[287]
He dividido el borrador del manuscrito de la historia de «Lothlórien» en dos partes, aunque en esta etapa mi padre continuó sin interrupción hasta el fin en CA, Libro II, capítulo 7, «El Espejo de Galadriel»; y vuelvo ahora al punto en que lo dejé en la p. 274. Desde la llegada de la Compañía a Cerin Amroth el borrador está escrito con un lápiz grueso y blando y es muy difícil.
El sol se había hundido detrás de las montañas y las sombras crecían en el bosque cuando se pusieron otra vez en marcha. Los senderos se adentraban ahora en un bosque denso donde la oscuridad ya estaba cerrándose. Ya casi era de noche bajo los árboles cuando salieron de pronto bajo un pálido cielo nocturno salpicado por unas pocas estrellas tempranas. Un vasto espacio sin árboles se extendía ante ellos en un gran círculo. Más allá había un foso profundo, cubierto de hierba, y del otro lado se levantaba una pared verde. Un terreno [?ascendente] dentro del círculo estaba [?? denso con] árboles mallorn, los más altos que hubieran visto hasta entonces en esa región. El más alto debía tener unos 60 metros y era de gran circunferencia. Las ramas más bajas estaban a 3 brazas por encima de sus raíces. En las ramas superiores, entre las hojas, brillaban innumerables luces, doradas y blancas y de un verde pálido.
—Bienvenidos a Caras Galadon —dijo—, la ciudad de Nelennas que [?quizás] en vuestra lengua es llamada El Ángulo.[330] Pero tenemos que dar un rodeo; las puertas no miran al norte.
Había un camino de piedras blancas que recorría el circuito de los muros. En el lado sur había un puente sobre un foso que conducía a las grandes puertas, situadas a los extremos de los muros donde se superponían. Pasaron al interior de una profunda sombra donde los dos muros verdes terminaban [?en una] senda. No vieron a nadie de guardia,[331] sonaban muchas voces suaves arriba, y en la distancia él [sc. Frodo] oyó una voz clara cayendo del aire encima de ellos. [288]
El texto original a lápiz continúa por un cierto tiempo desde este punto, pero mi padre escribió en parte sobre él con tinta, y (más ampliamente) lo borró del todo antes de haber puesto el nuevo texto en su lugar. Aquí y allá se mantuvieron fragmentos del texto original donde no fue borrado, sino sobreescrito, se puede distinguir un nombre o una frase. No hubo un gran intervalo entre las dos formas del texto; en cualquier caso, mi padre quizá reescribiera toda esta sección debido principalmente a que era casi ilegible.
Recorrieron muchos senderos y subieron muchas escaleras hasta que ante ellos vieron una fuente en un amplio jardín. El agua saltaba alta en el aire y caía en un ancho pilón de plata desde el cual desbordaba en un arroyo plateado colina abajo. Al lado se elevaba un árbol grande. Al pie se erguían tres elfos altos. Estaban vestidos con mallas grises y de sus hombros colgaban unas capas largas y blancas.
—Aquí moran Keleborn y Galadriel,[332] el Señor y la Dama de los Galadrim —dijo Halldir—.[333] Es deseo de ellos que subáis y les habléis.
Uno de los guardias elfos tocó una nota clara en un cuerno pequeño, y desde lo alto bajaron una escala.
—Iré primero —dijo Haldir—. Que luego venga el hobbit jefe, y con él Legolas. Los otros pueden seguir en el orden que deseen. Es una larga subida, pero podéis descansar de vez en cuando.
Mientras subía, Frodo vio muchos flets pequeños a este lado o al otro, y algunos con cuartos en ellos; pero a unos cien pies del suelo llegaron a un flet que era muy ancho, parecido al puente de un navío. En él había una casa tan grande que en tierra hubiese podido servir de habitación a los hombres. Entró detrás de Haldir, y descubrió que estaba en una cámara ovalada, y en el medio pasaba el tronco del gran árbol. Lo iluminaba una suave luz dorada. Había muchos elfos sentados. El techo era de oro pálido, las paredes de verde y plata. En dos asientos en el extremo más alejado se sentaban uno al lado del otro el Señor y la Dama de Lothlórien. Parecían altos incluso sentados, y sus cabellos eran blancos y largos.[334] No dijeron ni una palabra ni se movieron, pero les brillaban los ojos.
Haldir condujo a Frodo y a Legolas ante ellos, y el Señor les dio la bienvenida, pero la Dama Galadriel no dijo nada, y contempló largamente sus caras. [289]
—Siéntate, Frodo de la Comarca —dijo Keleborn—. Esperaremos a los demás. —Saludó cortésmente a cada uno de los coníferos a medida que entraron, llamándolos por sus nombres—. ¡Bienvenido, Ingold hijo de Ingrim![335] —dijo—. Tu nombre e es conocido, aunque jamás en todos tus viajes has buscado mi casa. ¡Bienvenido, Gimli hijo de Glóin! Está casi borrado del recuerdo la última vez que viéramos a alguien del pueblo de Durin en Caras Galadon. Pero hoy hemos roto esa antigua ley: que sirva como anuncio de que aunque el mundo es oscuro, mejores cosas vendrán, y la amistad volverá a crecer entre nuestros pueblos.
Cuando toda la Compañía hubo entrado y estuvieron sentados ante él, el Señor los miró de nuevo.
—¿Éstos son todos? —preguntó—. Vuestro número debería ser de nueve, así decían los mensajes secretos de Rivendel. Hay uno ausente que echo en falta y que yo hubiera querido ver. Decidme, ¿dónde está Gandalf el gris?[336]
—¡Ay! —exclamó Ingold—, Gandalf el gris ha caído en las sombras. Permanece en Moria, pues cayó allí desde el Puente.
Al oír esas palabras todos los Elfos dieron grandes gritos de dolor y de asombro.
—Una noticia funesta —dijo Keleborn—, la más funesta que se haya anunciado aquí en muchos años. ¿Por qué no se nos dijo nada hasta ahora? —preguntó, volviéndose hacia Haldir.
—No le hemos hablado de ello a [tu pueblo >] Haldir —dijo Frodo—. Estábamos cansados y el peligro demasiado cerca, y después quedamos dominados por la maravilla.[337] Casi olvidamos nuestro dolor y desgracia mientras caminábamos felices por los hermosos senderos de Lothlórien. Pero es verdad que Gandalf ha perecido. Fue nuestro guía, y nos condujo a través de Moria; y cuando nuestra huida parecía más allá de toda esperanza, él nos salvó y cayó.
—Contadnos toda la historia —dijo Keleborn.
Entonces Ingold contó todo lo que había ocurrido en el paso de Caradras, y en los días que siguieron; y habló de Balin y del libro, y de la lucha en la Cámara de Mazarbul, y el fuego, y el Puente angosto, y la llegada del Balrog.
—¡Un Balrog! —exclamó Keleborn—.[338] Desde los Días Andaos que no había oído que un Balrog anduviera suelto por [290] el mundo. Creíamos que algunos estaban ocultos en Mordor [?o cerca de la Montaña de Fuego, pero no se ha visto a ninguno desde la Gran Batalla y la caída de Thangorodrim.[339] Dudo mucho que este Balrog estuviera escondido en las Montañas Nubladas… más bien temo que fue enviado por Sauron desde Orodruin, la Montaña de Fuego.
—Nadie sabe —dijo Galadriel— qué puede haber oculto en las raíces de las colinas antiguas. Los enanos han vuelto a entrar en Moria y de nuevo estuvieron buscando en lugares oscuros, y quizás hayan despertado algún mal.[340]
Hubo un silencio. Al fin Keleborn volvió a hablar.
—Yo no sabía que vuestra situación era tan mala —dijo—. Haré lo que pueda por ayudaros, a cada uno de acuerdo con sus necesidades, pero en especial al del pueblo pequeño que lleva la carga.
—Conocemos tu misión —dijo Galadriel, [? viendo] la expresión de Frodo—, pero no hablaremos aquí más abiertamente. Yo estuve en el Concilio Blanco, y de todos los allí presentes a nadie quise más que a Gandalf el Gris. Desde entonces a menudo nos hemos visto y hablado de muchas cosas y objetivos. Se dice del Señor y la Dama de Lothlórien que son los más sabios de los Elfos de la Tierra Media, y de todos aquéllos que no han cruzado los Mares. Pues hemos vivido aquí desde que se levantaron las Montañas y el Sol era joven.[341]
»Ahora os aconsejaré.[342] Pues si puedo ayudaros no será con actos o maquinaciones, o decidiendo que toméis tal o cual rumbo, sino por el conocimiento de lo que ha sido y lo que es, y en parte de lo que será. Y digo que vuestro caso todavía no ha perdido la esperanza; sin embargo, un solo paso en falso y fracasará miserablemente. Pero aún hay esperanzas si toda la Compañía sigue siendo fiel.
Miró a cada uno, pero ninguno se acobardó. Sólo Sam enrojeció y bajó la cabeza antes de que la mirada de la Dama lo abandonara.
—Sentí como si no llevara nada encima —explicó después—. No me gustó… parecía estar mirando dentro de mí, preguntándome si me gustaría volver volando a la Comarca.
Cada uno había tenido una experiencia similar, y había sentido como si se les hubiera ofrecido la oportunidad de elegir [291] entre la muerte y algo que desearan con fuerza, paz, tranquilidad [escrito arriba: libertad], riqueza o poder.
—Supongo que fue sólo una prueba —dijo Boromir—. Yo sentí casi una tentación. Por supuesto la aparté en el acto. En cualquier caso, los hombres de Minas Tirith son sinceros.[343]
Pero no dijo qué le había ofrecido.
—Éste es el momento para que cualquiera que sienta que ya ha hecho suficiente, ayudando a la Misión todo lo que puede o está en su voluntad, se marche o dé media vuelta. Legolas puede quedarse aquí con mi pueblo tanto como quiera, o si la oportunidad lo permite puede volver a casa. Hasta Gimli el enano puede quedarse, aunque creo que no estará contento mucho tiempo en mi ciudad, en lo que a él le parecería una vida de ocio. Si desea ir a su hogar, lo ayudaremos en todo lo que podamos; hasta los Campos Gladios y más allá. Así tal vez tenga la esperanza de encontrar el país de los Beörnidas, donde el hijo de Grimbeorn Beorn, el Viejo, es el señor de muchos hombres vigorosos. Todavía ningún lobo u orco ha entrado en aquella tierra.
—Bien lo sé —dijo Gimli—. Si no fuera por los Beörnidas, el paso desde el Valle a Rivendel no sería posible.[344] Mi padre y yo tuvimos la ayuda de Grimbeorn en nuestro camino hacia el oeste en otoño.
—A ti, Frodo —dijo Keleborn—, no puedo ayudarte ni aconsejarte. Pero si continúas, no desesperes… mas cuídate hasta de tu mano derecha y de la izquierda. También hay un peligro que te persigue, que no veo claramente ni entiendo. A vosotros, demás gente del pueblo pequeño, podría desear que nunca hubierais venido tan lejos. Pues ahora, a menos que viváis aquí en exilio mientras en el mundo exterior pasan muchos años, no veo qué podéis hacer salvo seguir adelante. Sería en vano intentar volver a casa o a Rivendel solos.
La totalidad de este pasaje, desde «Éste es el momento para que cualquiera…», está marcado con indicaciones: «Venir después» y «Al comienzo del capítulo siguiente antes de que se vayan». En la parte superior de la página, y sin duda escrito después de tomar esta decisión, aparece lo siguiente: [292]
—Ahora ya hemos hablado bastante, y sin embargo os habéis esforzado y sufrido mucho, y habéis viajado lejos —dijo Keleborn—. Aunque vuestra misión no concerniera profundamente a todas las tierras libres, aquí tendríais refugio un tiempo. En esta ciudad podéis quedaros hasta que hayáis sanado y descansado. Todavía no pensaremos en el camino que os aguarda.
El carácter del manuscrito ahora vuelve a cambiar. Escrito de forma muy elemental a lápiz, resulta evidente que es la continuación del texto original a lápiz que fue sobreescrito o borrado en la sección anterior (véase p. 287). En el extremo superior de la primera página de esta parte hay notas sobre los nombres del Señor y la Dama de Lothlórien. En un texto a lápiz, visible en la última sección, sus nombres originales Tar y Finduilas han cambiado por Aran y Rhien (nota 332), y luego por Galdaran y Galdri(é)n (nota 338)… Galadriel, en la p. 288, pertenece al texto posterior, sobreescrito. Sus nombres ahora cambian más:
Galathir = Galað-hir señor del árbol
Galadhrien = Galað-rhien dama del árbol
El nombre del Señor no aparece en la parte final de este capítulo, pero el de la Dama es Galadrien (sólo en la primera aparición, Galdrien), a veces con correcciones a lápiz a Galadriel.
Éste es un sitio conveniente para trazar el esquema original de mi padre para la parte de texto de la historia. Fue escrito muy rápidamente, pero por fortuna ha resultado descifrable casi en su totalidad.
Se quedan 15 días en Caras Galadon.
Los Elfos cantan por Gandalf. Observan el tejido y la fabricación de la cuerda de plata de la fibra que hay bajo la corteza del mallorn. La [? preparación] de flechas.
El espejo del Rey Galdaran le es mostrado a Frodo. El espejo es de plata lleno con agua de la fuente al sol.
Ve la Comarca a lo lejos. Se están talando árboles y construyendo un edificio alto donde estuviera el viejo molino.[345] Se presentó el Tío Gamyi. Problemas abiertos, casi guerra, entre Marjala y Los Gamos por un lado… y el Oeste. Cosimo Sacovilla-Bolsón muy rico, comprando tierra. (Todo / Algo de esto es futuro.)
El Rey Galdaran dice que el espejo muestra el pasado, presente y futuro, haciendo falta destreza para decidir cuál.
Ve a una figura gris como la de Gandalf [?marchando] en el crepúsculo, pero parece estar vestida de blanco. Tal vez es Saruman.
Ve una montaña escupiendo fuego. ¿Ve a Gollum?
Se marchan. Al irse, los Elfos les dan comida para el viaje. [293] Les describen las colinas de Piedra, y les piden que tengan cuidado del Bosque Fangorn en el Ogodrûth o Entaguas. Es un Ent o un gran gigante.
Se ve que fue mientras mi padre estaba escribiendo la historia de «Lothlórien» ab initio que la Dama de Lothlórien emergió (p. 273); y también que la figura de Galadriel (Rhien, Galadrien) como un gran poder en la Tierra Media fue profundizada y extendida a medida que escribía. En este boceto, escrito después de que la historia hubiera llegado hasta Caras Galadon, como lo muestra el nombre Galdaran (nota 338), el Espejo pertenece al Señor (aquí llamado Rey).
También resulta interesante observar que las imágenes de la Comarca vistas en el Espejo debían ser de Frodo. Las colinas de Piedra mencionadas al final de este boceto también se mencionan en las notas de trama dadas en la p. 274, donde la «separación de caminos» va a tener lugar en «las colinas de Piedra». El Entaguas (aunque no el nombre Élfico Ogodrûth) ha sido nombrado en el elaborado boceto que siguió a la conclusión de la historia de Moria (p. 246): «Merry y Pippin llegan por el Entaguas a Fangorn y tienen una aventura con Bárbol». Aquí el nombre Entaguas implica claramente que Bárbol es un Ent, y se lo llama así de manera específica (por primera vez) en el boceto recién dado; pero como Bárbol se hallaba todavía a la espera como un ingrediente potencial en la narrativa, puede que éste sea únicamente un ligero cambio en el desarrollo de la palabra. Las Tierras de los Trolls al norte de Rivendel eran las Tierras de los Ents y los Valles de los Ents (del Inglés Antiguo ent «gigante»); y sólo cuando Bárbol y los otros «Ents» estén plenamente desarrollados, las Tierras de los Trolls recibirán los nombres de Valle de Etten y Landas de Etten (véase p. 79 nota 75).
Regreso ahora a la narrativa, que, como he dicho, vuelve a comenzar aquí en su forma original (y, así, volvemos a encontrarnos con los nombres Gal(a)drien, Hathaldir y Piedra de Elfo, que habían sido sustituidos en la sección reescrita del texto del borrador).
—Pero que vuestros corazones no se turben —dijo la Dama Galdrien—. Aquí descansaréis esta noche y las noches venideras. Aquella noche durmieron en el suelo, pues se hallaban a salvo dentro de las paredes de Caras Galadon. Los Elfos les prepararon un pabellón entre los árboles próximos a la fuente, y durmieron hasta que la luz del día se extendió plena. Todo el tiempo que se quedaron en Lothlórien brilló el sol y el clima estuvo despejado y fresco, como si fuera el principio [294] de la primavera y no se encontraran en medio del invierno. Hicieron poca cosa más que descansar y pasear entre los árboles, y comer y beber las delicias que los Elfos les daban. Poco conversaron con los otros, ya que casi nadie hablaba otra lengua que no fuera la del bosque. Hathaldir había partido hacia las defensas del Norte. Legolas estaba todo el día con los Elfos. [adición marginal escrita al mismo tiempo que el texto: Sólo Frodo y Piedra de Elfo iban mucho con los Elfos. Los observaban mientras trabajaban tejiendo las cuerdas de fibra plateada de la corteza del árbol mallorn, durante la [? preparación] de flechas, bastidores y carpintería.]
Hablaron bastante de Gandalf, y a medida que se curaban las heridas y el cansancio del cuerpo, el dolor de su pérdida pareció más amargo. Hasta los Elfos de Lothlórien parecían sentir la sombra de esa caída. A menudo oían cerca de ellos a los elfos cantar, y supieron que escribieron canciones de lamento por el viajero gris [escrito arriba: peregrino], como ellos lo llamaban, Mithrandir.[346] Pero si Legolas se encontraba presente no las traducía, diciendo que se hallaba más allá de su habilidad. Las voces sonaban muy dulces y tristes, y las palabras les hablaban de pesar a sus corazones aunque sus mentes no las entendieran.[347]
Al anochecer del tercer día Frodo estaba paseando bajo el fresco crepúsculo, lejos de los demás. De repente vio venir hacia él a la Dama Galadrien, brillando blanca entre los troncos. Ella no le habló, pero le indicó que se acercara. Volviéndose, lo condujo hasta el lado sur de la ciudad donde cruzaron una puerta que había en una pared verde, entrando en un entorno parecido a un jardín. No tenía árboles y estaba abierto al cielo, que ahora se hallaba salpicado de estrellas.[348] Descendiendo por unos escalones blancos entraron en una cavidad verde, por la que corría una corriente de plata que nacía en la fuente de la colina. Sobre un pedestal esculpido como un árbol había un pilón de plata poco profundo y al lado un jarro. Llenó el pilón con agua de la corriente, sopló encima, y cuando el agua se serenó otra vez, habló:
—He aquí el espejo de Galadrien —dijo—. ¡Mira!
Un temor reverente invadió de pronto a Frodo. El aire estaba tranquilo, la cavidad oscura y la Dama Elfa alta y pálida. [295]
—¿Qué buscaré y qué veré? —preguntó.
—Nadie puede decirlo —contestó ella—, nadie que no sepa todo lo que hay en tu corazón, en tus recuerdos y en tus esperanzas. Pues este espejo muestra tanto el pasado como el presente, y aquello llamado futuro, hasta donde pueda verlos alguien de la Tierra Media.[349] Pero son sabios los que pueden discernir [a] cuál de [estas] tres pertenecen [las] cosas que ven.
Al fin Frodo se inclinó sobre el pilón. El agua parecía dura y negra. Unas estrellas brillaban allí. Luego, se apagaron. El velo oscuro se retiró en parte, y brilló una luz gris; en la distancia había montañas, un camino largo se alejaba serpenteando hasta perderse de vista. A lo lejos venía una figura lentamente: pequeña al principio, pero poco a poco se acercó. De pronto Frodo vio que era como la de Gandalf. Tan clara era la visión que casi pronunció en voz alta el nombre del mago. Entonces vio que la figura estaba vestida de blanco, no de gris, y que llevaba un báculo blanco. Tomó una curva del camino y desapareció con la cabeza tan inclinada que no pudo verle la cara. La duda entró en él: ¿era una imagen de Gandalf en uno de sus muchos viajes de otro tiempo, o era Saruman?[350]
Muchas otras visiones pasaron una detrás de la otra sobre el agua. Una ciudad con altas murallas de piedra y siete torres, un río grande que atravesaba una ciudad en ruinas, y luego, grandiosa y extraña pero a la vez reconocida en el acto: una orilla pedregosa, y un mar oscuro en el cual un sol rojo sangre se hundía entre nubes negras, y un barco, oscuramente perfilado, se hallaba cerca del sol. Oyó el débil suspiro de las olas sobre la playa. Entonces… casi oscura y vio a una figura pequeña corriendo… supo que era él mismo, y detrás de él [?agachada en el suelo] venía otra figura negra con brazos largos que se movía rápidamente como un perro de presa.[351] Se apartó temeroso y no quiso mirar más.
—No juzgues estas visiones —dijo Galadrien— hasta que se muestre si son verdaderas o falsas. Pero no pienses que cantando bajo los árboles [?y solos], o con las débiles flechas de [?muchos] arcos, defendemos Lothlórien de los enemigos que nos jadean. Te digo, Frodo, que aun mientras te hablo veo al Señor Oscuro y sé parte de lo que piensa… y él no deja de intentar ver [296] a través de mí: pero la puerta está cerrada. —Extendió las manos hacia el Este en un ademán de rechazo.[352] Un rayo de la Estrella de la Tarde brilló claro en el cielo, tan claro que la columna debajo del pilón proyectó una sombra débil. El rayo iluminó el anillo de ella y resplandeció. Frodo lo miró con respetuoso temor. —Sí —dijo ella, adivinando sus pensamientos—, no está permitido hablar de él, y Elrond [? dijo no]. Pero en verdad es en Lothlórien que está uno: el Anillo de la Tierra, y yo soy su guardiana.[353] Él lo sospecha, pero no lo sabe. ¿Entiendes ahora por qué tu venida es para nosotros el cumplimiento del Destino? Pues si fracasas, caeremos indefensos en manos del Enemigo Pero si triunfas, entonces nuestro poder decrecerá y lentamente Lothlórien se debilitará.[354]
Frodo bajó la cabeza.
—¿Y vos qué deseáis? —preguntó al fin.
—Aquello que debería ser,[355] será —dijo ella—. Y que tú lleves a cabo con todas tus fuerzas la que es tu misión. Del destino de Lothlórien no eres responsable, pero sí del cumplimiento de tu misión.
Aquí la narrativa termina (y en la última página del manuscrito mi padre escribió «Capítulo finaliza con las palabras de la Dama a Frodo»… refiriéndose, por supuesto, a toda la historia del Valle del Arroyo Sombrío), pero el texto continúa en el acto con la visión de Sam en el Espejo (véase nota 348), que mi padre, en esta etapa, no integró con lo que acababa de escribir. Lo que Sam vio en el agua ya apareció en el boceto preliminar (p. 292), aunque allí se le atribuyó a Frodo.
(Introducir la visión que tuvo Sam de la Comarca antes de la escena del anillo.)
Sam vio árboles que estaban siendo derribados en la Comarca.
—Ahí está ese Ted Arenas —dijo— talando árboles que no tendría que derribar. Son los árboles de la avenida junto al camino de Delagua y que sólo sirven para dar sombra. Me gustaría tenerlo a mano. Yo lo derribaría a él. —Entonces Sam vio un gran edificio rojo con una chimenea [? humo] alta levantándose donde había estado el viejo molino—. Hay algo malo que opera en la Comarca —dijo—, Elrond lo sabía bien cuando dijo que el señor Brandigamo y Pippin deberían volver.[356] —De pronto [297] Sam dio un grito y saltó hacia atrás.— No puedo quedarme aquí —gritó desesperado—. Tengo que volver a casa. Están socavando Bolsón de Tirada y allí va el pobre y viejo supervisor colina abajo llevando sus cosas en una carretilla. ¡Tengo que volver!
—No puedes volver —dijo la Dama—. Tu camino yace delante de ti. No deberías haber mirado si ibas a permitir que cualquier cosa que vieras te apartara de tu misión. Pero te diré esto para tu esperanza: recuerda que el espejo muestra muchas cosas, y que no todas las que has visto ya han sucedido. Algunas no ocurrirán nunca, a no ser que uno abandone el camino [? y] se aparte para prevenirlas.
Sam se sentó en la hierba y musitó:
—Desearía no haber venido nunca aquí.
—¿Mirarás tú ahora, Frodo —preguntó la Dama—, o ya has oído suficiente?
—Miraré —dijo Frodo… el miedo mezclado con el deseo.
Aquí el manuscrito termina, con las siguientes notas garabateadas al pie de la página: «Capítulo finaliza con las palabras de la Dama a Frodo. El siguiente capítulo empieza con la partida desde Lothlórien el Día de Año Nuevo, a mediados de invierno, justo antes de que el sol se volviera al Año Nuevo y justo después de la Luna Nueva».[357]
En un papel aparte, ciertamente de esta época, está escrito (a tinta sobre lápiz) el pasaje en el que Frodo ve el Ojo en el Espejo (véase nota 352). Es, casi palabra por palabra, el mismo que en CA (pp. 502-503), excepto por estas frases: «la hendidura negra de su pupila se abrió a un pozo de malicia y desesperanza. No estaba inmóvil, sino que se movía en una búsqueda perpetua. Frodo supo con seguridad y horror…».
En el dorso de este pedazo de papel está garabateado el borrador original de la conversación de Galadriel y Frodo al lado del Espejo en CA, pp. 504-506:
Frodo le ofrece el Anillo a Galadriel. Ella se ríe. Dice que él está vengado por la tentación de ella. Confiesa que el pensamiento se le había ocurrido. Pero ella sólo retendrá el Anillo inmaculado. Demasiado mal yace en el Anillo Soberano. No está permitido usar nada que Sauron haya hecho.
Frodo pregunta por qué él no puede ver los otros anillos. ¿Lo has intentado? Ya puedes ver un poco. Has penetrado mis pensamientos [298] más profundamente que muchos de mi propio pueblo También penetraste a través de los disfraces de los Espectros del Anillo. ¿Y no viste el anillo que llevo en el dedo? ¿Puedes tú ver mi anillo?, preguntó volviéndose hacia Sam. No, Señora, respondió él. Me he estado preguntando de qué hablaban.
En este pasaje emerge por fin, y con claridad, el concepto fundamental de que los Tres Anillos de los Elfos no fueron hechos por Sauron: «Ella sólo retendrá el Anillo inmaculado. Demasiado mal yace en el Anillo Soberano. No está permitido usar nada que Sauron haya hecho».
Con esto, compárese el pasaje en la versión original de «El Concilio de Elrond» (RS 501), citado en la p. 183: «Los Tres Anillos aún existen. Les han otorgado grandes poderes a los Elfos, pero ellos nunca los han utilizado en su lucha contra Sauron. Porque fueron hechos por el mismo Sauron, y no pueden dotar de habilidades o conocimientos que él no poseía cuando los hizo». En la quinta versión de aquel capítulo (p. 183), las palabras de Elrond pasaron a ser: «Los Tres Anillos permanecen. Pero de ellos no me está permitido hablar. Ciertamente, no pueden ser usados por nosotros. Los Reyes Elfos han obtenido mucho poder de ellos, pero no han sido empleados para la guerra, buena o maligna». He razonado en el mismo lugar que, aunque ya no era explícito, el concepto aún debía haber sido que los Tres Anillos procedían de Sauron, tanto porque Boromir lo afirma sin ser contradecido como porque parece darse a entender en «Ciertamente, no pueden ser usados por nosotros». Si ello es así, por lo menos existe una ambigüedad aparente: «no pueden ser usados por nosotros», pero «los Reyes Elfos han obtenido mucho poder»… aunque en «no pueden ser usados por nosotros» queda claro que Elrond está hablando expresamente de su empleo para la guerra. Sin embargo, cualquier ambigüedad que pudiera haber ahora queda barrida por la afirmación de Galadriel: nada que fuera de Sauron se puede usar: de lo cual ha de concluirse que los Tres Anillos de los Elfos eran de otro origen.
Una página completamente separada de los otros manuscritos de El Señor de los Anillos tiene desarrollados más borradores de la negativa de Galadriel por el Anillo. Esta página ya había sido utilizada para otra escritura sobre el origen de los Anillos de Poder; pero no me cabe ninguna duda de que los dos elementos (uno a veces escrito y entremezclado con el otro) pertenecen a la misma época. Este otro texto consiste en varios inicios diferenciados de una alocución, abandonados después… alocución que yo creo estaba destinada a Elrond en el Concilio de Rivendel, ya que en esta página se puede distinguir la siguiente escritura muy débil a lápiz: «—No —dijo Elrond—, eso no es del [299] todo verdad. Los anillos fueron hechos por los Elfos del Oeste, que les fueron arrebatados por el Enemigo…».
El primero se lee así, impreso exactamente como aparece:
En los Días Antiguos, los Anillos de Poder fueron hechos hace tiempo en las tierras que hay más allá del Mar. Se dice que primero fueron ideados por Fëanor, el más grande de todos los creadores de los Elfos. Su propósito no era maligno, no obstante en él estaba el Gran Enemigo Pero fueron robados por el Gran Enemigo y traídos a la Tierra Media. Tres Anillos él hizo, los Anillos de la Tierra, el Mar y el Cielo.
En el acto fue sustituido por:
En los Días Antiguos, antes de que se entregara por completo al mal, Sauron el Grande, quien ahora es el Señor Oscuro que algunos llaman el Nigromante, hizo e ideó muchas cosas maravillosas. Hizo Anillos de Poder.
Luego sigue, escrita de nuevo, la frase de comienzo de la primera versión; y, luego:
En los Días Antiguos, el Gran Enemigo vino a las tierras que hay más allá del Mar; pero su propósito malvado se mantuvo oculto un tiempo, incluso para los regentes del mundo, y los Elfos aprendieron muchas cosas de él, pues su conocimiento era muy grande y sus pensamientos extraños y maravillosos.
En aquellos días se hicieron los Anillos de Poder. Se dice que primero fueron ideados por Fëanor, el más grande de todos los creadores de los Elfos del Oeste, cuya habilidad superaba a la de todos los pueblos que existen o han existido. La destreza era de él pero el pensamiento era del Enemigo. Tres Anillos hizo, los Anillos de la Tierra, del Mar y del Cielo. Pero en secreto el Enemigo hizo un Anillo Único, el Anillo Soberano, que gobernaba a todos los demás. Y cuando el Enemigo huyó a través del Mar y llegó a la Tierra Media, robó los Anillos y se los llevó con él. E hizo otros como ésos, pero falsos.
Y también hizo muchos otros de poder menor, y los elfos los usaron y se tornaron poderosos y orgullosos
Interrumpiéndose aquí, mi padre empezó una vez más: «En los Días Antiguos llegaron el Gran Enemigo y Sauron, su servidor»; y creo que en este punto abandonó de forma definitiva la idea. [300]
Estos vestigios extraordinarios lo muestran dando vueltas al modo con el que debería retirar a los Tres Anillos de los Elfos del mal inherente y del origen del Enemigo. Durante un fugaz momento, su fabricación se situó en las edades remotas de Valinor y se les atribuyó a Fëanor, aunque inspirados por Morgoth: cf. el Quenta Silmarillion vol. V,[358] «Para los Elfos, el más hermoso de todos era Morgoth, y él los ayudó en muchos trabajos, si le dejaban… los Gnomos se deleitaron con las muchas cosas de conocimiento secreto que él les podía revelar». Y Morgoth robó los Anillos de Fëanor, como robó los Silmarils
La copia en limpio del manuscrito del «Capítulo XVIII, Lothlórien» (pp. 275-276) continuó sin interrupción, siguiendo el borrador original, hacia la descripción de la llegada de la Compañía a Caras Galadon y la historia del Espejo de Galadriel. La decisión de mi padre de dividir el largo capítulo en dos parece, sin embargo, haberse tomado en el punto en que Galadriel hurgó en silencio las mentes de cada miembro de la Compañía uno por vez;[359] y, ciertamente, había sido tomada de una primera etapa en la escritura de «Adiós a Lórien» (p. 319). El nuevo capítulo (XIX) recibió el título «Galadriel», que yo he adoptado aquí; y avanza de un solo impulso casi hasta el texto de CA en la mayor parte de su extensión, aunque permanecen algunos pasajes notables en los que la forma definitiva en «El Espejo de Galadriel» no se alcanzó.
Cuando la Compañía llegó a la ciudad de los Galadrim, Haldir dijo: «Bienvenidos a Caras Galadon, la ciudad de El Ángulo» (cf. p. 287 y nota 330), que, en el acto de escritura, se cambió por «Bienvenidos a Caras Galadon, la ciudad de Lothlórien»; continuando: «donde viven el Señor Arafain y Galadriel, la Dama de los Elfos». Como el presente texto es manifiestamente el sucesor del texto (escrito sobre el borrador original, véanse p. 288 y nota 332) en el que por primera vez aparecen Keleborn y Galadriel, Arafain debió haber sido una sustitución fugaz de Keleborn, que se restauró de inmediato, y es el nombre escrito a lo largo del resto del manuscrito. El viaje alrededor del circuito de los muros de Caras Galadon parece haber sido concebido de forma diferente al de su representación en la primera versión, a juzgar por el pequeño boceto insertado en el manuscrito (véase nota 331), según el cual da la impresión de que la Compañía, viniendo desde el norte, bajaría por el lado occidental… como lo hizo en CA (p. 487). Aquí, por otro lado, la ciudad se alzaba «a la derecha como una nube verde», las puertas de la ciudad «miraban al este».
Tanto Galadriel como Keleborn todavía tenían el cabello largo y blanco (pp. 274, 288), aunque esto se cambió pronto para hacer que el de Galadriel fuera dorado. Al igual que en el fragmento reescrito del [301] primer borrador, «Aragorn» es saludado por Keleborn como «Ingold, hijo de Ingrim» (p. 289 y nota 335), e Ingold es su nombre en el texto tal como se escribió en apariciones posteriores en el capítulo.[360] Keleborn le dice las mismas palabras que en el primer borrador: «Tu nombre me es conocido, aunque jamás en todos tus viajes has buscado mi casa», y todavía no se registra ningún saludo a Legolas, como sí sucede en CA, donde es llamado «hijo de Thranduil».
En las primeras palabras de Keleborn a la Compañía, aquí dice: «Vuestro número debería ser de nueve: eso dijeron los mensajes. ¿Los habremos confundido? Eran borrosos y difíciles de leer, pues Elrond se encuentra muy lejos, y la oscuridad se agrupa entre nosotros: incluso este año se ha hecho más profunda». Entonces, interviene Galadriel: «No, no hubo error…» (véase nota 336). Pero, lo más notable aquí es que la historia e importancia del Balrog de Moria aparecen por primera vez (véanse p. 218, y p. 289-290 y nota 340). El pasaje en la presente versión es como sigue:
Entonces Ingold contó todo lo que había ocurrido en el paso de Caradras, y en los días que siguieron; y habló de Balin y del libro, y de la lucha en la Cámara de Mazarbul, y el fuego, y el puente angosto, y la llegada del Balrog.
—Por lo menos, ése es el nombre que le dio Legolas —dijo Ingold—. No sé qué era, salvo que parecía a la vez oscuro y llameante, terrible y fuerte.
—Era un Balrog —dijo Legolas—, de los azotes de los elfos, el más mortal, excepto el Uno, que reside en la Torre Oscura.
—¡Un Balrog! —exclamó Keleborn—. Vuestras noticias se hacen más funestas. Desde los Días de la Huida no había oído que una de esas cosas malignas anduviera suelta. Temíamos que ése durmiera bajo Caradras. Los Enanos jamás me han contado la historia de aquellos días, pero creemos que fue un Balrog al que despertaron hace mucho tiempo, cuando sondearon demasiado profundamente bajo las montañas.
—En verdad que sobre aquel puente vi al que se nos aparece en las peores pesadillas, vi el Daño de Durin —dijo Gimli en voz baja, y el terror estaba en sus ojos.
—¡Ay! —dijo Keleborn—. De haber sabido que los Enanos habían reanimado de nuevo ese mal en Moria, te habría prohibido que cruzaras las fronteras del norte, a ti y a todos los que te acompañaran… [302]
El resto del pasaje es virtualmente como en CA (p. 491). Las palabras siguientes de Galadriel «Pero no hablaremos más abiertamente» al principio se retuvieron exactamente del primer borrador (p. 290) mas de inmediato se cambiaron para que se leyeran así:
—…Se dice que el Señor y la Dama de los Galadrim son los más sabios de los Elfos de la Tierra Media, y de todos aquéllos que no han cruzado los Mares. Pues hemos vivido aquí desde que se levantaron las montañas y el sol era joven. ¿No fui yo quién convocó el Concilio Blanco? Y si mis designios no se hubieran estropeado, habría sido dirigido por Gandalf el Gris; y entonces, quizá, las cosas habrían salido de otra manera. Pero incluso ahora quedan esperanzas…[361]
La descripción de los pensamientos y sensaciones de los miembros de la Compañía cuando Galadriel los mira uno por vez, en un principio siguieron muy de cerca el texto del borrador original (pp. 290-291), pero ello se cambió, es probable que en el acto, por la forma de CA (pp. 493-494), no obstante, con estas diferencias: mientras que en la primera versión «ninguno se acobardó» ante su mirada, y en CA «nadie excepto Legolas y Aragorn soportó mucho tiempo esa mirada», aquí aparece «ninguno soportó mucho tiempo esa mirada» (cambiado posteriormente por «ninguno de los hobbits»); y sus sentimientos son descritos así: «Parecía que todos ellos habían tenido una experiencia similar, habían sentido que se les ofrecía una elección entre una sombra llena de miedo y algo que deseaban entrañablemente, que ante sus mentes estaba claro, iluminado por una luz tentadora». Los comentarios de Boromir sobre el tema y la réplica de Ingold aquí son:
—Para mí fue algo muy extraño —dijo Boromir—, y no me siento muy seguro de esta dama élfica. Quizá fue sólo una prueba, y buscó leernos el pensamiento para su diversión; pero yo casi hubiera dicho que estaba tentándonos, y ofreciéndonos lo que ella tiene el poder de darnos. No necesito decir que me negué a escuchar, ya que el regalo nos fue ofrecido a todos por igual. Por lo menos, los Hombres de Minas Tirith son fieles a sus amigos.
Pero lo que él creía que la Dama le había ofrecido, Boromir no lo dijo.
—Bueno, sin importar lo que pienses de la Dama —dijo Ingold—, [303] parece que fue amiga de Gandalf. Aunque fue uno de los secretos que no me contó. Esta noche y por primera vez desde que dejamos Rivendel dormiré sin ningún temor…
Todavía no se dice nada de la experiencia de Frodo.[362]
Aquí surge un detalle curioso, que en la conversación de la Compañía en su pabellón cerca de la fuente, antes de que empezaran a discutir el encuentro con Galadriel, «hablaron de cómo habían pasado la noche anterior en las copas de los árboles». En esta etapa en la evolución de la narrativa se encontraron en Cerin Amroth con los Elfos que iban hacia el norte, y les quitaron las vendas de los ojos, el mismo día que se fueron del Nimrodel (véanse pp. 273, 275); entonces, todo el viaje a Caras Galadon duró un solo día, y así sí que fue «la noche anterior» la que pasaron en las copas de los árboles. En CA (p. 482) el viaje se extendió, y pasaron la primera noche después de irse del Nimrodel en el bosque: «Descansaron entonces y durmieron sin temores en el suelo, pues los guías no permitieron que se quitaran las vendas, y no podían trepar». A la luz de esto, el pasaje en CA (pp. 493-494) requería una revisión que no recibió: las palabras «los viajeros hablaron de cómo habían pasado la noche anterior en las copas de los árboles» sobreviven de la presente versión, igual que las de Aragorn «Pero esta noche y por vez primera desde que dejamos Rivendel dormiré sin ningún temor».
El resto del capítulo en este manuscrito está muy próximo en verdad a CA. La Compañía «se quedó muchos días en Lothlórien, o por lo menos eso fue lo que ellos pudieron decir o recordar más tarde», mientras que CA dice «algunos días»; sin embargo, el encuentro con Galadriel ahora se produjo la última noche pasada allí, no «al anochecer del tercer día» (p. 294),[363] Al principio, mi padre siguió el borrador original de la réplica de Galadriel a las preguntas de Frodo: «¿Qué buscaremos y qué veremos?» (ibid.); luego lo cambió para que se leyera: «Nadie que no conozca por completo la mente del observador puede decirlo. El Espejo te mostrará cosas que fueron, cosas que son y cosas que quizá serán. Pero lo que ve, ni siquiera el más sabio puede decirlo. ¿Deseas mirar?». En un anexo, que parece pertenecer al tiempo de la escritura del manuscrito, todo esto se desarrolló más hasta alcanzar el texto de CA.
Al dorso de esta página aparece lo siguiente, tachado:
En los Días Antiguos Sauron el Grande ideó muchas cosas maravillosas. Durante un tiempo, su propósito no se volcó por completo al mal, o lo ocultó; y estuvo mucho entre los Elfos [304] de la Tierra Media y conoció sus consejos secretos; y ellos aprendieron muchas cosas de él, pues su conocimiento era muy grande. En aquellos días los Anillos de Poder fueron fabricados por herreros elfos, pero Sauron se hallaba presente en su fabricación: suya era la idea y de ellos la habilidad; pues estos Anillos (dijo él) le darían a los Elfos de la Tierra Media poder y sabiduría como los de los Elfos del Oeste. [Tachado tan pronto se escribió: Hicieron muchos anillos, pero Uno y Tres y Siete y Nueve fueron anillos de fuerza especial. Sólo el Único fue el que Sauron se quedó como recompensa]; pero los engañó. [Tachado tan pronto se escribió: Pues conociendo el secreto de los anillos él] Los Elfos fabricaron muchos anillos según su mandato: Tres, Siete y Nueve de fuerza especial, y otros de menor poder, y en secreto Sauron fabricó el Anillo Único, el Anillo Soberano, que gobernaba a todos los demás, y su poder estaba sujeto a él, para que duraran únicamente lo que éste durara. Y tan pronto como lo hubo hecho y colocado en el dedo, los Elfos descubrieron que era el amo de todo lo que ellos habían creado; y los dominó el miedo y la furia. Entonces Sauron trató de apoderarse de todos los Anillos, pues vio que los Elfos no se entregarían fácilmente a él. Pero los Elfos huyeron y se escondieron, y salvaron los Tres Anillos; y Sauron no pudo encontrarlos porque los Elfos los ocultaron, y nunca más los usaron mientras duró el dominio de Sauron. Desde aquellos días la guerra y la enemistad jamás cesaron entre Sauron y los Elfos.
Parece haber sido en esta etapa (a la vista de las palabras rechazadas «Sólo el Único fue el que Sauron se quedó como recompensa») que la concepción definitiva de la relación de los Anillos de Poder de Sauron emergió, por lo menos en este elemento esencial: los Anillos de Poder fueron hechos por los herreros Elfos bajo la guía de Sauron, pero él fabricó el Único en secreto para gobernar a todos los demás. (Esta idea sí que había sido abordada en uno de los pasajes dados en la p. 299, pero allí había sido el propio Fëanor quien hiciera los Anillos de Poder, y Morgoth quien fabricara el Anillo Soberano en secreto.) No se dice en el pasaje recién citado que Sauron no tuviera parte en la fabricación de los Tres, que no estaban manchados por su mano, aunque se da a entender con mucha claridad en el borrador original del rechazo de Galadriel a la oferta de Frodo del Único (pp. 297-298). [305]
Al igual que en los pasajes anteriores sobre este tema, no creo que fuera escrito para su inclusión en «Galadriel», pero, una vez más, su asociación con este capítulo no es accidental: pues aquí las preguntas de la relación de los Tres con el Único, y la naturaleza de los Tres, fueron por fin —a través de la revelación del Anillo de la Tierra en el dedo de Galadriel— llevadas al punto en el que, necesariamente, debían ser contestadas. En última instancia, este pasaje presagia el De los Anillos del Poder en El Silmarillion (p. 385); es probable que, en esta etapa, la intención de mi padre fuera la de introducirlo en «El Concilio de Elrond» (cf. p. 299).
Las visiones de Sam en el Espejo, la respuesta de Galadriel a su explosión, y las visiones de Frodo del mago y de Bilbo avanzan casi palabra a palabra como en CA; pero las escenas posteriores que se le aparecen a Frodo siguen el borrador dado en la nota 350, sin la misteriosa «figura enorme de un hombre» apoyado en un árbol. A Gollum ya no se lo ve (p. 295); y la visión del Ojo alcanza la forma de CA, al igual que todo lo que sigue, con estas diferencias. No se menciona la piedra blanca en el anillo de Galadriel; y como en el texto original ella todavía lo llama «el Anillo de la Tierra». En respuesta a la oferta que le hace Frodo del Anillo Único, Galadriel ríe «de pronto con una risa clara de pura diversión»: «pura» fue tachada pronto, y, luego «de diversión». Y mientras mi padre escribía las palabras de Galadriel, ella dijo: «Y ahora, al fin, llega el examen final».[364]
Aquí puede mencionarse otro texto de este capítulo. Se trata de una copia a máquina inconclusa de la copia en limpio del manuscrito que se acaba de describir. Se incorporaron algunas correcciones tempranas hechas al manuscrito, pero no hay ninguna variación en la forma de las frases (siempre un claro signo de que un texto no fue transcrito por mi padre). He señalado (p. 301 y nota 360) que en el manuscrito Aragorn era «Ingold» en todas partes, cambiado en una aparición por «Aragorn» y en otra por «Piedra de Elfo»; sin embargo, en las otras tres quedó sin modificar. La copia a máquina tiene «Ingold» en todas las apariciones, excepto en aquélla en la que en el manuscrito el nombre se cambió por «Piedra de Elfo». De ello deduzco que pertenece al período que hemos alcanzado, es decir: antes de que se reincorporara «Aragorn» (véanse pp. 325-326). Pero esta copia a máquina se detiene al final de la sexta página, en las palabras El aire era fresco y dulce, como si estuvieran (CA p. 495); y el texto continúa hasta el final del capítulo en un manuscrito que yo transcribí con mucho cuidado cuando tenía diecisiete años, empezando en la cabecera de la «Pagina 7» con las palabras que siguen: a principios de la primavera, [306] y sin embargo sentían alrededor la profunda y reflexiva quietud del invierno (así resulta evidente que mi manuscrito, sencillamente, se inició desde el punto en el que la copia a máquina se había detenido). El texto en mi copia no muestra ningún desarrollo posterior procedente del manuscrito de mi padre: por lo tanto, el anillo de Galadriel sigue siendo el Anillo de la Tierra, y aún ríe «de pronto con una risa clara de pura diversión». Al final escribí la fecha: 4 de agosto de 1942.
Sin importar la fecha de la parte escrita a máquina de este texto mixto, la continuación de él en manuscrito ciertamente se hizo bastante después de que mi padre hubiera terminado el trabajo de la historia de «Lothlórien». Muchos años después, él mismo declaró que llegó a Lothlórien y al Río Grande a finales de 1941, y luego se verá que estaba escribiendo «La Disolución de la Comunidad» y «La Partida de Boromir» en pleno invierno de aquel año (p. 443).