. [393-394].

Las puertas principales exteriores ahora están cerradas. Pero una puerta pequeña en el centro de una se encontraba abierta. (Daba al sur.) La Caseta del Guardia perforada en la pared era oscura como la noche y la pálida luz cenital aparecía como un parche pequeño al final de un túnel. A medida que Sam y Frodo se acercaban con cautela vieron o adivinaron la forma grande y ominosa de unos centinelas a ambos lados: todavía sentados en silencio e inmóviles: pero de ellos parecía emanar una amenaza innombrable.

—¡Quédate aquí! —susurró Frodo empujando a Sam a la sombra de un muro cercano a la puerta—. Mientras yo lleve el [398] Anillo, puedo entender mucho de la lengua de los enemigos o el pensamiento que hay tras las palabras: no sé cuál. Avanzaré e intentaré averiguar algo. Si grito, ven corriendo, y si puedes trata de atravesar la puerta.

—¡No! —dijo Sam—, eso no servirá. Si luchamos ante la puerta sería mejor que nos quedáramos dentro. Tendríamos a todos los avispones, orcos y fantasmas, zumbando detrás de nosotros antes de haber avanzado una docena de metros: y ellos conocen estas montañas horribles tan bien como yo Bolsón Cerrado. La fanfarronería es la única esperanza, señor Frodo, con su perdón.

—Muy bien, mi buen Sam —dijo Frodo—, ¡intenta la fanfarronería!

Sintiéndose un pequeño «fanfarrón» como nunca antes en su vida, Sam avanzó, tan intrépido y despreocupado como pudo aparentar, temblándole las rodillas y con la respiración extrañamente entrecortada. Cada paso adelante se hizo más difícil. Era como si alguna voluntad que negara el paso estuviera tensada como cuerdas invisibles a lo ancho de su camino. Sintió la presión de ojos invisibles. Pareció que pasaba una eternidad antes de que atravesara la oscuridad del arco de la puerta, y se sintió cansado como si hubiera estado nadando contra una fuerte corriente. Los centinelas se hallaban sentados allí: oscuros y quietos. No movieron sus manos como garras apoyadas sobre las rodillas, no movieron sus cabezas encapuchadas [tachado: mirando rígidamente] donde no se podía ver ninguna cara; pero Sam experimentó una repentina picazón en la piel, advirtió que estaban vivos y repentinamente alertas. Cuando pasó entre ellos dio la impresión de encogerse [y] marchitarse, desnudo como un insecto que se arrastrara a su agujero bajo los ojos de pájaros gigantescos. Llegó a la puerta abierta: justo fuera el sendero conducía hasta una serie de escalones que daban al camino de abajo. Sólo un escalón y se encontraría fuera… pero no podía pasar: era como si el aire ante él se hubiera vuelto rígido. Tuvo que hacer acopio de su fuerza y su voluntad. Como si fuera de plomo alzó el pie y lo obligó poco a poco a cruzar el umbral, a ambos lados sintió que la oscuridad lo miraba con ojos entornados y le sonreía con una mueca. Despacio se forzó a bajar el pie. Tocó el escalón del exterior: y entonces algo pareció romperse. Se quedó inmóvil. Creyó oír un grito, [399] pero no supo si era dentro de él o en alguna remota torre vigía. Se oyó el súbito entrechocar del hierro. Un Orco salió corriendo de la caseta de guardia.

Frodo, que avanzaba con cautela detrás, también se encontró en ese momento bajo el arco. Oyó que el guardia gritaba con tono áspero:

—Los de ahí, ¿quiénes sois y qué creéis que estáis haciendo? —Aferró la capa de Sam. Éste gruñó colérico, pero el truco no funcionó tan bien una segunda vez—. Es hora de cierre desde hace media hora —rugió—. A nadie salvo a los mensajeros del Señor se les permite entrar o salir, y tú lo sabes. La puerta aguarda al que trae el mensaje de Baraddur, pero a nadie más.

De todo eso Sam sólo entendió que le estaba prohibido pasar. No podía adelantarse: así que súbitamente retrocedió y pisó los pies del Orco que había detrás. Frodo vio que la mano del guardia buscaba la empuñadura de su cimitarra.

—Eh, ¿a quién estás pisando? —dijo.

Sam se aprestó para la lucha. Dio media vuelta, etc. como antes.

[Tachado: Una alternativa sería hacer que la puerta fuera infranqueable. Se da la alarma. La Ciudad despierta. El Buitre (Jinete Negro) llega a la plaza principal. En el acto Frodo sabe que el Anillo es inútil. Se siente casi descubierto. El mensajero dice que el Anillo aún se encuentra en la ciudad: lo siente.]

Narración alternativa.

Hacer que la luz se apague en la ventana mientras Sam y Frodo hablan en la Torre Abominable. Prueban el truco de que un orco abra la puerta a medida que crece el crepúsculo. No se disfrazan. Se adentran con cautela en la ciudad. Algo le advierte a Frodo que no use el Anillo. Las capuchas elfas demuestran ser mejores en la Ciudad de Magia que el Anillo… los dos hobbits (ayudados por cierta gracia de Galadriel que se impregnó en las capas) pasan por las calles como niebla. La puerta está cerrada… los centinelas son descritos: tres a cada lado.[453]

Borrador para la Puerta de Minas Morgul.

Los muros son altos y si era posible subir a ellos sin ser vistos [401] —no lo es: las pocas subidas están vigiladas— no podrían bajar. Se encuentran atrapados.

Un grito procedente de una torre de guardia. La luna en cuarto menguante se alza en el Este. Una forma oscura que vuela desde el Este, un punto negro contra las nubes. El Buitre portando un Espectro del Anillo se posa en la plaza principal. Ha venido a llevarse a Frodo de regreso a la Torre Oscura. En ese momento, boom, se da la alarma desde la Torre Abominable. El Espectro del Anillo dice que el Anillo no ha abandonado la Ciudad: lo siente. Búsqueda en la ciudad. Huida por los pelos de los hobbits. Pese al Espectro del Anillo, una hueste de orcos se reúne para barrer las montañas (? Frodo y Sam atrapan a dos orcos en un callejón y se apoderan de capas y pertrechos. ?) Pasan por detrás de la compañía. Describir el sentimiento reacio, y a los centinelas inmóviles. Incluso mientras pasan éstos se mueven: y lanzan un grito maligno, horrible, lejano. De pronto la luna queda oculta por las nubes. Un feroz y frío viento del Este. ¿Lluvia? Los hobbits se arrojan de bruces sobre las piedras. Los Orcos pasan sobre ellos. La persecución los pierde porque marchan hacia Mordor. Van hacia el Oeste y el Norte.

Ahora proseguir para describir el viaje a la Montaña de Fuego. Les siguen unas pisadas. Gollum ha captado el rastro.

Frodo y Sam viajan de noche bajando las pendientes del Duath hacia el terrible páramo del Gorgoroth.[454]

[Las capas grises de Lothlórien deben hacerse más mágicas y eficaces. —¿Son ropajes mágicos? —pregunta Frodo. —No sabemos a lo que te refieres —contestaron—. Tienen virtudes: pues son élficos. —Eran verdes y grises: su propiedad es la de mezclarse a la perfección con todos los entornos naturales: hojas, ramas, hierba, agua, piedra. A menos que la luz directa del sol caiga sobre ellas, y el que la lleve se encuentre en movimiento o perfilado contra el cielo, no eran invisibles, pero sí imperceptibles.][455]

A lo lejos vieron el lado de abajo de las Montañas manchado de rojo con el resplandor de Amarthon [escrito arriba: Dolamarth]: el Monte del Destino: la Montaña de Fuego.[456] Hay un constante retumbar de truenos. Frodo siente el Ojo. Bajan a una larga hondonada que da al Gorgoroth más allá del extremo sudeste de Kirith Ungol: es el fin del camino desde Barad-dûr [402] hasta Morgul.[457] Grandes y espantosas columnas de caverna.[458] Escudriñan [? fuera ? alrededor] bajo el día gris por encima del Gorgoroth. El Monte del Destino está humeando y ardiendo a la izquierda. Una nube negra flota sobre Baraddur. Millones de pájaros… [? conducidos por buitres]: la llanura parece hormiguear con insectos —una gran hueste reunida—, todos pasando en dirección a Kirith. Al anochecer toda la llanura está silenciosa y vacía. Las cenizas caen sobre la llanura. La luna se alza tarde. Muy oscuro. Comienzan el peligroso cruce. Crujidos de pies que los siguen. Viajan toda la noche.

Las distancias son más bien demasiado grandes… se facilitaría si los Orcos se llevaran a Frodo al [? Este] la Torre de Guardia de R… — Abominable y Horroroso [escrito arriba: Cruel y Horrible]. Entonces podrían ver con más facilidad la hueste y no tendrían que cruzar Kirith Ungol.[459]

[Tachado: podrían ser Merry y Pippin los que tienen la aventura en Minas Morgul si se quita a Bárbol.][460]

Desde la Torre-Horrible Gorgos (y Nargos) sólo serían 70 millas. Podrían avanzar con cautela alrededor del borde de Eredlithui.[461]

Sam, de algún modo, debe caerse. Trastabillar y romperse una pierna: piensa que es una grieta en el suelo… en realidad Gollum. [?Hace que] Frodo continúe solo.

Frodo sube fatigosamente el Monte del Destino. Terremotos, el terreno está caliente. Hay un sendero estrecho que asciende serpenteando. Tres fisuras. Cerca de la cima se encuentra el Pozo de Fuego de Sauron. Una abertura en la ladera de la montaña conduce a una cámara cuyo suelo está rajado por una hendidura.?[462]

Frodo se vuelve y mira al noroeste, ve el polvo de la batalla. Débil sonido de cuerno. Es Rayo de Viento, el Cuerno de Elendil, que se hace sonar sólo en la adversidad.[463]

Los pájaros vuelan en círculos en lo alto. Pisadas detrás.

Entonces es por la noche, antes del ascenso al Monte del Destino, que Frodo ve el ojo solitario, como una ventana inmóvil y que, sin embargo, busca en Baraddur.

Descripción de Baraddur vista desde lejos.

Transcribo aquí la última parte del esquema temporal de este período [403] que cubre los eventos de este borrador de trama. Para la estructura cronológica de esta trama, véase p. 429 («esquema I»).

Dic. 25 Llega a Tolbrandir al anochecer.
26 Huida de Frodo.
Ene.3 Gollum se escabulle.
5 Frodo, Sam [tachado: y Gollum] llegan a Kirith Ungol.
6 Frodo es capturado.
8 Sam rescata a Frodo en [Minas Morgul >] Gorgos.
9 Sam y Frodo viajan por Duath.
10 Sam y Frodo ven la hueste en Gorgoroth y se quedan escondidos.
[Estas dos entradas se cambiaron para que leyeran: Ene. 9, 10, 11 Sam y Frodo viajan por Eredlithui (ven las huestes yendo a la guerra).]
12, 13 Ascensión al Monte del Destino
14 [? Cuernos]… Caída de Mordor.
15 Victoria y retorno a Minas Tirith.
[Añadido: Ene. 25 Llegada a Minas Tirith. Ene. 26 Gran Banquete.]

Los puntos notables en este esquema temporal son la corroboración de la afirmación en el texto de que Sam había sido el Portador del Anillo durante dos días (véanse pp. 390-391 y nota 450); el cambio de lugar del encarcelamiento de Frodo de Minas Morgul a Gorgos (véanse p. 401 y notas 459, 461); y la mención del gran banquete que siguió a la victoria (cf. p. 248).