[431]
De Glorfindel, Círdan
y otros nombres
Existe un pequeño grupo de manuscritos muy tardíos que se han hallado juntos; tienen un aspecto muy similar y están todos escritos en el revés de unas notas de publicación de Alien and Unwin. La mayoría son copias de la misma noticia datada el 10 de enero de 1970 (que mi padre empleó también para los últimos escritos sobre la historia de Maeglin, VIIL369), pero en uno de ellos afirma desarrollar la respuesta a una carta enviada el 9 de diciembre de 1972, y otro lo dató el 20 de noviembre de 1972. Me parece muy probable que todo el conjunto corresponda a esa época, el último año de su vida: murió el dos de septiembre de 1973, a la edad de ochenta y un años. En estos escritos hay evidencias claras de confusión (en cierto punto dice «mi memoria ya no es retentiva»), pero presentan varios elementos de gran interés que conviene apuntar.
A pesar de escribir a mano, conservó la costumbre de intercalar notas en el cuerpo del texto, distinguiéndolas con una letra diferente (cursiva). Todas las notas numeradas, del autor y del editor, se recogen al final del capítulo.
El verano de 1938, cuando mi padre trabajaba en El Concilio de Elrond de El Señor de los Anillos, escribió: «Glorfindel habla de su linaje en Gondolin» (RS. 271). Más de treinta años después retomó la cuestión de si Glorfindel de Gondolin y Glorfindel de Rivendel eran la misma persona, y esto le llevó a escribir dos comentarios, junto con otros textos breves o fragmentarios estrechamente relacionados con ellos. Los llamaré «Glorfindel I» y «Glorfindel II». La primera página de Glorfindel I está perdida, y la segunda empieza con las palabras «como guardas o asistentes». Luego sigue: [432]
Un elfo que hubiera conocido antaño la Tierra Media y hubiera luchado en las largas guerras contra Melkor sería un compañero especialmente adecuado para Gandalf. Podríamos, pues, suponer razonablemente que Glorfindel (tal vez como miembro de un pequeño grupo,[426] o más probablemente solo) desembarcó con Gandalf-Olórin en torno al 1000 de la Tercera Edad. De hecho esta suposición explicaría el especial aire de poder y santidad que rodea a Glorfindel: obsérvese cómo huye de él el Rey Brujo, aunque todos los otros (como el Rey Eärnur), por valientes que fueran, fueron incapaces de inducir a sus caballos a enfrentarse a él (Apéndice A (I, iv), p. 37-38). Porque según las descripciones de la naturaleza élfica y de sus relaciones con los Valar que se dan (independientemente de este caso) en los demás textos, cuando Glorfindel murió su espíritu debió de ir a Mandos y ser juzgado, y luego debió de permanecer en las Estancias de Espera hasta que Manwë lo liberó. Los Elfos están destinados a ser «inmortales» por naturaleza, dentro de los límites desconocidos de la vida de la Tierra como reino habitable, y la separación de cuerpo y espíritu era algo penoso. Cuando eran reencarnados podían permanecer en Valinor o volver a la Tierra Media si ese había sido su hogar. Por tanto, el deber de los Valar era restaurarlos, si habían sido asesinados, para que volvieran a la vida encarnada, si así lo deseaban, a no ser que alguna razón grave (y rara) lo impidiera, como por ejemplo hechos de gran malignidad, u obras de malicia de las que no quisieran arrepentirse. Por tanto, podemos suponer razonablemente que Glorfindel, después de la purga o el perdón de su participación en la rebelión de los Ñoldor, fue liberado de Mandos y volvió a ser él mismo, pero se quedó en el Reino Bendecido, pues Gondolin había sido destruida y todos o la mayor parte de sus parientes habían perecido. Por tanto, es posible comprender el motivo de que parezca una figura tan poderosa y casi «angélica». Porque había recuperado la inocencia primitiva de los Primeros Nacidos, y había morado entre los Elfos que nunca se habían rebelado y en compañía de los Maiar[427] edades enteras: desde los últimos años de la Primera Edad, durante toda la Segunda Edad y hasta el final del primer milenio de la Tercera Edad, antes de regresar a la Tierra Media.[428] De hecho es probable que en Valinor se hubiera convertido ya en [433] amigo y seguidor de Olórin. Aun en los breves atisbos que se dan de él en El Señor de los Anillos parece especialmente preocupado por Gandalf, y fue uno (el más poderoso, da la impresión) de los que partieron de Rivendel cuando Elrond recibió la inquietante noticia de que Gandalf no había reaparecido para guiar y proteger al Portador del Anillo.
El segundo ensayo, Glorfindel II, es un texto de cinco páginas manuscritas que sin duda siguió al primero después de un intervalo no demasiado largo; no obstante, es probable que un trozo de papel en el que mi padre puso por escrito rápidamente varias ideas provenga de algún momento entre los dos, pues se dice en él que aunque Glorfindel podría haber llegado con Gandalf, «parece muchísimo más probable que fuera enviado durante la crisis de la Segunda Edad, cuando Sauron invadió Eriador, para ayudar a Elrond, y que aunque no se menciona (aún) en los anales concernientes a la derrota de Sauron desempeñara un importante y heroico papel en la guerra». Al final de esta nota escribió las palabras «barco númenóreano», que presumiblemente indican el modo en que Glorfindel atravesó el Gran Mar.
Este nombre proviene de hecho de la primera fase de la mitología: La Caída de Gondolin, compuesta en 1916-1917, en la que la lengua élfica que en última instancia se convertiría en el Sindarin se encontraba en un estado primitivo y desorganizado, y su relación con el Alto Élfico (también muy primitivo) era todavía fortuita. Pretendía significar «De Trenzas Doradas»[429] y era el nombre dado al heroico gnomo (ñoldo), un capitán de Gondolin, que en el paso de Cristhorn («Grieta de las Águilas») luchó contra un balrog [> Demonio], al que mató a costa de su propia vida.
Su empleo en El Señor de los Anillos es uno de los ejemplos del uso un tanto casual de los nombres que aparecen en las leyendas más antiguas, ahora mencionadas como El Silmarillion, que no fueron reconsiderados en la versión publicada de El Señor de los Anillos. Se trata de un hecho desafortunado, porque el nombre es difícil de encajar con el Sindarin, y no puede ser quenyarin. Además, en la mitología, ahora organizada, las cosas que se dicen de Glorfindel en El Señor de los Anillos originan más dificultades, si Glorfindel de Gondolin es la misma persona que Glorfindel de Rivendel. [434]
En cuanto al primero: murió en la Caída de Gondolin, al final de la Primera Edad, y si era capitán de esa ciudad debía de ser un ñoldo, uno de los señores élficos de la hueste del Rey Turukáno (Turgon); en cualquier caso, esa era la idea cuando se escribió La Caída de Gondolin. Pero los Ñoldor de Beleriand eran exiliados de Valinor, pues se habían rebelado contra la autoridad de Manwë, jefe supremo de los Valar, y Turgon fue uno de los seguidores más decididos e impenitentes de la rebelión de Fëanor.[430] No hay escapatoria. En El Silmarillion se dice que Gondolin fue construida y ocupada por un pueblo casi completamente de origen ñoldorin.[431] Sería posible, aunque incoherente, suponer que Glorfindel era un príncipe de origen sindarin que se había unido a la hueste de Turgon, pero eso contradeciría lo que se dice de Glorfindel de Rivendel en El Señor de los Anillos: sobre todo en La Comunidad del Anillo, p. 308, donde se afirma que era uno de los «señores de los Eldar de más allá de los mares lejanos… quienes han vivido en el Reino Bendecido». Los Sindar nunca abandonaron la Tierra Media.
Para empezar, podemos estudiar esta dificultad, mucho más grave que la lingüística. En cualquier caso, la que a primera vista puede parecer la solución más fácil debe ser abandonada: es decir, que tenemos simplemente una duplicación de nombres, y que Glorfindel de Gondolin y Glorfindel de Rivendel eran personas diferentes. La repetición de un nombre tan notable, aunque posible, no resultaría creíble.[432] Ningún otro personaje importante de las leyendas élficas que aparecen en El Silmarillion y El Señor de los Anillos se llama igual que otro personaje élfico significativo. Además, es posible que la aceptación de que el Glorfindel de antaño y el Glorfindel de la Tercera Edad son el mismo explica lo que se dice de él y mejora la historia.
De acuerdo con las leyes establecidas por el Único, cuando Glorfindel de Gondolin murió, su espíritu se vio obligado a regresar de inmediato a la tierra de los Valar. Allí iría a Mandos, donde sería juzgado, y entonces permanecería en las «Estancias de Espera» hasta que Manwë le concediera la libertad. Los Elfos estaban destinados a ser «inmortales», es decir, a no morir dentro de los límites desconocidos decretados por el Único, como máximo hasta el final de la vida de la Tierra como reino habitable. Su muerte —que tenía lugar cuando sus cuerpos recibían [435] una herida tan grave que no tenía cura posible— y la partida de sus espíritus era algo «innatural» y doloroso. Por tanto, el deber de los Valar, bajo la autoridad del Único, era restaurarlos y devolverles a la vida encarnada, si así lo deseaban. Pero Manwë podía postergar esta «restauración»[433] si el fëa, mientras vivió, había llevado a cabo acciones malvadas y no se arrepentía de ellas, o todavía albergaba malicia contra cualquier otra persona de entre los vivos.
Ahora bien, Glorfindel de Gondolin era uno de los Ñoldor exiliados que se habían rebelado contra la autoridad de Manwë, y todos se hallaban bajo la prohibición que este les había impuesto: no podían regresar en forma encarnada al Reino Bendecido. Manwë, no obstante, no estaba sometido a sus propias ordenanzas, y como regente supremo del Reino de Arda podía dejarlas de lado cuando lo consideraba oportuno. Por lo que se dice de Glorfindel en El Silmarillion y El Señor de los Anillos es evidente que era un elda de espíritu noble y generoso; puede darse por supuesto que, aunque abandonó Valinor en la hueste de Turgon, lo hizo de mala gana por el parentesco que lo unía a Turgon y la fidelidad que le profesaba, y no participó en la mar tanza de Alqualondë.[434]
Lo que es más importante: Glorfindel había sacrificado su vida en defensa de los fugitivos de la catástrofe de Gondolin contra un Demonio de Thangorodrim,[435] permitiendo así que Tuor e Idril hija de Turgon y su hijo Eärendil escaparan y buscaran refugio en las Bocas del Sirion. A pesar de que no podía conocer la importancia que tendría este hecho (y los hubiera defendido aunque fueran fugitivos de cualquier rango), esta acción fue de vital importancia para los designios de los Valar.[436] Por tanto, es completamente coherente con el esquema general de El Silmarillion describir la historia posterior de Glorfindel del siguiente modo. Después de purgar toda la culpa en la que había incurrido durante la rebelión, fue liberado de Mandos y Manwë lo restauró.[437] Entonces se convirtió de nuevo en una persona encarnada viva, pero se le permitió morar en el Reino Bendecido; porque había recuperado la inocencia y la gracia primitivas de los Eldar. Durante largos años permaneció en Valinor, junto con los Eldar que no se habían rebelado y en compañía de los Maiar. Ahora era casi igual a los últimos, [436] pues a pesar de ser un encarnado (que necesitaba una forma corpórea no hecha o escogida por él mismo) su poder espiritual había crecido considerablemente gracias a su sacrificio. En algún momento, probablemente poco después de llegar a Valinor, se convirtió en seguidor y amigo de Olórin (Gandalf) que, como se dice en El Silmarillion, sentía un amor y una inquietud especiales por los Hijos de Eru.[438] Es probable que Olórin, como podían hacer los Maiar, hubiera visitado ya la Tierra Media y conociera no sólo a los Elfos sindarin y a otros que vivían más al interior de la Tierra Media, sino también a los Hombres, pero nada se ha dicho [> todavía] al respecto.
Glorfindel se quedó en el Reino Bendecido, al principio sin duda por propia voluntad: Gondolin había sido destruida, y todos sus parientes estaban muertos y se hallaban todavía en las Estancias de Espera, inaccesibles para los vivos. Pero su larga estancia durante los últimos años de la Primera Edad, y al menos hasta muy avanzada la Segunda, también se debió sin duda a los deseos y los designios de Manwë.
¿Cuándo regresó Glorfindel a la Tierra Media? Probablemente fuera antes del final de la Segunda Edad, el «Cambio del Mundo» y el Hundimiento de Númenor, después de lo cual ninguna criatura encarnada, «humana» o de razas menores, podía regresar del Reino Bendecido, que había sido «apartado de los Círculos del Mundo». Esto se debió a un decreto procedente del mismo Eru; y aunque, antes del final de la Tercera Edad, cuando Eru decretó que había de empezar el Dominio de los Hombres, es posible que Manwë recibiera el permiso de Eru para hacer una excepción en este caso, y que hubiera hallado algún medio para llevar a Glorfindel a la Tierra Media, es algo poco probable y que convertiría a Glorfindel en alguien de mayor poder e importancia de lo conveniente.
Lo mejor será entonces suponer que Glorfindel regresó durante la Segunda Edad, antes de que la «sombra» cayera sobre Númenor, cuando los Eldar daban la bienvenida a los Númenóreanos como poderosos aliados. Su regreso debió de tener el propósito de fortalecer la alianza de Gil-galad y Elrond, cuando estos advirtieron por fin la creciente malicia de las intenciones de Sauron. Por tanto, pudo tener lugar ya en 1200 de la Segunda Edad, cuando Sauron fue a Lindon en persona e intentó [437] engañar a Gil-galad, pero fue rechazado y expulsado.[439] Sin embargo, es posible, quizá más probable, que no llegara hasta c.1600, el Año del Terror, cuando terminó la construcción de Barad-dûr y se forjó el Anillo Único, y Celebrimbor advirtió por fin la trampa en la que había caído. Porque en 1200, aunque lleno de ansiedad, Gil-galad aún se sentía lo suficientemente fuerte para despreciar a Sauron.[440] Además, en ese entonces sus aliados númenóreanos empezaban a establecer puertos permanentes para sus grandes barcos, y de hecho muchos de ellos habían comenzado a vivir allí permanentemente. En 1600 todos los jefes de los Elfos y los Hombres (y los Enanos) vieron con claridad que la guerra contra Sauron, ahora desenmascarado y en forma de nuevo Señor Oscuro, era inevitable. Por tanto empezaron a prepararse para el ataque, y no hay duda de que Númenor (y Valinor) recibieron mensajes urgentes pidiendo ayuda.[441]
El texto termina aquí, sin que nada indique que estaba sin acabar, aunque el «problema lingüístico» mencionado en p. 433 no llegó a abordarse.
Existe un comentario sobre la cuestión de la reencarnación élfica escrito en la misma época que los textos de «Glorfindel». Hay dos versiones, la primera de las cuales es un borrador muy tosco (de hecho está escrito en parte en el manuscrito de Glorfindel I) de la segunda. Este texto no se incluye aquí,[442] a excepción de su última parte, que trata de la creencia de los Enanos en la reencarnación o la reaparición de sus Padres, sobre todo Durin. Doy este pasaje en la versión del borrador original. Fue escrito a gran velocidad (sin algunos signos de puntuación y distintas versiones de las frases solapándose unas con otras) que el texto impreso que sigue no siempre respeta; sin embargo, constituye una muestra de la aparición de nuevas ideas sobre una cuestión de la que hay muy poca información en todos los escritos de mi padre.
Es posible que esta falsa creencia[443] estuviera relacionada de alguna manera con las diversas ideas extrañas que Elfos y Hombres tenían de los Enanos, que de hecho provenían en gran parte de los propios Enanos. Porque los Enanos sostenían que los espíritus de los Siete Padres de sus razas nacían de vez en cuando en sus familias. Destacaba el caso de los Barbiluengos, cuyo primer antepasado se llamaba Durin, nombre que a intervalos [438] tomaba uno de sus descendientes, pero sólo entre los que descendían directamente de Durin I. Durin I, el mayor de los Padres, «despertó» en la Primera Edad (se supone que poco después que los Hombres), pero en la Segunda Edad hubo varios Durin que fueron Reyes de los Barbiluengos (Anfangrim). En la Tercera Edad Durin IV murió a manos de un Balrog en 1980. Fue profetizado (por los Enanos), cuando Dáin Pie de Hierro se convirtió en rey en el 2941 de la Tercera Edad (después de la Batalla de los Cinco Ejércitos), que de él descendería un Durin VII, pero que sería el último.[444] De estos Durin los Enanos decían que conservaban los recuerdos de sus vidas anteriores como Reyes, tan reales, y sin embargo tan incompletos, como si hubieran sido los años consecutivos de la vida de una persona.[445]
Cómo esto podía ocurrir los Elfos no lo sabían, y los Enanos no quisieron decirles mucho más sobre la cuestión.[446] Pero los Elfos de Valinor conocían una extraña historia sobre los orígenes de los Enanos, que los Ñoldor llevaron a la Tierra Media, y afirmaban que la habían aprendido del propio Aulë. Se encuentra entre las muchas cuestiones menores que se incluyen en las notas o los apéndices de El Silmarillion, y no se cuenta aquí por entero. Por ahora basta saber que el autor inmediato de la raza enana fue el vala Aulë.[447]
En este punto hay una breve versión de la leyenda de la Creación de los Enanos, que he omitido; mi padre escribió en el texto: «No es el lugar adecuado para contar la historia de Aulë y los Enanos».[448] La conclusión sigue luego:
Los Enanos añaden que en ese entonces Aulë les otorgó también el privilegio que los distinguía de los Elfos y los Hombres: que el espíritu de cada uno de los Padres (como Durin), al final de la larga vida concedida a los Enanos, se dormiría, pero entonces descansaría en la tumba de su cuerpo,[449] en reposo, y allí se repondría del cansancio y las heridas recibidas. Luego, al cabo de muchos años, se levantaría y recuperaría su reino.[450]
La segunda versión es mucho más corta, y sobre la cuestión del «renacimiento» de los Enanos sólo dice: «… la reaparición, a largos intervalos, de uno de los Padres de los Enanos entre los descendientes de los [439] reyes —destaca, por ejemplo, el caso de Durin—, si examinamos la cuestión, probablemente no tuviera lugar a través de un renacimiento, sino gracias a la conservación del cuerpo de un Rey Durin anterior (por ejemplo) al que su espíritu regresaba a intervalos. Pero las relaciones de los Enanos con los Valar y sobre todo con el vala Aulë son (según parece) bastante diferentes de las de los Elfos y los Hombres».
Otro breve comentario, titulado «Nota sobre el desembarco de Vos Cinco Magos y sus funciones y actuaciones», surgió de la reflexión de mi padre sobre la cuestión de Glorfindel, tal como vemos en las palabras iniciales «¿Era de hecho Glorfindel uno de ellos?» Observó que «evidentemente, no era esta la idea cuando se escribió El Señor de los Anillos», y añadió que era imposible que algunos de ellos fueran Eldar «de la orden más alta y poderosa», en lugar de Maiar. El texto continúa entonces con el pasaje dado en Cuentos Inconclusos, pp. 492-493, que empieza «Debemos suponer que eran todos Maiar…»; pero después de las palabras con las que termina la cita («… los Valar los escogieron teniendo esto en cuenta») dice sólo «Saruman el más poderoso», y luego se interrumpe sin terminar. Junto a estas últimas palabras hay una nota escrita a lápiz: «Radagast nombre de origen humano (valle del Anduin) que ya no resulta claramente interpretable» (véase Cuentos Inconclusos p. 488 y p. 501 nota 4).
En el reverso de la página hay varias notas de las que en Cuentos Inconclusos dije que eran ininteligibles, pero que con un escrutinio mayor he podido descifrar en gran parte. Una de ellas dice lo siguiente:
En los registros no aparecen los nombres de dos magos. Nunca se los vio o conoció en las tierras al oeste de Mordor. Los magos no llegaron al mismo tiempo. Es posible que Saruman, Gandalf, Radagast lo hicieran, pero lo más probable es que Saruman, el jefe (posiblemente ya entonces demasiado consciente de ello) llegara primero y solo. Probablemente Gandalf y Radagast llegaron juntos, aunque esto no se ha dicho todavía . . . (lo que es más probable) . . . Glorfindel también se encontró con Gandalf en los Puertos. De los otros dos sólo se sabe (que) existen [sic] (existieron) por Saruman, Gandalf y Radagast, y cuando Saruman mencionó llevado por la ira que había cinco dejó escapar información secreta. [440]
La última oración se refiere a la violenta réplica de Saruman a Gandalf en la puerta de Orthanc, en la que habló de «las varas de los Cinco Magos» (DT. 255-256). Hay otra nota todavía más tosca y difícil:
Los «otros dos» llegaron mucho antes, probablemente al mismo tiempo que Glorfindel, cuando las cosas se pusieron muy peligrosas en la Segunda Edad.[451] Glorfindel fue enviado en ayuda de Elrond y (aunque todavía no se ha mencionado) tuvo un papel preeminente en la guerra de Eriador.[452] Pero los otros dos Istari fueron enviados con otro propósito. Moninehtar y Rómestámo.[453] El que mata a la Oscuridad y el que ayuda al Este. Su tarea era burlar a Sauron: ayudar a las pocas tribus de los Hombres que se habían rebelado contra la adoración de Melkor, provocar una revuelta… y después de su primera caída buscar su escondite (en lo que fracasaron) y causar [?disensión y desorden] entre el oscuro Este… Debieron de tener una gran influencia en la historia de la Segunda y la Tercera Edad al debilitar y desordenar las fuerzas del Este… que de otro modo en la Segunda y la Tercera Edad habrían… superado al Oeste.
Junto a las palabras de la cita de este texto en Cuentos Inconclusos (p. 493) «De los otros dos nada se dice en la obra publicada, salvo la referencia a los Cinco Magos en el altercado entre Gandalf y Saruman» mi padre escribió: «La nota sobre sus nombres y funciones parece haberse perdido, pero a excepción de los nombres su historia general y sus efectos en la historia de la Tercera Edad son evidentes». Es posible que estuviera pensando en la narrativa esbozada de la elección de los Istari en el concilio de los Valar (Cuentos Inconclusos p. 491), en la que los Dos Magos (o «los Magos Azules», Ithryn Luin) se llamaban Alatar y Pallando.
Este breve manuscrito también está relacionado con el comentario sobre Glorfindel: en el reverso de una de las páginas del texto Glorfindel II hay un tosco borrador suyo.
En Sindarin significa «Carpintero de Barcos»,[454] y describe su función posterior en la historia de las Primeras Tres Edades; pero su «verdadero» nombre, es decir, su nombre original [441] entre los Teleri, a los que pertenecía, no se emplea nunca,[455] En los Anales de la Tercera Edad (c. 1000) se dice de él que veía a más distancia y profundidad en el futuro que nadie en la Tierra Media.[456] Esto no incluye a los Istari (que venían de Valinor), pero sí a Elrond, Galadriel y Celeborn.
Círdan era un elfo telerin, uno de los más nobles que no fueron llevados a Valinor y se conocieran como los Sindar, los Elfos Grises;[457] era pariente de Olwë, uno de los dos reyes de los Teleri y señor de los que atravesaron el Gran Mar. Por tanto también era pariente de Elwë,[458] el hermano mayor de Olwë, rey supremo de todos los Teleri de Beleriand, aun después de que se retirara al reino guardado de Doriath. Pero Círdan y su pueblo eran diferentes en muchos aspectos del resto de los Sindar. Conservaron el antiguo nombre de Teleri (en Sindarin posterior[459] Telir o Telerrim) y siguieron siendo en muchos sentidos un pueblo separado que hablaba una lengua más arcaica, incluso en días posteriores.[460] Los Ñoldor los llamaban Falmari, «pueblo de las olas», y los otros Sindar Falathrim «pueblo de la orilla de espuma».[461]
Durante la larga espera de los Teleri al regreso de la isla flotante en la que los Vanyar y los Ñoldor habían atravesado el Gran Mar, Círdan volcó sus pensamientos y habilidad en la construcción de barcos, porque él y otros Teleri se impacientaron. No obstante, se dice que por amor y fidelidad a su pueblo Círdan encabezó a los que buscaron a Elwë durante más tiempo cuando se perdió y no fue a la orilla para abandonar la Tierra Media. De este modo no pudo cumplir su mayor deseo, contemplar el Reino Bendecido y volver a ver a Olwë y sus parientes más próximos. Por desgracia, no llegó a la costa hasta que casi todos los Teleri del séquito de Olwë hubieron partido.
Entonces, se dice, pasó largo tiempo contemplando el mar, y era de noche, pero a lo lejos podía ver un destello de luz sobre Eressëa, antes de que se desvaneciera en el Oeste. Entonces exclamó en voz alta: «Seguiré esa luz, y si nadie me acompaña lo haré solo, porque el barco que he estado construyendo está casi terminado». Pero mientras lo decía recibió un mensaje en el corazón, que sabía que venía de los Valar, aunque él lo recordaría como una voz que hablaba en su propia lengua. Y la voz le advirtió que no se enfrentara a ese peligro, porque su fuerza y habilidad [442] no podrían construir ningún barco capaz de enfrentarse a los vientos y las olas del Gran Mar hasta muchos años después. «Espera que llegue ese momento, porque entonces tu trabajo tendrá un valor incalculable y será recordado en las canciones durante muchas edades.» «Obedezco», respondió Círdan, y entonces creyó distinguir (en lo que quizás era una visión) una silueta parecida a un gran navío que brillaba delante de él y navegaba hacia el oeste atravesando el aire, y mientras decrecía en la distancia parecía una estrella con un brillo tan grande que arrojaba la sombra de Círdan sobre la arena donde estaba.
Ahora sabemos que era un presagio del navío[462] que construyó Eärendil después de ser instruido por Círdan, y siempre con su consejo y ayuda, y en el cual llegó por fin a las costas de Valinor. Desde aquella noche Círdan recibió presagios sobre todas las cuestiones de importancia, más que ninguno de los Elfos de la Tierra Media.
Este texto es notable en tanto que, por un lado, en ningún otro texto se menciona nada de esto y de la importancia de Círdan, y por otro en que casi todo lo que aquí se cuenta es único. En los Anales Grises (VIII. 22-23, §14) se decía:
Por tanto Ossë persuadió a muchos de que se quedaran en Beleriand, y cuando el Rey Olwë y su hueste se embarcaron en la isla y cruzaron el Mar siguieron morando junto a la costa; y Ossë regresó con ellos, y siguió siendo su amigo. Y les enseñó el arte de la construcción de barcos y la navegación; y se convirtieron en un pueblo de marineros, los primeros de la Tierra Media…
Pero de Ossë no hay ahora mención; se dice que la construcción de barcos en las costas de Beleriand empezó en los largos años que los Teleri aguardaron el regreso de Ulmo, y de hecho da la impresión (véase nota 454) de que fue un arte ya desarrollado entre los Teleri durante el Gran Viaje.
Otros rasgos de este texto que no aparecen en ningún otro lugar (además, por supuesto, de la historia del deseo de Círdan de atravesar el Mar y llegar a Valinor, y de su visión del navío blanco volando hacia el Oeste a través de la noche que lo rodeaba) son que los Teleri se demoraron mucho tiempo en las costas del Mar de Rhûn durante el Gran Viaje (nota 454; cf. p. 427, nota 414); que Círdan fue el jefe de los que buscaron a Elwë Thingol, su pariente; y que Eärendil fue «instruido» por Círdan, que lo ayudó a construir Vingilot.