IX
LA COMPOSICIÓN DEL APÉNDICE A

[295]

(I) LOS REINOS EN EL EXILIO

Al igual que con el importante manuscrito C 4 de la Cuenta de los Años dado en el último capítulo, creo que transcurrieron varios años desde la composición del manuscrito C de Los Herederos de Elendil (pp. 226 ss.) antes de que mi padre retomara la cuestión, con intención de modificarla radicalmente, una vez se aseguró la publicación de El Señor de los Anillos. El trabajo que realizó entonces, mecanografiado casi en su totalidad, es extremadamente difícil de explicar.

El primer texto de este período, que llamaré I, es un texto mecanografiado muy tosco que empieza del siguiente modo:

Los Herederos de Elendil

No hay espacio aquí para exponer los linajes de los reyes y los señores de Arnor y Gondor, ni siquiera de una forma tan resumida como la que aparece en el Libro Rojo. Para compilar estos Anales, los Hobbits deben de haberse basado en los libros de tradición de Rivendel y en registros que les proporcionó el Rey Elessar, como el «Libro de los Reyes» de Gondor y la «Casa de los Senescales». Hasta los días de la Guerra del Anillo no sabían gran cosa sobre tales cuestiones, y después se interesaron sobre todo lo que se refería a Elessar o lo que les ayudaba a corregir las fechas de sus propios anales.

La línea de Arnor, los Herederos de Isildur. Después de Elendil e Isildur hubo ocho reyes supremos de Arnor, el último de los cuales fue Eärendur. Luego el reino de Arnor se dividió y los reyes dejaron de adoptar nombres en Alto Élfico. Sin embargo, el linaje se conservó a través de Amlaith hijo de Eärendur, que gobernó en Fornost.

Después de Amlaith hubo trece reyes[219] en Fornost, el último [296] de los cuales fue Arvedui, el vigésimo quinto de su linaje. Cuando se perdió en el mar, el reino del Norte llego a su fin y Fornost fue abandonada, pero los Señores de los Dúnedain, que eran acogidos por Elrond, preservaron el linaje.

De estos el primero fue Aranarth hijo de Arvedui, y después de él siguieron quince capitanes, de los cuales el último fue Aragorn II, que fue de nuevo rey de Arnor y Gondor.

La señal y la maravilla de la línea septentrional fue que, a pesar de que habían perdido su poder y sólo quedaban unos pocos de su pueblo, a través de las numerosas generaciones no se rompiera la sucesión de padre a hijo. Además, aunque las vidas de los Dúnedain eran cada vez más cortas en la Tierra Media y su declive fue más rápido en el Norte mientras duraron los reyes en Gondor, luego fue al revés, muchos de los Dúnedain vivían el doble que los más viejos de los otros Hombres. De hecho, Aragorn vivió hasta la edad de ciento noventa años, más que ningún hombre de su linaje desde Arvegil hijo del Rey Argeleb II; sin embargo, con Aragorn se renovó la dignidad de los reyes de antaño, y a él le fueron concedidos, en cierto grado, sus antiguos dones.

Cuando escribió las palabras iniciales «No hay espacio aquí para exponer los linajes de los reyes y los señores de Arnor y Gondor», mi padre pensaba probablemente en la elaborada versión de Los Herederos de Elendil del manuscrito C. Limitarse a dar los nombres y las fechas del nacimiento y la muerte de los gobernantes requeriría poco espacio, pero no tendría mucha utilidad por sí mismo. Es evidente que era consciente de que si narraba la historia de los Reinos en el Exilio tendría problemas de espacio, o así lo temía, pero resulta difícil de creer que se sintiera obligado a reducir la historia de Arnor y los pequeños reinos posteriores hasta prácticamente hacerla desaparecer.

No obstante, después del pasaje dado arriba, pasó a La línea de Gondor, los Herederos de Anárion cambiando de método: dar «extractos» de la historia de Gondor. Empezó con un pasaje que se conservó con pocos cambios en el párrafo inicial de la sección Gondor y los Herederos de Anárion del Apéndice A (I, iv); sin embargo, luego pasó de inmediato al «primer gran mal» que sobrevino a Gondor, la guerra civil de la Lucha entre Parientes, omitiendo de este modo los primeros catorce siglos de historia. Está narrada con bastante brevedad, y fue seguida de un relato de poca extensión de «el segundo y más grande mal», la peste sobrevenida durante el reinado de Telemnar; a continuación [297] tenemos «el tercer mal», la invasión de los Aurigas. Había contado el matrimonio de Arvedui, último rey del Norte, con la hija del Rey Ondohir, y la gran victoria de Eärnil en 1944 cuando abandonó el texto.

Podría pensarse que mi padre advirtió que fragmentos tan breves no funcionarían. Los «extractos» no podían presentarse aislados, sin más explicaciones. Al final de este texto había escrito que el reino septentrional no pudo enviar ayuda a Gondor «porque Angmar reanudó los ataques a Arthedain»; sin embargo, ni Angmar ni Arthedain se habían mencionado antes. Lo que hacía falta (podría pensarse) era un breve resumen de la historia completa de los dos reinos, pero, como se verá inmediatamente, eso no era en absoluto lo que él tenía en ‘mente.

Es notable que en esta fase no hablara apenas de las fuentes de la historia, y parece probable que su concepción sobre esta cuestión aún no estuviera muy desarrollada.

En un segundo texto, II, todavía con el mismo título, amplió sustancialmente el pasaje inicial:

Hasta la Guerra del Anillo el pueblo de la Comarca no tenía mucho conocimiento de la historia de las Tierras Occidentales, aparte de las tradiciones sobre sus propios viajes; sin embargo, posteriormente todo lo referente al Rey Elessar se convirtió en un asunto de gran interés para ellos, y en Los Gamos las historias de Rohan no se tenían en menos estima. De este modo, desde el principio el Libro Rojo contenía numerosos anales, genealogías y tradiciones de los reinos del Sur, que Bilbo extrajo de los libros de sabiduría en Rivendel o que Frodo y Peregrin conocían a través del propio Rey y de los registros de Gondor que él les enseñó, como «El Libro de los Reyes y los Senescales» (ahora perdido), y la Akallabêth, es decir, «La Caída de Númenor». A esto otras manos añadieron más notas e historias posteriormente, después de la muerte de Elessar.[220]

No hay espacio aquí para exponer este material, ni siquiera de una forma tan breve como la que aparece normalmente en el Libro; sin embargo, se dan algunos extractos que pueden servir para ilustrar la historia de la Guerra del Anillo, o para rellenar algunos huecos del relato.

Mi padre mencionó ahora expresamente los «extractos» del Libro Rojo. Conservó del texto I la brevísima afirmación sobre la Línea Septentrional, y en la sección de la Línea Austral hizo lo mismo que en I, [298] omitir toda la historia de Gondor anterior a la Lucha entre Parientes. No obstante, cuando llegó a la historia de la guerra civil la amplió hasta diez veces su tamaño en I. Cabría preguntarse qué pretendía ahora en lo referente a la forma y la longitud del Apéndice, pero dudo que pensara en estas cuestiones al escribir. El historiador de Gondor se reafirmó y contó la historia como deseaba contarla.

Lo curioso del caso es que este texto fue el predecesor inmediato de la historia de la Lucha entre Parientes que se publicó en el Apéndice A (en la Primera Edición: en la Segunda Edición la narración de los acontecimientos que la provocaron se modificaron y ampliaron, véase p. 301).[221] Y en las palabras «Eldakar… fue rey durante cincuenta y ocho años, de los cuales pasó diez en el exilio» (Ap. 32) el texto II fue abandonado también.[222]

En un tercer texto, III, mi padre conservó la primera página de II, con las observaciones iniciales sobre las fuentes y la breve afirmación sobre la Línea Septentrional. En la Línea Austral abordó, como antes, inmediatamente la historia de la Lucha entre Parientes, y dio al texto una forma que coincide casi palabra por palabra con la versión del Apéndice A en la Primera Edición. Luego, después de hablar de la peste y de la invasión de los Aurigas sin añadir gran cosa a lo dicho en el texto I, escribió un relato muy completo sobre la reclamación de Arvedui a la corona austral que en la mayor parte de su longitud coincide palabra por palabra con el texto del Apéndice A, que empieza «A la muerte de Ondohir y de sus hijos …» (Ap. 34), con la mención de la conversación de Arvedui con el Consejo de Gondor y la aparición de Malbeth el Vidente, que lo llamó Arvedui a su nacimiento. La única diferencia radica en la ausencia del Senescal Pelendur, del que en el texto del Apéndice A se dice que «desempeñó un papel fundamental» en el rechazo de la reclamación.

Luego prosiguió con un pasaje que también se conservó en el Apéndice A (Ap. 36-37) y en el que se describe el mensaje de Eärnil a Arvedui, la flota que se envió al Norte bajo el mando de Eärnur y la destrucción de Arthedain por parte de Angmar. La historia de la derrota del Rey Brujo (Ap. 37-38) no se había escrito aún, y con una breve referencia a la victoria sobre Angmar mi padre continuó con «Fue así que durante el reinado de Eärnil, como se supo más tarde, el Rey Brujo en su huida desde el Norte llegó a Mordor…». Con la descripción del carácter de Eärnur (Ap. 39) termina el texto III. [223]

A estas alturas ya podemos ver cómo cobró existencia el largo relato de la historia de los Reinos en el Exilio del Apéndice A Por extraño que parezca, las evidencias de los textos descritos arriba sólo pueden llevamos a una conclusión: que lo que empezó como un intento [299] (por la razón que fuera) de reducir el rico material de Los Herederos de Elendil de un modo más que drástico se convirtió poco a poco en un largo ‘ensayo histórico redactado con esmero que ocupó unas veinte páginas impresas. Teniendo en cuenta la falta de todo tipo de evidencia externa a los textos mismos, me veo completamente incapaz de explicar cuáles fueron las consideraciones que permitieron que este texto fuera aceptable en relación a las exigencias de brevedad.

Existen tres versiones de un breve texto que llamaré IV, pues es evidente que siguió a III, en el que vemos cómo surgió la sección inicial del Apéndice A (I Los reyes númenóreanos. (i) Númenor), Ap. 8 ss. El párrafo inicial «Fëanor fue el más grande los Eldar en el ejercicio de las artes I y de las ciencias…», en el que se cuenta muy brevemente la historia de los Silmarils, la rebelión de Fëanor y la guerra contra Morgoth, no estaba presente en la Primera Edición, donde, como en IV, la sección empezaba con las palabras «Hubo sólo tres uniones entre los Altos Elfos y los Hombres…»; sin embargo, en estafase mi padre no había introducido aún la historia resumida de Númenor (Ap. 10 ss., desde «Como recompensa por lo sufrido en la causa contra Morgoth…»), que surgió de su intento de recortar y comprimir la Cuenta de los Años de la Segunda Edad (véanse pp. 214-216), y el pasaje concerniente a la Elección de Elros y Elrond, aquí llamados i-Pheredhil, difería del publicado.

Al fin de la Primera Edad se pidió a los Medio Elfos una elección irrevocable entre ambos linajes: tenían que pertenecer a uno u otro. Elros escogió pertenecer a la Humanidad, y se le concedió una larga vida y se convirtió en el primer Rey de Númenor. Sus descendientes tuvieron larga vida, pero eran mortales. Luego, cuando se volvieron poderosos, lamentaron la elección de su antepasado, pues deseaban la inmortalidad dentro de la vida del mundo que era el destino de los Elfos. De este modo empezó la rebelión que, con la malvada guía de Sauron, llevó a la Caída de Númenor y la ruina del mundo antiguo.

Elrond escogió el linaje de los Elfos y se convirtió en maestro de sabiduría. A él por tanto se le concedió la misma gracia que a los Altos Elfos que todavía se demoraban en la Tierra Media: que cuando por fin se cansaran de las tierras mortales, podrían embarcarse en los Puertos Grises y trasladarse al Extremo Oeste; esta gracia se continuó después del cambio del mundo. Pero a los hijos de Elrond también se les dio a elegir: abandonar con él los círculos del mundo; o si desposaban a alguien perteneciente a la raza humana, volverse mortales y morir en la [300] Tierra Media. Para Elrond, por tanto, todos los azares de la Guerra del Anillo estaban cargados de dolor.

Elros fue el primer rey de Númenor, conocido luego por el nombre, en Alto Élfico, de Tar-Minyatur.

El cuarto rey de Númenor fue Tar-Elendil. De su hija Silmarien provenía el linaje de los Señores de Ælfwine, de quienes el último fue Amandil el Fiel.

Elendil el Alto era hijo de Amandil. Fue el jefe de los supervivientes de los Fieles que escaparon de la Caída con los Nueve Barcos y establecieron reinos en el exilio en el Noroeste de la Tierra Media. Sus hijos fueron Isildur y Anárion.

Luego siguen en IV las listas de los reyes, los capitanes y los senescales de los Reinos en el Exilio, expuestas de un modo muy similar a como se dan en el Apéndice A (Ap. 15-17). Naturalmente, las referencias a Númenor en el pasaje dado arriba fueron eliminadas cuando se introdujo la historia más extensa.

La Elección de los Hijos de Elrond que aquí aparece difiere notablemente de la de la versión final, en la afirmación expresa de que escogerían la inmortalidad si decidían desposar a un mortal. En el texto C 4 de la Cuenta de los Años (p. 275, entrada del año 2300), y también en C 3, la elección es (como en el Apéndice A): «si [Elrond] partía tendrían que elegir entre atravesar el Mar con él, y quedarse y convertirse en mortales».[224]

Después del texto abandonado III, en el que la historia de la Línea Septentrional se limitaba aún a media página, no hay apenas material preliminar desechado antes del texto mecanografiado definitivo a partir del cual se publicó en la sección I (iii) del Apéndice A, Eriador, Arnor y los Herederos de Isildur. Según las evidencias de los textos existentes, fue en el texto final donde mi padre expuso la historia del Reino del Norte en forma narrativa y continua. La historia de Arvedui y los Lossoth, los Hombres de las Nieves de Forochel, Ap. 21-23, «se escribió sola» en la forma exacta en que se publicó. Sin embargo, esto resulta muy difícil de creer (véase p. 324).

Al final de la historia de los Lossoth, no obstante, vemos en las páginas desechadas cómo mi padre toma un camino que finalmente rechazó. Al final del penúltimo párrafo de esta sección (concerniente a los viajes del Rey Elessar a Annúminas y el Puente del Brandivino, Ap. 25) prosiguió: «Arador era el bisabuelo del rey», y mecanografió parte de la historia de Aragorn y Arwen, que al cabo de un trecho fue abandonada. Sobre esta cuestión véase la sección siguiente de este capítulo, pp. 305 ss. [301]

La siguiente sección del Apéndice A, I (IV), Gondor y los Herederos de Anárion, consiste en un conjunto temible de páginas mecanografiadas. Aunque es posible desentrañar la historia textual hasta cierto punto,[225] su presentación, que en cualquier caso resulta innecesaria, es extremadamente difícil. Está claro que todo el conjunto corresponde a una misma época. Fue ahora cuando se introdujeron elementos nuevos en la historia, entre los que destacan la derrota del Rey Brujo de Angmar (Ap. 37-38), y el relato del servicio de Aragorn al Senescal Ecthelion II con el nombre de Thorongil (sólo mencionado en una breve oración en Los Herederos de Elendil, p. 243), y de sus relaciones con Denethor (Ap. 44-45).

Nota sobre la ampliación de la historia de la Lucha entre Parientes en la Segunda Edición

En la Primera Edición de El Señor de los Anillos la historia de la Lucha entre Parientes (o, más exactamente, de los acontecimientos que la provocaron) era mucho más breve que en la Segunda Edición, y se leía como sigue (Ap. 28-30):[226]

No obstante, hasta los días de Rómendacil II no sucedió el primer gran mal en Gondor: la guerra civil de la Lucha entre Parientes, en la que hubo gran pérdida y ruina que nunca pudieron repararse por entero.

«Los Hombres del Norte habían crecido mucho en número durante la paz provocada por el poder de Gondor. Los reyes los favorecieron, pues eran los más próximos en parentesco entre los Hombres inferiores a los Dúnedain (ya que en su mayoría descendían de los pueblos de los que habían salido los Edain de antaño); y les concedieron vastas tierras más allá del Anduin al sur del Gran Bosque Verde, para que sirvieran de defensa contra los Hombres del Este. Porque en el pasado los Hombres del Este habían atacado casi siempre desde la planicie que se extendía entre el Mar Interior y los Montes de Ceniza.

»En los días de Rómendacil II esos ataques se reanudaron, aunque con escasa fuerza al principio; pero el Rey supo que los Hombres del Norte no siempre eran fieles a Gondor, y algunos se sumaban a las fuerzas de los Orientales, fuera por la codicia del botín o por apoyar las querellas entre los príncipes.

»Por tanto, Rómendacil fortificó la orilla occidental del Anduin hasta la desembocadura del Limclaro, y prohibió que ningún extranjero descendiera por el Río más allá de las Emyn Muil. Él fue quien edificó los pilares de las Argonath a la entrada de Nen Hithoel. Pero como tenía necesidad de contar con hombres [302] y deseaba fortalecer la frontera entre Gondor y los Hombres del Norte, tomó a muchos de ellos a su servicio y concedió a algunos un alto rango en sus ejércitos.

»A cambio envió a su hijo Valacar para que habitara un tiempo con Vidugavia, que se llamaba a sí mismo Rey de Rhovanion, y era por cierto el más poderoso de los príncipes, aunque su propio reino estaba entre el Bosque Verde y el Río Rápido. Allí Valacar se casó con la hija de Vidugavia, lo que después causó la guerra civil de la Lucha entre Parientes.

»Porque los altos hombres de Gondor miraban ya con desconfianza a los Hombres del Norte que había entre ellos…

A partir de este punto el texto de la Segunda Edición vuelve a coincidir con el de la Primera, pero en el siguiente párrafo hubo otro cambio, donde la Primera Edición decía: «A la estirpe de su padre, sumaba el espíritu intrépido de los Hombres del Norte. Cuando los confederados conducidos por los descendientes de los reyes se levantaron contra él…», insertando la oración «Era apuesto y valiente, y no parecía que envejeciese más prontamente que su padre».

Como he mencionado antes (p. 225), en 1965, el año anterior a la publicación de la Segunda Edición, mi padre escribió una nueva versión de este relato, que insertó en la copia mecanografiada D de Los Herederos de Elendil. Resulta notable que aunque este nuevo texto se incorporó, en una forma más concisa, en el Apéndice A, en realidad lo escribiera como una adición del texto de Los Herederos de Elendil, para situarlo debajo del decimonoveno rey, Rómendakil II, cuya entrada (véase p. 235) corrigió, en el texto mecanografiado D, del siguiente modo (las fechas se refieren al nacimiento, la longitud de su vida y la muerte):

19Rómendakil II11262401366

(Minalkar)(Lugarteniente del Rey 1240, Rey 1304)

En el texto de la Primera Edición no se mencionaba que el hijo de Calmacil hubiera tomado el nombre de Rómendacil después de su victoria sobre los Orientales en 1248, y de hecho ni siquiera se mencionaba esa victoria. En la Segunda Edición, en la lista de los Reyes de Gondor (Ap. 16-17), el texto original «Calmacil 1304, Rómendacil II 1366, Valacar» fue sustituido por «Calmacil 1304, Minalcar (regente 1240-1304), coronado como Rómendacil II 1304, murió en 1366, Valacar».

No hay necesidad de dar la nueva versión por entero, pues su contenido se conservó en gran parte en el texto revisado del Apéndice A, pero existen algunos trozos que cabe apuntar. Originalmente, empezaba: [303]

Narmakil[227] y Kalmakil, como su padre Atanatar, amaban la tranquilidad; pero Minalkar, hijo mayor de Kalmakil, era hombre de gran vigor al estilo de su bisabuelo Hyarmendakil, a quien reverenciaba. Ya al final del reinado de Atanatar se escuchaba su voz en los concilios del reino, y en 1240, Narmakil, que deseaba deshacerse de las preocupaciones de su cargo, le dio el nuevo título de Karma-kundo «Yelmo-guardián», que en términos de Gondor significa lugarteniente de la Corona o Regente. En adelante ejerció prácticamente de rey, aunque actuaba en nombre de Narmakil y Kalmakil, salvo en las cuestiones de guerra y defensa, en las que tenía completa autoridad. Por tanto, su reinado se fecha a partir de 1240, aunque no fue coronado con el nombre de Rómendacil hasta 1304, después de la muerte de su padre. Los Hombres del Norte crecieron mucho en número durante la paz provocada por el poder de Gondor…

En la versión larga hay una nota a pie de página en el nombre Vinitharya: «Este, se dice, tenía un significado muy similar al de Rómendakil». Después del nacimiento de Vinitharya esta versión prosigue:

Rómendakil dio su consentimiento a la boda. No podía prohibirla o rechazarla sin ganarse la enemistad de Vidugavia. De hecho, todos los Hombres del Norte se habrían enojado, y los que estaban a su servicio hubieran dejado de serle fieles. Por tanto aguardó pacientemente hasta 1260, y entonces llamó a Valakar, diciendo que había llegado el momento de que participara en los consejos del reino y en la dirección de sus ejércitos. Valakar regresó a Gondor con su esposa y sus hijos, y con ellos llegó un grupo de hombres y mujeres nobles del Norte. Se les dio la bienvenida y en ese entonces todo pareció bien. No obstante, en ese matrimonio yacían las semillas del primer gran mal que sobrevino en Gondor: la guerra civil de la Lucha entre Parientes, que trajo al reino pérdida y ruina que nunca pudieron repararse por entero.

Valakar dio a su hijo el nombre de Eldakar para uso público en Gondor; y su esposa se comportó con prudencia y se hizo querer por todos los que la conocían. Aprendió bien la lengua y las costumbres de Gondor, y se mostró dispuesta a que la llamaran Galadwen, traducción al Sindarin de su nombre nórdico. Era una dama hermosa y noble con un gran coraje que transmitió a sus hijos; pero aunque vivió hasta edad avanzada, según lo habitual entre su pueblo, murió en 1344 [en una copia > 1332]. Entonces se apesadumbró el corazón de Rómendakil, previendo los problemas que estaban por venir. Hacía mucho tiempo que era rey, y el final de su reinado y su vida se acercaban. Ya los hombres aguardaban [304] el momento de la coronación de Valakar, en que Eldakar se convertiría en heredero al trono. Los altos hombres de Gondor miraban con desconfianza a los Hombres del Norte que había entre ellos, y estos se mostraban más orgullosos desde la llegada de Vidumavi. Ya se oían murmullos entre los Dúnedain de que era cosa inaudita hasta entonces que el heredero de la corona o hijo alguno del Rey se casara con alguien de una raza menor y corta vida; temían que sus descendientes se le asemejaran y malograran la majestad de los Reyes de los Hombres.

20Valakar1194238coronado 13661432

Valakar fue un rey vigoroso, y su hijo Eldakar era un hombre de gran estatura, apuesto y valiente, y no parecía que envejeciese más prontamente que su padre. No obstante, el desafecto creció lentamente durante su reinado, y cuando envejeció había ya rebelión abierta en las provincias meridionales. Allí se reunieron muchos de los que declaraban que nunca aceptarían como rey a un hombre que era mitad de una raza extranjera y había nacido en un país extraño. «Vinitharya es su verdadero nombre», decían. «¡Qué vuelva a la tierra a la que pertenece!»