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LAS MINAS DE MORIA (2):

EL PUENTE

[222]

Por fin llegamos al punto en que mi padre volvió a reanudar la narrativa al lado de la tumba de Balín en Moria. Ya existía un boceto para la lucha en la Cámara de Mazarbul (RS 548-549), que se remontaba a la época en que escribió el texto original de «Moria (i)», y ahora, en su mayor parte, lo siguió de cerca. También había un boceto de la misma época (RS 571) del encuentro de Gandalf en el puente y de su caída, cuando su oponente iba a ser un Jinete Negro.

El capítulo nuevo, numerado XVII, se tituló «Las Minas de Moria (ii)», y corresponde al Libro II, capítulo 5, de CA, «El Puente de Khazad-dûm». El manuscrito original está a lápiz, tinta y tinta sobre lápiz, y se escribió en el mismo manuscrito de prueba de «agosto de 1940» que tanto se usó en el material anterior. Ciertamente, es un borrador muy primitivo: algunas partes se encontrarían más allá de los límites de la legibilidad si no fuera por pistas proporcionadas en textos posteriores. Aquí se han hecho algunos cambios muy pequeños en cuanto a puntuación y separación de frases, incrementando el interés y la comprensibilidad del texto al tiempo que se oculta la prisa furiosa con que fue escrito.

Que este manuscrito siguió al texto nuevo de «El Anillo va hacia el sur» se ve en el acto por la aparición del nombre Raíz Negra (el posterior Cauce de Plata) en el Libro de Mazarbul; pues Raíz Negra sustituyó a Camino Rojo a medida que se escribía ese texto (p. 196). Para la evidencia de que siguió a la segunda versión de «Moria (i)», véase nota 248. Hay dos notas escritas en la cabecera de la primera página: «2 Puertas del Oeste» (véase nota 248) y «Ninguna fecha en el Libro».

LAS MINAS DE MORIA (ii)

La Compañía del Anillo permaneció cierto tiempo en silencio junto a la tumba de Balin. Frodo pensó en Bilbo y en la amistad que había tenido con el enano, y en la visita de Balin a Bilbo tiempo atrás.

Pasado un rato, miraron alrededor de la cámara en busca de algún indicio o señal de la gente de Balin. Había otra puerta [223] en el otro extremo, bajo el pozo. Junto a las dos puertas podían ver ahora muchos huesos en el polvo, y entre ellos espadas rotas, cabezas de hachas, escudos y cascos hendidos. Algunas de las espadas eran curvas: armas de orcos con hojas negras.

Había muchos nichos y estanterías tallados en el muro, que contenían grandes cofres de madera aherrojados: todos habían sido rotos y saqueados; pero junto a la tapa destrozada de uno de los cofres encontraron los fragmentos deshechos de un libro. Lo habían desgarrado y apuñalado con una espada, y estaba tan manchado de marcas oscuras, como sangre vieja, que poco podía leerse. Sólo una tapa [sic][246] y le faltaban muchas partes o estaban en pedazos pequeños. Gandalf lo depositó con cuidado sobre la losa y lo examinó; había sido escrito en letra enana y élfica por muchas manos distintas.

—Es un registro de las fortunas del pueblo de Balin —dijo el mago—, y parece comenzar cuando ellos llegaron a la Gran Puerta veinte años atrás. ¡Escuchad!

»Echamos a los Orcos de … primera sala. Matamos a muchos bajo el brillante sol del Valle. Una flecha mató a Flói. Él mató … Hemos ocupado [> tomado] la Sala Vigésimo primera del lado Norte [añadido: para vivir en ella]. Allí hay … el pozo es … Balin ha puesto su trono en la Cámara de Mazarbul… oro … hacha de Durin. Balin es ahora Señor de Moria … Encontramos plata auténtica … Bien forjada … (Ma)ñana Óin … buscar [> Óin buscará] las armerías y salas del tesoro superiores del Tercer Nivel … mithril.

»Hay una o dos páginas de este tipo escritas bastante deprisa y muy dañadas. Luego deben faltar unas cuantas, y otras no puedo leerlas. Veamos. No, están quemadas, cortadas y manchadas. No puedo leerlas. ¡Un momento! Ah, aquí hay una más reciente, bien escrita. Quinto año de su colonia. ¡Mirad… una mano grande y presurosa usando caracteres élficos!

»Balin Señor de Moria cayó en el Valle del Arroyo Sombrío. Fue a mirar el Lago Espejo y un orco le disparó desde atrás de una piedra. Matamos al orco, pero muchos … subiendo desde el Este por el Raíz Negra … Aquí faltan dos líneas. Hemos atrancado las Puertas. El resto está borroneado. ¿Qué es esto? La última página escrita … el resto parece en blanco [> pegadas a la tapa]. No podemos salir. No podemos salir. La Laguna ha subido hasta el Muro en el Oeste. Allí acecha el Guardián del Agua. Se llevó a Óin. No podemos salir. [225]

»Han tomado las Puertas. Frár y Lóni y Náli[247] cayeron allí… ruido en los Abismos. Pobres. No pudieron salir por ninguna de las dos puertas. Quizá fue una suerte para nosotros que el agua hubiese bajado un poco, y que el Guardián estuviera vigilando la Puerta de los Enanos y no la Puerta de los Elfos por la que entramos.[248] Lo último que hay escrito —dijo Gandalf— es un garabateo arrastrado en letras élficas. Están acercándose.

Miró a su alrededor.

—Parece que ofrecieron una última resistencia en las dos puertas de esta cámara —dijo—. Pero ya entonces no quedaban muchos. Así terminó el intento de recuperar Moria. No ha llegado todavía la hora. Su intento debió haber sido desesperado. Mas temo que ahora tengamos que despedirnos de Balin hijo de Fundin: fue un enano noble. Que descanse aquí en las salas paternas. Nos llevaremos este libro, y lo miraremos luego con más atención. Será mejor que tú lo guardes, Frodo, y se lo des a Bilbo. Le interesará, aunque creo que le apenará.[249] Me parece que ya sé dónde nos encontramos. Ésta tiene que ser la Cámara de Mazarbul y la Sala 21 del extremo Norte. Por lo tanto, hemos de salir o bien por el arco del sur o del este de la sala o, posiblemente, por esta otra puerta de aquí, la del este. Creo que regresaremos a la Sala. ¡Vamos! La mañana está pasando.

En ese mismo instante se oyó un gran ruido, como si algo rodara retumbando y que parecía venir de los abismos lejanos, haciendo temblar la piedra a sus pies. Saltaron hacia la puerta, alarmados. Pero al momento de hacerlo siguió una explosión, repetida por el eco; estaban soplando un gran cuerno en la sala, y otros cuernos y gritos roncos respondieron en los corredores. Se oyó el sonido de muchos pies que corrían.

—¡Qué tonto he sido por retrasarme aquí! —exclamó Gandalf—. Aquí estamos, encerrados como ellos antes. Pero entonces yo no estaba aquí. Veremos qué…

Bum, sonó de nuevo el estremecedor ruido, y las paredes se sacudieron.

—¡Cerrad las puertas y atrancadlas! —gritó Trotter—. Y no descarguéis los bultos, quizás aún tengamos posibilidad de escapar.

—¡No! —dijo Gandalf—. Atrancadlas pero dejadlas entreabiertas. [226] No debemos encerrarnos. Si podemos, iremos por la puerta más lejana.

Otra ronca llamada de cuerno, y unos gritos agudos que re verberaron por el corredor. Hubo un entrechocar de meta les mientras la Compañía desenvainaba sus armas. [Añadida Glamdring y Dardo brillaron con una luz pálida, centelleando en los filos.] Boromir metió cuñas de hojas rotas y astillas de madera de los cofres bajo la puerta occidental por la que habían entrado. Entonces, Gandalf se le acercó y se plantó detrás

—¿Quién viene aquí a perturbar el descanso de Balin, Señor de Moria? —gritó con voz estentórea.

Hubo una cascada de risas roncas, como piedras que se deslizan y caen en un pozo; en medio del clamor se alzó una voz grave. Bum, bum, bum, prosiguieron los ruidos en los abismos. Con rápido movimiento, Gandalf fue hacia el hueco de la puerta y adelantó la vara. Un relámpago enceguecedor iluminó la cámara y el pasadizo. Gandalf se asomó un instante. Las flechas volaron siseando y silbando cuando retrocedió de un salto.

—Hay trasgos, muchos —dijo—. Y algunos son corpulentos y malvados: Orcos negros.[250] No se han decidido a atacar todavía, pero hay algo más ahí. Un troll, creo, o más de uno. No hay esperanzas de poder escapar por ese lado.

—Y ninguna esperanza si también vienen por la otra puerta —dijo Boromir.

—Pero no se oye nada afuera —dijo Trotter, que estaba de pie junto a la entrada del este, escuchando—. El pasadizo de este lado da directamente a unas escaleras: no lleva [? probab(lemente)] de vuelta a la sala. Nuestra única posibilidad es agruparnos aquí. Le causaremos todo el daño posible a los atacantes, y luego huiremos escalones abajo. Si tan sólo pudiéramos bloquear la puerta al marcharnos, pero las dos se abren hacia dentro.

Unos pies pesados resonaron en el corredor. Boromir apartó de una patada las cuñas de la puerta oeste y la empujó con el hombro.[251] Retrocedieron hacia la puerta oriental todavía abierta, primero Pippin y Merry; luego, Legolas, Frodo con Sam a su lado, Boromir, Trotter y, por último, Gandalf. Pero aún no tenían ninguna posibilidad de escapar. Un golpe estremeció la puerta; enseguida empezó a abrirse, rechinando y desplazando las cuñas. Un hombro y un brazo voluminosos, de piel oscura, [227] escamosa y verde (o enfundada en una malla horrible), aparecieron en la abertura, ensanchándola. Luego, un pie grande de es dedos también empujó. Afuera había un silencio de muerte.

Boromir saltó hacia adelante y lanzó un mandoble contra el brazo,[252] pero la espada se desvió a un lado y se le cayó de la mano temblorosa. La hoja estaba mellada.

De pronto, y muy inesperadamente, Frodo sintió que una cólera ardiente le inflamaba el corazón.

—¡La Comarca! —gritó, y salió corriendo para descargar a Dardo contra el pie espantoso. Se oyó un aullido, y el pie se retiró bruscamente, casi arrancándole la espada de la mano. Unas gotas chorrearon de la hoja y humearon en el suelo.

—¡Un tanto para la Comarca! —gritó Trotter encantado—. Tienes una buena espada, Frodo hijo de Drogo.

Sam dio la impresión de que por primera vez le caía bien Trotter. Un golpe resonó, y luego otro: estaban arrojando rocas contra la puerta con enorme fuerza. Se tambaleó hacia atrás y la abertura se ensanchó. Las flechas llegaron silbando, pero fueron a dar contra la pared del norte y cayeron al suelo. Los cuernos sonaron de nuevo, se oyeron unos pies presurosos y los orcos entraron saltando en la cámara.

Entonces, Legolas empleó el arco. Dos cayeron con las gargantas atravesadas. La espada de Elendil abatió a otros.[253] Boromir repartió golpes a diestra y siniestra, y los orcos [?temieron] su espada. Uno que se había lanzado bajo su brazo fue partido en dos… por el hacha de Gimli. Mataron a trece orcos y el resto huyó.

—Ahora es el momento —dijo [Trotter >] Gandalf—, antes de que vuelva el jefe de los Trolls con más. ¡Vamos!

Pero mientras aún retrocedían, un enorme jefe orco, casi de la altura de un hombre, vestido con malla negra de la cabeza a los pies, atravesó la puerta de un salto. Detrás de él, pero todavía sin atreverse a avanzar, se apretaban muchos seguidores. Sus ojos eran como carbones. Esgrimía una larga lanza. Boromir, que se encontraba en la retaguardia, se volvió, pero con un golpe de escudo el orco desvió su espada y con enorme fuerza 1o hizo retroceder, tirándolo al suelo. Entonces, saltando con la velocidad de una serpiente cargó apuntando a Frodo con su lanza. El golpe le alcanzó en el lado derecho y lo arrojó contra [228] la pared, donde quedó inmóvil. Sam con un grito quebró de hachazo la lanza. … aún estaba el orco dejando caer el asta y sacando la cimitarra cuando la espada de Elendil se abatió sobre el yelmo. Hubo un resplandor como una llama y el yelmo explotó. El jefe orco cayó con la cabeza hendida. Sus seguidores que estaban… ahora cerca de la puerta abierta, huyeron dando gritos. Bum, bum, continuaban los ruidos allá en el Abismo. La voz sonora volvió a escucharse.

—¡Ahora! —gritó Gandalf—. ¡Es nuestra última posibilidad!

Recogió a Frodo y atravesó de un salto la puerta oriental Los otros le siguieron. Trotter, el último en salir, tiró de la puerta a su espalda. Tenía a cada lado un gran anillo de hierro pero no se veía ninguna cerradura.

—Me encuentro bien —jadeó Frodo—. ¡Bájame!

Gandalf casi lo dejó caer por el asombro.

Sin tachar este último pasaje, mi padre de inmediato se dedicó a reescribirlo:

—¡Ahora! —gritó Gandalf—. ¡Es nuestra última posibilidad!

Trotter recogió a Frodo y atravesó de un salto la puerta oriental. Incluso en el fragor de la batalla Gimli se inclinó ante la tumba de Balin. Boromir tiró de la puerta: tenía a cada lado un gran anillo de hierro, pero no se veía la llave y la cerradura estaba rota.

—Me encuentro bien —jadeó Frodo—. ¡Bájame!

Trotter casi lo dejó caer por el asombro.

—Pensé que estabas muerto —exclamó.

—No todavía —dijo Gandalf, dando media vuelta—. Pero no hay tiempo [tachado: para contar (sc. heridas)].[254] ¡Bajad por esas escaleras y tened cuidado! Esperadme unos momentos y, luego, corred: id a la derecha y al sur.

Mientras descendían por la escalera oscura vieron el débil resplandor de la vara del mago. Estaba todavía de guardia junto a la puerta cerrada. Frodo, apoyándose en Sam, se detuvo un instante y miró hacia atrás. Parecía que Gandalf introducía la punta de la vara en el viejo agujero de la cerradura.

De pronto hubo un resplandor aún más deslumbrante… [que] cualquiera que hubieran imaginado jamás. Todos dieron [229] media vuelta. Se oyó una detonación ensordecedora. Las espadas se retorcieron violentamente en sus manos y se soltaron de sus dedos; cuando la gran ráfaga bajó por la escalera, se tambalearon y cayeron de rodillas. En medio de ellos cayó Gandalf.

—Bien, problema terminado —dijo—. He hecho lo que he podido Espero haber enterrado a Balin. Pero qué pena mi vara, tendremos que ir sin luz en la oscuridad. Gimli y yo abriremos el camino.

Lo siguieron estupefactos, y mientras tropezaban detrás de él Gandalf murmuró cierta información:

—He perdido mi vara, parte de mi barba y dos centímetros de cejas —dijo—. Pero he destruido la puerta y derribado el techo tras ella, y si la Cámara de Mazarbul ahora no es un montón de ruinas, yo no soy un mago. Agoté todo el poder de mi vara [?en un fogonazo]: quedó hecha trizas.

De momento, aquí se detiene el texto a tinta. En el acto, mi padre se dedicó a reescribir a lápiz casi todo el pasaje que empieza «De pronto hubo un resplandor…», y, luego, continuó desde el punto que había alcanzado (cf. nota 249). No hay duda, por supuesto, de que la historia cobraba forma en estas páginas, y la escritura es tan rápida como para ser, prácticamente, un código, mientras que hay palabras omitidas o que están tergiversadas, de modo que uno ha de intentar descifrar no sólo lo que mi padre llegó a escribir, sino lo que pretendía escribir.

De pronto, le oyeron gritar palabras extrañas con voz de trueno, y hubo un resplandor más deslumbrante… [que] cualquiera que hubieran imaginado jamás: era como si un rayo hubiera pasado justo delante de sus ojos, quemándolos. Las espadas se retorcieron violentamente en sus manos y se soltaron de sus dedos. Hubo una detonación ensordecedora, y cuando una ráfaga de viento bajó por la escalera, cayeron o se tambalearon hasta quedar de rodillas. En medio de ellos cayó Gandalf.

—Bien, problema terminado —dijo—. He enterrado al pobre Balin. Fue todo lo que pude hacer. Casi me mato. [Tachado apenas se escribió: Me llevará años recuperar la fuerza y la magia.] ¡Seguid, seguid! Gimli, ven delante conmigo. Debemos marchar en la oscuridad. Deprisa.

Lo siguieron estupefactos, tanteando las paredes, y mientras tropezaban detrás de él, Gandalf murmuró cierta información: [230]

—He perdido parte de mi barba y dos centímetros de cejas —dijo—. Pero he destruido la puerta y derribado el techo, y la Cámara de Mazarbul no es un montón de ruinas, yo no soy un mago. Pero, de momento, he gastado todas mis fuerzas. Ya no os puedo proporcionar más luz.

Los ecos de la explosión de Gandalf parecían ir de un lado a otro,… los sitios huecos de piedra encima de ellos. Por detrás les llegó el bum, bum, como el batir de un tambor. Pero no había ningún ruido de pisadas. Durante una hora [?avanzaron deprisa guiados por el olfato de Gandalf]; y todavía no se oía ningún sonido de persecución. Hasta empezaban a creer que quizás escaparían.

—Pero ¿qué me dices de ti, Frodo? —le preguntó Gandalf cuando se detuvieron para recuperar el aliento—. Es realmente importante.

—Estoy magullado y dolorido, pero entero —respondió Frodo—, si es que te refieres a eso.

—Claro que sí —dijo Gandalf—. Pensé que Aragorn había recogido a un hobbit valiente pero muerto.

—… parece que los hobbits, o este hobbit, son de un material tan resistente que nunca encontré nada parecido —dijo Trotter—. De haberlo sabido, habría hablado con más prudencia en la Posada de Bree. Ese lanzazo hubiera podido atravesar a un jabalí.

—Bueno, a mí no me ha atravesado —dijo Frodo—, aunque me siento como si hubiese estado apresado entre un martillo y un yunque. —No dijo nada más. Le costaba respirar, y creyó que las explicaciones podían esperar.

Desde este punto («Prosiguieron la marcha», CA p. 453) el texto original se pierde bastante durante cierta extensión, porque mi padre escribió encima (y primero lo borró en gran medida) como parte de una versión revisada; sin embargo, algo se puede leer al final de esta sección:

No había tiempo que perder. Lejos, más allá de los pilares, en la profundidad (?sombras) del extremo oeste de la sala, a la derecha, estallaron unos gritos y llamadas de cuernos. Y de nuevo les llegó desde la distancia el bum, bum y el suelo tembló [?ante los terribles redobles del tambor]. [231]

—¡Ahora la última carrera! —dijo Gandalf—. ¡Seguidme!

El resto del texto original está a tinta y resulta mucho más legible, pero hacia el final en algunos lugares es imposible de descifrar, ya que Eje escrito a gran velocidad, con palabras pequeñas indicadas por simples marcas, finales de palabras omitidos y casi ninguna puntuación.

Se volvió a la izquierda y echó a correr por el piso de la sala. Era más largo de lo que parecía. Mientras corrían, oyeron los ecos y golpeteos de muchos pies que venían detrás.[255] Se oyó un chillido agudo: los habían visto. Hubo un clamor y un repiqueteo de aceros: una flecha silbó por encima de la cabeza de Frodo.

Trotter rió.

—No lo esperaban —dijo—. De momento, el fuego les cortó el paso. ¡Estamos del mal lado!

—¡Cuidado con el puente! —gritó Gandalf—. Es angosto y peligroso.

De pronto Frodo vio ante él un abismo negro. Justo en el extremo de la sala el piso desapareció y cayó a las profundidades. No había otro modo de llegar a la puerta de salida que un estrecho puente de piedra, sin barandilla ni parapeto, que describía una curva de cincuenta pies sobre el abismo. No se podía cruzar sino en fila de a uno. Llegaron al borde del precipicio y se detuvieron en el extremo del puente durante un momento. Más flechas silbaron por encima de ellos. Una atravesó el sombrero de Gandalf y allí se quedó sujeta como una pluma negra. Miraron hacia atrás. Más allá de la grieta llameante Frodo vio el enjambre de figuras negras de muchos orcos. Esgrimían lanzas y cimitarras que brillaban rojas como la sangre. Bum, bum, resonaba el redoble de tambores cada vez más alto y más alto, y más amenazador. Se podían ver dos grandes y oscuras figuras de trolls [?enormes] por entre los orcos. Avanzaron hasta el borde del fuego.

Legolas puso una flecha en el arco. Luego la dejó caer. Dio un grito de desesperación y terror. Habían aparecido dos grandes y oscuras figuras de trolls; pero no eran éstos los que lo habían hecho gritar.[256] Las filas de los orcos se habían abierto como si ellos mismos estuviesen asustados. Una figura avanzó hasta la [232] grieta, no más alta que un hombre, pero el terror parecía ir delante de ella. Desde lejos pudieron ver el fuego intenso de sus ojos amarillos; sus brazos eran muy largos y tenía una roja [?lengua]. Con un salto por el aire pasó encima de la grieta ardiente. Las llamas subieron a darle la bienvenida y se re torcieron a su alrededor. El pelo flotante pareció encenderse y la espada que sostenía se convirtió en llama. En la otra mano empuñaba un látigo de muchas colas.

—Ay, ay —se quejó Legolas—. [Los Balrogs son >] Ha venido un Balrog.

—Un Balrog —dijo Gandalf—. Qué mala suerte… y mi poder está casi agotado.

La figura llameante atravesó corriendo el suelo. Los orcos aullaron y dispararon muchas flechas.

—¡Por el Puente! —gritó Gandalf—. ¡Huid! ¡Huid! Es un enemigo muy superior a cualquiera de vosotros. Yo le cerraré el paso del Puente. ¡Huid!

Cuando alcanzaron la puerta se volvieron, a pesar de su orden. Las figuras tro lis cruzaban el fuego llevando en brazos a los orcos. El Balrog corrió hasta el Puente. Legolas [?alzó] el arco, y [una] flecha le atravesó el hombro. El arco le cayó al suelo, inservible. Gandalf aguardaba en medio del puente. En su mano centelleaba Glamdring. En la izquierda tenía en alto la vara. El Balrog avanzó y se lo quedó mirando.

De repente, con un chorro de llamas, se plantó de un salto sobre el Puente, pero Gandalf se mantuvo firme.

—No puedes pasar —dijo—. Vuelve [tachado, probablemente, tan pronto fue escrito: a las profundidades llameantes. Está prohibido para cualquier Balrog salir bajo el cielo desde que Fionwë hijo de Manwë venció a Thangorodrim]. Soy el amo del Fuego Blanco. La llama roja no puede pasar por aquí.

La criatura no respondió, pero, enderezándose hasta alcanzar una gran altura y cernirse sobre el mago, avanzó y lo golpeo. Una cortina de fuego blanco brotó ante él [?como un escudo], y el Balrog cayó hacia atrás, la espada en pedazos fundidos y voló, pero la vara de Gandalf se quebró y le cayó de la mano. Con un siseo jadeante, el Balrog se incorporó de un salto; parecía [? medio ciego], pero continuó y alcanzó al mago. Glamdring le cercenó la mano derecha vacía, mas en ese instante, [233] cuando [? asestaba el golpe], el Balrog [? golpeó con] su látigo. Las colas azotaron y se enroscaron alrededor de las rodillas del mago, que se tambaleó.

Tomando el arco de Legolas, Gimli disparó, [pero] la flecha cayó Trotter regresó dando un salto hasta el puente con la espada preparada. Mas en ese momento un troll apareció en el otro lado y se plantó en el puente. Hubo un crujido terrible y el puente se quebró. Se desplomó todo el extremo occidental. Con un grito terrible, el troll cayó tras la estructura, y el Balrog [? trastabilló] de costado lanzando un aullido y se precipitó al abismo. Antes de que Trotter pudiera alcanzar al mago, el puente se rompió ante sus pies y con un gran grito Gandalf cayó a la oscuridad.[257]

Trotter [? retrocedió]. Los otros se quedaron clavados donde estaban por el horror. Los llamó con un grito.

—Por lo menos podemos obedecer su última orden —dijo.

Ellos [? pasaron] por la puerta y subieron trastabillando las grandes escaleras que había detrás y más allá [? arriba] había un pasaje ancho y resonante. Subieron atropelladamente. Frodo oyó que Sam lloraba junto a él mientras corría, y entonces [? se dio cuenta] que él también estaba llorando. Bum, bum, bum resonaban los ecos… detrás de ellos.

Siguieron corriendo. La luz crecía. Brillaba a través de grandes aberturas. Llegaron a una amplia sala con ventanas altas que miraban al este y por donde entraba directamente la luz. [? La cruzaron] corriendo y, de pronto, ante ellos, con postes tallados y puertas grandes, se alzaron las Grandes Puertas… abiertas.

Había orcos, pero, sorprendidos de ver que no eran amigos los que corrían, huyeron consternados, y la Compañía no les prestó atención.

El borrador original del capítulo termina aquí, y no narra la llegada de la Compañía al Valle del Arroyo Sombrío. Hay una nota a lápiz en el manuscrito al lado de la descripción del Balrog: «Alterar la descripción del Balrog. Parecía tener la forma de un hombre, pero no se puede discernir con claridad. Daba la impresión de ser más grande de lo que aparentaba». Después de las palabras «Con un salto por el aire pasó encima de la grieta ardiente», mi padre añadió: «y una gran sombra pareció apagar la luz». Y al final del texto —antes de que lo [234] hubiera terminado, pues el último pasaje está escrito alrededor de 1 palabras— escribió: «No… Gandalf rompe el puente y el Balrog cae pero éste lo engancha con el látigo».

Se verá que en gran parte este capítulo nació en su casi totalidad de la primera escritura; así como casi no quedó una sola frase sin alterar en CA, y muchos detalles de conversación y acontecimientos serían modificados, en realidad no había mucho más para continuar Sin embargo, en ciertos pasajes este primer borrador sufrió un desarrollo sustancial en la narrativa.

El primero es la descripción del cierre del paso por parte de Gandalf de la puerta este en el exterior de la Cámara de Mazarbul (CA pp. 449-450), donde aún no se había hecho ninguna sugerencia de que algún poder mayor que el de un orco o un troll había entrado en la cámara, y donde la explosión de la puerta y el derribo del techo no se produjo por el choque de unos encantamientos de gran poder, sino que fue un acto deliberado por parte de Gandalf para evitar que persiguieran a la Compañía escaleras abajo.

Resulta imposible decir con precisión cómo era la historia en el pasaje perdido (p. 230), aunque de alguna palabra descifrable aquí y allá se puede ver que Gimli vio una luz roja delante de ellos, y que Gandalf les dijo que habían arribado al Primer Nivel que había bajo las Puertas y que estaban ahora en la Segunda Sala. Es evidente que entonces los elementos esenciales de la narrativa final ya se hallaban presentes.

El segundo pasaje en el que el borrador original experimentaría un mayor desarrollo, es la narrativa del ataque definitivo a los fugitivos y la batalla en el Puente de Khazad-düm (CA pp. 455-457). Que había un puente en Moria, que Gandalf lo mantendría solo contra un único adversario de gran poder, y que los dos caerían al abismo cuando el puente se quebró debajo de ellos, había sido previsto en el boceto original (RS 571); pero la forma final de la famosa escena no se alcanzó de una sola vez. Aquí, los trolls no trajeron grandes losas que servían como puentes sobre la grieta ardiente, sino que llevan a los orcos en brazos (de manera incidental, se puede apuntar que los «orcos», en vez de los «trasgos», son los que se encuentran presentes en todo el texto; véase nota 250); la forma del Balrog se percibe claramente; no suena el cuerno de Boromir; el hombro de Legolas es atravesado por una flecha cuando él intenta disparar; y Aragorn y Boromir no se quedan con Gandalf en el extremo del puente. El duelo físico entre Gandalf y el Balrog se concibe de forma diferente: la vara de Gandalf se rompe en el momento en que la espada del Balrog se convierte en pedazos fundidos en la «cortina de fuego blanco», y aunque el látigo [235] atrapa a Gandalf por las rodillas, no es la causa de su caída. Aquí, es el troll grande que salta sobre el puente quien hace que se rompa, lo que arrastra al troll, al Balrog y al mago juntos. Pero incluso antes de que hubiera terminado el borrador inicial del capítulo, mi padre vio «lo que sucedió de verdad»: «Gandalf rompe el puente y el Balrog cae… pero éste lo engancha con el látigo». Luego, trasladó la «lámina de fuego blanco» y la ruptura de la vara de Gandalf desde el enfrentamiento inicial entre los adversarios al momento en el que Gandalf rompió el puente.

Es evidente que mi padre se dedicó de inmediato a la redacción de una copia en limpio del texto original del borrador… que lo hizo en el acto, antes de continuar la historia, se ve por el hecho de que la herida de Sam en la lucha en la Cámara de Mazarbul sólo aparece en la nueva versión pero se halla presente en el comienzo de «Lothlórien».

La versión nueva (un manuscrito muy claro a tinta, con pocas vacilaciones en el curso de la composición y sin grandes alteraciones posteriores hechas a lápiz) todavía fue llamada «Las Minas de Moria 2»; se le añadió un subtítulo a lápiz, «El Puente». Durante cierto tiempo el texto avanza como un refinamiento característico y una leve elaboración del borrador, llevándolo muy cerca de CA, que empleo aquí como la base con el que se compara el presente texto.

El Libro de Mazarbul no se describe como «quemado en parte», y se dice que sus páginas han sido escritas «tanto en las runas enanas como en los caracteres élficos», mientras que en CA se hace una distinción entre las runas de Moria y las del Valle. El texto de la primera página que Gandalf leyó en voz alta es así:

Echamos a los Orcos de … vigilar algo y la Primera sala. Matamos a muchos bajo el brillante sol del Valle. Una flecha mató a Flói. El mató… luego sólo puedo leer palabras sueltas durante muchas líneas. Después dice Hemos tomado la Sala Vigésimo Primera del lado Norte para vivir en ella. HayNo puedo leer qué: se menciona un pozo. Luego Balin ha puesto su trono en la Cámara de Mazarbul.

—La Cámara de Registros —dijo Gimli—. Creo que es ahí donde estamos ahora.

—Bien, no puedo leer más durante un buen trecho, excepto la palabra oro —dijo Gandalf—; y, sí, el hacha de Durin y algo, yelmo. Luego Balin es Señor de Moria. Después de unas estrellas viene Encontramos plata auténtica y, más adelante, las palabras bien forjada; entonces, algo, ¡lo tengo! Óin buscará las armerías y salas [236] de tesoro superiores del Tercer Nivel y… pero ya no puedo descifrar más de la página salvo mithril, oeste y Balin.

Este texto corresponde casi exactamente al tercer trazado de la página (véase el Apéndice, p. 539).

El texto de la segunda página que Gandalf leyó en voz alta, «con letras manuscritas grandes y claras en caracteres élficos», ahora identificada por Gimli como la de Ori, apenas difiere del texto dado en la p. 224, con la excepción de que después de Hemos atrancado las Puertas Gandalf dudosamente puede leer horrible y sufrimiento: todo es. Así, el pasaje que da la fecha (10 de noviembre) de la muerte de Balin en el Valle del Arroyo Sombrío sigue ausente. El primer texto, o el primero que sobrevive, sacado de la página de Ori se hizo al mismo tiempo que la tercera escritura de la primera página (véase Apéndice, p. 539) y, evidentemente, acompaña a la presente versión de la narrativa.

El texto de la última página del libro continúa de manera exacta al que se dio en las pp. 224-225; y el esbozo más antiguo (que acompaña al tercero de la primera página y al primero de la página de Ori) encaja a la perfección.

En esta versión, Gandalf ya no hace ninguna mención del Guardián del Agua y de las dos Puertas, pero Gimli dice: «Fue una suerte para nosotros que la laguna hubiese bajado un poco, y que viniéramos por la Puerta de los Elfos que estaba cerrada. El Guardián dormía, o eso parece, en el extremo sur». Las palabras en cursiva fueron tachadas, con toda probabilidad en el acto, y así la concepción de las dos entradas separadas a Moria desde el Oeste fueron finalmente abandonadas. Gandalf todavía le sigue dando el Libro de Mazarbul a Frodo, para que éste se lo dé a Bilbo «si tienes oportunidad».

En estas últimas palabras antes de que empezara el ataque en la Cámara de Mazarbul, Gandalf dice que «la Sala Vigésimo Primera debería estar en el séptimo nivel, esto es cinco niveles por encima de las Puertas» (seis en CA). Aún dice «Son trasgos… corpulentos y malvados: Orcos negros», pero el troll se convierte en «un gran troll de las cavernas» como en CA, y su pie de tres dedos se cambió en el manuscrito por un pie sin dedos.[258] En la pelea, Sam ahora recibe una herida, «un corte en el brazo», que, como se menciona arriba, aparece en el borrador original de «Lothlórien» («El corte en el brazo le estaba doliendo», p. 258). Un anexo al presente texto lo cambió por «un corte superficial en el hombro». «La espada de Elendil» todavía no tiene otro nombre, siendo Tizona sustituido más adelante a lápiz (véanse p. 195, y p. 321 y nota 384).

En la historia de la huida de la Compañía de la Cámara de Mazarbul, la versión nueva siguió al borrador original muy de cerca. Cuando [237] Frodo, y Sam espían escaleras arriba, oyeron a Gandalf murmurando, y el sonido, pensaron ellos, de su vara al romperse. El cegador resplandor como un rayo, las espadas retorciéndose en sus manos y la fuerte ráfaga de viento procedente de las escaleras y que los obligó a arrodillarse aún se encontraban presentes (siendo la explosión de la Cámara todavía un acto deliberado); y Gandalf aún dice: «He perdido parte de mi barba y dos centímetros de cejas». Ahora se introduce el largo descenso por los escalones oscuros, con Gandalf tanteando el suelo con su vara «como un hombre ciego»; pero ante las palabras «Hasta empezaban a creer que quizás escaparían» (CA p. 451), esta versión nueva se detiene, y toda esta parte de la historia, desde la muerte del jefe orco en la Cámara, fue rechazada.[259]

El desarrollo del capítulo desde este punto requirió mucha aclaración, pero parece claro que mi padre decidió en esta coyuntura que hacían falta más borradores antes de que pudiera continuar con la copia a limpio en la que se hallaba ocupado. Entonces, escribió unos borradores nuevos y primitivos, llevando la historia desde la huida de la Compañía de la Cámara de Mazarbul hasta su fuga final fuera de Moria; y, habiendo hecho esto, regresó a la copia en limpio y continuó con ella, donde siguió el borrador bastante de cerca. Creo que todo ello fue un trabajo ininterrumpido, que puede mostrar que la historia del capítulo «El Puente de Khazad-dûm» se llevó casi hasta su forma definitiva antes de que se comenzara la historia de Lothlórien (véanse p. 239 y nota 265). Para mayor claridad, en lo que queda de este capítulo llamaré al borrador nuevo «B» y al manuscrito de la copia en limpio «C», siendo el borrador original, que se ha dado en su totalidad, «A».[260]

Para la última parte de este capítulo, el nuevo borrador B fue escrito muy deprisa, en su mayoría a lápiz, y resulta difícil de leer; no obstante, ya casi se había alcanzado la narrativa final, en la que apenas hay alguna diferencia de sustancia. Gandalf todavía dice: «Casi me destruyo», y no: «encontré la horma de mi zapato y estuvo a punto de destruirme»; conoce «uno o dos (encantamientos de cierre) que aguantarán, aunque no impedirán que la puerta estalle si le aplican mucha fuerza»; y dice que los Orcos del otro lado de la puerta «parecían estar hablando su lengua espantosa y secreta, de la que nunca supe más de una o dos palabras». En la copia en limpio C esto se concerté en: «Me topé con algo inesperado que nunca antes había encontrado»; «Conozco varios que resistirán»; y «hablando su espantosa y secreta lengua».

La escritura sobre el pasaje borrado en el texto original A (p. 230) forma Parte del borrador nuevo, y el nuevo texto (desde «Prosiguieron la marcha» hasta «—¡Ahora la última carrera! —gritó [238] Gandalf») está tan próximo a la forma final de CA (pp. 453-454) como para no necesitar ningún comentario.

En la última parte del capítulo (desde «Se volvió a la izquierda echó a correr por el piso de la sala»), el borrador de la versión nueva es tan primitivo como lo fue el texto original A al que sustituyó en esta parte, siendo el lenguaje tosco y la conclusión apenas legible. Sin embargo, la narrativa real de CA, pp. 455-458, está presente, a excepción de estos puntos. Cuando se ve por primera vez al Balrog más allá de la grieta ardiente, es descrito con «quizás una forma de hombre, no mucho más grande» (cf. pp. 231-233). La copia en limpio C aquí tiene asimismo «no mucho más grande» (CA: «quizás una forma de hombre, pero más grande»).[261] El grito de Gimli de «¡El Daño de Durin!» y las palabras de Gandalf «Ahora entiendo» seguían ausentes tanto del B como del C, y las palabras de Gimli (sólo) están añadidas a lápiz a este último; sobre esta cuestión, véanse p. 218 y nota 244 del anterior capítulo.

Siguiendo el grito de Legolas «¡Ay, ay! ¡Ha venido un Balrog!», se dice en el B que «se volvió para huir y una flecha lo golpeó en el hombro. Cayó y comenzó a arrastrarse sobre las cuatro extremidades a lo largo del Puente». Que una flecha atravesó el hombro de Legolas se cuenta en la versión original de la historia (p. 232). En el B, mi padre tachó el incidente; luego, lo marcó para retenerlo, pero se encuentra ausente del C. La llamada del cuerno de Boromir está ausente de ambos textos, aunque mi padre la añadió a lápiz en el C, primero situándola después de «¡Ha venido un Balrog!», mas luego decidiendo ponerla antes de «Legolas se volvió y colocó una flecha en el arco», de modo que fueron los Orcos los que quedaron momentáneamente parados por el sonido del cuerno y no el Balrog. En ninguno de los textos se quedan Aragorn y Boromir al pie del puente, y así se dice posteriormente que Trotter «regresó corriendo al puente» y «corrió al puente», es decir, desde la entrada en la que había estado de pie junto a los demás.

En el B sólo se dice que el Balrog «se detuvo de cara a él»: en el C «el Balrog se detuvo, enfrentándolo, y la sombra que lo envolvía se abrió a los lados como dos grandes alas».[262] Inmediatamente después, donde en CA el Balrog «se enderezó hasta alcanzar una gran estatura, extendiendo las alas de muro a muro», ni el B ni el C tienen las palabras «una gran estatura» ni hablan de «alas». Las palabras de Gandalf al Balrog permanecen en B muy próximas al borrador original (p. 232), con «Fuego Blanco» por «el Fuego Blanco»; en C esto se cambió en el mismo acto de la escritura: «No puedes pasar. Soy el amo de la Llama Blanca. [Ni el Fuego Rojo ni la Sombra Negra pueden >] El Fuego Rojo no puede pasar por este camino. ¡Vuelve a la Sombra!». [239]

Tanto el B como el G continuaron hasta un poco después del punto donde «El Puente de Khazad-dûm» termina en CA, B da una descripción del Valle del Arroyo Sombrío y el Lago Espejo, que se omitió en el C.

Hacia el norte corría por una garganta oscura entre dos grandes brazos de las montañas, y en la cima brillaban tres picos blancos. Ante ellos (oeste) [léase este][263] las montañas terminaban bruscamente. A su derecha (sur) se perdían interminables en la distancia. A menos de una milla (y un poco por debajo de donde se encontraban sobre la falda de las montañas) había una laguna… justo fuera de la sombra, bajo un cielo soleado. Sin embargo, las aguas eran oscuras, de un azul profundo como el cielo claro de la noche visto desde una ventana iluminada. La superficie estaba terriblemente tranquila. Todo alrededor, una hierba suave descendía por las laderas hasta la orilla lisa y uniforme. Ahí estaba el Lago Espejo. Alta en la playa de más arriba se erguía una columna rota y desigual. La Piedra de Durin.

Este pasaje fue una sobreescritura a tinta, pero el texto a lápiz de debajo, visible aquí y allá, fue escrito de manera continua con lo que precede (la Compañía mirando hacia atrás a la Puerta de Moria), y, ciertamente, es la forma más original de la descripción del Lago Espejo. A su lado mi padre escribió No usada todavía. De hecho, la empleó en el borrador original de «Lothlórien» (pp. 256-257): una clara demostración de que el nuevo borrador B de la última parte del presente capítulo precedió al trabajo de «Lothlórien» (véase nota 265).

Luego, el B prosigue así hasta su conclusión:

—Así que hemos atravesado Moria —dijo Trotter al fin, pasándose la mano por los ojos—. No sé qué es lo que puso las palabras en mi boca, pero no le dije a Gandalf: ¡Si atraviesas las Puertas de Moria, cuidado![264] Ay que haya sido cierto lo que dije. Ninguna fortuna pudo haber sido tan mala como ésta: difícilmente… si hubieran perecido todos. Pero ahora debemos continuar sin nuestro amigo y guía. Por lo menos, aún podemos vengarlo, reparémonos. Es mejor que golpeemos duro a que nos lamentemos mucho.

Con una redacción ligeramente alterada, esto se usó también como conclusión del capítulo en la copia en limpio C.[265] [240]

A lo largo del C, Trotter (tal como es nombrado en cada aparición salvo en una ocasión cuando lo nombra Gandalf) fue cambiado con posterioridad por Piedra de Elfo (véanse pp. 325-326).