[166]
La quinta versión
Siguió una quinta versión de «El Concilio de Elrond», y aquí aparece convenientemente situada, aunque no es necesario para el caso que estas revisiones se hayan hecho en una secuencia inalterable mientras otras escrituras permanecían sin cambios. Esta versión incorporó la secuencia cambiada de oradores (pp. 153-154) y la historia de Gandalf, y modificó la historia de Elendil y sus hijos; no obstante, para esta reescritura y reconstrucción, mi padre empleó un material existente, de donde surge el muy complicado estado del manuscrito. En diferentes momentos, a esta versión se le hicieron muchas correcciones. En este caso, resulta fácil separarlas en dos grupos, sobre la base de una copia a máquina que se hizo de la quinta versión después de haberse llevado a cabo cierta cantidad de cambios.
Esta copia a máquina fue llevada a cabo de forma muy cuidadosa y exacta, con un notablemente escaso número de errores, que demuestran que la mecanógrafa no parece haber estado muy al tanto de la historia: el nombre Saruman fue tecleado Samman a lo largo de todo el texto (siendo ru y m muy similares, o idénticas, en la escritura a mano de mi padre). Donde mi padre pasó por alto un cambio necesario (como Galdor> Legolas), la mecanógrafa, cumplidamente, transcribió el manuscrito. Estas características hicieron que la copia a máquina fuera un espejo del estado del manuscrito en el momento de su realización. Esto, desconociendo cuándo sucedió, sólo tiene un valor limitado; sin embargo, creo que pertenece con claridad a este período.
En aquellas partes de la quinta versión que se citan aquí, únicamente indico esas correcciones posteriores al manuscrito (y sólo si son de importancia) que aparecen en la copia a máquina tal como fue mecanografiada.
La historia de Glóin fue alterada de la siguiente manera. En la tercera versión, mantenida en la cuarta, él había dicho: «Y al final, hace unos cuarenta años, Balin se marchó, aunque Dáin fue renuente a darle su permiso, y con él se llevó a Óin y Ori y a muchos de nuestro pueblo, y partieron hacia el sur» (p. 139). Ahora, esto se reemplazo [167] por lo que viene a continuación, escrito en una página del manuscrito de prueba de «agosto de 1940».
Porque Moria era desde hacía tiempo una de las maravillas del mundo del Norte. Se dice que se comenzó cuando los Días Antiguos eran jóvenes,[180] y Durin, padre de mi pueblo, era rey; y con el paso de los años y el trabajo de incontables manos, sus poderosos palacios y calles, sus pozos e interminables galerías atravesaban las montañas de este a oeste y se internaban ilimitadamente en las profundidades. Pero bajo los cimientos de las colinas, cosas hace tiempo enterradas fueron por fin despertadas de su sueño a medida que el mundo se oscurecía y surgían los días del temor y la maldad. Tiempo atrás, los enanos huyeron de Moria y abandonaron sus incontables riquezas; y mi pueblo vagó por la tierra hasta que lejos, en el Norte, establecieron nuevos hogares. Pero siempre hemos recordado Moria con temor y esperanza; y en nuestras canciones se dice que será reabierta y rebautizada antes de que el mundo llegue a su fin. Cuando de nuevo fuimos empujados de la Montaña Solitaria, Erebor,[181] en los días del Dragón, Thrór retornó allá. Pero fue muerto por un Orco, y aunque Thorin y Dáin lo vengaron, y muchos trasgos perecieron en la guerra, ninguno del pueblo de Thrór, ni Thráin ni Thorin su hijo, ni Dáin el hijo de su hermana, se atrevieron a cruzar sus puertas; hasta que por fin Balin prestó atención a los susurros que he mencionado y se decidió a marcharse. Aunque Dáin fue renuente a darle su permiso, se llevó con él a Óin y Ori y a muchos de nuestro pueblo, y partieron hacia el sur. Eso aconteció hace cuarenta años.
Este pasaje, del que sólo queda un rastro leve en CA (pp. 333-335), revela el desarrollo de nuevas concepciones en la historia de los Enanos. En el texto original de «El Anillo va hacia el sur» (RS 531), Gandalf dijo que los Trasgos expulsaron a los Enanos de Moria, y la mayoría de los que escaparon se trasladaron al Norte. Esto debió basarse en lo que se escribió en El hobbit en el capítulo III, Elrond había dicho que «todavía hay tesoros ignotos en las cavernas desiertas de las Minas de Moria, desde la guerra de los enanos y los trasgos», y en el capítulo IV se decía que los trasgos habían «ocupado la región en secreto después del saqueo de las Minas de Moria». Es de presumir que, por lo tanto, Rué mi padre dijo en la primera versión de «El Anillo va hacia el sur» [168] era lo que en realidad tenía en mente cuando escribió esos pasajes en El hobbit los Trasgos expulsaron a los Enanos de Moria.
Si esto es así, fue sólo entonces que surgió una nueva historia, en la que los Enanos dejaban Moria por una causa completamente distinta. En el pasaje presente, el motivo de su huida sólo se insinúa de la forma más indirecta: «y cavaron ilimitadamente en las profundidades» y «bajo las colinas, cosas enterradas hace tiempo al final fueron despertadas de su sueño». Compárese con esto el Apéndice A del SA (III):
Por entonces los Enanos cavaban muy hondo… De ese modo despertaron del sueño a una criatura espantada que había huido de Thangorodrim y yacía oculta en los cimientos de la tierra desde la llegada de la Hueste del Occidente: un Balrog de Morgoth. Durin fue muerto por él, y al año siguiente, también Náin I, hijo de Durin; y así pasó la gloria de Moria, y su pueblo fue destruido o huyó muy lejos.
Sobre esta cuestión, véase p. 218.
De modo similar, la «guerra de los enanos y los trasgos» tuvo una nueva interpretación y una nueva historia (y ésta es la razón por la que la palabra «saqueo» en la frase citada arriba del capítulo IV de El hobbit, se cambió en la tercera edición (1966) por «batalla»). Fue el salvaje asesinato de Thrór, abuelo de Thorin, a su regreso a Moria, que condujo a la guerra de los Enanos y los Orcos, que terminó en una terrible victoria de los Enanos en la batalla de Azanulbizâr (Valle del Arroyo Sombrío), descrita en el Apéndice A (III) del SA. El pasaje en el presente texto, que cuenta que Thrór «fue muerto por un Orco, y aunque Thorin y Dáin lo vengaron, y muchos trasgos perecieron en la guerra, ninguno del pueblo de Thrór, ni Thráin ni Thorin su hijo, ni Dáin el hijo de su hermana, se atrevieron a cruzar sus puertas [las de Moria]», sugiere que lo esencial de la historia posterior ahora ya se hallaba presente.
En la historia contada en el Apéndice A (III) del SA, Thorin desempeñó una parte importante en la batalla, y por su valor recibió el nombre «Escudo de Roble»; y Dáin mató a Azog, el que matara a Thrór, ante la Puerta Este de Moria. Este último evento sí que se derivó de El hobbit, donde en el capítulo XVII Gandalf dijo de Dáin que mató al padre de Bolg (líder de los Trasgos en la Batalla de los Cinco Ejércitos) en Moria.[182] Posteriormente, en el Apéndice A (III) se dice que después de la muerte de Azog, Dáin descendió de la Puerta con «la cara gris de quien ha sentido mucho miedo»; y que le dijo a Thráin, padre de Thorin: [169]
—… Tú eres el padre de nuestro Pueblo, y hemos sangrado por ti, y sangraríamos otra vez. Pero no entraremos en Khazad-dûm. Tú no entrarás en Khazad-dûm. Sólo yo he mirado a través de la sombra de la Puerta. Más allá de la sombra te espera todavía el Daño de Durin. El mundo ha de cambiar y algún otro poder que no es el nuestro ha de acudir antes que el Pueblo de Durin llegue a entrar en Moria otra vez.
En El hobbit, capítulo XV, se tiene la impresión de que Dáin, de las Colinas de Hierro, era primo de Thorin Escudo de Roble (y por el capítulo XVII, que su padre se llamaba Náin). En el presente texto, Dáin es llamado hijo de la hermana de Thráin. Sin embargo, en la tabla de linajes dada en el Apéndice A (III) del SA, no es el hijo de la hermana de Thráin: su padre Náin era primo hermano de Thráin y, así, Thorin Escudo de Roble y Dáin Pie de Hierro eran primos segundos.
Después de las palabras de Elrond a Glóin: «Descubrirás que tu problema es sólo parte del problema por el que nos hemos reunido aquí» (cf. p. 140), ya no sigue Galdor del Bosque Negro (véase p. 154), y aquí la quinta versión pone:[183]
—¡Escuchadme todos! —dijo Elrond con voz clara—. Os he reunido para que escuchéis la historia del Anillo. Parte de la historia la conocéis todos, pero por completo sólo unos pocos. Puede que se hable de otros asuntos, pero antes de que todo finalice, se verá que todos estamos unidos al Anillo, y que nuestros planes y acciones deberán aguardar nuestra decisión en este importante asunto. Pues, ¿qué haremos con el Anillo? Ésa es la maldición que hemos de considerar antes de partir.
»Escuchad, la historia se aleja y se remonta al pasado. En los Años Oscuros que siguieron a los Días Antiguos, después de la caída de Númenor, los Hombres de Oesternesse regresaron a las playas de la Tierra Media, tal como aún se registra en el saber popular. De sus reyes, Elendil el Alto era el jefe, y sus hijos eran Isildur y Anárion, poderosos señores de barcos. Primero navegaron al Golfo de Lindon, donde estaban y aún están los Puertos de los Elfos, y recibieron la amistad de Gilgalad, Rey de los Altos Elfos de aquella tierra. Elendil continuó por la Tierra Media y estableció un reino en el Norte, alrededor de los ríos un y Branduin, y la ciudad principal se llamó Tarkilmar [> Torfirion] (u Oestemanton), que ahora hace tiempo que [170] está desierta. Pero Isildur y Anárion continuaron navegando hacia el sur, y sus barcos subieron por el Río Grande, Anduin[184] que nace en las Tierras Ásperas y se une al Mar del Oeste en la Bahía de Belfalas. En las tierras de alrededor de su curso más bajo establecieron un reino donde ahora están los países de Rohan y Ondor.[185] Su ciudad principal fue Osgiliath, la Fortaleza de las Estrellas, por cuyo centro fluía el río. También establecieron otros sitios fuertes: Minas Ithil, la Torre de la Luna Naciente al este, sobre un risco de las Montañas de la Sombra; y Minas Anor, la Torre del Sol Poniente, al oeste, al pie de las Montañas Tenebrosas. Pero Sauron vivía en Mordor, el País Negro, detrás de las Montañas de la Sombra, y su gran fortaleza, la Torre Oscura, fue construida sobre el valle de Gorgoroth; y libró guerra contra los Elfos y los Hombres de Oesternesse; y Minas Ithil fue tomada. Entonces, Isildur partió en su barco y buscó a Elendil en el Norte; y Elendil y Gilgalad tomaron consejo mutuo, viendo que Sauron pronto se convertiría en señor de todos si ellos no se unían. Y establecieron una liga, la Ultima Alianza, y marcharon hacia la Tierra Media, juntando una gran fuerza de Elfos y Hombres. Muy poderosa fue esa hueste.
Se verá que en este pasaje está el grueso de una parte de la narrativa de otra obra, De los Anillos de Poder y la Tercera Edad, que fue publicado en El Silmarillion (véanse pp. 395-399). En el posterior desarrollo de «El Concilio de Elrond», el capítulo se convirtió en el vehículo de una descripción mucho más completa de los primeros reinos Númenóreanos en la Tierra Media, y gran parte de ello no se encuentra en El Señor de los Anillos, sino en De los Anillos de Poder y la Tercera Edad.
Aquí entra la historia posterior de Elendil (véanse pp. 145-147), en la que éste permaneció en el Norte, mientras sus hijos navegaron al sur, bajando por las costas de la Tierra Media, y llevaron sus barcos por el Río Grande. Surge la ciudad de Elendil en el Norte, que luego sería Annúminas, pero que aquí lleva los nombres de Tarkilmar u Oestemanton: en la parte occidental del Primer Mapa (p. 356), el nombre élfico es Torfirion, que fue cambiado por Tarkilmar en el presente manuscrito. En Mordor aparece el valle de Gorgoroth, cuyo nombre deriva de Ered Orgoroth (Gorgoroth), las Montañas del Terror al sur de Taur-na-Fuin en los Días Antiguos; y las Montañas de la Sombra son la primera mención de las luego llamadas Ephel Dúath, la gran cadena que rodea Mordor al Oeste y al Sur.
Desde «Muy poderosa fue esa hueste», mi padre regresó a las páginas [171] de la anterior (cuarta) versión, pp. 150-151, y las mantuvo. El resulto de esta combinación del nuevo pasaje recién mostrado con el texto de la cuarta versión era para repetir la toma de Minas Ithil. En la descripción original (p. 142), Elrond contó que después de la guerra con Sauron «a medida que el mundo se oscurecía y la debilitada Osgiliath desmoronaba», los servidores de Sauron se apoderaron de la ciudad oriental, de modo que «se convirtió en un lugar de temor, y se la llamó Minas Morgol». En la cuarta versión (pp. 149-151), esto se repitió de manera más completa y clara; y la estructura de la historia de Elrond puede resumirse así:
—Isildur fue a la Guerra de la Ultima Alianza
—Elrond recuerda la formación de las huestes
—Habla de la guerra
—Muerte de Isildur; «nunca regresó a Minas Ithil, ni nadie de su pueblo. Sólo en Minas Anor se mantuvo un tiempo la raza de Oesternesse»
—A pesar de la victoria sobre Sauron, el mundo empeoró; los Númenóreanos decayeron y se corrompieron, «Osgiliath se desmoronó; y hombres malignos tomaron Minas Ithil, que se convirtió en un lugar de temor, y se la llamó Minas Morgol»
Pero en la quinta versión la estructura de la historia de Elrond se convierte en:
—Sauron capturó Minas Ithil. Por ello, Isildur se marchó y se dirigió al norte, y ahí tuvo lugar la Guerra de la Ultima Alianza (La historia retorna a la cuarta versión)
—Elrond recuerda la formación de las huestes (etc. como en la cuarta versión)
Ésta es la estructura de la historia en la copia a máquina hecha de la quinta versión. No me resulta claro si la intención de mi padre era este resultado. Tal como queda la quinta versión, Minas Ithil fue capturada por Sauron antes de la Guerra de la Ultima Alianza, y, ciertamente, esto fue motivo esencial para la formación de la liga; sin embargo, todavía se dice que Isildur «nunca regresó a Minas Ithil», y que mucho después de la guerra «hombres malignos tomaron Minas Ithil». Esto, por supuesto, es perfectamente explicable: cuando Sauron fue abatido, se recuperó Minas Ithil de manos de sus servidores, y sólo mucho después los «hombres malignos» la reconquistaron. Pero uno podría esperar que esto se hubiera hecho explícito; y queda la impresión [172] de una narración «doblada» que surge del empleo del material de la cuarta versión en este punto.
Sea como fuere, es curioso que la historia de Minas Ithil jamás se planteara de forma explícita. En De los Anillos de Poder y la Tercera Edad no se dice nada de que fueron recapturados después de la guerra, ni de su historia hasta el momento de la gran peste que cayó sobre Cóndor en el siglo diecisiete de la Tercera Edad, cuando «Minas Ithil se vació de gente» (El Silmarillion p. 403).
Se hicieron varios cambios al manuscrito, algo común a la cuarta y quinta versiones, en esta parte del capítulo (que llegaron hasta «ha sido ordenado que tú lo guardes un tiempo», p. 152). En apariencia, estos cambios se llevaron a cabo en épocas diferentes; aquí se dan los que se trasladaron a la copia a máquina (p. 166).
Ahora, Elrond dice que «Fue incluso en Imladris, aquí en Rivendel, que fueron alistados». Ond se convierte en Ondor (véase nota 185), y Minas-Morgol en Minas-Morghul. La frase «Sólo en Minas Anor se mantuvo durante un tiempo la raza de Oesternesse» fue excluida, y en este punto se insertó la siguiente: «Y Anárion fue muerto en batalla en el valle de Gorgoroth» (véanse p. 151 y nota 157). En el «verso-sueño» de Minas Tirith, se cambió Imlad-rist por Imlad-ris, y se modificó la segunda mitad del verso para que se leyera:
Entonces mostrarán una señal |
de que el Destino está cerca: |
al Medio Alto verás entonces |
con el Daño de Isildur en la mano. |
Sobre el Daño de Isildur, véase p. 154. En cada aparición de Trotter o de Aragorn en este pasaje, y a lo largo del manuscrito, se escribió el nombre Piedra de Elfo, nombre que se encuentra en la copia a máquina, y Aragorn hijo de Kelegorn se convierte en Piedra de Elfo hijo de Yelmo de Elfo (cf. p. 96 nota 96, y para la discusión de esta cuestión, véanse pp. 325-326).
Pero ante las palabras de Aragorn «ha sido ordenado que tú lo guardes un tiempo», hace aparición la nueva estructura con «—¡Saca el Anillo, Frodo! —dijo Gandalf con tono solemne» (véase p. 154), y el texto que sigue en CA (pp. 343-344) casi se ha alcanzado. Significativamente, no se dice que «los ojos de Boromir relampaguearon mientras miraba la cosa dorada»; pero la explicación que le da Aragorn sobre el significado de la «Espada que estuvo Rota» en el «sueño-verso» es como en CA, con su referencia a la profecía de que debería forjarse de nuevo cuando se encontrara el Daño de Isildur, y termina «¿Deseas que la casa de Elendil retorne a la tierra de Ond [> Ondor] ?».[186] Bilbo, impaciente por [173] la duda que mostraba Boromir hacia Aragorn, «estalla» con el verso No oro todo lo que reluce[187] (—«Lo compuse para Tarkil [> Piedra de Elfo]», le murmuró a Frodo con una sonrisa, «la primera vez que me contó su larga historia»). Pero las palabras de Aragorn a Boromir (cf. pp. 143-144, 153) siguen siendo sustancialmente diferentes de las que aparecen en CA y no figura gran parte de lo que dijo después.
Aragorn [> Piedra de Elfo] sonrió; luego, se volvió otra vez a Boromir. —En verdad que poco me parezco —dijo—, y sólo soy el heredero de Elendil, no Elendil mismo. He tenido una vida larga y difícil; y las leguas que nos separan de Ond [> Ondor] son una parte pequeña en la cuenta de mis viajes. He cruzado muchas montañas y ríos, y he recorrido muchas llanuras, incluso en regiones lejanas donde las estrellas son extrañas. He estado en Minas Tirith como un desconocido,[188] y de noche he caminado por Osgiliath; y he atravesado las puertas de Minas-Morgol [> Minas-Morghul]; y muy lejos me he atrevido, hasta las Fronteras Oscuras y más allá. Pero mi hogar está en el Norte, si es que tengo hogar. Porque Valandil, hijo de Isildur, fue protegido por los Elfos de esta región después de la muerte de su padre; y al final se fue con la gente de su pueblo que aún permanecía con él, y vivió en Osforod [> Fornobel],[189] el Burgo del Norte. Pero ahora es una desolación, y los cimientos de sus muros apenas pueden verse bajo la hierba.
»Nuestros días han languidecido y se han ensombrecido a lo largo de los años, y nos hemos reducido a un pueblo errante, pocos, sigilosos y divididos, perseguidos siempre por el Enemigo. Y la espada jamás se volvió a forjar, porque el Daño de Isildur se perdió. Pero ahora se ha encontrado y la hora ha llegado. Regresaré a Minas Tirith.
La cuarta versión de «El Concilio de Elrond» terminaba al final de la declaración de Gandalf (p. 153). La quinta continúa:
—Y ahora —dijo Elrond—, la historia del Anillo viene de muchos años atrás. Cayó de la mano de Isildur y se perdió. Y es hora de que se cuente de qué forma tan extraña se encontró. ¡Habla, Bilbo! Y si todavía no la has puesto en verso —añadió con una sonrisa—, puedes contarla en palabras sencillas. [174]
Para algunos de los presentes la historia de Bilbo era nueva y escucharon con asombro mientras el viejo hobbit (nada disgustado) volvía a relatar su aventura con Gollum, sin omitir un solo enigma.
Luego, intervino Gandalf, y habló del Concilio Blanco que se celebró aquel mismo año, y de los esfuerzos que se habían realizado para expulsar al Nigromante del Bosque Negro y cómo habían fracasado en frenar el crecimiento de su poder Pues de nuevo había adoptado su nombre antiguo y establecido un dominio sobre muchos hombres, regresando otra vez a Mordor
—Fue aquel año —dijo Gandalf— que nos llegó por primera vez el rumor de que estaba buscando por todas partes el Anillo perdido; y nosotros[190] reunimos todos los conocimientos posibles, a lo largo y ancho de la tierra, sobre sus usos y propiedades, pero jamás pensamos que sería encontrado otra vez con un gran peligro para nosotros.
Entonces, Gandalf habló de la naturaleza y los poderes del Anillo Único; y cómo por último había quedado claro que el anillo de Gollum era de verdad el Daño de Isildur, el Anillo Soberano.
Contó cómo había buscado a Gollum; entonces, la historia fue tomada primero por Galdor [> Legolas] de los Elfos del Bosque,[191] y al final por Aragorn [> Piedra de Elfo]. Porque en aquella persecución había realizado un peligroso viaje siguiendo el rastro desde el corazón del Bosque Negro, pasando por el Bosque Fangorn y la Marca de los Jinetes, Rohan, la tierra de los Jinetes, y por la Ciénaga [> Ciénagas] de los Muertos hasta la misma frontera de la tierra de Mordor.
—Y allí perdí el rastro —dijo—; pero después de una larga búsqueda, volví a encontrarlo, una vez más en dirección norte. Fue acechando junto a una laguna de aguas estancadas, al borde de la Ciénaga [> Ciénagas] de los Muertos, que lo atrape; estaba cubierto con un barro verde. Lo obligué a andar delante de mí, pues no quería tocarlo; y lo conduje hacia el Bosque Negro. Allí lo entregué a Gandalf y al cuidado de los Elfos, y me alegró librarme de él, pues hedía. Pero es bueno que lo vigilen. No dudamos de que ha causado mucho daño, y que el Enemigo ha averiguado por él que el Anillo se ha encontrado; sin embargo, [175] puede causar más daño aún. Estoy seguro de que no regresó de Mordor por propia voluntad, sino que lo enviaron para ayudar a Sauron en sus designios.
—¡Ay! —exclamó Galdor [> Legolas], interrumpiendo—. Tengo noticias que tienen que ser dichas ahora. No son buenas, me temo; pero cuán malas son, otros deben juzgarlo. Todo lo que he oído me indica que las tomaréis mal. Smeagol, ahora llamado Gollum, ha escapado.
—¡Qué! —gritó Aragorn [> Piedra de Elfo] con furia y sorpresa—. ¡Entonces, todos mis esfuerzos han sido en vano! Considero que son malas noticias. Recordad mis palabras: todos lamentaremos esto con amargura. ¿Cómo es que los Elfos del Bosque han fallado en la confianza depositada en ellos?
La historia de Galdor, que ya estaba próxima (véanse pp. 140-141) a la de CA, ahora se acerca todavía más en los detalles. Los comentarios resignados de Gandalf sobre la fuga de Gollum siguen siendo los mismos; sin embargo, ahora termina diciendo: «Ya es hora de que la historia llegue a Frodo» (sobre esta secuencia, véase p. 154). La historia de Frodo, y los comentarios de Bilbo al respecto, son muy parecidos a los de CA, que aparecen en un sitio distinto, pp. 345-346: aquí, su breve conversación con Bilbo forma el eslabón para la historia de Gandalf, que recibe un encabezamiento en el manuscrito,
La historia de Gandalf
—¡Hay capítulos enteros que contar desde antes de que tú llegaras!
—Sí, ha sido una narración bastante larga —repuso Frodo—, pero la historia no me parece completa. Aún quiero saber mucho más.
—¿Y qué pregunta harías? —inquirió Elrond, oyéndolo.
—Si está dispuesto a contármelo ahora, me gustaría saber que le pasó a Gandalf después de dejarme. Aunque quizá no tenga nada que ver con lo que nos ocupa en este momento.
—Tiene mucho que ver —dijo Gandalf—, y si Elrond lo autoriza, lo contaré ahora. A fines de junio una nube de ansiedad me ensombreció la mente… [176]
La historia de Gandalf en esta versión sigue estando muy próxima al borrador preliminar (pp. 155-161), pero la escritura se ha desarrollado mucho hacia la forma en CA. Una comparación detallada de las tres requeriría mucho espacio, pero señalaré las principales características que los diferencia.
Ahora Gandalf llama a Radagast «pariente», no «primo», y a su morada (pero por una adición al manuscrito: véase p. 193), Rhosgobel; todavía dice que los Nueve Espectros «han tomado el aspecto de Jinetes de negro, como en el pasado» (ésta fue una adición hecha a lápiz en el borrador, p. 156); no los llama Nazgûl. Gandalf dice del «maligno capitán de los Nueve» que era «desde tiempo un gran rey»; y de Saruman:
… Porque Saruman el Blanco es, como algunos de vosotros sabéis, el más grande de mi arte, y fue el jefe del Concilio Blanco. … Pero Saruman estudió durante mucho tiempo las artes del Enemigo, y por ello a menudo fue capaz de derrotarlo; y el conocimiento de los anillos fue su estudio primordial. Conocía mucho de la historia [de los anillos de poder >] de los Nueve Anillos y de los Siete, y hasta algo de los Tres y del Único; y en una época se rumoreó que se había acercado al secreto de su fabricación.
Radagast le dice a Gandalf que «aunque partieras desde este mismo lugar es difícil que llegaras a él antes de que los Nueve hayan cruzado el séptimo río» (cf. p. 157). El caballo de Gandalf, anteriormente Galeroc, ahora no se nombra.
Isengard aún está en las Montañas Tenebrosas, pero se la describe «no lejos del gran valle que hay entre ellas y las últimas colinas de las Montañas Nubladas, en esa región que para algunos es conocida como el Paso de Rohan» (que es nombrado aquí por primera vez); y sobre Orthanc, ahora Gandalf dice que en el centro del valle de Isengard «está la torre de piedra llamada Orthanc, porque fue edificada por Saruman, y es muy elevada y tiene muchos secretos; sin embargo, no parece ser obra de artesanos. Para llegar a ella hay que atravesar necesariamente el círculo de Isengard, y en él hay sólo una puerta». La implicación de la palabra porque en «porque fue edificada por Saruman» es que la torre era llamada Orthanc (del inglés antiguo orþanc «artificio, artefacto, obra de artesano»), pues eso es lo que era (fue edificada por Saruman); sin embargo, no lo parecía.
Saruman no comenta que Gandalf le haya ocultado «un asunto de la mayor gravedad» (CA p. 359); y Gandalf aún dice, como en el [177] borrador (p. 158): «Pues el blanco puede mezclarse de muchos colores, ro muchos colores no son blancos», y no «Y aquél que quiebra algo para averiguar qué es, ha abandonado el camino de la sabiduría».
El discurso declamatorio y visionario de Saruman a Gandalf en esta etapa se puede citar en su totalidad:
—Entonces se puso de pie y comenzó a declamar como si estuviera hablando a muchos: “Ha aparecido un nuevo Poder. Contra él, no hay esperanzas. Con él, hay esperanzas como nunca antes hemos tenido. Nadie puede dudar de su victoria, que se encuentra próxima. Luchamos contra él en vano… y tontamente. Sabíamos mucho pero no lo suficiente. Siempre lo hemos observado desde el exterior y a través de una neblina de viejas falsedades y odio; y no consideramos su alto y último objetivo. No vimos las razones, sino las cosas hechas, y algunas parecieron malignas; pero se hicieron por necesidad. Ha habido una conspiración para obstaculizar y frustrar el conocimiento, la sabiduría, el gobierno. Los Días Antiguos han terminado. Los Días Medios están pasando. Los Días Jóvenes comienzan ahora. El tiempo de los Elfos ha quedado atrás. ¡Pero Nuestros Días han comenzado! El Poder crece, y yo creceré con él, hasta que todo sea nuestro. Y escucha, Gandalf, viejo amigo”, dijo, acercándose y hablando de repente en voz baja. “Al final, yo, o nosotros, si te unes a mí, podría llegar a controlar ese Poder. Podemos tomarnos nuestro tiempo. Podemos mantener nuestros pensamientos en nuestros corazones. No tiene por qué haber un verdadero cambio de objetivo… sólo de método. ¿Por qué no usar esta nueva fuerza? Con ella, podríamos conseguir todo y más de lo que nos hemos esforzado por hacer con la ayuda de los débiles y los tontos. Y tendremos tiempo, más tiempo. Eso te lo aseguro”.[192]
»“Lo he oído antes, pero en otros lugares”, dije. “No deseo volver a escucharlo. Lo que deseo oír es la elección que se me ofrece. Por lo menos, una mitad ya está clara. He de someterme a ti y a Sauron, o… ¿qué?”
»“Quedarte aquí hasta el fin”, dijo.
»“¿Hasta qué fin?”
»“Hasta que el Poder esté completo, y el Señor tenga tiempo para asuntos de importancia menor: como el placer de pensar en un final adecuado para Gandalf el Gris.” [178]
»“Existe la posibilidad de que yo no resulte ser un asunto de importancia menor”, repuse. No soy propenso a alardear inútilmente, pero entonces estuve bastante cerca.
En este punto, separado del texto, pero, eso creo, perteneciente a la misma época, mi padre escribió: «No creo que mi final hubiera sido muy distinto de haber aceptado su proposición; pero no me cabe duda de que Saruman resultará ser un aliado desleal, y menos aún que el Señor Oscuro lo sabe y bien». Iba marcado con un signo de interrogación, y no aparece en la copia a máquina (véase nota 195) Saruman, por supuesto, todavía sigue «alistando una gran fuerza al servicio de su nuevo amo», como en el borrador (p. 159 y nota 171).
La interrupción de Frodo concerniente a su sueño ahora se da en dos formas, marcadas como alternativas. La primera pone:
—¡Yo te vi! —gritó Frodo—. Caminabas retrocediendo y avanzando: la luna te brillaba en el pelo.
Gandalf lo miró asombrado. —Despierta Frodo —dijo—, estás soñando.
—Estaba soñando —comentó Frodo—. Tus palabras me recordaron de pronto un sueño que tuve. Creí que sólo se trataba de un sueño y lo había olvidado. Me parece que fue en casa de Bombadil. Vi una sombra…
—¡Ya es suficiente! —rió Gandalf—. Fue un sueño, pero da la impresión de que fue uno verdadero. No obstante, la historia es mía, y no necesitas estropearme la narración.
Ésta se rechazó en favor de la segunda versión, que comienza de la misma manera y sigue con el diálogo mantenido en CA (p. 362).
Gandalf ahora dice que las Águilas de las Montañas Nubladas han visto no a «los Nueve Jinetes que iban de acá para allá por las tierras», como en CA, sino a «los Nueve Jinetes haciendo retroceder a los hombres de Minas Tirith». Esto se acompaña con la adición de la declaración de Boromir dada en la p. 163, nota 158, donde habla de los nueve jinetes de negro que conducían a las huestes de Minas Morgol cuando se realizó el cruce del Anduin. El Águila que fue a Orthanc sigue siendo Gwaewar (y también Gwaiwar), no Gwaihir, pero ahora se la llama «la más rápida de las Grandes Águilas», no «jefe de las águilas», como en el borrador. En la conversación de Gandalf con Gwaewar mientras volaban desde Isengard, Rohan fue llamada primero la Marca de los Caballos, cambiado en el acto por la Marca de los Jinetes; los hombres de [179] Rohan aún son los Rohiroth. Gandalf todavía no hace referencia a haber descubierto que «el mal ya estaba trabajando» en Rohan (véase p. 61) Aragorn dice de los caballos de Rohan que «en ellos hay una ascendencia de los días de Elendil», no «de los Días Antiguos»; y del caballo que recibió en Rohan, Gandalf comenta: «Por lo menos uno se ha salvado. Es un caballo gris y fue bautizado Halbarad,[193] pero yo lo he llamado [Crin Gris cambiado en el acto por] Sombragrís. Ni siquiera los caballos de los Nueve son tan incansables y veloces…».
Cuando Gandalf llegó a Cricava, «perdí la esperanza, hasta que encontré a Hamilcar Bolger. Seguía temblando como una hoja, pero tuvo el buen sentido de despertar a todos los Brandigamos». En el momento de la escritura, esto se cambió por lo que dice en CA (p. 365): «no me quedé a recoger noticias, que me hubiesen aliviado». Lo que piensa de Mantecona se expresa así: «“Mantecona lo llaman”, pensé; “pero cuando acabe con él no le quedará nada: derretiré toda la manteca que tiene…”». La descripción de su visita a Bree y su cabalgada a la Cima de los Vientos, y el asedio al que lo sometieron allí los Jinetes, casi alcanzó la forma final (CA pp. 366-367): su defensa por el fuego («una luz y una llama semejantes no se pueden haber visto en la Cima de los Vientos desde las hogueras de guerra de otras épocas») aparece por fin ahora (véase p. 69).
Por último, el viaje de Gandalf desde la Cima de los Vientos hasta Rivendel, «remontando el Fontegrís y cruzando la tierra de los Ent», le llevó diez días: «Me encontraba sólo a tres días delante de ti al final de la persecución»;[194] y ya no vuelve a mencionar a Sombragrís (en CA «lo envié de vuelta a su amo», pues no podía montarlo en aquel viaje).
Cuando la historia de Gandalf termina, sigue:
Hubo un silencio. Por fin Elrond habló otra vez. —Las noticias que conciernen a Saruman son graves —dijo—. No hay confianza posible en estos días. Mas tales caídas y traiciones, ¡ay!, han ocurrido antes.[195] De todos los relatos que hoy hemos oído, el de Frodo me resultó el más extraño. He conocido pocos hobbits excepto Bilbo aquí presente, y ahora me da la impresión de que no es tan solitario ni tan peculiar como yo había pensado. El mundo ha cambiado mucho desde la última vez que estuve en el Oeste. Conocíamos los Tumularios bajo muchos nombres;[196] y del Bosque Viejo, que en una época fue muy antiguo y muy grande, se han contado muchas historias. Pero nunca antes había oído hablar de este Bombadil. ¿Es ése su único nombre? Me gustaría saber más de él. ¿Lo conoces, Gandalf? [180]
—Sabía de él —contestó el mago—, Bombadil es un nombre Se ha llamado con otros, adaptándose a los tiempos y las lenguas. Tom-bombadil para la gente de la Comarca; Erion para los Elfos, Forn para los enanos, y muchos nombres para los hombres.[197] Rara vez nos hemos encontrado. Yo soy una piedra rodante y él un acumulador de moho. Podría haber sido sabio buscar su ayuda, pero no creo que me hubiera beneficiado mucho.[198] Es una criatura extraña, y sigue sus propios consejos… si es que tiene alguno: el azar le sirve mejor.
—¿No podríamos enviarle ahora mensajes y conseguir su ayuda? —preguntó Erestor—. Parece que tiene un poder incluso sobre el Anillo.
—No es del todo así —dijo Gandalf—. El Anillo no tiene poder sobre él, o para él: no puede engañarlo ni servirle. Él es su propio amo. Pero él no tiene poder sobre el Anillo, y no puede alterarlo, ni quebrar el poder que ejerce sobre otros. Y creo que el dominio de Bombadil sólo se ve en su propio terreno, del que jamás ha salido desde que tengo memoria.[199]
La discusión sobre qué hacer con el Anillo está muy desarrollada en la forma original (RS 498-500), que ha sido poco modificada en la segunda versión; pero se mantiene muy alejada del debate de CA (pp. 368-370). Sigue siendo Gandalf, no como en CA, que es Glorfindel, quien expone la extrema futilidad de confiarle el Anillo a Bombadil, ya que no sería capaz de resistir el ataque del Señor Oscuro (cf. p. 133); sin embargo, luego entra la nueva versión:
—En cualquier caso —dijo Glorfindel—, su terreno se encuentra muy lejos; y el Anillo ha viajado desde su casa hasta aquí a costa de muchos peligros. Para regresar, tendría que pasar todavía por más peligros. Si hay que esconder el Anillo, deberá ser aquí en Rivendel… si Elrond tiene la fuerza suficiente para resistir la llegada de Sauron al final, cuando todo lo demás haya sido conquistado.
—No la tengo —dijo Elrond.
—En ese caso —continuó Glorfindel—, sólo nos quedan dos cosas por intentar: podemos enviar el Anillo al Oeste, más allá del Mar, o podemos destruirlo.[200]
—Existe gran peligro en los dos caminos, pero más esperanza en el primero —dijo Erestor—: debemos enviar el Anillo al [181] Oeste Porque no podemos, como ha revelado Gandalf, destruirlo con nuestros medios; para hacerlo tenemos que mandarlo al Fuego. Pero de todos los viajes, ése es el más peligroso, conduce directamente a las fauces del Enemigo.
—Yo pienso lo contrario —dijo Glorfindel—. El peligro del camino de la huida ahora es mayor; pues mi corazón me dice que Sauron, cuando llegue a sus oídos lo que ha sucedido, esperará que tomemos el occidental. Hemos huido demasiadas veces, y pocas hemos ido contra él. Tan pronto como le lleguen noticias de que alguien desde Rivendel viaja hacia el oeste, lo perseguirá sin demora, y enviará a sus secuaces delante de nosotros para destruir los Puertos con el fin de frenarnos el paso. Sea como fuere, esperemos que bajo ningún concepto ataque las Torres y los Puertos con el fin de cerrarle a los Elfos toda vía de escape de las sombras de la Tierra Media.
—Entonces, hay dos rumbos —dijo Erestor— y los dos sin esperanza. ¿Quién nos resolverá este enigma?
—Nadie aquí puede hacerlo —dijo Elrond gravemente—. Al menos nadie puede decir qué pasará si tomamos este camino o el otro. Pero ahora no es difícil elegir qué camino es el correcto. Hay que enviar el Anillo al Fuego. Todo lo demás no es más que un aplazamiento de nuestra misión. En el Anillo Único está oculto gran parte del poder antiguo de Sauron antes de que se lo venciera por primera vez. Aunque ni él mismo lo ha recuperado todavía, ese poder aún vive [tachado: y trabaja por él y hacia él]. Mientras el Anillo permanezca en tierra o mar, no lo venceremos. Tendrá esperanzas; y crecerá, y todos los hombres se entregarán a él. Y el miedo de que el Anillo vuelva a caer en sus manos pesará en nuestros corazones, y la guerra jamás cesará.
»Sin embargo, es como dice Glorfindel: el camino de la huida ahora es el más peligroso. Pero por el otro camino, con velocidad y cautela, los viajeros pueden avanzar mucho sin ser descubiertos. No digo que haya grandes esperanzas en este rumbo; sin embargo, en los otros hay menos, y ningún bien duradero.
—No entiendo todo esto —dijo Boromir—. Aunque Saruman es un traidor, ¿no tuvo una chispa de sabiduría? ¿Por qué no deberían los Elfos y sus amigos usar el Gran Anillo para derrotar [182] al Enemigo? Y yo digo que no todos los hombres se entregarán a él. Los Hombres de Minas Tirith son valientes y nunca se someterán.
—Nunca es una palabra larga, Boromir —replicó Elrond.
Desde este punto, la conclusión del capítulo permanece poco alterada con respecto a la segunda versión, cuyas páginas mi padre retuvo aquí, lo cual significa que está poco cambiada del texto original RS 500 ss. Sin embargo, ahora la réplica de Glóin a la pregunta de Boromir sobre los Anillos de los Enanos cobra esta forma (y aparece así en la copia a máquina):
—No lo sé —contestó Glóin—. Se ha dicho en secreto que Thrór, padre de Thráin, padre de Thorin, que cayó en la batalla, poseía uno que había heredado de sus antepasados. Algunos dijeron que era el último. Pero ningún enano sabe dónde se encuentra ahora. Creemos que quizá se lo quitaron, antes de que Gandalf lo encontrara en los calabozos del Nigromante hace tiempo, o tal vez se perdió en las minas de Moria. Pensamos que uno de los motivos del viaje de Balin a Moria era la esperanza de encontrar el anillo de Thráin. Porque los mensajes de Sauron despertaron viejos recuerdos. Pero ha pasado mucho tiempo desde que recibimos esas noticias: es improbable que diera con algún Anillo.
—Sí que es improbable —dijo Gandalf—. Aquéllos que dicen que el último anillo le fue arrebatado a Thrór por el Nigromante, dicen la verdad.
Este pasaje fue producto de la corrección en el manuscrito de la segunda versión durante momentos diferentes, y en el resultado se produjo una extraña confusión.
En el primer boceto para «El Concilio de Elrond» (RS 493), Glóin decía: «Thráin tenía un anillo que había recibido de sus antepasados. No sabemos dónde está. Creemos que se lo quitaron, antes de que lo encontraras tiempo atrás en las mazmorras (o tal vez se perdió en Moria)». Lo mismo se dice en la primera forma completa del capítulo (RS 500), donde, sin embargo, las palabras de Glóin empiezan: «Se decía en secreto que Thráin (padre de Thrór padre de Thorin, que cayó luchando) poseía un anillo que provenía de sus antepasados». Esto contradecía el texto de El hobbit, donde Thrór era padre de Thráin, no su hijo; no obstante, se repitió en la segunda versión de [183] «El Concilio de Elrond» (p. 162, nota 135). Sobre esta cuestión, véase la Nota al final de este capítulo, pp. 188-189.
En el presente texto, la genealogía está corregida (Thrór - Thráin - Thorin), pero ahora es Thrór quien se encuentra en los calabozos del Nigromante, y Gandalf dice que el anillo se lo quitaron allí a Thrór, mientras que en El hobbit quedaba explícito que Thrór había sido muerto por un trasgo en Moria, y su hijo Thráin, capturado por el Nigromante. Por otro lado, Glóin dice aquí que los Enanos creen que uno de los motivos del viaje de Balin a Moria era la esperanza de encontrar el anillo de Thráin.[201]
En la versión original del capítulo, Elrond había dicho (RS 501) que «Los Tres Anillos aún existen», y continuó:
—Les han otorgado grandes poderes a los Elfos, pero ellos nunca los han utilizado en su lucha contra Sauron. Porque procedían del mismo Sauron, y no pueden proporcionar habilidad o conocimiento que él no poseyera ya al hacerlos. Y los anillos del Señor otorgan a cada raza los poderes que desean y pueden utilizar. Los Elfos no deseaban ni fuerza ni dominio ni riquezas, sino el sutil poder de crear y comprender, y el conocimiento de los secretos del mundo. Ya han obtenido esas cosas, aunque con dolor. Pero se volverán maléficas si Sauron recupera el Anillo Soberano; porque entonces todo lo que los Elfos han creado o aprendido con el poder de los anillos caerá en poder de Sauron, como era su deseo.
Esto se mantuvo en gran parte en la segunda versión (p. 133), con la diferencia de que Elrond ahora declaraba que los Tres Anillos se habían enviado más allá del Mar. En la quinta versión dice:
—Los Tres Anillos permanecen. Pero de ellos no me está permitido hablar. Ciertamente, no pueden ser usados por nosotros. Los Reyes Elfos han obtenido mucho poder de ellos, pero no han sido empleados para la guerra, buena o maligna. Pues los Elfos no desean fuerza o dominio, ni riquezas acumuladas, sino sutileza en el arte y el saber…
y continúa como en la segunda versión. Así, mientras que en ésta las palabras originales «Pues procedían del propio Sauron» fueron quitadas, «no pueden proporcionar habilidad o conocimiento que él no Poseyera ya al hacerlos» se mantuvieron; mas en este texto también se [183] perdieron. Pero, ciertamente, no pueden ser usados por nosotros, en la nueva versión me parece que implica que fueron hechos por Sauron; y el argumento que sugerí (p. 134) en relación con la segunda versión, que cuando Boromir dice que fueron fabricados por Sauron nadie le contradice, aquí se mantiene con igual fuerza.
No hubo más cambios de importancia[202] en el texto original del capítulo (RS 501-504, apenas alterado en la segunda versión); sin embargo, ahora termina virtualmente en el mismo punto que en CA («¡En un bonito enredo nos hemos metido, señor Frodo!»), continuando sólo con el breve pasaje que se remonta a la segunda versión (RS 504):
—¿Cuándo debo partir, Señor Elrond? —preguntó Frodo.
—Ante todo tendrás que descansar y recobrar las fuerzas —contestó Elrond, leyéndole los pensamientos—. Rivendel es un hermoso lugar, y no te pediremos que partas antes de haberlo conocido mejor. Y, entretanto, haremos planes para guiarte y todo lo que podamos para engañar al Enemigo y descubrir qué trama.
[187]
Nota sobre Thrór y Thráin
No cabe ninguna duda de que la genealogía como primero fue trazada en El hobbit era Thorin Escudo de Roble - Thrain - Thror (siempre sin acentos). Sin embargo, en un punto, Thror y Thrain se vieron invertidos en la copia a máquina de mi padre, y ello sobrevivió a la primera galerada. Taum Santoski y John Rateliff han examinado minuciosamente las galeradas y mostrado de forma concluyente que en vez de corregir ese error, mi padre decidió extender Thorin - Thror - Thrain a lo largo del libro; pero, después de haberlo hecho, cambió todas las apariciones de nuevo a Thorin - Thrain - Thror. Resulta difícil [188] creer que esta preocupación extraordinaria no estuviera relaciona da con las palabras del «Mapa de Thror» en El hobbit «Aquí antaño fue Thráin Rey bajo la Montaña»; pero la solución de este acertijo si es que se la puede encontrar, pertenece a la historia textual de El hobbit, y ya no le dedicaré más tiempo. Lo menciono, por supuesto, porque en los primeros manuscritos de El Señor de los Anillos la genealogía cambia a Thorin - Thror - Thráin, a pesar de la publicación de Thorin - Thráin - Thror en El hobbit. La única solución que puedo proponer para ello es que habiendo dudado, por cualquier motivo, durante tanto tiempo de las alternativas, cuando mi padre estaba escribiendo el borrador de «El Concilio de Elrond», Thorin - Thror - Thráin pareció tan «correcto» como Thorin - Thrain - Thror, y no lo comprobó con El hobbit.
Años más tarde, mi padre comentó en la nota introductoria que apareció en la segunda (1951) edición:
Se puede añadir una última nota sobre un punto planteado por varios estudiosos del saber de la época. En el Mapa de Thror está escrito Aquí antaño fue Thráin Rey bajo la Montaña; sin embargo, Thráin era hijo de Thror, el último Rey bajo la Montaña antes de la llegada del dragón. No obstante, el Mapa no está equivocado. Los nombres a menudo se repiten en las dinastías, y la genealogía muestra que se refería a un antepasado lejano de Thror, Thráin I, un fugitivo de Moria, que fue el primero en descubrir la Montaña Solitaria, Erebor, y gobernó allí un tiempo antes de que su pueblo se trasladara a las montañas más remotas del Norte.
En la tercera edición de 1966, el comienzo de la historia de Thorin en el capítulo I se cambió para introducir a Thráin I en el texto. Hasta entonces, ponía;
«Hace mucho, en tiempos de mi abuelo, algunos enanos fueron expulsados del lejano Norte y vinieron con todos sus bienes y herramientas a esta Montaña del mapa. Allí, abrieron minas, excavaron túneles y construyeron enormes galerías y grandes talleres…»
Aquí, el presente texto de El hobbit pone:
«Hace mucho, en tiempos de mi abuelo Thror, nuestra familia fue expulsada del lejano Norte y vino con todos sus bienes y herramientas a esta Montaña del mapa. La había descubierto mi lejano antepasado, Thráin el Viejo, pero entonces abrieron minas, excavaron túneles y construyeron galerías y talleres más grandes…» [189]
Al mismo tiempo, en la siguiente frase, «mi abuelo fue Rey bajo la Montaña», se cambió por «mi abuelo fue de nuevo Rey bajo la Montaña».
La historia de Thrain Primero, fugitivo de Moria, primer Rey bajo la Montaña y descubridor de la Piedra del Arca, se dio en El Señor de los Anillos, Apéndice A (III), El Pueblo de Durin; y sin duda la nota introductoria en la edición de 1951 y el pasaje en el Apéndice A estaban relacionados muy de cerca. Pero éste fue el producto del desarrollo en la historia de los Enanos que aparecieron en El Señor de los Anillos (y, por cierto, es evidente que la necesidad de explicar las palabras del mapa «Aquí antaño fue Thrain Rey bajo la Montaña» desempeñó un papel en ese desarrollo). Cuando El hobbit se publicó por primera vez, era Thrain hijo de Thror —el único Thrain que en aquella época se había concebido— el que descubrió la Piedra del Arca.